La misión del Discovery por dentro
Después de tres caminatas espaciales, el Discovery estaría pronto para regresar a la Tierra. Las peripecias de este viaje, con el trágico recuerdo del Columbia, han tenido en vilo a la NASA. Desde la agencia especial, el ingeniero Jaime Forero reconoció que "hay incertidumbre y hay toda clase de preocupaciones, pero hay que entender que éste es un negocio de riesgo".
(Emitido a las 9.10)
EMILIANO COTELO:
Por estas horas, el transbordador Discovery mantiene en vilo al mundo entero.
Ayer, las imágenes de la caminata espacial, esta inédita y peligrosa maniobra de reparación de la nave, recorrieron las pantallas de televisión todo el planeta.
El solo hecho de saber que existe algún tipo de riesgo asociado al retorno del Discovery a la Tierra estremece, porque nos retrotrae a aquel 1 de febrero del año 2003, una fecha fatídica, cuando el transbordador Columbia se desintegró en su intento por ingresar a la atmósfera, lo que determinó la muerte de sus siete astronautas.
Para entender un poco mejor todo lo que está en juego en esta nueva misión del Discovery, para conocer de primera mano las últimas novedades, estamos en contacto con el ingeniero Jaime Forero, de nacionalidad colombiana, que trabaja en el Johnson Space Center, la estación espacial de la NASA en Houston, Texas.
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Ingeniero Forero, para comenzar cuéntenos un poco cuál es su trabajo en el Johnson Space Center de Houston. Usted tiene 56 años, ¿cuántos lleva trabajando en la NASA?
JAIME FORERO:
En la NASA propiamente llevo 20 años; desde que salí de la universidad, en 1978, me vinculé al programa espacial, pero en esa época como contratista, trabajaba para una compañía que se llamaba Rockwell, que fue la que fabricó todos los transbordadores.
EC - ¿Cuál es su tarea actualmente?
JF - Desde hace 20 años, desde que ingresé a la NASA, estoy vinculado a la oficina de astronautas como asesor. Nosotros tenemos que ver con la preparación de la cabina de mando de los transbordadores, con todo lo que ellos manejan, los equipos que manejan en la estación espacial y en el transbordador. Hacemos interventoría, miramos todo desde el punto de vista humano, las cosas que ellos tocan, cómo las abren, cómo las cierran, las herramientas que necesitan en el espacio para poder reparar equipos. Todas esas cosas así.
El astronauta Steve Robinson durante la caminata espacial en la que por primera vez se reparó un transbordador en el espacio. |
EC - ¿Cuántas personas trabajan junto a usted en esa unidad del Centro Johnson?
JF - Aquí en Houston somos ocho y en la Florida tenemos otros seis, somos 14 o 15 personas.
EC - ¿Cuál ha sido el ambiente entre ustedes en estos días, con tanta incertidumbre a propósito de la peripecia del Discovery?
JF - Pues sí, hay incertidumbre y hay toda clase de preocupaciones, pero hay que entender que éste es un negocio de riesgo, siempre habrá riesgo, entonces uno está más o
menos acostumbrado a tomar las cosas con más calma. La prensa a veces tiende a exagerar un poco, por lo menos la prensa de Estados Unidos. Sí hay riesgo, claro que sí; como usted bien dijo, hace dos años y pico se perdieron siete astronautas y una nave, pero eso es parte del trabajo, parte del negocio. Los astronautas lo saben, vuelan sabiendo que hay un riesgo y como ellos vuelan en esas condiciones uno también trabaja en esas condiciones.
EC - Hablemos de esta misión en particular del Discovery, de este transbordador que fue lanzado al espacio el martes 26 de julio desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral. ¿Cómo podemos resumir los objetivos que persigue esta misión?
JF - En cuanto a los objetivos de la misión ha sido un gran éxito. El objetivo principal de la misión era reabastecer la estación espacial. A bordo del transbordador va un módulo hecho por los italianos, el MLP, que se llama el Raffaello, que básicamente es un furgón donde llevan toda clase de cosas: comida, agua, revistas, videos, todo lo que puede necesitar una persona para subsistir en un lugar como la estación espacial. Hay que llevar todo lo que uno necesita. Desde ese punto de vista ha sido un gran éxito.
Pero usted bien sabe que ha habido tres caminatas espaciales, una para probar un sistema que se desarrolló para reparar el aislamiento térmico que tiene el transbordador, otra para reemplazar un giróscopo que falló en la estación espacial y la tercera, que fue ayer, para quitar un pedacito del aislamiento térmico que va entre las lozas de aislamiento térmico negras que ustedes ven en la panza del transbordador. Todo eso ha salido muy bien. Es todo resultado de entrenamiento, entrenamiento y más entrenamiento. Sí hubo problemas, se desprendió un pedazo aquí, se desprendió un pedazo allá, pero son gajes del oficio, simplemente hay que mirar eso, estudiarlo, buscar la solución y seguir adelante.
EC - Enseguida hablamos de ese punto en particular. Según lo que se ha informado, esta misión también procuraba ensayar en la práctica las modificaciones, los cambios que se han realizado en el sistema de los transbordadores, justamente para aumentar su seguridad después del accidente del Columbia.
JF - Sí, por supuesto. Gastamos millones de dólares en el desarrollo y el estudio de cómo mejorar el transbordador.
EC - Más de 1.000 millones de dólares.
JF - ¡Uf!, una cantidad que ni puedo escribir. Lo cierto es que se logró mucho, pero como usted sabe y se vio, hay mucho por hacer todavía. Hay que tener en cuenta que esto es una tecnología de punta, estamos trabajando en el espacio, que es un ambiente inhóspito, a grandes velocidades. ¿Usted puede creer que esto va a 17.500 millas por hora? Es decir toda la fuerza, la dinámica de un lanzamiento es una cosa bárbara, una cosa excepcional. Llevamos más de 100 vuelos espaciales del transbordador, que es un vehículo durable, que sirve, pero dadas las circunstancias del espacio esperábamos que hubiera fallas, tenía que haberlas, es como un coche al que se le daña una batería, se le pincha una llanta. Son analogías que le hago para que se dé cuenta, el sistema no es infalible.
EC - Pasemos ahora a estas dificultades que se presentaron después del lanzamiento, a ese desperfecto que apareció en el fuselaje de la nave, que obligó a realizar esta operación de ayer de reparación en caminata espacial. Concretamente, ¿qué fue lo que pasó, en qué medida existía un riesgo efectivo de que este transbordador no pudiese regresar con éxito a la Tierra?
JF - La parte de abajo, la panza del transbordador, está cubierta por una serie de lozas de aislamiento térmico de color negro, cada una de las cuales tiene unas cuatro a cinco pulgadas de lado y entre las lozas hay un espacio que se llena con una fibra, con unas hojas de aislamiento térmico. Evidentemente durante el vuelo, por la dinámica del vuelo, una de esas hojitas se salió una pulgada, una pulgada y media. Lo descubrieron porque, como parte del sistema de seguridad, el transbordador lleva un brazo con un par de sensores que sirven para mirar, para verificar que todo esté bien, que todo el aislamiento térmico esté bien y esos sensores descubrieron que había un problema.
EC - ¿Cuál era el inconveniente de que sobresaliera, y sobresaliera tan poco usted decía que era poco más de una pulgada (2,54 centímetros), ese trozo de fieltro, ese material aislante?
JF - El inconveniente es el siguiente: cuando el transbordador baja, cuando comienza a entrar en la parte superior de la atmósfera, eso comienza a calentarse y a formar plasma plasma es un aire supercaliente, como fuego, como un soplete, y si hay algún desperfecto en el transbordador, sobre todo en la panza, eso puede causar una turbulencia adicional en esa área, una concentración. Es como si usted agarrara un soplete y lo concentrara en un puntico específico. Ahí puede formarse un problema, porque el calor que se concentra podría ser superior a lo que puede aguantar la loza térmica.
EC - Ése era el riesgo y por eso era imprescindible retirar esos trozos de fieltro.
JF - Según los cálculos, lo que se habló y lo que hicieron aquí, era mucho mejor retirarlos que no.
EC - Por lo menos para despejar esa cuota de incertidumbre.
JF - Exactamente, con eso se sabe que el transbordador regresa a Tierra con todo listo y en buenas condiciones.
EC - Si bien la operación era sencilla, tal cual usted la cuenta y tal cual la planificaron, tenía la complejidad de las condiciones en las que tenía que trabajar el astronauta.
JF - Los astronautas, Robinson y el japonés Noguchi, entrenaron cientos de horas en la piscina que tenemos aquí, que es un laboratorio, para todo tipo de eventualidades. Ese problema no se anticipó, lógicamente, pero la técnica con la cual ellos actúan y los procedimientos que siguen para hacer una caminata espacial son todos más o menos estándar. Lo complejo de esto era que nunca se había hecho una reparación de éstas, tan cerquita del transbordador, y en esa área, que es sumamente delicada. Estas lozas son sumamente resistentes al calor pero son muy delicadas, su superficie es como la cáscara de un huevo, es dura, pero si usted le pega la puede averiar.
EC - ¿No había antecedentes de reparaciones a un transbordador hechas en el espacio?
JF - No.
EC - El otro problema era el lugar del transbordador donde había que hacer la reparación, la panza, que no permite el contacto visual directo con el resto de la tripulación.
JF - Exacto. Además para llegar allí hubo que utilizar el brazo mecánico de la estación espacial, otra cosa que nunca se había hecho. Una serie de eventos nuevos que nunca se habían hecho, y todo resultó bien, precisamente por el entrenamiento que tiene esta gente.
Robinson se autorretrató mientras realizaba las reparaciones. La cámara, su braso y el Discovery se ven reflejados en su casco. |
EC - Resultó en definitiva algo muy breve porque el astronauta no tuvo que recurrir siquiera a las herramientas que llevaba, pudo desarrollar la operación simplemente con sus manos enguantadas.
JF - Afortunadamente sí. Cuando uno utiliza herramientas alrededor de estas lozas que son tan delicadas eso puede traer más problemas, la cura puede resultar peor que la enfermedad misma. Afortunadamente el hombre llegó allí, jaló y salió bien.
EC - Dos preguntas que creo que se hacen muchos oyentes, gente común y corriente que sigue estas cosas de lejos: ¿cómo se consigue que el astronauta esté seguro, que pueda mantenerse atado, vinculado a la nave o a la estación espacial, por un lado; y por otro cómo se apoya, dónde se apoya para hacer la fuerza que tiene que hacer?
JF - Es una pregunta muy buena porque si usted alguna vez ha estado en una piscina y ha tratado de hacer algo, por ejemplo dar vuelta un tornillo con un destornillador sin tener apoyo, habrá visto que es imposible.
EC - ¿Dónde se apoya un astronauta?
JF - Los astronautas se apoyan en el brazo mecánico, al final del brazo mecánico hay una plataforma donde ellos ponen los pies; esa parte donde ponen los pies va asegurada de manera de no salirse de ahí, ése es el punto de apoyo. En otras ocasiones no en ésta ellos tienen una especie de cable que llevan en la cintura que amarran a un pasamanos o a otros amarres que hay en toda la estación espacial afuera. De esa manera se apoyan, pero en este caso particular el astronauta estaba parado encima de una plataforma.
EC - ¿Y a su vez cómo estaba sujeto a la nave? ¿Cómo se sabía que no corría el peligro de quedar flotando en el espacio solo y alejándose?
JF - Porque el brazo mecánico está anclado a la estación espacial. Es un brazo de dos partes articuladas que al final tiene la plataforma donde el astronauta se coloca, entonces tiene un punto de apoyo muy bueno ahí. No hay peligro de que se vaya porque está asegurado y además tiene una línea, un cable que también está atado al brazo. Es una doble seguridad para que el tipo no se salga.
EC - ¿Se terminaron los problemas? Porque en las informaciones de esta mañana se dice que la NASA estudia hacer otro paseo espacial para reparar el aislante de una ventana del Discovery.
JF - Lo están estudiando, no sé exactamente qué van a hacer. Al lado de una de las ventanas del lado izquierdo hay un pedazo de aislamiento térmico que es una manta, como una cobija, y hay un pedazo de unas 20 pulgadas de largo por unas 4 de ancho que está como soplado, se salió. No saben exactamente qué es o qué pasó ahí, y seguramente van a salir a mirar a ver qué se puede hacer o si hay que hacer algo, puede que lo dejen como está. Ése por lo menos es el plan.
EC - La cuestión es garantizar que el regreso a la Tierra, el pasaje por la atmósfera, no implique las consecuencias por las que tuvo que pasar el Columbia. ¿A esta altura ese camino está despejado, o todavía falta algo?
JF - ¿Cómo?
EC - ¿Reina total tranquilidad con respecto al regreso, o todavía está vigente la alternativa, que también se manejó, de enviar otro transbordador que está pronto?
JF - No, ya está planeado que el transbordador regrese el martes entrante. No hay ningún problema, no hay ningún motivo, ninguna razón en este momento para mandar una misión de rescate.
EC - El próximo paso es la separación del Discovery de la estación espacial internacional, esto está programado para el próximo sábado. Ése es el comienzo de la operación retorno.
JF - Sí.
EC - Es una maniobra que implica alguna complejidad también.
JF - Sí, claro, es compleja, todo lo que se hace en el espacio es complejo porque se están manejando masas enormes, pero es una maniobra que está muy bien conocida y el riesgo es poco.
EC - ¿Qué pasará en el futuro con los transbordadores?
JF - Tenemos un nuevo administrador de la NASA, un personaje muy visionario, muy emprendedor. El plan es más o menos el siguiente: de aquí a 2010, 2011 los transbordadores van a dejar de volar y para esa época tendremos otro vehículo muy distinto, que va a servir para abastecer la estación espacial, y una derivación de ese vehículo, que todavía está en planeación, para eventualmente ir a la Luna y en los años 2025, 2030, por esas épocas, comenzar a ir a Marte.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: NASA