El fenómeno, explica Brunetto, "será muy útil para observar cómo afectarán al asteroide los campos gravitatorios de la Tierra y la Luna: Â"los astrónomos están muy interesados en observar cómo se altera su trayecto tras acercarse a nuestro planeta, porque puede ayudar a calcular con precisión el peligro de impacto en futuras visitas"Â".

Â"Desde una perspectiva científica se descarta toda posibilidad de un impacto contra nuestro mundoÂ", afirma Brunetto, al igual que el resto de investigadores que ha informado sobre el paso de este planetoide.

Los astrofísicos señalan que es una aproximación récord. Es el cuerpo celeste más grande que más se va a acercar a nuestro globo desde que comenzó el seguimiento de tales astros en los años 90. Un cuerpo como éste pasa cerca de la Tierra cada 40 años, y se estrella con el planeta cada 1.200 años.

"Fue un objeto de tamaño similar", relata Brunetto, "el que formó el cráter de Arizona -que tiene un kilómetro de diámetro y 200 metros de profundidad- al chocar con la superficie terrestre hace unos 50.000 años".

El único riesgo que representa, aunque es Â"mínimoÂ", se deriva del hecho de que este cuerpo celeste va a atravesar la órbita de varios satélites comunicaciones y meteorológicos, Â"pero es muy poco factible que choque contra ellosÂ", afirma el astrónomo.

Brunetto explica que se trata de un cuerpo pequeño y poco brillante, de unos 50 metros de diámetro. Aunque no puede verse a simple vista sí será posible observar con unos binoculares un punto luminoso que se desplaza a ocho kilómetros por segundos.

"Si tenemos en cuenta que el asteroide que chocó contra la península del Yucatán -extinguiendo a los dinosaurios- creó un cráter de 300 kilómetros de diámetro y medía entre 11 y 16 kilómetros, Â"este de 50 metros es una piedrita"Â", afirmó Brunetto.

Nuestro fugaz amigo, dice la comunidad científica, es de naturaleza pétrea. El experto explica que los asteroides de compuestos metálicos son los que pueden llegar a atravesar la atmósfera e impactar con la superficie, mientras que los pétreos que entraran en contacto con nuestra capa protectora se fragmentarían, y los de hielo se disiparían.

Sin embargo esto, explica Brunetto, no quiere decir que un astro de hielo no represente ningún peligro. De hecho en 1908 un astro de hielo produjo el fenómeno Â"TunguskaÂ" en Siberia.

"Se trató de una extraña explosión que arrasó cientos de kilómetros cuadrados de Tundra. Pese a que el astro no impactó, la honda expansiva que provocó la explosión  derivada de su acercamiento a la atmósfera impactó contra la Tierra a la velocidad del sonido, llegando a ser registrados sus efectos incluso a miles de kilómetros, en Londres. Â"Los sismógrafos de Estocolmo vibraron como nunca, fue una de las noches más luminosas de EuropaÂ"", afirma Brunete.

Finalmente el astrónomo quiso insistir en que está descartado que este evento represente ninguna amenaza, Â"ni va chocar, ni tiene masa para crear efectos eléctricos, magnéticos o de vulcanismo, y tampoco efectos sobre las mareas o alteraciones del tiempoÂ".

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