Uruguay sube un nuevo escalón en el apoyo a la investigación científica
Recientemente se inauguró la planta física del Centro de Investigaciones Biomédicas (CeInBio). Se trata de una red de laboratorios y grupos de investigación nacionales que involucra científicos de diferente disciplinas con el objetivo de estudiar la teoría del estrés oxidativo, lo cual puede derivar en aplicaciones para el tratamiento y la prevención de enfermedades como el alzhéimer, el párkinson o la esclerosis lateral amiotrófica. En charla con En Perspectiva, el director del instituto, el doctor en Medicina y en Bioquímica Rafael Radi, explicó los detalles del proyecto. "En este último quinquenio ha habido un apoyo mucho más acentuado a las actividades de investigación y desarrollo. Los laboratorios y los equipos de investigación lo sienten y la calidad va en aumento", afirmó.
(emitido a las 9.00 Hs.)
EMILIANO COTELO:
La semana pasada terminó de tomar forma un proyecto científico uruguayo que viene preparándose desde hace 20 años.
El martes 1º de junio se presentó en sociedad el Centro de Investigaciones Biomédicas (CeInBio), que está situado en la Facultad de Medicina en un espacio de 250 metros cuadrados donde 40 profesionales uruguayos pueden trabajar con todas las comodidades.
Es una buena noticia para la comunidad científica, pero también para la gente de acá y de otros países, porque este grupo tiene como prioridad el estudio de la teoría del estrés oxidativo. El nombre suena complicado, pero estas investigaciones tienen aplicaciones en el tratamiento y la prevención de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y el alzhéimer, y también en la alimentación saludable, por ejemplo en la obtención de variedades de aceites de oliva o de vinos que poseen determinados efectos antioxidantes.
Esta teoría es abordada por la comunidad científica en varias partes del mundo, pero el equipo del CeInBio ya ha hecho aportes relevantes y por eso por un lado tiene firmados varios convenios con instituciones de Estados Unidos y Europa y por otro recibe con frecuencia a colegas del exterior que se instalan temporalmente a trabajar acá.
Uno de los investigadores que desde el comienzo estuvieron vinculados a este proceso es el doctor Rafael Radi, doctor en Medicina y en Bioquímica, que ahora es el director del CeInBio. También es profesor honorario en varias universidades del exterior; acaba de recibir el premio de la Fundación Alexander Humboldt, de Alemania, por su trayectoria y producción científica; y es el director del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina, donde además se desempeña como profesor titular.
Con él vamos a conversar en los próximos minutos en En Perspectiva.
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EC - ¿Por qué es importante contar con este centro?
RAFAEL RADI:
Lo que ocurrió hace unos días fue la inauguración formal de una planta física que expande las capacidades de investigación e infraestructura que teníamos por un lado en la Facultad de Medicina y en general en el sistema científico nacional que trabaja en las áreas de química y biomedicina. Para nosotros ha sido importante porque nos ha permitido generar espacios de alta calidad donde hemos podido ubicar instrumental nuevo que se nos hacía bastante complicado ubicar en las circunstancias anteriores. Entre otras cosas, el laboratorio tiene una serie de instalaciones, que van desde lo eléctrico hasta distintos tipos de servicios que llegan a la propia planta física, muy modernas y complicadas de tener en un edificio antiguo como el de la facultad. Este espacio nos da un notorio mayor confort para trabajar, nos genera espacios nuevos y genera mayores espacios para visitantes extranjeros, tanto estudiantes como profesores y regionales, que estamos recibiendo con mayor frecuencia, por lo que se nos estaba volviendo un cuello de botella el tema del espacio disponible.
EC - ¿Cuál es el tema central de esta investigación? Yo hablaba de la teoría del estrés oxidativo; le propongo bajarla a tierra y explicar de qué se trata.
RR - En primer lugar, el CeInBio como tal, más allá de la planta física, es una red de laboratorios y grupos de investigación nacionales que involucran, además de a la Facultad de Medicina, a grupos e investigadores de la Facultad de Ciencias, de la Facultad de Química, del Instituto de Investigaciones Biológica Clemente Estable (IIBCE) y del Instituto Pasteur Montevideo, de modo que es una propuesta multiinstitucional. Y el abordaje del problema científico es interdisciplinario, participan desde químicos hasta médicos clínicos pasando por los que quedamos en el medio, los bioquímicos. Esa es una de las riquezas del CeInBio, el abordaje interdisciplinario de los problemas.
La teoría central sobre la que trabajamos plantea básicamente que en el transcurso de nuestra vida hay un fenómeno continuo de oxidación de nuestros tejidos. Eso depende de que consumimos oxígeno para obtener energía de los nutrientes que consumimos; más del 99% del oxígeno que consumimos en la respiración es utilizado para la producción de energía, pero un pequeño porcentaje evoluciona o genera moléculas oxidantes que en algunos casos comienzan a modificar, a alterar, a oxidar componentes de nuestros tejidos y células, sean proteínas, sean membranas biológicas, sea material genético como el ADN. Muchas de esas modificaciones están en el origen de procesos degenerativos de los tejidos y también en la base del proceso de envejecimiento.
Estos son fenómenos básicos, moleculares, que están ocurriendo todo el tiempo, que en determinadas circunstancias se exacerban, aumentan. Como organismos vivos contamos con una batería de sistemas antioxidantes que detoxifican a los oxidantes, pero esta detoxificación habitualmente no es total, no es 100%, hay un pequeño porcentaje que nos va dañando, los sistemas de reparación no logran una reparación 100% y se va acumulando un daño oxidativo. Según la velocidad de la acumulación del daño y el sector del organismo en que ocurre puede derivar en alteraciones.
EC - ¿Por ejemplo?
RR - Por ejemplo puede alterar sectores del sistema nervioso, como ocurre en las enfermedades neurovegetativas como el alzhéimer, el párkinson, la esclerosis lateral amiotrófica, que es una enfermedad que afecta la motoneuronas en particular el CeInBio trabaja fuertemente en este tema colaborando entre Facultad de Medicina y el IIBCE; a nivel del sistema cardiovascular los fenómenos oxidativos participan en el daño de la lipoproteína de baja densidad, la que transporta el colesterol "malo", estos fenómenos oxidativos favorecen el depósito de las lipoproteínas en los vasos y por lo tanto están en el inicio de la generación de la placa de ateroma que termina ocluyendo los vasos, lo que a su vez está en la base del infarto cardíaco, el infarto cerebral, la hipertensión arterial; estos fenómenos están también en el origen de la diabetes, que genera alteraciones vasculares, y los fenómenos inflamatorios en general tienen un fuerte componente oxidativo que va en conjunto con la liberación de las prostaglandinas, que son liberadores de la inflamación.
Nosotros estudiamos mecanismos básicos que originan fenómenos de alteración de los tejidos, y algunos integrantes del CeInBio se concentran en cómo estos procesos predominan en determinado sector del organismo y directamente abordan una patología dada. Las bases moleculares las abordamos desde la química y la bioquímica con un enfoque transversal que aplica a muchos fenómenos de alteraciones de los tejidos, y luego otros integrantes del CeInBio comienzan a abordar enfermedades específicas para tratar de entender cómo el estrés oxidativo culmina con la muerte de una neurona, e imaginar estrategias terapéuticas y farmacológicas para bloquear la progresión de los procesos.
EC - A partir de investigaciones como estas que ustedes desarrollan en ciencias básicas se trabaja después sobre la prevención o directamente el tratamiento de una enfermedad.
RR - Exacto, ese es el enfoque. Obviamente, la complejidad, la profundidad y la dimensión de estos problemas son tan grandes que solo se pueden hacer con un abordaje interdisciplinario y con un numeroso grupo de científicos que aportan desde distintas áreas.
EC - Para empezar, esto no se estudia solo en Uruguay ni mucho menos.
RR - No; el CeInBio y la red de investigadores que participamos en él formamos parte de un conjunto de equipos en el mundo que abordan estos temas con diferentes ángulos. La particularidad nuestra, que nos ha dado un espacio muy interesante, es que hemos hecho un abordaje interdisciplinario con un fuerte componente bioquímico, pero apoyándonos desde la química hasta la patología y la farmacología. Los conocimientos que se han generado en estas dos décadas del CeInBio forman parte del conocimiento médico universal.
EC - ¿Qué aportes ha hecho el CeInBio al estudio de estos temas?
RR - En el año 94, con el doctor Homero Rugo y otros colaboradores detectamos una nueva variedad de ácidos grasos y lípidos, que se llaman lípidos nitrados, que a lo largo de los años se ha visto que tienen potentes acciones antiinflamatorias. Hoy hay una explosión de estudios de estos mediadores en biomedicina y su potencial farmacológico. En este momento estamos recibiendo una delegación de investigadores del sur de España con quienes hemos firmado un convenio para la detección de este tipo de ácidos grasos en los aceites de oliva de esa región.
EC - ¿Cómo es ese convenio?
RR - En el sur de España han creado el Centro de Excelencia en Investigación sobre Aceite de Oliva y Salud, que es un consorcio entre universidades andaluzas, en particular la Universidad de Granada y la Universidad de Jaén, con la industria aceitunera y de la oliva del sur de España. Este consorcio está tratando de identificar componentes saludables del aceite oliva desde el punto de vista químico, detectar exactamente cuáles son, sobre todo pensando en lo que es cardioprotección, salud cardiovascular. En una de las tantas visitas que investigadores del CeInBio hemos hecho a universidades europeas, nos contactaron, nos plantearon su interés en estudiar en qué medida alguna de estas moléculas que proponíamos podían formar parte de estos aceites, y firmamos hace tres años un convenio de cooperación obviamente con financiación de España para que de muestras de aceite de oliva extravírgenes del sur de España llegaran a nuestro laboratorio para los análisis bioanalíticos de detección de estos componentes, que son bastante complejos de determinar y por lo tanto implican un desarrollo metodológico y tecnológico que en pocos lugares del mundo existe. Lo estamos haciendo juntos, tenemos resultados promisorios.
EC - El aceite de oliva hace años que es considerado como un alimento saludable, en particular por su bajo impacto en materia de colesterol y sus propiedades antioxidantes. Eso ya lo sabemos.
RR - Eso ocurre.
EC - ¿Cuál sería la novedad, cuál sería el producto nuevo a partir de estas investigaciones adicionales que se realizan por este convenio?
RR - El efecto a nivel de salud es conocido, se quiere avanzar en cuál o cuáles de los componentes del aceite y en cuál medida algunos de los que hemos descubierto participan en estos efectos protectores. Así uno podría luego en primer lugar identificar variedades de aceites que contengan mayor o menor tenor de estas sustancias, y en segundo lugar, si uno identifica el principio activo, podría aislarlo o eventualmente sintetizarlo y luego utilizarlo como lo que se conoce como un nutracéutico, es decir, un componente que promueve efectos beneficiosos sin tener que consumir en este caso el aceite como tal. Esto ocurre ya con otros componentes como los omega 3, sustancias antioxidantes naturales que están en comprimidos, preparaciones con combinaciones de minerales.
EC - Si entiendo bien, por un lado podrían producirse variedades de aceites de oliva especialmente ricas en un cierto antioxidante con un cierto efecto positivo en la salud.
RR - Dicho en forma muy resumida, sí.
EC - La otra posibilidad es saltar de la industria alimenticia a la industria farmacéutica.
RR - Exacto, ese es otro salto. En el medio hay una cantidad de trabajos de investigación que hay que hacer. Estamos en esa etapa, recibiendo esa delegación, estamos haciendo experimentos, tenemos un estudiante del grupo de ellos que está con nosotros desde hace varios meses aprendiendo métodos que luego eventualmente se van a continuar desarrollando en España, porque nosotros tenemos una capacidad limitada y estos proyectos si crecen mucho en dimensión deben llegar a un punto y luego ser transferidos. Esa ha sido la historia del CeInBio.
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EC - Mencionábamos más temprano aplicaciones que pueden darse de las investigaciones que ustedes desarrollan sobre la teoría del estrés oxidativo, por ejemplo en la prevención o el tratamiento de enfermedades neurodegenarativas como el párkinson y el alzhéimer. Pero tenemos que poner paños fríos, no podemos mirar esto con mucha ansiedad, los procesos llevan su tiempo.
RR - Sí, en el proyecto de neurodegeneración trabajamos codo a codo con el equipo del IIBCE liderado por el doctor Luis Barbeito y con la doctora Patricia Casina, profesora de la Facultad de Medicina aplicando modelos animales de una enfermedad llamada esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurodegenerativa que determina la degeneración de las neuronas motoras, por lo tanto hay un fenómeno de pérdida de función motora y parálisis progresiva; es una enfermedad muy severa para la cual prácticamente no hay tratamiento. En cooperación con un equipo de Cambridge logramos aplicar muy exitosamente un fármaco al modelo animal de enfermedad que tenemos instalado en Uruguay, que es un modelo de ratas y ratones modificados genéticamente para desarrollar una enfermedad muy similar a la enfermedad humana.
Esto nos tiene muy contentos, identificamos un organelo en particular de las células del sistema nervioso que está afectado en la enfermedad, la mitocondria, y desarrollamos moléculas que ingresan selectivamente y ejercen acciones antioxidantes dentro de la mitocondria. Hemos tratado a los animales con estas moléculas y hemos visto importantes fenómenos en la neutralización de la progresión de la enfermedad. En estos momentos estamos desarrollando un mayor número de ensayos preclínicos en la facultad, en el IIBCE y en el Pasteur con nuevas poblaciones de estos animales, variando dosis y composición química de las sustancias, y tenemos muy firmes esperanzas en estas investigaciones que desarrollamos en colaboración con el doctor Mike Murphy en Cambridge, que potencialmente pueden derivar en un desarrollo farmacológico en un horizonte de cinco a 10 años.
EC - A eso iba con calmar la ansiedad de la audiencia, porque seguramente entre los oyentes tenemos personas que padecen o tienen en su entorno este tipo de situaciones. Se está avanzando, pero hay que dejar correr algo más el tiempo.
RR - Agradezco el comentario. Nuestro entusiasmo a veces nos hace perder la perspectiva de que los tiempos que la población nos exige son mucho más cortos que los tiempos reales que una investigación bien hecha lleva.
EC - El ejemplo también es interesante a propósito de cómo se da la cooperación entre este equipo de científicos uruguayos y los de países mucho más desarrollados en este tipo de investigaciones.
RR - Las investigaciones de ciencia y tecnología son más desarrolladas, pero hace ya una década han aparecido núcleos en Uruguay que desde el punto de vista de algunos temas y abordajes específicos tienen un grado de calidad y estándares comparables con los de los lugares centrales. Si bien esto no es sistémico, no es generalizado, cada vez más se ven núcleos en distintas disciplinas, no solo en las disciplinas biomédicas, sino en la química, en la física, en la matemática, en la informática, que hablan de igual a igual con los núcleos de excelencia en el extranjero. Eso es una novedad en el país y refleja el esfuerzo que se ha hecho desde hace también 25 años con la creación del Pedeciba (Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas) y en particular en este último quinquenio en que ha habido un apoyo mucho más acentuado a las actividades de investigación y desarrollo. Los laboratorios y los equipos de investigación lo sienten y la calidad va en aumento.
EC - Estamos en comunicación con Rosario Castellanos.
Rosario, ¿qué aspecto tiene el CeInBio?
ROSARIO CASTELLANOS:
Si bien estoy en la Facultad de Medicina, en el edificio histórico y monumental, la presencia de esa monumentalidad me viene a través de las ventanas, porque en este lugar donde me encuentro, concretamente en la planta física del CeInBio, es arquitectura en todo sentido del siglo XXI.
El CeInBio está ubicado en la planta alta, hay que subir por esa monumental escalera de mármol, llegar hasta el laboratorio de oncología básica, y en un espacio vecino a ese laboratorio, en lo que fuera hasta hace poco la sala de lectura, que estaba muy venida a menos, se ha instalado el CeInBio. Ha establecido un espacio en doble altura aprovechando la altura de techos, de manera que ha duplicado el espacio de la vieja sala.
Apenas uno ingresa se encuentra con una instalación que en todo el sentido ha contemplado el aspecto de una instalación del siglo XXI, una serie de separadores de los dos ambientes en planta baja, de vidrios traslúcidos, acero, maderas claras, sillones cromados y tapizados en negro, por ejemplo en una especie de vitrina se ha ubicado el equipamiento del viejo laboratorio, las balanzas, el microscopio, los viejos frascos, los tubos de ensayo. En la planta baja, una sala de reuniones, una sala de escritorio para los estudiantes y una kitchenette.
En la planta alta se ubican los laboratorios. Hay una sala muy blanca, con las piezas distribuidas en peine, las mesas en sí de laboratorio, con tapa de vidrio, y una serie de estantes de vidrio y acero colgados sobre cada una de ellas donde está todo el material que pueda necesitar el investigador, y luego confortables asientos para los estudiantes que realizan su doctorado o para el investigador que trabaja en la mesa con un banco más alto con respaldo son los únicos toques de color, con alguna mancha en rojo para los asientos, alguna pared naranja para quebrar el blanco impoluto del resto del laboratorio.
Y luego en una serie de salas laterales aparecen los aparatos de tecnología más complicada, equipamientos de fluorescencia, de luminiscencia, un citómetro de flujo y algún equipo que por su tamaño ha tenido que colocarse en otro ambiente, porque este espacio, con ser tan amplio, no ha podido dar cabida a todo el equipamiento de última generación. Me dijo la doctora Adriana Casina, que fue mi guía: "Aquí no hace algo el que no quiere", porque no solo está contemplada la tecnología de última generación en todos los casos, sino también el confort en el cual trabajan el estudiante, el médico, el doctorando, el investigador, en un ambiente luminoso, claro, alegre, y que da ganas de quedarse.
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EC - ¿Cuánto se ha invertido en el CeInBio?
RR - La construcción de la planta física nos llevó seis años, por lo tanto los valores han ido cambiando en la medida en que el tipo de cambio ha oscilado, pero para darlo en dólares, debemos de estar en el entorno de los 300.000 dólares en la readaptación de los espacios físicos de facultad para generar las dos plantas; 50.000 dólares en el equipamiento, el mobiliario, el aire acondicionado central, y unos 500.000 dólares en equipamiento de la planta física del CeInBio y cerca del millón de dólares en las salas adyacentes donde tenemos equipamiento de gran porte que por su naturaleza tienen que estar en otros sectores, porque son de acceso restringido.
EC - Si sumamos todo eso, da aproximadamente...
RR - Estamos en el orden de los dos millones de dólares.
EC - ¿Cómo se financió esa inversión?
RR - Se financió con una combinación de fuentes. Sin duda el aporte de la Universidad de la República (UDELAR) ha sido esencial y muy importante, por medio de distintos programas, todos concursables; el 100% de los dineros provenientes de la Universidad del Estado ha provenido de concursos abiertos a lo largo de los años. Es un proceso largo, la iniciativa del CeInBio comenzó en el 2000, la idea de planta física en el 2003, y recién en el 2004 comenzamos con los planos. Hemos recibido aportes del Pedeciba, de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, de algunos actores del sector privado nacional por medio de Ley de Fundaciones, y ha sido superimportante el aporte de organizaciones internacionales que nos apoyaron mucho en los tiempos de crisis del Uruguay, también por medio de fondos concursables: el Instituto Howard Hughes de Estados Unidos, el Wellcome Trust de Inglaterra, el Instituto de Biotecnología e Ingeniería Genética de Italia, los institutos nacionales de salud de Estados Unidos. Esto es financiación que les ha llegado a varios investigadores del centro, y todos hemos contribuido a generar los fondos para ir montando todo esto.
EC - Y de ahora en adelante, ¿el presupuesto para el funcionamiento cotidiano del centro está asegurado? ¿O depende también de cooperación o aporte del exterior que hoy de repente está más complicado que antes?
RR - Esto es una situación desafiante en forma continua, a partir de 2009 los fondos internacionales se han reducido drásticamente, las agencias internacionales han cortado fuertemente los fondos de apoyo internacional por la crisis en los países centrales. Eso es muy claro y va a imponer una presión importante al funcionamiento del CeInBio. Afortunadamente los fondos locales están creciendo, eso nos ha ayudado y pensamos que nos va a ayudar. Y también está el compromiso de los varios investigadores del CeInBio que por medio de sus proyectos cooperan a la financiación del funcionamiento. Es una situación dinámica, el CeInBio no tiene un presupuesto de funcionamiento definido, generalmente la mayor parte de la investigación en Uruguay se financia por medio de proyectos competitivos. Más allá de que la UDELAR o el IIBCE o el instituto Pasteur pagan nuestros cargos, los fondos directos de esas instituciones son totalmente insuficientes para el funcionamiento. Por lo tanto el objetivo de corto, mediano y largo plazo es siempre aplicar por fondos y que nos vaya bien. Para eso tenemos que tener buenas ideas.
EC - Eso vale la pena destacarlo, porque implica que la continuidad de un emprendimiento como este está puesta a prueba de manera permanente, ustedes se exponen a la prueba, al examen permanentemente para que estas tareas puedan continuar desarrollándose.
RR - Absolutamente. La única seguridad que tenemos es trabajar, generar nuevas ideas, sacar resultados, discutir esos resultados en las reuniones de laboratorio de los viernes y avanzar en las investigaciones, eso es lo que nos puede permitir refinanciar proyectos. El que se queda quieto pierde, esto es muy intenso, es cotidiano, todos tenemos que dedicarnos todos los días a la tarea en forma muy intensa. Para nosotros esto ha sido un gran gusto, hemos estado muy emocionados en estos días, pero terminamos la entrevista y la tarea continúa, no nos queremos distraer demasiado de lo que queremos hacer.
EC - Me parecía importante subrayar este detalle cuando discutimos todos tanto a propósito del funcionamiento del Estado y de las reformas necesarias. Ustedes en definitiva son funcionarios públicos.
RR - Sí, por eso digo que hay algunos mitos que a veces es interesante conversar. Básicamente somos todos empleados del Estado, empleados públicos, hemos hecho estas iniciativas en una institución pública como la UDELAR, con un porcentaje importante de fondos públicos ejecutados mediante mecanismos públicos que a veces son engorrosos, que nos cuestan, que nos llevan mucho tiempo, pero en lo que el rector llama la rendición social de cuentas uno de los objetivos de haber abierto el laboratorio el martes y haber invitado a una cantidad de individuos del país de los distintos sectores de actividad fue justamente mostrar dónde están las inversiones, qué se está haciendo, cómo se está avanzando y desmitificar lo que muchas veces es una propaganda injusta, mala, contra la UDELAR, que hace un montón de cosas, pero muchas de estas cosas no salen tanto a la luz. Por eso esta oportunidad que nos ha dado En Perspectiva es positiva y abre optimismo, sobre todo para las generaciones jóvenes, que queremos que investiguen y se queden en el Uruguay y no las perdamos, como pasó en algunas etapas del país en que la fuga de cerebros fue masiva.
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Transcripción: María Lila Ltaif