Entrevistas

Con el respaldo de todos los partidos políticos, se creó la Academia Nacional de Ciencias

Con el respaldo de todos los partidos políticos, se creó la Academia Nacional de Ciencias

Con algunos siglos de retraso con respecto a otros países más aventajados en la materia, el Parlamento uruguayo aprobó la ley que crea la Academia Nacional de Ciencias, que tendrá por cometido impulsar el avance de las ciencias y fomentar el desarrollo de la actividad científica, tecnológica y de innovación. El doctor Rafael Radi, profesor de Bioquímica en la Facultad de Medicina, explicó los objetivos y características de la futura institución que la diferenciarán de otro tipo de organizaciones afines, como la ANII. "Esto le va a dar a Uruguay la posibilidad de generar un cuerpo de investigadores muy altamente calificados", indicó a En Perspectiva.


(emitido a las 9.13 hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Así como no todo lo que brilla es oro, podemos afirmar que no todo en tiempo de campaña política es discusión y agravio.

En efecto, los fuegos de artificio y las diferencias entre sectores políticos taparon una noticia interesante: hace algunas semanas el Parlamento aprobó, por unanimidad de presentes, la ley que crea la Academia Nacional de Ciencias (ANC).

La institución, que cuenta con el respaldo de todos los partidos políticos, tendrá como cometido impulsar el desarrollo de las ciencias y fomentar el desarrollo de la actividad científica, tecnológica y de innovación.

A esos efectos son fundamentales la articulación entre oferta y demanda y la divulgación del conocimiento científico. En este terreno, la National Academy of Sciences de Estados Unidos es una fuente genuina de inspiración. Por ejemplo, su publicación "Proceedings" es una de las herramientas para difusión científica más prestigiosas e impactantes del mundo.

Por ejemplo, publicó recientemente una investigación en la que se afirma que el volcán Kilimanjaro, que con 5.895 metros es la montaña más alta de África, podría perder todo el hielo de su cima antes de 2033 como consecuencia del calentamiento global.

También difundió este año un estudio en el que se identifica el gen responsable de la fabricación del esmalte de los dientes, un hallazgo que podría revolucionar la odontología.

Pero volviendo a Uruguay, ¿por qué es tan importante la creación de la ANC? ¿De qué manera puede repercutir en la comunidad científica el nacimiento de esta organización? ¿Qué diferencia tendrá con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII)?

Para responder a estas y otras preguntas, recibimos al doctor Rafael Radi, médico, profesor de Bioquímica en la Facultad de Medicina, director de un equipo que investiga sobre radicales libres y óxido nítrico, investigador del PEDECIBA, integrante de la Asociación para la Ciencia y la Tecnología en el Uruguay, y miembro de las academias de ciencias de Brasil, Argentina, América Latina y de la TWAS, que agrupa a las organizaciones que funcionan en los países en vías de desarrollo.

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JAE - ¿Es una buena noticia? ¿Era esperado este proyecto? ¿Era esperada esta academia?

RAFAEL RADI:
Desde nuestra óptica es una muy buena noticia, es una aspiración que una parte importante de la comunidad científica tiene desde hace ya bastante tiempo, desde hace más de una década cuando se empezaron conversaciones a nivel académico. Recuerdo reuniones iniciales hace más de 10 años en la Facultad de Ingeniería con colegas de distintas áreas del conocimiento. La idea fue evolucionando, tuvo un parate importante luego de la crisis económica de 2002, dado que las prioridades del sistema científico y educativo tuvieron que concentrarse en aspectos que tenían más que ver con la supervivencia del aparato científico que con la creación de la academia, pero en el último quinquenio, y con un impulso a las actividades de ciencia, tecnología y desarrollo, se ha logrado interaccionar con el sistema político, ha habido contactos fluidos entre el sector académico, el Parlamento y el Poder Ejecutivo, y esa comunicación ha permitido que esa iniciativa, que originalmente surgió del polo académico, fuera tomada como tal por el Poder Ejecutivo que la presentó como proyecto de ley al Poder Legislativo, que la aprobó por unanimidad en las dos cámaras hace dos meses.

JAE - Se creó el gabinete interministerial en la materia, la ANII, hay observatorios específicos, además de otros estímulos a la innovación y a la articulación de oferta y demanda. Pero en particular esto de la ANC, ¿qué va a cambiar a nivel científico?

RR - En primer lugar, es muy importante para un país que se internacionaliza en cuanto al intercambio de conocimiento y los flujos de científicos tanto a nivel regional como internacional tener una institucionalidad en la que exista una academia de ciencias.

JAE - ¿Por qué?

RR - La academia de ciencias funciona muchas veces como el primer punto claro de reconocimiento para otras academias de ciencias y otras instituciones a nivel regional e internacional, como el primer interlocutor validado a nivel nacional con el que hablar sobre determinados temas.

JAE - A nivel de investigadores cuando se va a visitar un país o se quiere tomar contacto, lo primero que se busca es una academia nacional de ciencias.

RR - Puede ser a nivel de investigadores o a nivel de otras academias de ciencias o universidades. Hay que diferenciar entre las agencias de promoción de la ciencia y las que proveen subsidios a la investigación científica, como puede ser la recientemente creada ANII, que tiene roles específicos relacionados con políticas de Estado y de gobierno concretas, con desembolsos de fondos, generación de programas, llamados a proyectos, llamados a becas.

JAE - Eso podría ser la ANII.

RR - Eso es la ANII en el caso de Uruguay; en Argentina existe el CONICET, en Chile existe el CONICYT, en Estados Unidos existen distintas agencias financiadoras. Y otra institución que representan las academias de ciencias pertenece más bien al mundo académico, a un mundo donde el conjunto de científicos que la integran logran un abordaje que normalmente abarca varias disciplinas en problemas que tienen que ver con la realidad nacional, la internacional, funcionan como interlocutores válidos en foros internacionales y aportan un costado técnico de mediano y largo plazo que muchas veces las agencias de promoción, por las urgencias, no logran hacer con una prospectiva tan larga.

JAE - ¿Cuáles son los principales antecedentes? Mencionábamos en la introducción el caso de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, pero hay otras.

RR - Hay otras. La creación de las academias de ciencias en Europa data del final del siglo XVII cuando se crea la academia de ciencias del Reino Unido, de Inglaterra, que es la Royal Society, que tuvo entre sus fundadores nada más ni nada menos que a Isaac Newton.

JAE - Es la más antigua.

RR - La más antigua es la italiana, que tiene unos años más que la Royal Society.

JAE - Es de 1603.

RR - La academia italiana fue creada en 1603, Abraham Lincoln creó la Academia de Ciencias de Estados Unidos en 1863, luego Argentina creó su academia cercano a 1885, la Academia de Ciencias brasileña ya tiene alrededor de un siglo, prácticamente todos los países de América Latina tienen su academia de ciencias. Uruguay no la tenía, lo que a veces nos dejaba en una situación algo incómoda en foros internacionales, cuando se nos pedían lugares de apoyo a nivel nacional teníamos que buscar, según la etapa histórica, cuáles podrían ser esos interlocutores. En algunos casos fue PEDECIBA, en otros fue el CONYCIT.

JAE - Cuando salía al exterior como investigador y le pedían referencias o contactos se le complicaba.

RR - Por eso digo, como no teníamos esa institucionalidad en particular, buscábamos entre las herramientas institucionales que tenía el país cuál era la más apropiada según el caso. Cuando la ANC se constituya –no hay ningún miembro de número en este momento, la academia no se ha constituido, yo tampoco soy miembro de número– va a ser un nodo muy claro de reconocimiento, y ese nodo podrá ayudar a indicar cuáles son las organizaciones nacionales que mejor se adapten a las necesidades de intercambio, o eventualmente lo será ella misma.

JAE - ¿Qué pasa con esa diferencia de años? Hay casos de 200 o 300 años de diferencia entre Uruguay y los países desarrollados. ¿Qué explicación tiene eso?

RR - La diferencia no se da solamente en el tema academia de ciencias, se da en todo lo que tiene que ver con el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Uruguay, que es algo muy joven. Pensemos que los programas de desarrollo de ciencias básicas, es decir los doctorados en Química, en Matemática, en Informática, en Biología y en Física comenzaron hace menos de 25 años en Uruguay. De manera que somos muy jóvenes en una cantidad de cosas; la propia ANII como agencia promotora y financiadora de investigación en forma permanente, consistente, periódica y predecible comenzó hace unos pocos años. Tenemos esa diferencia no solamente a nivel de las institucionalidades, la tenemos muchas veces en cuanto a equipamiento, etcétera. Era el desafío crearla lo antes posible, y ahora que está creada habrá que aprender mucho del funcionamiento de las regionales.

Por ejemplo, la Academia de Ciencias brasileña y también la argentina son excelentes ejemplos para alimentarnos y adaptar a nuestra realidad. Tendremos que ir un poco más rápido y aprovechar el capital humano que sí tenemos constituido, por los recursos humanos calificados del país y por la reciente categorización de los investigadores que se realizó mediante el primer llamado al Sistema Nacional de Investigadores, que nos dio una visión de dónde están los investigadores calificados en Uruguay y ya tenemos un conjunto de más de mil que forman parte del sistema. Entonces tendremos que ir más rápido, pero ya tenemos la Academia de Ciencias para formar.

JAE - ¿A nivel institucional no queda nada por hacer? Me refiero a creación.

RR - En mi opinión, la creación de la ANC cierra el aparato de instrumentos, más allá de que hay que seguir creando programas específicos, pero la institucionalidad tal cual quedaría conformada daría esa flexibilidad para que en la medida que se necesite se vayan creando nuevas herramientas. Pero Uruguay ha completado una primera batería de organizaciones e instituciones que obviamente incluye las universidades y otras instituciones de carácter terciario, que nos da potencia a nivel interno y externo, que no es nada menor, porque la ciencia es una actividad de características profundamente de interacción e integración internacional.

JAE - Esta academia se crea con la ley 18.582, que es de setiembre, por eso comentábamos que tuvo bajo perfil, porque incluso buscando antecedentes en la discusión parlamentaria, prácticamente no existió, si bien había unanimidad, no hubo demasiada reflexión en torno a este tema. Viendo las taquigráficas, da la impresión de que la cuestión salió bastante rápido tanto de la Cámara de Diputados como del Senado. ¿Qué destacaría de esta nueva organización?

RR - En primer lugar, sobre su comentario con relación al debate que ocurrió a nivel parlamentario, yo no conozco la interna de lo que puede haber sucedido en los días de las votaciones en las cámaras, pero tanto desde el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) como de las comisiones de Ciencia y Tecnología del Senado y de la Cámara de Diputados, fuimos convocados distintos actores del sistema científico y tecnológico. La discusión se dio en ese seno, pasó seguramente con un nivel de aprobación muy alto de los distintos partidos que participaron en las comisiones y por eso fue tan rápida la resolución en las cámaras.

Creemos que esto le va a dar a Uruguay la posibilidad de generar un cuerpo de investigadores muy altamente calificados. Las academias normalmente tienen un número fijo, la ANC de Uruguay por ley va a tener un número de 30 integrantes, un número más o menos en la línea con otras academias de ciencias de otros países; si bien depende también del tamaño del país y del número de investigadores actuales. En Uruguay se buscó un modelo que abarcara todas las áreas del conocimiento, desde las ingenierías, pasando por las biológicas hasta las humanas y sociales. Digo esto porque en algunos países, como Argentina, hay dos academias: una de Ciencias Físicas, Exactas y Naturales, y otra de Humanidades y Sociales. El modelo de Uruguay es similar al de Brasil y Estados Unidos. Eso va a permitir un corte transversal entre las áreas.

Los objetivos están planteados en la ley: proveer asesoramiento a los organismos públicos, facilitar la difusión y la divulgación de los temas científicos, colaborar a nivel del sistema educativo, facilitar los intercambios a nivel internacional, dar premios a la actividad científica –esto ya ocurre en algunas instituciones nacionales, pero la academia tiene un rol importante a ese nivel–. Seguramente también va a tener un canal de comunicación más directo con los medios de comunicación, y va a dar opinión en temas importantes. Muchas veces hemos adolecido de opiniones de este tipo en temas como introducción de animales o vegetales transgénicos, energía nuclear, plantas de celulosa, tema este último que se discutió, se avanzó, se reflexionó, hay gente altamente calificada que ha opinado, pero habría sido interesante tener también la opinión de una academia nacional de ciencias, cosa que no se pudo tener en ese momento.

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JAE - La ANC será dirigida y administrada por un Consejo Directivo que va a tener cinco integrantes, y además contará con miembros de número, correspondientes y eméritos, son tres categorías diferentes con condiciones particulares. La Academia va a depender presupuestalmente del MEC.

RR - Exacto, y es el MEC el que, según el texto de la ley, debe proceder a constituir una comisión técnica integrada por miembros de número de academias de la región para asesorar con relación a los primeros 15 miembros que ingresarán a la Academia, que luego serán los responsables de elegir, en un plazo de tres años, a los otros 15 miembros entre los investigadores activos de Uruguay.

JAE - Ahí serán 30.

RR - Ahí serán 30 y se cerrará el grupo de académicos de número. Luego los correspondientes son académicos extranjeros, y los eméritos son aquellos que por límite de edad ya no pueden ser activos o de número. Esto es algo interesante e importante. Un problema posible de las academias de ciencias es su anquilosamiento y envejecimiento, entonces una de las preguntas que nos hicieron varias veces cuando conversábamos tanto a nivel del ministerio como parlamentario era sobre los resguardos para evitar que una academia se transforme en un elemento decorativo sin demasiada importancia. Esto es algo que nos preocupa a todos, nadie tiene un antídoto en ninguna parte del mundo para esto, pero una forma de mantener a las academias activas es asegurarse que quienes participan en ellas sean investigadores activos. Entonces además de los méritos se ha puesto un límite de edad de 75 años como tope máximo a partir del cual se sale como académico de número y se pasa eventualmente a académico emérito. Eso asegura una cierta renovación, pero tenemos que estar superatentos para que sean academias activas y que cumplan el rol social para el cual fueron creadas.

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Transcripción: María Lila Ltaif