El director del Instituto Pasteur de Montevideo, Guillermo Dighiero, y otros investigadores explicaron las potencialidades del centro.

Una plataforma a un nuevo modelo de desarrollo

Este viernes comienza a funcionar el Instituto Pasteur de Montevideo. Un sueño para muchos científicos que ahora es una realidad en la que poner en práctica un nuevo modelo de crecimiento. Un lugar donde la ciencia se aplicará directamente en el desarrollo del país. El director del Instituto Pasteur de Montevideo, Guillermo Dighiero, y otros investigadores explicaron las potencialidades del centro.

(Emitido a las 8.45)

EMILIANO COTELO:
Será un puntal del desarrollo científico del Uruguay en los próximos años; y – quizás – la locomotora de un nuevo modelo de país...

Después de tanto tiempo escuchando hablar del proyecto del Instituto Pasteur de Montevideo, después de tantos anuncios, finalmente hoy estamos dándonos el gusto de conocerlo in situ. Se inaugura oficialmente el viernes, pero nosotros nos hemos adelantado a visitarlo hoy, aprovechando que ya es una realidad.

Implica todo un sacudón para el mundo académico de nuestro país. Un estímulo, pero también un desafío enorme: el de saber cómo aprovechar la presencia en Uruguay del Instituto Pasteur de París, uno de los centros de investigación más prestigiosos del mundo.

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Este Instituto francés opera como una fundación privada sin fines de lucro cuya misión es contribuir a la prevención y el tratamiento de las enfermedades, especialmente las infecciosas, a través de la investigación, la enseñanza y acciones de salud pública. Fue creado por decreto el 4 de julio de 1887 e inaugurado oficialmente el 14 de noviembre de 1888.

Su apertura permitió a Louis Pasteur desarrollar métodos de vacunación contra la rabia y avanzar en el estudio de enfermedades infecciosas.

Pronto, el IP atrajo a científicos de varias especialidades. Apenas un año después de su puesta en marcha, ya ofrecía el primer curso de microbiología, sobre técnicas de investigación microbiana, y diversificaba su labor en cinco departamentos especializados. A lo largo de su trayectoria, contribuyó notablemente en el desarrollo de investigaciones contra la rabia, la difteria, el tétanos, el tifus, la fiebre amarilla, la tuberculosis, la poliomielitis, la hepatitis B y el Sida. Algunos de sus cientificos son reconocidos por el descubrimiento de antitoxinas o antihistamínicos. Otros jugaron un rol fundamental en el avance de la biología molecular y la ingeniería genética.

Desde 1900, ocho de sus investigadores recibieron el Premio Nobel. Entre ellos, el primero fue Alphonse Laveran, en 1907, por su investigación sobre los agentes trasmisores de enfermedades; al año siguiente Elie Metchnikoff por su investigación sobre inmunidad; en 1928 Charles Nicolle por su trabajo sobre el tifus. El último Premio Nobel del IP fue otorgado en 1965 a André Lwoff, François Jacob y Jacques Monod por sus descubrimientos sobre los genes reguladores de la síntesis en enzimas y virus.

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Sobre lo que vimos en esta recorridas por este nuevo edificio, sobre lo que ya está pronto y lo que queda por hacer, vamos a conversar ya mismo con el director ejecutivo del Pasteur filial Montevideo, doctor Guillermo Dighiero.

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Doctor Dighiero, el Instituto Pasteur de Montevideo (IPM) tiene una larga historia. Las primeras gestiones entre los gobiernos de Uruguay y Francia se remontan a mediados de los años 90. Hubo idas y venidas, trancazos y dudas, hasta que empezó a tomar forma en 2001, durante la presidencia del doctor Jorge Batlle. Finalmente su creación contó con el respaldo unánime de todos los partidos políticos cuando se votó en el Parlamento la Ley 17.792, del 14 de julio de 2004. Pero recordemos el origen de todo esto. ¿Para qué se crea el IPM?

GUILLERMO DIGHIERO:
El Instituto Pasteur tiene una función muy clara en nuestro país, que es dotar de instrumentos al mundo académico y al industrial que nos permitan pasar a una nueva etapa. En ese sentido este instituto fue concebido con cuatro objetivos principales.

EC - Vamos a repasarlos.

GD - El primero es la creación de plataformas tecnológicas sumamente sofisticadas concentradas en un solo lugar, en este edificio, que permiten realizar los experimentos más modernos en la biología y disponer de las nuevas tecnologías.

En biología, la tecnología ha cambiado mucho los conceptos. Hoy en biología, como decía el profesor François Jacob, la herramienta precede a la elaboración del concepto. Hay ciertas tecnologías que cambiaron todo. Cuando yo empecé, hace 15 años, hacer la secuencia de un gen llevaba un año, hoy se secuencia en un día un germen entero, una bacteria. Porque aparecieron las tecnologías, apareció la PCR, que permitió amplificar ese gen. Recuerdo que en los años sesenta se decía que nuncba se iba a poder estudiar el genoma humano porque los genes están intercalados. Esas secuencias integradas son tan largas que se decía que era imposible, pero alguien un día descubrió las enzimas de restricción, que son bisturís genéticos y eso permitió abordar las cuestiones.

En esa etapa estamos, la tecnología va creando nuevos instrumentos constantemente y se hace necesario disponer de esos instrumentos. Ese es el primer objetivo.

El segundo objetivo es crear un ambiente que permita el retorno de científicos a la región. La gran dificultad que tienen nuestros científicos jóvenes cuando se van del país o de los países de la región para retornar es encontrar un medio que les permita seguir produciendo. Este instituto crea las condiciones para que eso sea posible. Lo acabamos de confirmar, se hizo un primer llamado para jóvenes líderes científicos y para tres posiciones se presentaron 26 candidatos de ocho países distintos. Sin duda ninguno de los tres primeros candidatos que fueron seleccionados –el otro día usted entrevistó a José Luis Badano, muy destacado– hubiera tenido dificultad en encontrar una posición en Francia, en Europa, en Estados Unidos, pero optaron por volver a la región. Esa opción está justificada porque si bien es un sacrificio económico y seguramente también académico, se les ofrecen condiciones razonables para poder trabajar.

El tercer objetivo es crear un centro de enseñanza en el cual se enseñen las nuevas tecnologías y los nuevos conceptos de la biología. Queremos que todas estas tecnologías que ponemos aquí estén al servicio de los jóvenes científicos de la región y vamos a hacer cursos sumamente especializados.

Y el cuarto, muy importante, es participar en el desarrollo de las biotecnologías en Uruguay, una asignatura que tenemos pendiente y que es esencial para desarrollar un país productivo. El instituto puede aportar dos cosas. Primero, por nuestra especialización, que es la biomedicina, vamos a dirigirnos sobre todo a la industria farmacéutica, pero las tecnologías que tenemos van a estar disponibles, por ejemplo para gente del INIA (el viernes firmamos un acuerdo con el Ministerio de Ganadería para trabajar en la leucemia bovina, que es un problema sanitario nacional). Nos orientamos sobre todo a la biomedicina, a la creación de nuevos medicamentos. Este instituto les puede procurar a los laboratorios nacionales los medios, los recursos que les permitan superar una etapa. Y a nivel de las farmacéuticas multinacionales queremos que el instituto constituya un polo de atracción de inversiones. Esa es nuestra estrategia.

EC - ¿Qué vínculo va a tener el Instituto Pasteur de Montevideo con el Instituto Pasteur de París?

GD - Este es un instituto nacional, pertenece a Uruguay, está bajo la ley uruguaya, bajo la ley de fundaciones uruguayas, y tiene un vínculo estrecho con el Instituto Pasteur de París, como los institutos de la red. Existe una red de institutos, este es el 30º; el Instituto Pasteur de París está representado en el Consejo de Administración y tenemos un vínculo muy fluido y que esperamos sea cada vez más fluido.

EC - El origen tiene que ver con negociaciones muy creativas que se desarrollaron entre los dos gobiernos a propósito de una deuda que Uruguay tenía pendiente con Francia. Francia aceptó reconvertir esa deuda.

GD - Se aceptó reconvertir hasta 5 millones de euros la deuda que Uruguay tenía con Francia, Uruguay paga esa deuda y es inmediatamente vertida al Instituto Pasteur. Hay un antecedente histórico muy interesante en esto, que no sé si usted conoce. En 1918, al término de la Primera Guerra, Uruguay había suscrito empréstitos de guerra con Francia por 15 millones de pesos oro; según tengo entendido, esos empréstitos nunca fueron pagados, Uruguay condonó esa deuda.

EC - Uruguay le condonó deuda a Francia.

GD - En 1918, hace mucho tiempo, pero ese antecedente fue importante, porque este es un mecanismo raro que en general los países acreedores resisten. Es una forma muy creativa de tratar la deuda del tercer mundo.

EC - Hubo 5 millones de euros que vinieron de esa deuda que Uruguay tenía con Francia. ¿Cómo se distribuye entonces la propiedad del Instituto Pasteur Montevideo?

GD - El Instituto Pasteur de Montevideo pertenece a la fundación, que es una fundación de derecho uruguayo, y el que administra al instituto es el Consejo de Administración. El Consejo de Administración tiene cuatro representantes de Uruguay, dos por la Universidad de la República y dos por el Poder Ejecutivo, y tres representantes del Instituto Pasteur de París. La propiedad de la fundación es el Consejo de Administración.

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EC - Desde el año 2004, cuando se crea por ley el Instituto Pasteur de Montevideo, las cosas comenzaron a moverse a ritmo de vértigo. El edificio se construyó en apenas un año, implicó una inversión total de ocho millones de dólares entre obra civil y equipamiento especializado en este predio que tiene 23.000 metros cuadrados. ¿Cuál es el área total construida en el edificio en sí?

GD - El edificio dispone de 3.500 metros cuadrados construidos, que es esta planta, y tiene posibilidad de extensión a 8.000, porque tiene un subsuelo perfectamente habilitable para laboratorios y se pueden hacer dos plantas lineales en el primer piso.

EC - Además, mientras se llevaba adelante la obra, se seleccionó de manera muy rigurosa al equipo inicial de profesionales que se van a desempeñar aquí. Y así llegamos a este momento, previo a la inauguración, cuando todo es movimiento, desde lo que ocurre fuera, donde por ejemplo acaba de colocarse el césped en lo que será el jardín, hasta lo que pasa dentro, donde se están terminando de ajustar los equipos que ya llegaron y se aguardan ansiosamente otros que están por arribar. Uno de ellos llega hoy mismo, llegó al aeropuerto de Carrasco el sábado y lo van a traer hoy. ¿Cuál es?

GD - Es un aparato sumamente sofisticado, un espectrómetro de masa, con un costo superior a medio millón de dólares, que es una de las tecnologías de punta a nivel de la investigación fundamental y de la industria farmacéutica. Ese aparato permite identificar una proteína que se hace correr en un gel, seleccionarla y hacer la secuencia. Es un aparato de última generación, probablemente sea el único en toda la región.

EC - Un ejemplo interesante de lo que vamos a ver cuando demos una vuelta por las instalaciones del instituto. Justamente, cuando están pasando estas cosas acá, usted para asumir como director ejecutivo regresó a Uruguay, dejó atrás una carrera de 30 años como investigador en el Instituto Pasteur de París, donde llegó a ser director de la Unidad de Inmuno-hematología e Inmuno-patología. Fue desde aquellos cargos en Francia que usted estuvo al frente del proyecto del Instituto Pasteur Montevideo desde las primeras gestiones. ¿Cómo se siente ahora que empieza a cristalizar este esfuerzo que llevó 10 años?

GD - Yo pertenezco a esa generación de uruguayos que tuvo que alejarse del país por las razones que todos conocemos. Entonces para mí siempre fue un sueño volver a Uruguay, y este proyecto es casi la concreción de un sueño, me siento muy bien, realmente me siento muy bien en el país. Creo que nunca perdimos el contacto, a la salida de la dictadura militar se creó en París una asociación de científicos para promover la ciencia.

Nosotros habíamos escrito con dos colegas, José Arocena y Alberto González, un libro en el 82 que se llamaba "Uruguay, año 2000. El desafío científico-tecnológico". Veíamos con gran inquietud lo que estaba pasando en aquellos países, toda la revolución a la cual se estaba asistiendo, y nos dábamos cuenta de que en Uruguay no había conciencia de ese problema, eso lo pudimos visualizar cuando participamos en el Comité de Creación del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas. La situación era catastrófica a la salida del proceso militar, prácticamente se había perdido todo el capital científico del país, quedaba mucha gente y había que hacer un gran esfuerzo para restaurarlo. Ese grupo desde Francia trató de empujar algunas acciones, de recibir doctorandos que fueron a Francia, fue un programa muy exitoso, se formaron 20 doctores en Biología. Entonces guardamos una relación muy estrecha. Siempre el sueño era concretar algún esfuerzo. Es una cuestión de raíces, si bien yo viví en Francia, y no puedo decir que allí fui infeliz, todo lo contrario, fui muy feliz, fue un período muy interesante de mi vida, muy creativo, de todas maneras me defino esencialmente como uruguayo, entonces me siento muy bien aquí.

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EC - Ya está todo pronto para la inauguración, ¿no? ¿Cómo define el estado actual?

GD - Prácticamente está pronto, ya estamos trabajando, nosotros nos mudamos el 17 de julio aquí. Todavía faltan algunos equipos que entran esta semana, con eso se termina toda la parte de instalación.

EC - Usted decía que lo que se plantea es la instalación y el funcionamiento en Uruguay de un centro internacional de investigación biomédica y de entrenamiento de investigadores. El instituto tiene como uno de sus pilares básicos las plataformas tecnológicas de última generación. En dos palabras, ¿qué son, qué particularidades tienen esos equipos?

GD - Son equipos y personal muy especializado en el manejo, porque no basta con los equipos. Son equipos de última tecnología, una inversión del orden de cuatro millones de dólares, para dotar al país de tecnologías que no teníamos.

EC - Estamos en uno de los corredores del instituto caminando en dirección a la calle Mataojo, se ve la luz de la ventana en el final del corredor. ¿Qué es este ambiente que tenemos aquí a la izquierda?

GD - Es un laboratorio de creación de cristales de proteínas. Es la tecnología de punta en proteínas, es hacer la estructura tridimensional de una proteína, porque si usted ve cómo se repliega la proteína en el espacio, dónde está su sitio activo, puede ver cómo actúa y cómo interactúa con otras proteínas. En la creación de nuevos medicamentos esto es absolutamente esencial, porque hoy toda la tecnología que se llama recombinante de creación de medicamentos se basa en tratar de inhibir algunas proteínas que son patógenas, por ejemplo en el caso del cáncer los llamamos oncogenes, que son genes que se expresan en forma desmedida o anormal y provocan la enfermedad. La creación de nuevos medicamentos apunta a conseguir una proteína que sea capaz de inhibir su acción anormal, y para eso la estructura tridimensional que se ve en este aparato.

EC - Avanzamos un poco más.

GD - Este es el laboratorio de creación de los cristales, son tecnologías muy aleatorias pero vamos a disponer de un robot que va a permitir multiplicar por 100 la productividad. Este aparato, que es un poco psicodélico, parece la máquina del futuro, es el difractómetro de rayos X.

EC - Rosario, danos una mano, ¿cómo describes esto? Es una gran caja vidriada...

ROSARIO CASTELLANOS:
Estaba tratando de eludir la dificultad de describir esto, porque además cuando todavía estaba oscuro, con las lucecitas rojas prendidas, tenía un aspecto bastante lunar. Es eso, una caja de vidrio dentro de un ambiente que de por sí tiene su propia ambientación. ¿Qué es esto?, ¿un microscopio?

GD - Es un generador de rayos X que permite bombardear el cristal e irlo reconstituyendo en el espacio, cómo es su estructura. Se reconstituye a nivel de todos los iones, de las proteínas, y se puede visualizar en forma tridimensional. Es un aparato sumamente sofisticado, es el más moderno que existe. Creo que es único en la región.

EC - ¿Qué significa que es el único en la región?

GD - En Argentina no hay ninguno, en Chile tampoco, en Brasil hay uno pero mucho más antiguo que está en San Carlos, en el estado de San Pablo, y es todo, es todo lo que hay en América del Sur.

EC - ¿Cuánto cuesta un equipo como este?

GD - Este aparato cuesta más de 500.000 dólares.

EC - Está muy orgulloso de este aparato usted, lo veo muy contento.

GD - Sobre todo porque pudimos traer a la región un científico argentino que está aquí, el doctor Alejandro Busquiaso.

EC - Quizás salga de su oficina. Miramos del otro lado del corredor, a la oficina correspondiente.

GD - Él es el doctor Alejandro Busquiaso, un científico argentino de nivel internacional que trabajaba para el Instituto Pasteur, es un cuadro permanente del instituto y accedió a volver a la región para estar con nosotros. Es un gran orgullo tenerlo.

EC - Doctor Busquiaso, ¿qué edad tiene usted?

ALEJANDRO BUSQUIASO:
39.

EC - ¿Cómo le resultó la idea de venirse al Río de la Plata, pero no a su país, no a Argentina directamente?

AB - Para mí es un gran placer, me siento como en mi casa en Uruguay.

EC - Implica que se instala a vivir aquí.

AB - Sí, al menos por un tiempo razonable para que todo esto arranque. Después el tiempo dirá, capaz que me quedo, si las cosas marchan.

EC - ¿Usted era de los que querían volver? ¿O estaba muy cómodo en Francia?

AB - Las dos cosas. Yo en particular siempre he querido volver, simplemente que a veces se hace difícil encontrar las oportunidades. Y esta es una gran oportunidad, indiscutiblemente.

EC - Muy amable. Seguimos un poco más. Va a ser imposible recorrer todo el edificio en estos minutos, pero me gustaría tener algún ejemplo más en este terreno de las plataformas tecnológicas.

GD - Vamos a ver otro aparato de alta tecnología que también es único en la región, que es el citómetro de flujo o clasificador de células. Hoy es un aparato absolutamente esencial en la biología –es un aparato muy sofisticado, con un láser– porque permite separar células. Es muy importante para nuevas tecnologías, como la tecnología de células madre, porque el problema que tenemos a nivel de injertos es que es muy difícil disponer de órganos, las necesidades crecen cada día y encontramos cada vez más dificultades para resolver este problema. Una de las vías, que todavía no está madura pero se está trabajando en ella, es la selección de las células madre, es decir aquellas células totipotentes que mediante un cóctel de hormonas que llamamos citoquinas se pueden orientar hacia un tejido o hacia otro. Es una célula pluripotencial, se puede orientar hacia una célula miocárdica, hepática, hacia un linfocito. El problema es que estas células son muy raras, hay una cada 10.000 o 100.000 en el organismo.

Entonces este aparato, si usted es capaz de marcar esas células con un marcador fluorescente, mediante el rayo láser puede distinguirlas y seleccionarlas. De ese modo puede enriquecer y llegar a tener 98% de esas células. A partir de ahí empieza toda la segunda parte, que es cultivar esas células en presencia de citoquinas, diferenciarlas. Esas son las tecnologías del futuro. Esa es una de las aplicaciones de este aparato tan sofisticado y que creo que es esencial en la biología moderna.

EC - ¿Qué presencia tiene en la región?

GD - Creo que es el único. En Argentina hay uno más viejo, que ya tiene varios años, pero no está en el mundo académico, está en una empresa.

EC - Estamos caminando por el Instituto Pasteur y llama la atención el silencio. ¿Cómo es un instituto de este tipo en cuanto al ruido?

GD - En general los aparatos muy sofisticados son silenciosos, y además los locales están insonorizados, el instituto tiene un sistema de climatización porque estos aparatos tienen requerimientos importantes desde ese punto de vista.

EC - Así que el ambiente no va a variar sustancialmente cuando el trabajo esté a full dentro de algunas semanas.

GD - No, además es mejor en silencio.

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EC - Estamos adelantándonos a su inauguración oficial, que será el próximo viernes, estamos compartiendo con quienes están al frente de este proyecto la satisfacción, la alegría, el entusiasmo que tienen cuando se pone en marcha esto que no es sólo un instituto de investigación y formación, es todo un sacudón para la comunidad científica uruguaya, es quizás el comienzo de un modelo de desarrollo para el país.

El doctor Dighiero decía que uno de los objetivos que se planteó el grupo que lleva adelante esta iniciativa es repatriar cerebros de nuestra región que se destacan en el mundo. Y vaya si ya ha caminado en esa dirección, hace unos instantes conversábamos con un científico argentino, pero ahora están con nosotros dos mujeres, una argentina y una uruguaya.

Empiezo por la vecina, la doctora Mariela Bollati que es argentina, doctora en Ciencias Biológicas de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe. Diplomada en Bioquímica, por la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe, Argentina. Mariela es la responsable de la Unidad Tecnológica de Biología Celular del Instituto Pasteur de Montevideo

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Mariela, tú eres de Santa Fe.

MARIELA BOLLATI:
Sí, soy santafecina, hice mi carrera universitaria en Santa Fe, inicié mis estudios de doctorado en Santa Fe y viajé a Alemania a culminar esos estudios.

EC - ¿Cuántos años llevabas en Alemania hasta ahora?

MB - Estuve seis años, porque después de terminado el doctorado tuve una oferta para una posición posdoctoral durante tres años, entonces estuve seis años en total.

EC - ¿Cómo terminaste aquí en Montevideo?

MB - Me enteré el año pasado del llamado a cubrir el cargo de responsable de la Unidad de Biología Celular, me llegaron tres mails de distintas fuentes, por la Red Amsud Pasteur, por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad del Litoral de Santa Fe y por un familiar, porque los amigos, los familiares, los colegas científicos siempre quieren que uno vuelva a la región. Me pareció una propuesta muy interesante, con el diseño y la concepción de generar plataformas o unidades tecnológicas con un muy buen equipamiento, con científicos calificados, la idea me sedujo, hice la aplicación y luego de un proceso de evaluación quedé seleccionada y aquí estamos.

EC - Estás radicada en Montevideo con un proyecto... ¿a cuántos años?

MB - En principio serían tres, cuatro o cinco años, pero sería de por vida, si se puede decir.

EC - Tú vienes a integrar lo que se puede definir como staff permanente del Instituto Pasteur, porque el instituto va a tener dos tipos de profesionales.

Y está contigo María Bausero, uruguaya, doctora en Ciencias Biológicas, diplomada en Ciencias de Laboratorio en Minessotta.

María, contanos un poco más a propósito de tu especialización.

MARÍA BAUSERO:
La historia es de largo alcance, me fui de Uruguay buscando una formación, seguí a mi pareja, eso ha llevado varios años y una cosa fue llevando a la otra y han sido doce años de ir y venir entre Estados Unidos y Uruguay. Entre medio uno se fue formando y apuntando a la carrera también. De ahí fue que hice primero la licenciatura de Diplomada en Ciencias del Laboratorio Clínico en Minessota, luego siguiendo a la pareja, que es doctorado en Filosofía y Letras, fui a Hartford, Connecticut, donde termino haciendo el doctorado en combinación con la Universidad de la República, un doctorado entre Uruguay y Estados Unidos.

EC - ¿Estabas pensando en retornar a Uruguay?

MB - Siempre, desde chiquita.

EC - ¿Qué edad tienes?

MB - 40.

EC - Esta oportunidad te vino como anillo al dedo.

MB - Sí, por supuesto, es una oportunidad muy interesante, la posibilidad de poder hacer ciencia del primer mundo en casa. Es un alivio estar rodeada de los colegas, de los amigos, dentro de mi cultura y poder desarrollar la carrera también.

EC - ¿Cuál es tu sueño con respecto a tu tarea en el Instituto Pasteur de Montevideo?

MB - Desarrollar líneas de investigación en terapia del cáncer, transformación maligna del cáncer de mama, muy específicamente inmunología del cáncer. Poder hacer acá eso que estuve haciendo tantos años.

EC - Doctor Dighiero, ¿cuáles van a ser las principales líneas de investigación en cuanto a enfermedades?

GD - El instituto definió su vocación en la biomedicina, y dentro de la biomedicina seleccionamos dos tipos de enfermedades, pero no son exclusivas, porque si hay muy buenos proyectos en otros sectores estamos dispuestos a acogerlos, el Consejo Científico nos lo ha recomendado. Esencialmente nos dirigimos hacia cáncer y enfermedades neurodegenerativas y envejecimiento.

EC - ¿Por qué ese tipo de enfermedades?

GD - Porque son los problemas centrales de salud de nuestro país. Tenemos la suerte con respecto a otros países de no tener enfermedades infecciosas, como es el caso de África, donde hay paludismo y otras enfermedades muy graves y que afectan la vida de la población. En nuestro país esos problemas no están definitivamente controlados pero están relativamente bien controlados. Tenemos el mismo problema que tienen las poblaciones europeas y del primer mundo desde el punto de vista de salud, 80% de los uruguayos muere de cáncer o de enfermedades cardiovasculares. Y por la baja natalidad nuestro país tiene además un problema muy serio a largo plazo que es el problema del envejecimiento de la población, es uno de los problemas fundamentales de la medicina moderna. Queremos que el instituto se entronque en esas patologías que nos parecen muy importantes para nuestro país.

EC - Les agradezco a Mariela Bollati y a María Baucero que hayan estado con nosotros esta mañana.

Vamos a seguir dando vueltas con Rosario Castellanos, que está con más gente del instituto en otro lugar, ¿no?

RC - Sí, tratando de evitar las complejidades que significaba describir todo este aparataje de las plataformas llegué hasta el extremo mismo del edificio, acercándome a la calle Mataojo, para encontrar la Unidad de Animales Transgénicos y de Experimentación, que está a cargo de una médica veterinaria, la doctora Martina Crispo, responsable de este sector del instituto.

EC - Doctor Dighiero, esta es otra de las plataformas tecnológicas.

GD - Claro, hoy los animales transgénicos son esenciales en biología, en la medicina hemos pasado de la etapa clínica a lo que llamamos la medicina molecular, en la cual todas las patologías se analizan a través de la genómica y la posgenómica, que son las proteínas. Y para analizar el rol de un gen en una patología se dispone de esta tecnología muy moderna que son los animales transgénicos y knockout, con los cuales usted puede analizar qué rol cumple un gen, y se crea un animal en el cual se sobreexpresa ese gen o se anula su expresión. Son lo que llamamos los knockouts.

EC - Ahí estás tú, Rosario.

RC - Exactamente; por suerte los animales todavía no han llegado, una de las razones por las que todavía estoy aquí. Estamos hablando de ratones y ratas de laboratorio. Van a llegar, van a tener que pasar por una sala de cuarentena, van a llegar importados de Estados Unidos y luego va a haber otra etapa que será la cría, van a nacer ratones aquí. Hay una serie de habitaciones, cuatro, en las que van a estar alojados en jaulas ventiladas individuales con toda una serie de condiciones de presión, de humedad, de temperatura, de ciclos de luz absolutamente pensados y apropiados para esta situación de los ratones. Y siguiendo la propia condición de los investigadores, con un recorrido de limpio a sucio, incluso con un autoclave, todos los elementos necesarios para trabajar en las condiciones que exige un laboratorio.

Sin embargo me gustaría preguntarte, Martina, ¿cómo es el procedimiento a partir de los papás importados en que ustedes van a hacer nacer estos ratones libres de patógenos específicos.

MARTINA CRISPO:
Originalmente vamos a traer ratones que ya vienen libres de organismos patógenos específicos desde Estados Unidos y esos ratones van a ser cruzados aquí un macho con una hembra, un macho cada dos hembras, y van a producir ratones bebés, entre ocho y doce ratoncitos, y a partir de ahí vamos a empezar a producir nuestras propias colonias libres de organismos patógenos específicos.

RC - ¿Para qué puede necesitar un investigador de alguna de las otras plataformas un ratón, y qué condiciones te va a exigir a ti en ese ratón que te va a pedir para su experimento?

M - Esos ratones libres de patógenos específicos para los experimentadores son fundamentales en un modelo mamífero muy briscado, por ejemplo para los investigadores que trabajan en cáncer o en neurociencias. La característica de libres de patógenos específicos nos da la tranquilidad de que el nivel de experimentación va a ser constante a lo largo de todo el período, no va a haber variabilidad debida a enfermedades por organismos patógenos, por bacterias, por virus, por parásitos. Estamos estandarizando las cepas de ratones para que ellos trabajen en condiciones ideales.

RC - ¿Cuántos ratones van a poder ser alojados en estas condiciones especiales?

M - Para ratones tenemos tres habitaciones, los ratones van a estar alojados en estanterías individuales ventiladas, que se están instalando en este momento, y cada habitación nos va a dar una capacidad de 1.500 ratones, o sea que en total vamos a tener 4.500 ratones, y luego tenemos una habitación para ratas con una capacidad de 300.

RC - Dejo a Martina y me voy antes de que lleguen los ratones.

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EC - Ya hablamos de cómo se puso en marcha el instituto, con esa inversión inicial de ocho millones de dólares entre la construcción del edificio y la instalación de sus primeras plataformas tecnológicas. ¿Cómo sigue la historia de ahora en adelante, cómo se financia el presupuesto anual que es de 1,5 millón de dólares?

GD - El gobierno uruguayo otorgó inicialmente para este proyecto la suma de un millón de dólares, eso fue para la constitución y el equipamiento, y por ley quedó establecido que se compromete a aportar todos los años 650.000 dólares al instituto. Estamos negociando un crédito con la Comunidad Europea dentro del cuadro de los préstamos bilaterales Uruguay-Unión Europea que va a financiar el programa de jóvenes líderes científicos. Estamos evaluando los costos en forma muy precisa y es posible que en el futuro tengamos que solicitarle al Estado un aumento de esta contribución, pero mi idea es la del Instituto Pasteur de París, que obtiene el 70% de sus fondos y un 30% del Estado. Es hacia eso que queremos evolucionar. Ahora necesitamos arrancar, el instituto va a tener que generar contratos importantes de investigación, una vez que esté en marcha esto va a aumentar considerablemente y vamos a obtener contratos.

EC - ¿A qué se refiere con contratos de investigación?

GD - Usted presenta un proyecto ante agencias internacionales y si es aceptado le dan una subvención, una contribución. Es así como funcionan los grandes institutos científicos del mundo.

El otro sector, que también es a largo plazo, es generar patentes, que generan royalties.

EC - ¿Por ejemplo?

GD - Patentes de medicamentos, por ahora no tenemos porque no hemos empezado, pero vamos a trabajar en la identificación de genes que son potenciales dianas terapéuticas, genes sobre los cuales puede ser interesante intervenir para generar nuevos medicamentos. Para eso disponemos de la estructura, disponemos de una plataforma de expresión de proteínas, donde hacemos expresar ese gen, luego el gen pasa a ese aparato un poco psicodélico que vimos, el difractómetro, en el cual se hace la estructura tridimensional y se hace el diseño de la droga que va a inhibir. Una vez que se hace ese diseño se crea el ratón transgénico o knockout, que es el modelo. Ahí nace una empresa de biotecnología. Hay que saber que en estos proyectos el éxito es del orden del 15%, es decir que hay que iniciar varios porque muchas muy buenas ideas muchas veces no llegan, es lo aleatorio del proceso. Ese es otro de los puntos en los cuales queremos generar recursos.

Pensamos también generar contratos de servicios con la industria farmacéutica. El mes pasado hicimos una gran reunión aquí -fue el 9 de octubre- a la cual vinieron 80 empresas farmacéuticas nacionales e internacionales y tuvimos la suerte de tener al ministro de Economía, a la ministra de Salud Pública, al subsecretario de Industrias, al rector de la Universidad. En esa reunión hicimos un llamado a expresiones de interés y ya hemos recogido dos proyectos de industrias que quieren asociarse con el instituto, aprovechar las plataformas tecnológicas, y esos servicios se van a facturar y van a ser fuentes de ingresos.

EC - ¿Algún ejemplo de esos contratos?

GD - Hay tres tipos de situaciones. Uno, la industria requiere exclusivamente el uso de las plataformas, eso se va a facturar, se va a hacer actos biológicos aquí al servicio de la industria y eso se factura. Segundo, la industria quiere desarrollar un proyecto y quiere enviar a alguien a formarse al instituto, nosotros lo formamos. Y tercero, ya tenemos algunas proposiciones si bien todavía no las puedo mencionar porque no están concretados, industrias que nos han pedido para instalarse aquí, en nuestros locales del subsuelo, que son muy fáciles de cerrar, ya hay dos industrias que han venido y que quieren instalarse aquí. Eso es un contrato para desarrollar un proyecto.

EC - Hace pocos días escuchaba al embajador uruguayo en Chile, Carlos Pita, decir que inversores chilenos ven con mucho interés la instalación del Instituto Pasteur en Montevideo. ¿Hay algo de eso? ¿Qué marca la experiencia internacional? Un instituto como este, ¿puede terminar actuando como atractor de inversiones extranjeras?

GD - Esa es una de nuestras aspiraciones. Estamos preparando para el año que viene una reunión con dirigentes de las empresas multinacionales farmacéuticas para tratar de identificar cuáles son los sectores en los que les puede interesar invertir. No creo que las empresas multinacionales vayan a trasladar su investigación fundamental aquí, pero somos un país pequeño y de nichos, entonces tenemos que identificar nichos en los cuales les pueda interesar invertir. Del otro lado de la calle Mataojo hay 5 hectáreas de terreno, entonces el sueño es que eso sea un parque industrial.

EC - En torno al Instituto Pasteur de Montevideo puede terminar generándose un polo tecnológico.

GD - Es lo que pensamos. Hay buenas condiciones, porque hay dos sectores académicos muy fuertes aquí, la Facultad de Ciencias, que tiene un poder académico y una cantidad de estudiantes extraordinariamente competentes, más el instituto, son dos polos académicos. En general casi todos esos polos han nacido así, en Estados Unidos es eso, en torno a una estructura académica, al lado tiene el polo de aplicación. Es una idea en la cual creo mucho, estuve 30 años en el Instituto Pasteur de París que para mí es el modelo de esto. El Instituto Pasteur de París es una de las 15 mejores instituciones académicas del mundo en biología, tiene ocho Premios Nobel, y al mismo tiempo es la segunda empresa biotecnológica académica, no privada, después de Caltech, que es la Universidad de California Technology. Para mí es el modelo.

En una época se hacía una dicotomía, lo que Vaz Ferreira llamaría una falacia de falsa oposición, entre ciencia fundamental y ciencia aplicada. Pasteur decía que no hay ciencia fundamental y ciencia aplicada, hay buena y mala ciencia. Es clarísimo que no se puede desarrollar una política de ciencia aplicada si no tiene detrás una ciencia fundamental, porque decir "vamos a hacer ciencia aplicada" es una política de patas cortas, en poco tiempo se queda sin la gasolina que se necesita para crear nuevos proyectos.

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EC - Seguimos en tertulia, con la mesa de los lunes, integrada por Daniel Bouquet, Conrado Hughes, Carina Novarese y Marcelo Pereira.

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Doctor Dighiero, ustedes ven en el Instituto Pasteur algo así como "una punta de lanza" de un nuevo modelo de país. ¿Cuál sería ese modelo?

GD - Hay una apuesta que nuestro país tiene que hacer, siempre pongo el ejemplo de países como Finlandia, Irlanda, Corea del Sur, que han hecho esta apuesta. Tal vez el ejemplo más dramático sea el de Finlandia, que en el año 89 pierde sus exportaciones porque cae el muro de Berlín, pierde su principal socio comercial, que era la Unión Soviética y en ese momento se hace una reflexión muy profunda y toma una decisión sumamente valiente: vamos a apostar a la educación, la ciencia y la tecnología. Y hoy, 17 años después de haber hecho una inversión muy sólida, muy bien estructurada, es cierto que tiene recursos naturales, creo que tiene petróleo, cosas que han favorecido, pero hoy es el país que tiene los mejores estándares en la Comunidad Europea.

Durante años he recibido científicos uruguayos que iban al exterior y veo que tienen una gran calidad, son muy inteligentes, tienen una gran motivación y han pasado la selección negativa, porque para que alguien haga ciencia en este país tiene que tener pasión, sin pasión no se puede hacer ciencia y hay una selección negativa muy rigurosa. He visto que cuando esos científicos llegan a ambientes como el Instituto Pasteur, donde tienen resueltos los problemas de base para poder trabajar, se obtienen resultados espectaculares. Mi apuesta es que lo podemos hacer en Uruguay, creo firmemente que es una decisión, pero no se la puede tomar en la situación actual, arbitrando 0,3% a ciencia y tecnología y con el número de científicos que tenemos.

EC - Ese es el porcentaje del producto que se destina hoy en Uruguay a investigación en ciencia y tecnología: 0,3%.

GD - Creo que es 0,27% y que es el más bajo de toda América Latina. Estoy rodeado de economistas, así que hablo con mucha prudencia.

CARINA NOVARESE:
Hasta 2004 era 0,15%; no es para celebrar, pero va en aumento.

DANIEL BOUQUET:
De todos modos estamos muy lejos no sólo de los países desarrollados sino muy por debajo de la media mundial, donde se invierte por lo menos del orden del 3% del producto, hay países que invierten más. Estamos muy por debajo de la media mundial y en una situación muy particular, porque cuando uno habla de países desarrollados y lo que se invierte en ciencia, innovación y tecnología, está hablando también de inversión privada, y Uruguay es un país muy chico que no tiene posibilidades de invertir desde el ámbito privado y es el Estado, no necesariamente solo pero sí impulsando y buscando asociados, quien debe promover estos fenómenos. Está claro que el desarrollo económico y el desarrollo social humano que está asociado con eso dependen en el mundo del Siglo XXI del desarrollo científico y tecnológico.

CONRADO HUGHES:
A propósito de los comentarios que hacía el doctor Dighiero, la primera reflexión que me viene es que cuando uno escucha el debate político en esta región no escucha decir que tendríamos que mirar bastante a Finlandia, Irlanda o Corea, en los noventa estuvo asociado con los cambios en políticas económicas que obviamente hoy gozan de muy mala prensa y muy malos resultados electorales.

Piensen en las cosas que se están escuchando decir en la región sobre Finlandia y sus empresas aquí y ahora en otro tema de la magnitud de la industria del papel. De modo que me parece bien interesante introducir eso, pero no está en el debate en Uruguay. La llama que enciende el Instituto Pasteur en Montevideo es precisamente recordarle a la gente que de revertir esa selección negativa, capaz que en los próximos años algunos chicos de nuestro sistema educativo ven con admiración, porque también se necesitan modelos de imitación, o con encanto la idea de dedicarse a la actividad científica, que no está en nuestra cultura. Reverenciamos teóricamente a nuestros científicos, las calles de Montevideo están llenas de médicos, biólogos y grandes hombres de la ciencia pero la sociedad en general les da bastante poca bolilla. Me preocupa mucho y me siento muy reconfortado de estar esta mañana acá.

DB - De todos modos los programas que existen, el Fondo Nacional de Investigadores, que se desarrolló durante dos ediciones y está en proceso de lanzamiento de una tercera, o los Fondos Concursables del Programa del Desarrollo Tecnológico del Fondo Clemente Estable, tienen una sobredemanda considerable.

Esto es importante, Uruguay está destinando unos ciertos fondos que por cierto no son muy importantes para contribuir al desarrollo de la actividad profesional de los científicos y específicamente para el desarrollo de algunos proyectos que son seleccionados en el área, precisamente investigación fundamental, tema que a veces lleva a complejas discusiones en los tribunales para determinar qué es, y el resultado es que se financian del orden de los 20 a 25 proyectos cuando se han presentado unos 150, y de los 150 aproximadamente la mitad, unos 60, tienen condiciones de excelencia, sin embargo el país aún no está logrando financiarlos.

Por lo tanto creo que no es por falta de vocación científica que estamos tan atrás, más allá de que sería deseable que hubiera una mayor vocación y más gente con interés para dedicarse a estas actividades, sino que hoy por hoy ya tenemos bastante más gente con la suficiente vocación y la suficiente calidad pero no tenemos los recursos para darle un espacio para que desarrolle sus actividades.

CN - A mediados de 2004, cuando se supo que se construía con certeza el Pasteur, hablaba con Ehrlich, entonces decano de Ciencias de este tema, y él me daba una metáfora que se me grabó en la cabeza: para tener una orquesta sinfónica necesitamos determinada cantidad de violines, que son las masas críticas en el tema ciencia, y en Uruguay, si bien estoy de acuerdo con Daniel en que hay muchas vocaciones y muchísima gente que se dedica a la ciencia en condiciones muy ingeniosas porque adapta máquinas que no tienen nada que ver con la ciencia para llevarlas a la investigación, seguimos necesitando, según dicen los expertos, más científicos para llegar a esa masa crítica que signifique todo un desarrollo.

En ese momento se hablaba de que teníamos unos 1.400 investigadores dedicados específicamente a la investigación, tal vez eso haya variado un poquito pero supongo que la proporción no, y se hablaba de que por lo menos había que triplicar esa cifra para lograr esa base de lanzamiento. Mi esperanza es que el Pasteur sirva de alguna manera para eso. Obviamente necesitamos los recursos, pero sigo pensando que mucha gente joven a la que le gustan las ciencias termina dedicándose a algo parecido pero no a la investigación neta, porque tiene un poco de miedo con respecto a qué va a pasar con su futuro. En eso el Pasteur puede ser un buen punto de partida.

EC - El doctor Dighiero, en estas charlas que tuvimos desde el viernes cuando estuvimos por primera vez por acá, ha detallado algunos puntos que son básicos para poder construir esa estrategia de desarrollo científico y tecnológico en Uruguay. Uno de los puntos ya lo mencionó: el aumento de la inversión en investigación en ciencia y tecnología, la inversión pública, la inversión estatal que hoy está en 0,3% del producto y que habría que llevar como mínimo al 1% con el compromiso de saltar cuanto antes al 2,5%. ¿De esa manera, con quién nos podríamos a rueda?

GD - Eso es para poner el país al día. Y ahí hay dos cosas, la primera es la inversión de base, 0,3%, el gobierno se comprometió, y no tengo razones para no creer, a llegar al fin de este período al 1%. Se están haciendo algunas iniciativas, como la Agencia Nacional de Innovación, que parece interesante; veremos cómo se desarrolla.

EC - Pero en cuanto a la comunidad científica en particular, usted ha fijado un objetivo muy ambicioso.

GD - Países como Finlandia, Irlanda, Corea, tienen entre cinco y siete científicos cada mil habitantes, nosotros no llegamos a uno. Es decir que en un plazo razonable, rápidamente, en 10 años, hay que triplicar la comunidad científica. Ese es el objetivo. Probablemente el ideal sea multiplicarla por 10 pero vamos a hacer cosas realizables, vamos a triplicar. Todos sabemos cómo se puede hacer, en todos los países del mundo se conoce, hay que arbitrar recursos para becas doctorales, posdoctorales y tenemos que crear posibilidades para toda esa generación. Y al mismo tiempo hay que hacer un segundo esfuerzo, porque el sector académico puede absorber el 6%, el 8% de las generaciones de estudiantes, entonces el único sector que puede absorber eso es el sector empresarial.

Ahí hay cosas para hacer, Uruguay no tiene grandes empresas pero las grandes empresas en Uruguay son las estatales, tenemos enormes empresas en electricidad, en telecomunicaciones, agua, combustibles. ¿Por qué no se puede arbitrar una solución con esas empresas? Además son empresas que a largo plazo tienen un problema si no desarrollan nuevas tecnologías porque la tecnología va muy rápido. ¿Por qué no aprovechar todas esas capacidades que tenemos en el país y hacer contratos con esas empresas, que se comprometan a absorber estudiantes, a integrar y desarrollar? Después tenemos que desarrollar la capacidad, hay que dar recursos para que se desarrollen nuevos proyectos.

El otro día estuve en Chile y me explicaban que en la universidad desde el primer año les dicen a los estudiantes que un porcentaje de ellos va a tener que trabajar en las empresas privadas, entonces va a tener que formarse, y que un porcentaje alto va a tener que crear empresas. Tenemos que crear esa mentalidad, porque, sin falsas ideologías, ¿cuál es el sistema que funciona mejor en ese sentido y por algo es el país que está a la cabeza? Es Estados Unidos, donde han conseguido una relación muy fuerte con el sector académico, esto que hablábamos de un polo y un parque lo han hecho en todos lados y la gente pasa del sector académico al sector industrial y viceversa, no son compartimentos estancos.

Tenemos que crear una nueva mentalidad, no tiene nada de malo ni es cuestión de analizarlo ideológicamente, tenemos que ver las cosas con la cabeza fría y decir cómo salimos adelante. Acá el compromiso es resolver el problema de los jóvenes y terminar con esa emigración que estamos sufriendo desde hace 30 o 40 años.

EC - Desde el punto de vista del desarrollo del país, ¿qué ventajas tendría llevar adelante efectivamente una estrategia de fortalecimiento de la ciencia y la tecnología? ¿Por qué apunta en esa dirección?

GD - Podemos invertir la pregunta y decir: ¿tenemos otra alternativa? Creo que no hay otra, en nuestro país se han ensayado distintas salidas, plaza financiera, turismo, todo eso hay que mantenerlo pero sabemos que no resuelve el problema, sabemos que el agro está pasando por un buen período pero tampoco es una fuente que pueda dar una ocupación sostenida a las nuevas generaciones. Sabemos que este país está condenado si no es capaz de encontrar una articulación dentro de la sociedad del conocimiento. Una vez que uno llega a esa conclusión hay que arbitrar los recursos.

Nosotros insistimos mucho con este instituto, fuimos muchas veces a las cámaras, al Senado, queríamos que el proyecto fuera aprobado por unanimidad de todos los sectores, que fuera un proyecto nacional. La ciencia tiene que ser un proyecto nacional, todo el mundo tiene que estar de acuerdo, todo el país tiene estar detrás. Así pasó en Finlandia, fue asumido y por eso marchó. ¿Dónde se juega? ¿Cuál es el elemento de competitividad? La capacidad intelectual, los cerebros. Eso lo tenemos, la informática es un ejemplo, es un sector menos complejo que la biotecnología, pero con pocas inversiones se lograron resultados espectaculares. Eso también se puede hacer en biotecnología, que para nosotros es capital, nos van el desarrollo y el futuro del país.

MARCELO PEREIRA:
Incluso en el sector de informática, que anda relativamente mejor, hay mecanismos que todavía no se han activado en Uruguay, que tienen que ver con esta cuestión de que realmente haya una demanda, una integración con la producción. En el sector prensa, donde estoy, ni siquiera hemos llegado a universalizar en las redacciones el acceso a internet, cosa que a esta altura del partido es gravísima, que las empresas periodísticas no consideren que el piso de trabajo de un periodista incluye tener conexión a internet en su puesto de trabajo. De esa manera podemos tener, como en la cuestión deportiva, una parte que se dedica a la tarea de elevar el piso para que después pueda haber gente de elite, pero otra parte es crear demanda interna para que ese esfuerzo de formación de base no termine siendo materia de exportación, como pasa muchas veces con la ciencia.

CN - Uno a veces se sorprende, hace poco, leyendo una lista de premios encontré uno que mostraba esa colaboración que usted decía que es necesaria entre el sector privado y el académico para lograr un buen desarrollo. Me llamó la atención cómo habían llegado a eso, la textil más importante de Paysandú había hecho un acuerdo con gente del Clemente Estable que está investigando para buscar una enzima específica que modifica una parte de la lana para obtener una tela más suave. Mi explicación no tiene nada de científica pero se entiende. Me llamó la atención que se empezaran a hacer estas cosas acá, y así como eso hay un campo amplísimo, da la impresión de que a veces las empresas no saben dónde está eso. Y a su vez los científicos uruguayos no saben promocionarse, se considera como qué feo hacerse propaganda, pero tiene su pata en la realidad esto de hacerse un poquito de propaganda para que las empresas tanto públicas como privadas entiendan cuánto las puede beneficiar hacer este tipo de asociaciones.

CH - Voy a hacer un comentario de otra naturaleza. Si hay una masa crítica en Uruguay que está dada es la de científicos políticos, y es curioso, porque sacando al presidente de la República, que algunas veces nos propina algunos comentarios u algunas analogías con el mundo científico, el suyo, que es el de la oncología y la oncorradiología, en general no aparecen como científicos para el común de los ciudadanos.

En realidad no tenemos presente que es científico el presidente de la República, es científico el intendente de Montevideo, es un científico, es un médico que practica la medicina, no es un médico teórico, el intendente de Canelones, y lo es también el intendente de Colonia, pero en general en su expresión de comunicación no abogan por la ciencia.

Me llama la atención eso y creo que de todos quizás el doctor Vázquez sea el más militante. El caso de Ehrlich me parece increíble, porque fue el segundo decano de la Facultad de Ciencias, un científico que se formó en Francia, reconocido internacionalmente, y usa poco su pasión y su dedicación de 40 años en la actividad política. Lo vemos al intendente de Montevideo y habla poco de la ciencia. De modo que tenemos que estimular a nuestros científicos políticos a que se animen y se les pase esa vergüenza uruguaya.

GD - En el caso de Ehrlich, jugó un rol decisivo en la construcción de este instituto.

CH - No tengo ninguna duda.

GD - Además es el presidente del Consejo de Administración y todos los lunes de mañana viene aquí.

EC - Creo que está por acá, recién lo vimos pasar.

CH - Me parece magnífico, lo estoy alentando a que nos hable un poco más de ciencia.

GD - Viene todos los lunes de mañana aquí y sigue muy interesado por las actividades científicas. Lógicamente está absorbido por una tarea terrible como es la de ser intendente de Montevideo, pero yo tengo una gran admiración por lo que hace Ricardo. Y al presidente de la República lo vi cuando fue al Instituto Pasteur de París, y realmente el entusiasmo que tenía por lo que allí estaba viendo, estuvo también en el principal hospital de cancerología de Francia, que es el Gustav Roussy, que está en París, y el entusiasmo que mostró. Después nos lo reiteró, fuimos a verlo dos o tres veces desde entonces.

CH - Él estudió allá, ¿no?

GD - Hizo su especialización en Francia. Creo que a todos los niveles existe convicción de que esto hay que hacerlo, el problema es cómo lo articulamos. Una cosa que me llama la atención siempre es la dificultad que tenemos para articular las cosas. Las cosas están claras pero cuando se pasa al momento de la articulación tenemos dificultades, y es lo único que puede hacer fracasar esto, que no consigamos articularlo, que nos perdamos en discusiones bizantinas. Ese es el peligro que tenemos que combatir.

***

CH - Con respecto a algunas reflexiones del doctor Dighiero quiero decirle que en cuanto al desempeño de nuestras empresas públicas para promocionar la ciencia estoy un poco descorazonado porque este instituto que se hizo con 8 millones de dólares, que una deuda uruguaya fue canjeada por capital invertido en investigación científica en Uruguay, una suma dos veces esta se la va a patinar nuestra empresa estatal de petróleo para resucitar un muerto que es la industria del azúcar de Bella Unión, que es lo mismo que plantar arándanos en la Luna, seguramente podríamos hacer mucho más pero estamos rindiendo tributos a un viejo guerrillero que es el padre del vicepresidente de Ancap, que está vinculado con esa historia, entonces esa pasión uruguaya por rendir viejos tributos incluye gastarse 15 palos en el loco proyecto del azúcar alcoholígeno, no sé qué corno, que por supuesto es un entierraguita.

MP - Salimos de la ciencia aceleradamente.

CH - Vamos a la política.

GD - Si me permite hacer una última precisión, usted dijo una cosa muy importante, dijo la Facultad de Ciencia y al lado los cantegriles; hay que tener claro que no puede haber país científico-tecnológico si no resolvemos ese problema. Un país que tiene 40% de niños que nace bajo la zona de pobreza no puede aspirar a ser un país científico-tecnológico, y no me digan que eso no se puede resolver, porque ese es un problema que está resuelto en muchos países del mundo.

CH - En la principal ciudad que tiene ese problema el intendente es científico.

GD - Pero países que no son un modelo de eficiencia económica y por algo cayeron automáticamente, como fue el caso de los países socialistas, ese problema no existe, lo cual quiere decir que se puede resolver. Y ha sido postergado en el país desde hace 50 o 60 años y hay que atacarlo si se quiere construir ese tipo de país que estamos hablando. Eso me parece absolutamente central y hay que hacer un gran esfuerzo en ese sentido.

DB - Hay gente que cree que plantando caña y haciendo azúcar en Bella Unión, si bien no logra la máxima eficiencia económica, resuelve un problema social y yo le daría un poco de crédito.

CH - Hay otras maneras de resolver los problemas sociales tirando plata arriba de los negocios económicos.

***

EC - ¿Qué sensaciones les ha dejado esta recorrida que han hecho hoy por el Instituto Pasteur? ¿Con qué impresión se van?

DB - Es importantísimo, claramente son instalaciones de aquellas en las que a un científico le gustaría quedarse, se ve no sólo por lo nuevo de la construcción sino por la cantidad de equipamiento que existe. En mi área, que son las ciencias sociales, no usamos tantos equipos, usamos simplemente computadoras, pero efectivamente las instalaciones, el ámbito de trabajo, la banda ancha, las bibliotecas, que son necesarias en todos los campos científicos, son un punto de partida elemental con el cual muchas veces no se cuenta, y para generar la actividad científica hay que generar condiciones que permitan desarrollarla adecuadamente. No sólo se trata de formar científicos, de poder pagarles un salario medianamente competitivo, sino también de que puedan desarrollar su actividad, porque si tenemos gente a la que le gusta la ciencia, que acepta el salario que hoy le puede pagar la Universidad, pero que dentro de su currículum, de su ambiente de trabajo no puede hacer absolutamente nada porque no tiene acceso a internet, no tiene una biblioteca adecuada o no tiene el equipamiento para las ciencias naturales, que usan muchos equipos sofisticados y a veces muy caros, la posibilidad de generar el conocimiento, que es el objetivo, que es lo que genera el diferencial, se va a cortar. Esto es un excelente ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas bien para ubicar a un país pequeño como Uruguay en los más altos niveles mundiales.

EC - Carina, ¿tú habías venido ya?

CN - No había venido recién terminado, no había entrado. Obviamente este edificio fue construido sobre la base de los parámetros más exigentes de la parte científica, pero enseguida me hizo acordar, en primer lugar a instalaciones de investigación similares en Estados Unidos, y por otro lado a los laboratorios privados de grandes marcas farmacéuticas por cómo está arreglada la parte de investigación, pero también la parte donde están los científicos pensando en sus propias oficinas, porque tendrán que tener su rato de tranquilidad más allá de las máquinas. seguramente esto va a ser un puntapié fabuloso, pero no me quiero dejar de acordar de los que siguen haciendo ciencia en condiciones bastante más complicadas, que uno ve que están en un lugar no adecuado, donde no tienen las condiciones incluso ambientales y logran sacar algunas cosas interesantes. O sea que con esto tenemos que lograr sacar cosas muy interesantes.

MP - Esto me causa un gran entusiasmo, que Uruguay se acuerde del futuro en vez de acordarse sólo de su pasado. Va a ser un elemento fundamental para que ese futuro se parezca un poco más a lo que se ve mirando hacia la Facultad de Ciencias que hacia el otro lado, donde hay asentamientos.

CH - Tuve la suerte y el honor de venir el viernes aquí y pasear acompañados por el doctor Dighiero, saludar a un par de científicas que nos mostraban orgullosas y a la vez felices su ambiente de trabajo. Por supuesto me regocijo con el comienzo de las actividades del Instituto Pasteur. Yo soy un gran admirador de lo francés, y Uruguay, su ciencia originalmente puso su mirada en Francia y nuestros científicos especialmente del mundo de la biología y la medicina, se formaron en los primeros 50 años del Siglo XX en Francia, por eso nuestro principal hospital público lleva el nombre de Luis Pasteur, igual que este instituto que lo recuerda. De modo que estoy realmente muy contento y felicito a quienes lo impulsaron y a quienes lo están llevando adelante ahora.

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EC - Doctor Dighiero le agradezco que nos haya acompañado en "su casa", en la casa que usted dirige. Le agradezco el tiempo que ha dedicado a mostrarnos lo que se ve y lo que todavía está en el plano de los proyectos, a la espera del paso del tiempo para concretarse. Le deseamos la mejor de las suertes, a usted y a la gente que lo acompaña. Si le parece, nos mantenemos en contacto para que este Instituto Pasteur esté en conocimiento de la audiencia cada vez que dé pasos de esos que todos esperamos que el Uruguay dé.

GD - Para nosotros es un gran honor que ustedes se hayan desplazado hasta aquí para hacer esta emisión.

Vea las imágenes de la transmisión desde el Instituto Pasteur de Montevideo

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Edición: Mauricio Erramuspe