Entrevistas

El mar... una fuente de agua potable

El mar... una fuente de agua potable

La idea de que el agua es un recurso escaso no parece tan cierta. Al menos para Gustavo Kronenberg, un ingeniero uruguayo que trabaja en la desalinización de agua en Israel. Allí el déficit de potabilización de agua es de 400 millones de metros cúblicos al año. Él trabaja en la mayor planta del mundo de este tipo, capaz de producir 100 millones con el Mar Mediterráneo como fuente.

(Emitido a las 9.12)

EMILIANO COTELO:
¿Cuántas veces hemos escuchado decir que las grandes guerras del futuro serán por el dominio del agua? Claro, ese pronóstico tiene sentido si se parte de la base de que el agua es un recurso escaso, en especial en algunas zonas del mundo.

¿Pero efectivamente se trata de un bien escaso? Alguien podría argumentar que cerca de tres cuartas partes de la superficie terrestre están cubiertas de agua. Está bien, agua que en su amplia mayoría es salada. Entonces, agua sobra, lo que no sobra es agua dulce. Por lo tanto, ¿la clave del asunto no estará en convertir agua salada en agua dulce y en el costo de ese proceso?

En Israel un uruguayo se destaca al frente de una empresa dedicada a la desalinización de agua que está a punto de inaugurar en la ciudad de Ashkelon la mayor planta de este tipo en el mundo.

Se trata del ingeniero mecánico Gustavo Kronenberg.

***

Ingeniero Kronenberg, estamos conversando con usted gracias a los buenos oficios de Ana Jerosolimsky, nuestra corresponsal en Jerusalén, que nos alertó sobre esta buena noticia y en especial sobre quién era el profesional que dirige este emprendimiento.

Usted tiene 47 años y vive en Israel desde hace 32 años.

GUSTAVO KRONENBERG:
Sí, desde los 15 años vivo acá.

EC - Allá cursó sus estudios de ingeniería y realizó un master en finanzas. Está casado con una israelí, tiene tres hijos y actualmente vive en una zona residencial a unos 30 kilómetros de Tel Aviv. En lo estrictamente personal es presidente de VID Desalination Company -el consorcio que construyó y va a explotar esta planta- y vicepresidente de una firma identificada con la sigla IDE (Israel Desalination Ingeneering).

Yo mencionaba recién esas dos empresas; ¿cómo se vinculan al proyecto al cual hacía la referencia: la planta desalinizadora de Ashkelon, en el sur de Israel?

GK - La compañía IDE fue creada en Israel hace más de 40 años para desarrollar tecnologías de desalinización de agua de mar. En el año 2001 el gobierno de Israel tomó la decisión de empezar a sacar proyectos de grandes dimensiones para solucionar el problema de déficit hídrico y se creó un consorcio en el que participa con un 50 por ciento la compañía IDE, con un 25 por ciento la compañía francesa especializada en temas de agua que se llama Veolia y con otro 25 por ciento un grupo israelí inversor. Así creamos el consorcio que se llama VID, que son las iniciales de Veolia, IDE y Elran Infrastructures, que es el grupo inversor israelí.

EC - La firma IDE trabaja en distintas soluciones, todas ellas vinculadas a la potabilización o la administración de recursos hídricos. Según veía está presente en 40 países con más de 350 plantas potabilizadoras. ¿Se puede decir que el producto estrella de IDE es la desalinización?

GK - Efectivamente, la compañía IDE tiene varias tecnologías para tratamiento de agua, pero se destaca y es conocida mundialmente por sus tecnologías avanzadas en temas de desalinización de aguas, especialmente de desalinización de agua de mar, que dentro del marco de la desalinización es lo más complicado que existe.

EC - Por lo tanto queda claro que esta tecnología no es nueva. ¿Cuántos años tiene?

GK - Estas tecnologías fueron desarrolladas ya en el año 1960, pero con una eficiencia totalmente diferente de la que tiene hoy en día. Hoy en día se ha desarrollado mucho la tecnología de ósmosis inversa, que se puede aplicar ya a gran escala y de una manera muy económica y eficiente para desalinizar grandes volúmenes de agua. Por ejemplo, esta planta de Ashkelon tiene una capacidad de producción de 100 millones de metros cúbicos por año, que es un volumen que, para darles una imagen, puede suministrar agua a más de un millón y medio de habitantes.

EC - Podría abarcar perfectamente el consumo de toda la ciudad de Montevideo.

GK - Por ejemplo, una planta de este tipo puede cubrir todo el consumo urbano de una ciudad como Montevideo.

EC - Vayamos a más detalles de esta planta de Ashkelon. En primer lugar, ¿de dónde se extrae el agua salada?

GK - El agua se extrae de la zona mediterránea, donde esta planta está instalada; está a unos 80 kilómetros al sur de la ciudad de Tel Aviv, muy cerca de la ciudad de Ashkelon y a unos ocho kilómetros al norte de la Franja de Gaza. Saca el agua del Mediterráneo y la entra en una planta que abarca un área de 70.000 metros cuadrados; es el área que tiene toda esta fábrica de agua en la cual se hace todo el proceso necesario hasta conseguir una calidad de agua muy superior incluso a la del agua que existe hoy en día en la red de distribución en Israel.

EC - Usted decía cuál es la dimensión de la planta. Para ubicar a los oyentes, digamos que sus medidas exteriores son 200 por 300.

GK - 200 metros por 350 metros, 70.000 metros cuadrados.

EC - ¿Cuál es la técnica que se utiliza en el proceso? Usted hablaba de ósmosis revertida; ¿qué es esto?

GK - Ósmosis inversa. Para decirlo muy en resumen, lo básico es que hay que elevar el agua de mar a una presión de 70 atmósferas, que es la presión osmótica que tiene el agua de mar, que es relativa a la salinidad; por ejemplo en la zona mediterránea la salinidad que tiene el agua requiere una presión osmótica de 70 atmósferas. Simplificando mucho, tenemos unas membranas semipermeables que dejan pasar únicamente las moléculas de agua, no dejan pasar las de sal, de forma que convertimos en agua potable, en agua dulce, aproximadamente el 50 por ciento del agua que sacamos del Mediterráneo, y el otro 50 por ciento, que ya tiene una doble salinidad, lo devolvemos al mar. De esa forma es que se consigue la producción de agua dulce, de agua potable.

EC - Para alcanzar la presión en el agua se debe necesitar una cantidad importante de energía. ¿Cómo se genera esa energía en la planta de Ashkelon?

GK - Para conseguir un precio de agua competitivo instalamos una central térmica que funciona con gas natural, una central también bastante avanzada que se llama de ciclo combinado, que produce la energía eléctrica necesaria para el proceso de desalinización. Para dar una imagen, tenemos que producir 50 megavatios de energía para crear este proceso y producir los 100 millones de metros cúbicos al año.

EC - El tema de la energía era un problema en sí mismo en esa planta.

GK - Sí, si hubiésemos comprado energía de la red de Israel el agua sería mucho más cara; decidimos producir nuestra propia energía, de una manera mucho más eficiente que la que existe hoy en día en Israel, instalando un ciclo combinado que funciona con gas natural, que también es muy ecológico en su aplicación.

EC - Usted mencionó al pasar la capacidad de generación de agua potable de la planta: 100 millones de metros cúbicos por año.

GK - Exactamente; o 300.000 metros cúbicos por día, aproximadamente.

EC - La planta fue construida por iniciativa del Estado de Israel, ¿cómo es exactamente el contrato?

GK - Es un contrato tipo BOT (build-operate-transfer), por el cual el consorcio no únicamente diseñó la planta, sino también las finanzas, nosotros financiamos toda la inversión, y tenemos un contrato con el Estado de Israel por el cual ellos nos compran el agua que producimos. O sea, todo el riesgo de producción es de los inversores y del consorcio mismo. Nosotros también operamos la planta durante un período de 25 años durante el cual cobramos por cada metro cúbico de agua que suministramos, recuperamos la inversión, los gastos de inversión y tenemos ganancias.

EC - Vale la pena ubicar esa capacidad de producción de la planta en el contexto de las necesidades de un país como Israel. ¿Cuánto ayuda al déficit de suministro de agua potable?

GK - El total de agua potable consumido en Israel es de aproximadamente 700 millones de metros cúbicos al año. O sea que esta planta significaría un séptimo del consumo total de agua potable. Pero el agua potable es únicamente una parte del consumo total, el consumo total de agua de Israel es de aproximadamente 1.800 millones de metros cúbicos al año, que incluye agua para la industria, para la agricultura y para cumplir algunos de los compromisos que tiene con los países vecinos. Por ejemplo, en el marco de los tratados de paz con Jordania Israel se obligó a suministrarle 50 millones de metros cúbicos al año, le suministra a Cisjordania toda el agua necesaria para la población palestina y en el futuro se tiene pensado suministrarle de esta planta aproximadamente 20 millones de metros cúbicos al año para la Franja de Gaza.

EC - Según tengo entendido, estos 100 millones de metros cúbicos al año que generará la planta de Ashkelon contribuyen a producir la cuarta parte del déficit que Israel está teniendo hoy o que va a tener en los próximos tiempos.

GK - Efectivamente, en este momento Israel sufre un déficit de aproximadamente 400 millones de metros cúbicos. Hay un plan nacional de desalinización de agua que tiene pensado construir estos 400 metros cúbicos al año a partir de agua de mar. Esta planta que estamos construyendo, que ya estamos operando y que ya está suministrando agua va a cubrir una cuarta parte del déficit, pero ya se están procesando otros concursos, por lo que se piensa que para el año 2010 se va a llegar a esta cota de 400 millones de metros cúbicos al año.

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EC - La planta de Ashkelon ya está operativa, decía usted, aunque todavía no fue inaugurada oficialmente.

GK - Empezó a producir agua a mediados de agosto de este año y pensamos inaugurarla antes de fin de año, a fines de noviembre, principios de diciembre.

EC - Y a propósito de los costos, usted decía que la inversión fue de 250 millones de dólares. Pero más allá de la inversión inicial, de esos 250 millones, los costos variables de la producción de agua potable en esta planta, ¿son razonables, son competitivos, o este esquema se debe manejar como solución sólo para casos extremos, cuando no hay otras alternativas para la producción de agua potable?

GK - Evidentemente cada país y cada sitio tienen su coste específico. Para Israel el precio que ofertamos y con el cual firmamos el contrato es de 0,53 dólar por metro cúbico, lo que hoy en día es considerado en el mundo el precio más bajo para temas de desalinización de agua de mar. Para aquí, para una zona como Israel es un precio muy competitivo. Hay que pensar que una persona en la casa le abona al Estado o a la compañía que le suministra el agua aproximadamente 1 dólar por metro cúbico. Si se puede conseguir una fuente que cueste entre 0,50 y 0,60 dólares por metro cúbico es un precio muy competitivo, y es lo que ha decidido al gobierno de Israel a aplicar esta tecnología a gran escala.

EC - No es casualidad que esta planta se haya desarrollado en Ashkelon, porque se trata de una de las zonas más desérticas del mundo.

GK - Israel tiene algunas fuentes de agua naturales, especialmente en el norte, como el lago de Tiberíades, pero transportar el agua desde allí hasta el sur del país es muy costoso, y desalinizar agua en el sur es mucho más competitivo que hacerlo en el norte. Aunque hay planes para aplicar esta tecnología también en la zona norte, ya que se han conseguido precios muy competitivos se piensa aplicar esta tecnología en toda la costa mediterránea.

EC - Ustedes están a sólo ocho kilómetros de Gaza, por eso me llamó la atención lo que mencionó hace unos minutos en cuanto a que también está previsto suministrar agua potable a la Autoridad Palestina.

GK - Así es, estamos en negociaciones, en conversaciones con la Autoridad Palestina, y ellos están muy interesados en recibir agua de nuestra planta de Ashkelon. El gobierno también está involucrado en estas negociaciones. Lo que está frenando la aplicación de esta solución para la Franja de Gaza es que ellos en este momento no tienen la infraestructura necesaria para recibir tanto volumen de agua, primero la Autoridad Palestina tendría que desarrollar sus tuberías y sus posibilidades de almacenamiento para poder recibir esta cantidad de agua. En este momento se está trabajando en eso con la ayuda del Departamento de Estados Unidos para el Desarrollo de la Zona de Gaza, de modo que la Autoridad Palestina pueda recibir el agua desalinizada de esta planta en un futuro muy próximo.

EC - Llegan algunas preguntas desde la audiencia. Voy a trasladarle esta que plantea Sebastián, que llama desde el departamento de San José. Él quiere saber si no se produce un desequilibrio biológico en el mar al devolver agua con el doble de sal que contenía la que se tomó.

GK - La forma de devolver el agua al mar nos permite diluir esta agua más salobre de una manera muy rápida. En la zona de Ashkelon enviamos el agua con el doble de salinidad a una planta térmica muy grande que existe junto con nuestra planta, que utiliza agua de enfriamiento en volúmenes muy grandes para enfriar los condensadores de las turbinas. Mezclamos nuestra agua salobre con esa agua de enfriamiento y la diluimos en un radio de uno a ocho, o sea que lo que va al mar al fin y al cabo tiene prácticamente la misma salinidad. Eso fue programado junto con el Ministerio de Medio Amiente de Israel para evitar cualquier tipo de influencia medioambiental.

EC - Parecería que en nuestro país en principio no necesitamos una tecnología de este estilo, no parece haber una necesidad urgente de generación de agua potable que obligue a recurrir a este tipo de métodos, pero en todo caso, ¿cuál le parece que puede ser el interés de esta experiencia para esta parte del continente?

GK - Hemos trabajado mucho en América del Sur, hemos instalado varias plantas desalinizadoras en Chile, Perú, Ecuador, Venezuela.

EC - Cristina, del Centro, consulta a propósito de una planta en Puerto Madryn, en un pueblito llamado Puerto Pirámide. ¿Conoce ese caso?

GK - ¿En Uruguay?

EC - No, en Puerto Madryn.

GK - No, no lo conozco. Hay muchas plantas desalinizadoras de pequeño tamaño, incluso no me sorprendería saber que en Uruguay haya algunas en zonas muy alejadas a las cuales transportar agua puede significar una inversión mucho mayor que instalar una planta desalinizadora pequeña o de mediano tamaño. Lo vemos en muchas partes del mundo, en muchos países donde trabajamos. En Uruguay no hemos hecho proyectos pero, como ya he mencionado, hemos hecho grandes y numerosos proyectos en muchos países de América del Sur y no me sorprendería que llegara el momento en que también Uruguay deseara invertir en esta tecnología pensando que ya se han alcanzado precios bastante competitivos. Y no solamente eso, el agua que produce este tipo de plantas es de una calidad muy superior a la de la que generalmente suministran las redes nacionales de la mayor parte de los países. O sea aplicar la tecnología de desalinización no únicamente para aumentar el volumen de suministro de agua sino para mejorar la calidad, ya lo estamos viendo en muchos países del mundo. En España, por ejemplo, se utiliza mucho esta tecnología para mejorar la calidad del agua que se les suministra a los habitantes.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe