Crean el imán superconductor más grande y complejo del mundo
El imán superconductor "más grande y complejo que se haya construido nunca" fue presentado en la ciudad italiana de La Spezia (noroeste), en un nuevo paso del proyecto internacional ITER, cuyo objetivo es demostrar, para 2025, la viabilidad de la energía de fusión.
El imán, también conocido como bobina de campo toroidal y que fue presentado en la planta de la empresa italiana ASG Superconductors, está destinado al ITER (siglas en inglés de Reactor Termonuclear Experimental Internacional) y será capaz de generar un campo magnético un millón de veces más poderoso que el de la Tierra.
Johannes Schwemmer, director de Fusion for Energy (F4E), la organización de la Unión Europea encargada de la contribución de Europa al ITER, explicó a Efe que este es "el imán más grande que se haya construido nunca" y apuntó que los plazos para poner a trabajar el ITER están previstos para 2025.
"En total, entre 2007 y 2020 Fusion for Energy gastará más de 4.000 millones de euros (4.453 millones de dólares) en la construcción", aclaró Schwemmer, que añadió que también se han realizado "inyecciones tecnológicas y científicas" y de "asistencia" para conocer las condiciones necesarias para el desarrollo de esta industria.
A este primer imán se unirán otros 17 que se acoplarán, crearán un campo magnético para comprimir el plasma y aumentar su densidad gracias a las elevadísimas temperaturas aplicadas (150 millones de grados centígrados), lo que provocará las condiciones necesarias para iniciar la fusión.
La fusión nuclear, que ya se ha logrado a pequeña escala reproduce un proceso que se da en el Sol, con la fusión de los núcleos de dos átomos de hidrógeno (muy abundante en la Tierra).
Alessandro Bonito-Oliva, responsable del equipo de Imanes de Fusion for Energy, explicó a Efe que se busca crear condiciones similares a las que ocurren en el sol, donde la gravedad es la que crea la alta densidad.
"Este imán es, sin duda, la parte más importante, más compleja y significativa del la máquina ITER, (...) porque si el plasma no se compacta lo suficiente, la reacción no llega", añadió Bonito-Oliva.
Estas bobinas de campo toroidal, explicó, están formadas por unos 1.000 hilos superconductores que forman un cable por el que circulará la corriente que creará el campo magnético y que se insertan dentro de discos de acero inoxidable.
Para crear este primer imán se han necesitado -explicó- más de siete años de trabajo que comenzó con un proyecto conceptual y ha pasado por diversas fases de planificación e investigación, hasta la construcción final.
Sin embargo, todavía falta otra fase para completar la construcción del imán, que tiene que ser introducido en una estructura de acero inoxidable de contención mecánica que se realizará en Porto Margherita en la provincia de Venecia, adonde se llevará el imán en barco para su montaje final en un año y medio aproximadamente.
Esta es una "operación sencilla" que definirá las dimensiones finales del imán: 16 metros y medio de altura, 9 metros de ancho y alrededor de 320 toneladas de peso, tanto como un Boeing 747.
Después de esta última operación, el imán se enviará a Cadarache (sur de Francia), donde la máquina experimental del ITER tiene prevista su primera prueba con plasma en 2025, aunque no alcanzará su máxima potencia hasta una década después.
Además de la empresa italiana ASG Superconductors, en la construcción de este primer imán han colaborado las españolas Iberdrola Energía y Construcción y la pyme Elytt.
Europa contribuye al ITER con un presupuesto de más de 14.000 millones de euros (15.587 millones de dólares), sufragando casi la mitad de los costes de producción, mientras que los otros seis miembros del ITER (China, Japón, India, Corea, Rusia y EEUU) cubren el resto a partes iguales.
"Este es un proyecto internacional en un momento histórico en el que se combate más que se coopera", se congratuló Bonito-Oliva, que cree que la cooperación entre países es "algo fundamental, una riqueza que vas más allá de los imanes". EFE