Smeets, quien siempre se vio atraído por las nuevas tecnologías, la robótica y la aerodinámica, vivió la primera experiencia de volar el pasado 18 de marzo en un vuelo de 100 metros de aleteo, que duró un minuto, del que aterrizó a salvo extendiendo sus alas, como un verdadero ave.

Mediante unos controladores de movimiento, los acelerómetros de un teléfono inteligente y unos pequeños motores, consiguió amplificar la potencia de sus músculos para mover las alas de 17 metros cuadrados, sin riesgo.

Vea el video.