El día sin vuvuzela
Dos días después del final del Mundial, el síndrome de abstinencia parece haberse apoderado de Sudáfrica; sus habitantes intentan reprimir las ganas de soplar una vuvuzela o de instalarse ante la televisión para ver un partido.
"El mundo nos ha proporcionado un estimulante natural fantástico. Ahora tenemos que encontrar algo para sustituirlo porque en 31 días y 64 partidos nos hemos vuelto adictos", explica Helgo Schomer, un psicólogo de Ciudad del Cabo.
Durante cuatro semanas, los sudafricanos celebraron la fiesta del fútbol sin preocuparse de sus divisiones, llenos de orgullo por su país y por su capacidad de organizar un evento de esta magnitud.
El Mundial se convirtió es una especie de paréntesis mágico en la historia sudafricana, que dejó atrás la sombra del régimen racista del apartheid y de sus consecuencias, todavía presentes a pesar de 16 años de democracia.
"Somos animales sociales: cuando estamos rodeados de gente nos sentimos más felices. Esto nos permite olvidar nuestras preocupaciones. Y una experiencia como ésta, la de estar en un estadio junto a 60.000 personas, no se podrá repetir", analiza Schomer.
Desde que sonó el silbato final tras la victoria de España contra Holanda (1 a 0), muchos sudafricanos tuvieron un sentimiento de tristeza y de vacío. "Se terminó, punto final. Es algo que pone melancólica a la gente", explica el psicólogo.
"Muchas personas están tristes, casi deprimidas", confirma Charl Davids, de la facultad de psicología de la universidad Western Cape, un fenómeno que califica de "normal" tras un gran evento como este.
Según Davids, lo primero que echan en falta los sudafricanos es un tema de conversación fácil y del que todo el mundo pueda hablar. "Ahora estarán obligados de hablar de temas que conocen", afirma.
Es el caso de Melanie George, que empezó a estar triste incluso antes del Holanda-España. "Empecé a sufrir la depresión posmundial antes de la final", explica la joven, que no se hace a la idea de pasar página de un periodo "extraordinario" para su país.
"El mundo tenía miedo que no lo consiguiéramos y les demostramos de lo que éramos capaces", asegura la mujer, que ya está ahorrando para viajar a Brasil para el Mundial-2014.
Pero el psicólogo Schomer quiere tranquilizar a sus conciudadanos. "Vamos a superarlo", explica, y a pesar de las diferencias entre los individuos, el periodo de desintoxicación debería durar como máximo siete días.
Fuente: AFP
Foto: Marcelo Singer