La basura de tres años de Maldonado generará energía eléctrica desde diciembre
Director de Ingeniería Sanitaria de la Intendencia Municipal de Maldonado, ingeniero Jorge Hourcade: El primer módulo permitiría abastecer a 2.300 viviendas durante 15 años, y se puede habilitar nuevos módulos cada tres años. La escala no asegura gran rentabilidad, pero se cumple el primer objetivo: disminuir la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero, como lo establece el Protocolo de Kyoto.
(Emitido a las 09.10)
EMILIANO COTELO:
"¿Se puede generar energía eléctrica a partir de desperdicios? En ese caso, ¿puede ser que eso esté por pasar en nuestro país? La respuesta a estas dos preguntas es un rotundo "sí".
Ante el actual escenario de escasez de energía, con el precio del petróleo en niveles récord, con la falta de lluvias que complica enormemente la generación hidroeléctrica, parece más que apropiado dedicar algo de atención al tema de las energías alternativas.
En este caso, con una experiencia piloto que se está desarrollando en Maldonado, en la que se apuesta a la generación de energía eléctrica a partir del gas metano producido por el relleno sanitario del muladar municipal del paraje Las Rosas.
Es una iniciativa que se realiza por cuenta y orden de la Intendencia Municipal de Maldonado, en asociación con la firma que opera este vertedero, Aborgama S.A., y con el apoyo del Banco Mundial, que donó 1 millón de dólares para este proyecto".
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Vamos a profundizar en esta novedad, para ver de qué se trata exactamente, en diálogo con el director de Ingeniería Sanitaria de la Intendencia Municipal de Maldonado (IMM), ingeniero Jorge Hourcade.
¿Cómo es esto, desde cuándo estaba previsto?
JORGE HOURCADE:
Esto viene de no menos de cuatro o cinco años atrás, son proyectos que lamentablemente siempre se demoran. El comienzo de todo esto es la posibilidad de tener un adecuado sitio de disposición final de los residuos sólidos de todo el departamento de Maldonado.
EC - ¿Allí estuvo el origen de este proyecto?
JH - Sí. El origen estuvo en dos lados: por una parte en el relleno sanitario de Las Rosas, que permitió captar todos los residuos domésticos de todo el departamento de Maldonado (incluyendo la ciudad de Aiguá, al norte del departamento), que se puso en práctica en octubre de 1997. Por otro lado en la necesidad de dar algunas señales a partir del protocolo de Kyoto, con el objetivo de visualizar formas prácticas de evitar emisiones de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera. Este tipo de emisiones en particular se produce a partir de la descomposición de la fracción orgánica que tenemos en los residuos domésticos. En nuestro país y en los países de nuestra región aproximadamente el 50 por ciento es biodegradable, por lo que de la descomposición natural que se va a dar a lo largo de 15 a 20 años se va a producir este gas metano, que es un gas de efecto invernadero. Ahí nace y ese es el principal objetivo: evitar las emisiones de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera.
EC - Ese fue el principal objetivo con este relleno sanitario de Las Rosas. ¿Qué particularidades tiene?
JH - Es un proyecto demostrativo, en que interviene el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, administrado por el Banco Mundial (BM) que hizo una donación de un millón de dólares, coordinado por el Ministerio de Medio Ambiente, que hizo una colocación de 100 mil dólares, con dos socios que son la Intendencia, que realiza una inversión de 330 mil dólares y el operador del relleno sanitario -realizado a través de licitación pública-, Aborgama Ducelit, que también colabora con 100 mil dólares.
EC - Para explicarle al oyente, ¿cómo es ese relleno sanitario, qué diferencias tiene con lo convencional?
JH - Hay una confusión bastante grande entre lo que es vertedero y lo que es relleno sanitario.
EC - Justamente por ese lado iba mi pregunta.
JH - Vertedero es aquel lugar donde se vierte finalmente, es un sitio de disposición final de todos los residuos sólidos. Mientras que el relleno sanitario es un manejo ambientalmente aceptable, donde se cuida especialmente mitigar todos los posibles impactos al ambiente. Estamos hablando de una adecuada impermeabilización en el fondo, de la captación del lixiviado, que es el jugo de la basura, que también hay que extraer y realizarle un tratamiento previo al vertido a un curso de agua. Estamos hablando de un manejo donde son recibidos los residuos, se los esparce, se los compacta y se los tapa, diariamente, como forma más eficaz de evitar la proliferación de olores, insectos, ratas, etcétera.
EC - ¿Todo sistema de relleno sanitario permite culminar con la producción de energía?
JH - Es una pregunta bien interesante, porque la diferencia entre lo que pasa en el hemisferio norte y en el sur -si es que uno puede hablar de sur y norte haciendo referencia más bien a la capacidad económica-, es que en el norte, en los países ricos, está impedida la emisión de gases de efecto invernadero, es obligatoria la captación en estos rellenos en este tipo de relleno sanitario; al menos tienen que ser quemados. En esos países, además de ser captado se los utiliza para producir energía eléctrica, tal como va a ser acá; pero el gobierno a su vez provoca (porque evidentemente existe una subvención) un precio más alto que el de cualquier otra forma de producción de energía eléctrica.
EC - ¿Por qué esta es la primera experiencia en la región?
JH - En toda América Latina existen muchos lugares, la mayoría son vertederos, algunos de ellos son rellenos sanitarios. Estamos introduciéndonos en esta nueva tecnología que va a depender fundamentalmente de los volúmenes; en ciudades pequeñas resulta claramente inviable económicamente, pero en ciudades más grandes, de 500 mil a un millón de habitantes para arriba, este tipo de explotación, la captación del biogás con la producción de energía eléctrica o aprovechamiento en cualquier otra forma de energía -por ejemplo en calor-, es económicamente viable.
EC - ¿Por qué no se estaba empleando? Las informaciones dicen que éste será el primer lugar de América del Sur en contar con una usina generadora de energía eléctrica a partir de la basura.
JH - En este momento existe una central de este tipo en México, en Monterrey, que tiene una capacidad instalada de unos ocho megavatios. Nosotros vamos a tener una capacidad instalada de un megavatio, porque estamos hablando de Maldonado, una ciudad de 100 mil a 150 mil habitantes. Existe una tercera posibilidad en San Pablo que está yendo en paralelo con nosotros. Pensamos estar empezando a generar en el correr de diciembre.
EC - Hablemos de las dimensiones de este emprendimiento. Al oyente quizás eso de un megavatio no le diga mucho. Mi pregunta es: ¿se trata de una usina importante, relevante?
JH - Un megavatio de potencia de base -porque esto tiene la característica de que no tiene picos, o sea la producción de gas es constante a lo largo del tiempo- permitiría abastecer del orden de 2.300 viviendas, para tener una idea de qué potencia estamos hablando.
EC - 2.300 viviendas podrían ser alimentadas con la energía eléctrica que se generará a partir del mes de diciembre en esa planta.
JH - Exactamente.
EC - ¿Cuál va a ser exactamente el uso de esa energía?
JH - Se abren algunas alternativas. La primera posibilidad es la venta de energía a UTE directamente; la segunda es la venta de energía a un gran consumidor, que los hay en la zona, fundamentalmente en el ramo hotelero; y la tercera es autoconsumo, ante lo cual la intendencia debería identificar aquellos puntos de consumo, que tienen que superar una cierta potencia mínima, y pagarle a UTE el peaje por transportar la energía desde Las Rosas hasta el punto de consumo.
EC - ¿Qué se va a hacer, por cuál de esas alternativas se va a optar?
JH - Estamos en el inicio de la etapa de definición. La definición, como todo, es una negociación. Esperemos llegar al mejor resultado posible, pero al día de hoy no está definido.
EC - La energía eléctrica que se genere en la planta a partir del relleno sanitario de Las Rosas, ¿es propiedad 100 por ciento de la IMM? ¿A quién beneficia el producido de la venta de esa energía?
JH - Por supuesto, tiene que pagar los gastos que se generan para poder tener la planta en operación; si ese gasto que está previsto (no olvidemos que esto es algo experimental en el sentido de que nosotros no tenemos antecedentes, por lo cual se previó un cierto valor de gastos) es inferior, si se logra abatir, la diferencia se reparte en partes iguales entre el operador y la IMM. El resto es para la IMM.
EC - ¿Queda claro en cuánto beneficia a la IMM la puesta en marcha de esta planta de generación de energía eléctrica?
JH - Sí. Hay que ser muy claros, va a haber un beneficio económico bien evidente debido al importante aporte del BM de un millón de dólares en una planta que en su totalidad está costando 1,4 a 1,5 millones de dólares. Por esa razón es claramente beneficiosa desde el punto de vista económico.
También hay que tener en cuenta lo siguiente: cuando uno realiza los análisis económicos en este momento no tiene en cuenta el valor económico de la contaminación que se está produciendo al emitir gases de efecto invernadero. Hoy por hoy, al no tener ese factor en la suma de los valores en más y en menos que puedan estar incidiendo en esta ecuación para ciudades del tipo de Maldonado, de hasta 500 mil habitantes. Hoy la ecuación económica es adversa, pero para ciudades de población mayor a 500 mil habitantes pasa a ser un valor más atractivo porque ingresamos en el tema del mercado de carbono, que es un poco más complejo, pero que es un mercado que empieza a funcionar a partir de las consecuencias del protocolo de Kyoto.
EC - ¿Por qué no lo explicamos? Son todos conceptos relativamente nuevos, a los que no estamos acostumbrados. Para empezar no estamos acostumbrados a ese tipo de contabilidad en la que se incluyen los impactos ambientales negativos que se evitó con un relleno sanitario de esas características y la transformación en energía eléctrica, pero tampoco a estas cuantificaciones a partir del protocolo de Kyoto. ¿Podemos dar algún detalle en ese sentido?
JH - Es un tema bastante complejo y quizás yo no sea el más adecuado, pero pienso que podemos charlar los conceptos generales. Consiste en lo siguiente: a partir del protocolo de Kyoto se estableció un compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con la idea de empezar a prever o evitar una incertidumbre ambiental; vamos a ponerlo en esos términos. A partir de ahí una buena cantidad de países, fundamentalmente los países europeos en su totalidad, adquieren un compromiso que tiene como referencia las emisiones de gases de efecto invernadero del período 1990-1995. La idea es que en adelante tratemos de no seguir aumentando los gases de efecto invernadero, sino más bien retroceder de manera de empezarnos a acercar a los valores que se emitían en la década del 90. ¿Qué pasa? Hay países que tienen el compromiso firme, y pueden tener dos alternativas: lograrlo dentro de su propio territorio o fuera del territorio, comprando lo que se llaman certificaciones de disminución de emisiones de gas de efecto invernadero.
EC - Este es el concepto clave aquí: comprarle, por ejemplo, a Uruguay, un certificado que corresponde al impacto ambiental evitado con esa central de energía y el relleno sanitario de Las Rosas.
JH - Eso está topeado: los países tienen un porcentaje que tienen que lograr dentro de su territorio y además pueden recurrir a esta otra alternativa. Ahí es donde nace este mercado de carbono, en el que recién estamos en los inicios. No olvidemos que Rusia termina de hacer la ratificación de este protocolo, que posteriormente tiene que venir la ratificación por parte del Parlamento y creo que 90 días después de la ratificación se pone en firme. Esto significa que pasa a ser una especie de obligación para todos los países. Había que llegar a un cierto porcentaje de países, al que se podía llegar si firmaban Rusia o Estados Unidos. La firma vino por el lado de Rusia. Y seguramente en el primer semestre del año que viene vamos a estar en un momento histórico porque pasará a ser una especie de obligación acatar lo que ha sido establecido en el protocolo de Kyoto.
EC - Dejando de lado esos escenarios futuros a partir del protocolo de Kyoto que implicarán otras contabilidades y otros números, veía en esta nota del Correo de Punta del Este que, con lo que generará esta planta de energía eléctrica -usted decía que permite alimentar a más de 2.300 hogares- la Intendencia intercambiará con UTE las cuentas que tendrán que pagar el uno al otro, pero que en definitiva terminará implicando un gran ahorro para el municipio. ¿Cómo es esto?
JH - Desde el punto en que se produce una venta de energía va a haber un beneficio económico neto para la intendencia...
EC - Por ejemplo, parece que le va a evitar la factura de UTE de alumbrado público, es una estimación que se ha hecho.
JH - En cuanto a potencia generada podemos decir que equivale a la mitad de la que la Intendencia en este momento puede estar utilizando para el alumbrado público. No podemos hacer una linealidad entre potencia y facturas, porque no es lo mismo el valor del quilovatio producido en el establecimiento Las Rosas que el que se consume en la rambla de Maldonado, por ejemplo; cada quilovatio tiene una parte que es el costo de generación, una parte de transmisión y una parte de distribución. La potencia va a ser similar a la mitad del consumo que tiene actualmente en iluminación pública la IMM, pero en el momento de establecer esto a valores de factura hay que tener en cuenta que la Intendencia únicamente interviene en la generación, es decir que la otra parte, tener esos quilovatios en la rambla, se puede sacar de la generación que produce la misma intendencia, pero después hay que pagarle a UTE la transmisión y la distribución.
EC - ¿Por cuánto tiempo el relleno sanitario de Las Rosas va a estar produciendo energía eléctrica con esta potencia y estas características que usted explicaba?
JH - Se habla de un término medio de 15 años. Son módulos que se van produciendo, en este momento tenemos un avance de un primer módulo que albergó el residuo de tres años y medio producido por toda la comunidad. Cada tres, cuatro años se comienza un nuevo módulo y así se va a seguir trabajando en forma modulada. Cada módulo va a estar operativo durante un término de 15 años. La idea es poder utilizar este mismo equipamiento en lo sucesivo, con los ajustes y las sustituciones que sean necesarias, pero poder continuar su uso en adelante en distintos módulos.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón