El bikini está compuesto por un material poroso, fabricado por una impresora 3D, que repele el agua y retiene hasta un 25 % de su propio peso los residuos industriales permitiendo así, por ejemplo, la recolección de residuos provocados por los derrames de petróleo o diversas sustancias químicas.

El material es muy económico y el diseño puede desarrollarse en distintas prendas como vestidos de baño, gorros de nado, entre otras.

"La capacidad de poder ser reprogramado, reciclado y su bajo costo son propiedades intrigantes de es esta tecnología, lo que permite más amplitud en la investigación y desarrollo de prendas de vestir de tecnología ecológica. Aspiramos a un futuro en el que todos, no importa la forma y la figura del traje de baño, puedan contribuir a la limpieza de los mares", dijo Mihri Ozkan una de las ingenieras que participó del proyecto.

El invento fue posible gracias a la colaboración de ingenieros y diseñadores de moda, y ganó el primer premio en el concurso Reshape 15 Wearable.