EMILIANO COTELO:

Aplaudido por los 121 legisladores presentes, el juez Jorge Larrieux se convirtió ayer en nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), para lo cual contó con el voto de todos los partidos políticos.

Se hizo un silencio sepulcral y, una vez que el cuerpo le dio la venia para ser ministro, Larrieux entró al plenario de la Asamblea General en una sesión que las crónicas de esta mañana califican como de guante blanco, casi sin reproches.

El artículo del diario El País cuenta que Larrieux pasó al lado de los legisladores blancos y el senador Jorge Larrañaga alcanzó a darle la mano. Desde uno de los palcos oficiales observaban la escena los ministros de la SCJ, y en otro palco sus familiares sacaban fotos y sonreían. Pocos después, ya en los pasillos del Palacio, hubo un tiempo para abrazos y besos. Luego de prestar juramento y ser proclamado, Larrieux fue abrazado por legisladores de todos los sectores.

De aquí en adelante, será centro de todas las miradas, porque su voto es fundamental para saber si se mantiene la tendencia o si la SCJ revierte sus fallos y pasa a considerar constitucional el impuesto a la renta a las pasividades. En el Frente tienen la esperanza de que el fallo cambie, pero no parece haber indicios concretos en ese sentido.

De físico menudo y algo nervioso en sus primeras declaraciones a la prensa, Larrieux se mostró parco y cauto. Dijo que hoy mismo recibirá los primeros expedientes, agregó que seguramente se tomará menos de los 20 días que legalmente tiene para decidir, añadió que no tiene posición formada y dijo que todo este proceso ha sido atípico y bastante irregular por las filtraciones. "Personalmente, no siento ningún tipo de presión, trato de no sentirla", dijo.

Es difícil, no es sencillo estar en sus zapatos en una situación como esta, con el trasfondo de que, al haberse producido el retiro de la doctora Sara Bossio por haber alcanzado los 70 años de edad, los cuatro ministros que quedaron se encontraban en un empate (dos a favor de la inconstitucionalidad y dos a favor de la constitucionalidad del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Por eso ahora el voto del quinto miembro, que es el doctor Larrieux, es el que define.

"Personalmente no me siento presionado, trato de no sentir la presión. Sé que se trata de una especie de desempate, pero es una cuestión de técnica jurídica. Nada condiciona mi fallo", adelantó Larrieux, asediado por los micrófonos; luego dijo que el tema es opinable.

Cuando le preguntaron si había antecedentes de una declaración de inconstitucionalidad que se hubiera generalizado –porque en principio el fallo es específico para el escrito presentado por una determinada persona–, respondió: "El doctor Lacalle últimamente citó dos casos, pero eso queda a criterio legislativo".

"¿Tiene vínculos con el Partido Nacional (PN)?", se le inquirió; "Ni lo confirmo ni lo desmiento. A los jueces nos está impedido hacer política", apuntó.

La nota recuerda que hasta pocos minutos antes de la hora 14 no estaba claro si la Asamblea General se convertiría en un escenario de debate político o si se evitaría el enfrentamiento. Pasada la hora 10, el vicepresidente Rodolfo Nin Novoa y Jorge Larrañaga se reunieron durante 20 minutos. En la charla Nin confirmó que votarían a Larrieux y le pidió a Larrañaga que votaran, a su vez, a Mariela Sassón, para completar el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA), porque allí también hay un cargo vacante. Además, Nin solicitó que no se usara la Asamblea General para un debate político, porque ambos magistrados estarían esperando en el ambulatorio para prestar juramento de inmediato. El senador blanco reclamó tiempo para hacer consultas políticas y poco antes de comenzar la sesión le trasladó al Frente Amplio (FA) la confirmación de que votarían a Mariela Sassón para el TCA.

En el Frente había intención de no generar un debate, pero existía un plan B para el caso de que blancos y colorados ingresaran en polémica. De hecho, algunos legisladores oficialistas querían dejar en evidencia al PN por haber hecho un chantaje y haber condicionado el nombramiento de ministros a la derogación del IRPF. "Esto sale rápido o ponemos los colchones acá", advertía un legislador del FA, alertando que si se abría el debate, iba a ser muy largo.

Finalmente, la primera opción prevaleció, la sesión duró menos de una hora y solo hubo tres oradores: Alberto Couriel por el FA, Larrañaga por el PN y Julio María Sanguinetti por el Partido Colorado. Los blancos, que tenían intención de hacer referencia a los ataques del FA a la SCJ, postergaron esas acusaciones para mayo, cuando tendrá lugar la interpelación por el IRPF a las pasividades a los ministros de Economía y de Trabajo.

Jorge Larrieux tiene 61 años, pero ayer cuando lo vieron en el plenario de la Asamblea General muchos senadores se sorprendieron, no le daban esa edad. Comentaban que aparenta unos cuantos años menos. Estará en el cargo de ministro de la SCJ nueve años, ya que es obligación pasar a retiro a los 70, como acaba de ocurrir con la doctora Sara Bossio.

¿Qué saldo deja este episodio político tan fuerte de los últimos días? Estamos en primer lugar con el senador Alberto Breccia, del Espacio 609, FA, con quien hemos conversado en otras oportunidades sobre toda esta situación, y más adelante conversaremos con el senador nacionalista Francisco Gallinal, para conocer la impresión del Partido Nacional.

¿Cuál es su balance?

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ALBERTO BRESCIA:

El primer balance que hago es muy positivo, en esta oportunidad el sistema político ha dado muestras de madurez. Más allá de lo anecdótico, más allá de una serie de situaciones que se dieron previo a este nombramiento, hemos llegado a un acuerdo y tirios y troyanos estamos conformes con el resultado obtenido. Ese es el primer balance que tiene que hacerse de todo este episodio, es lo más rescatable.

Siempre hemos estado en la posición de intentar que las relaciones a la interna del sistema político se fluidificaran, entonces lo más rescatable de todo este tema es que tanto unos como otros hemos comprendido que lo más valioso era el rescate de la normalidad institucional, tanto en el funcionamiento de la Corte como de todo el Poder Judicial, que funciona a partir de esa cúspide.

EC - Cuando la semana pasada el FA convocó a esta sesión de la Asamblea General para ayer, el planteo era que el doctor Jorge Larrieux fuera designado en el TCA, porque era el ministro más antiguo de los tribunales de apelaciones y la vacante en el TCA se produjo antes que la de la SCJ, lugar para el cual ustedes proponían a la doctora Mariela Sassón. ¿Cómo fue el proceso para aceptar la modificación que introdujo el PN?

AB - El proceso fue público y notorio, surgió a partir de hechos que tomaron estado público. En primer lugar nosotros habíamos insistido en que lo más importante era la integración de la Corte en forma rápida, por cuanto considerábamos que la dispersión de los fallos a través del sorteo entre los 45 miembros de los distintos tribunales de apelaciones iba a afectar la seriedad del sistema. Entendimos que esto iba a suceder porque además, probablemente, habría habido fallos contradictorios e incluso con distintos fundamentos. La materia de inconstitucionalidad es privativa de la Corte, por lo tanto todos los tribunales de apelaciones, órganos de segundo rango en jerarquía inmediatamente después de la Corte, tienen la misma posibilidad de intervenir en la materia.

Esa fue la intención primaria. A partir de eso planteamos la situación y en ese momento surgió la posición del doctor Larrañaga en el sentido de que o se derogaba previamente el impuesto o no se votaba la integración definitiva de la Corte. Entonces entendimos que la estrategia suponía plantear los nombres a los efectos de forzar ese acuerdo. Eso dio resultado, el doctor Larrañaga revió su posición –lo cual me parece absolutamente razonable– y planteó que en esa hipótesis únicamente votarían al doctor Larrieux. Se dio una serie de conversaciones que llegaron al resultado que se obtuvo ayer: todos coincidimos y logramos los dos tercios que pide la Constitución para nombrar al miembro de la Corte.

EC - ¿Qué va a hacer el FA con la invitación que le ha extendido el Partido Independiente para participar en una concentración frente a la sede de la SCJ a favor de la independencia del Poder Judicial?

AB - El FA no tiene posición orgánica al respecto. Desde mi punto de vista es una medida profundamente inconveniente, me recuerda aquellas situaciones en las cuales en los clubes de fútbol se respalda al director técnico, que después en el primer partido en el que le va mal es cesado. Acá no hay nada que defender, el Poder Judicial, más allá de todo lo anecdótico, ha salido indemne de esta situación y es muy importante que así sea. Más allá de todas las desprolijidades que hubo, de tirios y troyanos –no quiero ponerle el sayo a nadie en particular– e incluso de la propia Corte, tenemos que poner el acento en la salvaguarda de la integridad del Poder Judicial, de sus jueces, que nunca ha sido atacada.

Más allá de todo lo anecdótico, tenemos que estar todos muy tranquilos y dejar tranquila a la Corte. Esta marcha me parece una forma de alterar el trabajo de la Corte, a tal punto que los propios magistrados no participan, dicen que por razones formales, pero en definitiva se trata de seguir esta filosofía.