Adolfo Mendoza, de 55 años, vive desde hace unos 25 años en unas cabañas habilitadas por el Club Andino Boliviano para albergar a visitantes y junto a su esposa ha criado a cuatro hijos y tres nietos, quienes han visto cómo esta montaña blanca ha comenzado a morirse lentamente.

"Hasta hace unos 10 años había mucha nieve, teníamos muchos turistas y bolivianos que practicaban el esquí en el lugar, pero poco a poco la nieve ha comenzado a desaparecer", afirma Mendoza.

Chacaltaya sólo tiene pequeñas fajas de nieve, por donde aún existen unos andariveles para el transporte de los esquiadores, con más de medio siglo de vida, y que son los mudos testigos del silencioso deshielo, semejante a un llanto: son gotas de agua que se escurren por la tierra y buscan una salida con caudales mayores kilómetros más abajo.

El languideciente glaciar forma parte de la cordillera de los Andes y que al ingresar a Bolivia, en el vértice de la frontera argentino-chilena, se separa casi por medio territorio boliviano y vuelve a unirse a su matriz al norte del Lago Titicaca, el navegable más alto del mundo, para seguir su curso por Perú y Ecuador.

Hasta hace unos 50 años, el cerro andino tenía un nevado de una extensión de 159.264 hectáreas, pero a la fecha su tamaño se ha reducido a la mitad y si no se toman medidas para revertir el problema, Chacaltaya perderá su condición de nevado hasta el 2015, según un informe del Instituto de Hidráulica e Hidrología de la estatal Universidad de San Andrés de La Paz.

El cerro es, además, un volcán apagado que tras el lento proceso de ablación ha comenzado a mostrar su verdadera forma: rocas filosas que son la prueba fiel de que hace millones de años era lava que se derretía por sus faldas.

"Nos han dicho que el problema es por el calentamiento global", afirma Mendoza, quien aún espera que el centro turístico no se muera y reviva.

El cambio climático se refleja en el incremento de la temperatura de la Tierra, por el acelerado proceso de concentración de gases de "efecto invernadero" en la atmósfera.

Según un informe del Grupo de Expertos Intergubernamental sobre la Evolución del Clima de la Organización de las Naciones Unidas, la temperatura promedio ha subido un grado centígrado durante el último siglo que, en el caso de la zona andina, se ha tornado "crítica".

El investigador del Servicio Nacional de Meteorología, Javier Mendoza, dijo que en los "últimos años se ha tenido un balance negativo de la masa de nieve, acentuándose en Bolivia, cuando se produce un evento de El Niño que entre 1997 y 1998 fue de mayor dureza".

En los últimos años, en el caso de Chacaltaya, la pérdida de nieve ha llegado hasta los 20 metros, a un promedio de 1,5 metros por año.

"El comportamiento climático está afectando seriamente a los pequeños glaciares de la cordillera, ocasionando su desaparición, si sigue subiendo la temperatura", afirmó el investigador criollo.

El estatal Programa Nacional de Cambio Climático (PNCC) del Ministerio de Planificación del Desarrollo estimó que hasta el 2050, también ha estimado que el calentamiento global tendrá sus serias consecuencias en la vida productiva de la población circundante a los glaciares, principalmente campesinos pobres.

"En muchos casos, comunidades que trabajan y producen en ciertos ecosistemas tendrán que necesariamente cambiar de vocación productiva, adaptándose a las nuevas condiciones reinantes o en muchos casos se producirán mayores tasas migratorias debido a la imposibilidad de adaptarse a las nuevas condiciones", señala el Programa boliviano.

La dirección de control Ambiental de la Alcaldía de La Paz también ha pronosticado que las ciudades de La Paz y su vecina El Alto podrían sufrir serios racionamientos de agua, porque el suministro nace en el proceso de deshielo de los nevados circundantes y que se mueren poco a poco.

(Fuente: AFP)