Agricultura Familiar

La Tertulia Agropecuaria: El desempeño de los productores familiares en el agro uruguayo

La mayoría de las explotaciones de tierras en Uruguay son gestionadas por productores familiares agropecuarias. Sin embargo, éstos son una minoría en cuanto a la superficie de tierras que ocupan. En una nueva edición de la Tertulia Agropecuaria, Emiliano Cotelo y Rosanna Dellazoppa se propusieron abordar esta temática con una mesa integrada por Alfredo Albin, director de Programa Nacional de Investigación en Producción Familiar del INIA, Agustina Marques, licenciada en Sociología, José Olascoaga, director general de Desarrollo Rural del MGAP y Rodolfo Irigoyen.

(emitido a las 8.45 hs.)

EMILIANO COTELO:
En medio de la revolución que viene experimentando el campo uruguayo, vale la pena detenerse a analizar qué ha ocurrido con una parte esencial del sector agropecuario: los productores familiares.

En Uruguay, los productores familiares gestionan la gran mayoría de las explotaciones agropecuarias, unas 30.000, pero representan una minoría desde el punto de vista de la superficie de tierras que abarcan.

¿Qué es, exactamente, un productor familiar? ¿Cómo ha desarrollado este sector su actividad en los últimos cinco años, desde que tratamos por primera vez este tema en las tertulias? ¿Qué datos muestra el registro que funciona en el Poder Ejecutivo desde el 2009? ¿Cuál es el rol que debe jugar el Estado en el apoyo a este rubro?

Estos son los ejes de conversación. De esto vamos a charlar en los próximos minutos en compañía de un panel de especialistas.

ROSANNA DELLAZOPPA:
Previo a eso quiero aclarar que la formación de la mesa, como se ha dicho otras veces, es de los aspectos más difíciles. Dudamos mucho si incluir a alguien por el sector productivo, un productor pequeño, finalmente decidimos poner gente experta en el tema, porque, si no, queda una mesa despareja. Creemos que es un tema de debate permanente y que convenía este camino.

EC - Rosanna, ¿qué tal si los vamos presentando?

RD - Alfredo Albin, director de Programa Nacional de Investigación en Producción Familiar del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) e ingeniero agrónomo. Agustina Marques, licenciada en Sociología, trabaja en el Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Univesidad de la República (UdelaR), realizando investigaciones en el área de Sociología rural. José Olascoaga, director general de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP), doctor en Medicina Veterinaria.

EC – Y yo presento a "El Catalán", Rodolfo "Catalán" Irigoyen, ingeniero agrónomo, máster en Economía, integrante desde siempre de estas tertulias agropecuarias.

 

***

EC - Les propongo que comencemos con alguna aclaración sobre los conceptos que vamos a estar discutiendo esta mañana. Yo hablé de "productor familiar", una categoría que tiene incluso una definición del MGAP. Pero muchos pueden estar pensando en variantes, en conceptos parecidos, "pequeños productores", "empresarios familiares", "agricultura familiar", sobre todo teniendo en cuenta que la visto que la FAO determinó que este 2014 fuera el año de la Agricultura Familiar.

Entonces, ¿de qué hablamos cuando decimos "producción familiar"?

JOSÉ OLASCOAGA:
Lo más importante quizás es visualizar que estamos hablando de una familia que tiene a cargo la gestión de un establecimiento de producción agropecuaria en el que la principal mano de obra que se utiliza es la familiar. Esa coincidencia entre la unidad familiar y la unidad de gestión agropecuaria determina ciertas características que hacen que este sector tenga ciertas particularidades que lo diferencian de otros actores del mundo agropecuaria.

RD – ¿Eso quiere decir que no se contrata gente de afuera, no hay empleados que no sean de la familia?

JO – Hay un predominio de la mano de obra familiar, puede haber contratación de mano de obra asalariada, pero en el balance general del trabajo del establecimiento predomina la mano de obra familiar.

EC – Podemos agregar lo que dice la definición del MGAP y en todo caso avanzamos sobre ella: "Se considera Productor o Productora familiar agropecuario/a a aquellas personas físicas que cumplan simultáneamente con los siguientes requisitos: realizar la explotación con la colaboración de, como máximo, dos asalariados permanentes o su equivalente en jornales zafrales; explotar en total hasta 500 hectáreas índice CONEAT 100, bajo cualquier forma de tenencia; obtener su ingreso principal del trabajo en la explotación, o cumplir su jornada laboral en la misma; y residir en la explotación o en una localidad ubicada a una distancia no mayor a 50 km de la misma"

ALFREDO ALBIN:
Desde la investigación lo principal es lo cualitativo, pueden ser productores familiares que tienen 520 ó 550 hectáreas CONEAT, lo importante es que viva del predio, de la explotación agropecuaria, y que la unidad doméstica y la productiva estén integradas. Eso es lo básico para nosotros.

RODOLFO IRIGOYEN:
Empezamos reconociendo la existencia de un grave problema: tenemos muchas dificultades para definir nuestro objeto de estudio. Creo que éstas derivan de que esta tipificación proviene a su vez de estudios realizados hace más de 100 años en país absolutamente diferentes al nuestro. En esos países se definía claramente un sector denominado "campesinado", básicamente productor para auto consumo, sin acceso al crédito, con mano de obra exclusivamente familiar, y destinando al mercado interno lo poco comercializaba, sin ninguna posibilidad de llegar a cuestiones como las exportaciones, por ejemplo.

No es para nada el caso de Uruguay, todas las definiciones están llenas de "peros" y "dependes", ese es un problema grande.

En cuanto a la definición del MGAP, capaz que no podría hacer una mejor, pero me parece que tiene varias falencias. Una de ellas corregida en los hechos, porque por ejemplo la obligación de residir en el predio, que estaba muy asociada a lo que decía Olascoaga en cuanto a la unidad entre lo productivo y lo familiar, el Instituto Nacional de Colonización no lo está definiendo en esos términos y está otorgando predios a grupos de productores que de repente viven a 100 kilómetros. Lo digo como un avance de la realidad, me parece mucho más lógico esto que "condenar" a un productor y su familia a carecer permanentemente de una serie de servicios y de oportunidades laborales que otros productores sí tienen.

EC – Todos estos matices han ido permitiendo que nos ubicáramos en el término, pero falta escuchar a Agustina, y quizás a ella puedo agregarle esta otra pregunta: ¿Qué diferencias hay entre el término "productor familiar" y "pequeño productor"?

AGUSTINA MARQUES:
Justamente quería acotar sobre eso. Empíricamente productor familiar y pequeño productor quizás no se diferencian, pero sí son conceptualizaciones que responden a genealogías y visiones distintas. Pequeño productor en su origen más remite más a una concepción unificada de la producción agropecuaria, todos son productores, eso también tiene su carga de dominación e ideología donde algunos son un poco más pequeños que otros pero todos son iguales en algún momento.

Productor familiar trata de establecer una diferencia con el resto de los productores haciendo énfasis en lo que decía José de que el componente familiar es muy importante y que la unidad doméstica y la productiva están vinculadas. Tienen cosas específicas que los diferencian, pero hoy en día eso está como en discusión, ¿qué tan distintos son de los otros productores?, ¿cuáles son sus especificidades?

EC – Por ejemplo en la definición del MGAP se habla de un límite máxima del predio: 500 hectáreas índice CONEAT. En realidad podría pensarse, y seguramente hay muchos ejemplos, en productores familiares que manejan más que ese tamaño, ¿no?

AA – Sí, por eso yo decía que desde la investigación para hacer políticas diferenciadas siempre hay que definir el tamaño del corset, porque política está asociada a dinero.

EC – La definición del MGAP es a los efectos de tener acceso a determinadas políticas, pero no es que sea el único tipo de productor familiar.

AA – Exacto.

RD – Sobre todo pensando que hoy 500, 520 hectáreas, son un cambio radical respecto al pasado, por los cambios que ha tenido el agro en los últimos tiempos.

EC – Algunos datos más: Cómo se distribuyen por rubro de actividad. En el grupo de productores familiares que figuran en el registro del MGAP, se dedica a la pecuaria un 57%, a la horticultura un 17%, a la lechería un 13% y a la fruticultura un 4%. ¿Qué dicen esos datos? ¿Qué podemos ampliar a propósito de esos números?

RD – Te agrego a eso que ese número importante de productores discriminados por rubro contribuye en un porcentaje muy pequeño al movimiento económico del país: la mayor cantidad de gente es la que mueve menos la aguja de la economía, pero socialmente es la más importante. Por eso yo digo que este es un debate casi que permanente.

JO – Creo que todo esto es muy relativo o muy relativizable. En primer lugar una definición precisa como la que se estableció en el MGAP, que este año se actualizó, obedece a la necesidad de tener una herramienta, que es el Registro de Productores Familiares, que permita hacer un mejor diseño de las políticas y una focalización de las políticas a la hora de aplicar recursos. Obviamente que cuando hay que pasar una raya y dejar a alguien afuera y a alguien adentro siempre es ingrato y polémico.

Me parece que es importante volver a lo conceptual: ¿por qué es diferente un productor familiar de un empresario agropecuario? Entre otras cosas porque su toma de decisiones en torno a la gestión agropecuaria está condicionada no solo por una lógica empresarial de maximizar la ganancia sino también por otros aspectos que tienen que ver con la vida y la reproducción de la familia. Esto hace que muchas veces los productores familiares no razonen con una lógica estrictamente económica y dentro de un razonamiento económico capitalista. En su toma de decisiones influyen aspectos como la posibilidad o no de que sus hijos estudien, su deseo subjetivo de vivir y permanecer en el campo y otra serie de aspectos que no hacen estrictamente a una lógica de ganancia. Esa es la base en cuanto a la conceptualización.

En segundo lugar hay que tomar en cuenta la importancia que tiene el sector de los productores agropecuarios familiares en cuanto a su contribución al Producto Bruto Agropecuario; esto es variable según el rubro del que estemos hablando, no lo podemos homogeneizar tan fácilmente, en su papel como sector que produce y abastece de alimentos a la población. Si nosotros vamos a algo más específico, al sector hortofrutícola, la contribución de los productores agropecuarios familiares es casi del 80%, si vamos al sector de la lechería es de un 25% del producto de la lechería, en la ganadería algo parecido, depende mucho de los rubros. Si vamos a otros, como la producción arrocera o la forestal, su presencia es insignificante.

La necesidad de tener un registro es operativa, pero me parece que la base es una diferencia conceptual. Otro comentario, un poco para contraponer con Irigoyen: esta definición de productor familiar surge de una conceptualización y un acuerdo del Mercosur, de todos los países de la región, que establecieron en la reunión especializada de agricultura familiar una serie de parámetros, después cada país las adaptó de acuerdo a su realidad. Ahí discrepo con Irigoyen, esto no se basa en estudios que se hicieron hace 50 años sobre el campesinado, la definición que se aplica en el MGAP trata de ser reflejo de la realidad actual de los productores agropecuarios nacionales.

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EC – Los productores familiares en el agro uruguayo, ese es el tema que estamos tratando esta mañana en una nueva edición de la Tertulia Agropecuaria en la que nos acompañan la socióloga Agustina Marques, trabaja en el Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República; el veterinario José Olascoaga, director general de Desarrollo Rural en el MGAP; el ingeniero agrónomo Alfredo Albin, director de Programa Nacional de Investigación en Producción Familiar en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y Rodolfo "Catalán" Irigoyen, integrante de nuestras tertulias agropecuarias.

RI – Un poco refiriéndome a los números que dabas, Emiliano, quería destacar la enorme heterogeneidad entre los distintos sectores.

EC – Repaso los números. Cómo se distribuyen los productores familiares (por lo menos los registrados en el MGAP) entre los distintos sectores: Ganadería 57%, horticultura 17%, lechería 13% y fruticultura 4%.

RI – Eso mismo muestra las dificultades para la conceptualización. Refiriéndome a lo que decía Olascoaga, cuando yo mencionaba que esta conceptualización respondía a conceptos generados hace muchos años lo digo como matriz teórica, esto es claramente de una matriz teórica estructuralista, donde el tamaño era una determinante básica de las posibilidades productivas. Pero es habitual encontrar conceptualizaciones que tienen 50 años o 200 incluso, diariamente las vemos circular.

Lo que yo quería marcar, que me parece más útil desde el punto de vista de la conceptualización, pero también mucho más difícil de medir, es que creo que determina mucho más el carácter de familiar o no familiar, chico o grande, la dotación por unidad de superficie de capital y tecnología y la gestión del emprendimiento. Vamos a poner un ejemplo cualquiera, en 300 hectáreas en lechería o ganadería puede haber una empresa familiar, una empresa media o una gran empresa, todo depende del capital, de los procesos, de la innovación, de la gestión, mucho más que del número de hectáreas. Porque 100 hectáreas para un horticultor pueden ser una enormidad, pero a un ganadero le permite sacar solo el salario mínimo, por dar un ejemplo absurdo.

Coincido con José en los papeles, es todo muy lógico, pero después la realidad dice otra cosa, creo que enfocar con un planteamiento teórico que no se condice con la realidad nos lleva a cometer errores y a diseñar políticas que no se ajustan mucho a las necesidades.

AA – Quería no entrar en esto, que de repente para la audiencia…

RD –… Pero es básico.

AA – Me parece que tenemos que estar de acuerdo en que Uruguay tiene dos características, una de ellas vinculada a la agricultura: hay muchos productores familiares, pongámoslo con 500 ó 520 hectáreas, pero tiene una estructura de producción familiar muy importante.

EC – Según el censo del año 2000 eran el 57% de los establecimientos.

AA – Y hay rubros en los que son mayoría, en horticultura es más del 80%, es básicamente productores familiares. Nosotros lo podríamos comparar con otra característica de Uruguay: una estructura de pequeña y mediana empresa en el comercio y la producción no agropecuaria. Hay un paralelismo en eso: tenemos grandes empresas de comercio pero también kioscos, almacenes, etcétera. Esa es una característica propia de Uruguay, y en la agropecuaria es lo mismo: hay grandes empresas con producción muy importante pero también una cantidad enorme de productores que vendrían a ser los kioscos, por decirlo de alguna forma.

RD – ¿Y con eso uno debe inferir que deben ser tratados igual que al kiosco?

AA – Claro, de la misma manera que hay políticas diferenciadas y tecnología para la pequeña y mediana empresa. Hay políticas y tecnologías diferenciadas para ese sector de producción familiar.

RI – La gran diferencia está entre lo que vale un kiosco y lo que valen 400 hectáreas.

RD – Y sí.

EC – Pasálo a números, porque capaz que en este momento el oyente no tiene el precio de la tierra.

RD – ¿Precio medio de la hectárea hoy?

RI – El productor familiar, con la gran valorización de la tierra que ha habido en las últimas dos décadas, puede ser alguien que tiene muy bajos ingresos, muy pocas posibilidades de acceder a niveles superiores de vida, todo lo cual nos llevaría a tratar de ayudarlo, pero de repente tiene 400 hectáreas que valen por los menos dos mil dólares la hectárea…

EC – Sí, está sentado arriba de 800 mil o un millón de dólares.

RI – Vos vas al Borro y explicás que vas a ayudar a uno que tiene un millón de dólares y no sacás un voto.

AM – La relevancia que empieza a tener la producción familiar, que va de la mano de más políticas públicas y diferenciadas, tiene que ver con identificar al desarrollo territorial como algo relevante y deseable, además de la ecuación económica que se saque. Coincide el considerar al territorio como matriz social con componentes no solo económico y el desarrollo de una política específica.

RD – A mí me interesa retomar ese tema, lo que dijeron Alfredo y "El Catalán", en la comparación que hacían con el tener el kiosco o una pequeña empresa. ¿Es un problema hoy estar parado sobre 800 mil dólares y no tener capital o formas de inversión o adopción de tecnología para poder hacer producir eso, o es una oportunidad? No sé cómo lo mide el MGAP, porque a mí la verdad que me daría vergüenza decir "soy dueña de 500 hectáreas y no sé qué hacer".

JO – Creo que esto no podemos discutirlo como algo aislado sin mirar el modelo del país y las políticas generales y sectoriales del sector agropecuario, entre las cuales están las políticas diferenciadas para la agricultura familiar. Creo que tomar en cuenta la agricultura familiar como un sector diferente a otras formas de agricultura, y por lo tanto merecedor de políticas diferenciadas, está en la base. Pretendemos un modelo de desarrollo del país con gente en el campo, y todos sabemos las características de distribución de población que tiene nuestro país. Si queremos tener gente en el campo y que la población rural tenga posibilidades de reproducirse socialmente y de ocupar soberanamente nuestro territorio la agricultura familiar toma un papel muy importante. No solo, como decíamos, en su contribución a la producción agropecuaria en general, al Producto Bruto Agropecuario, en su papel como productor y abastecedor de alimentos para las ciudades y de una variedad de alimentos y una diversificación de productos alimenticios, sino también en la ocupación soberana del territorio y en el apuntar hacia un modelo de desarrollo con gente en el campo.

RD – Mi pregunta sobre eso es: ¿esa política debe ser sostenible en el tiempo y permanente?, ¿qué se está haciendo desde el MGAP para que esa gente permanezca? Dado que sabemos cuáles son las condiciones de vida en el campo.

JO – El lineamiento estratégico del MGAP en relación a la agricultura familiar se basa en generar oportunidades para que la producción agropecuaria familiar pueda insertarse competitivamente en las cadenas de valor. Esta es la definición estratégica de esta administración para el tema de la agricultura familiar, en un contexto general en el cual también esta administración ha tratado de generar oportunidades no solo para la agricultura familiar sino también para todo el sector agropecuario mejorando la inserción internacional de nuestros productos agropecuarios, trabajando intensamente en la competitividad sistémica, en la generación de bienes públicos que van hacia la apertura de mercados. Hay muchos ejemplos: los cítricos, la carne de calidad, cuando se abre un mercado de carne de calidad basado entre otras cosas en que Uruguay invirtió mucho dinero en el sistema de trazabilidad y eso genera un bien público que es capaz de generar oportunidad para agregarle valor a nuestras carnes, eso se hace para todo el sector agropecuario.

RD – Claro, ¿pero tú decís que eso va directo a un productor chico?

JO – Sí, los productores agropecuarios familiares ganaderos, que como ustedes vieron tiene un peso importante en el total, se benefician de las mejoras de la inserción de nuestras carnes en los mercados internacionales.

Quizás en el sector citrícola, que está más concentrado, esto no se vea tanto. Como decía, depende mucho de la participación relativa de la producción familiar en cada sector. Pero me parece que es importante tomar eso en cuenta, se han hecho muchas acciones diferenciadas para mejorar la inserción de los productores familiares en esas cadenas.

RI – De paso, no creo que haya un tema de riesgo de soberanía acá, para nada. Creo que la soberanía es exactamente la misma con productores familiares, chicos, medianos o grandes empresas. Eso en primer lugar.

A mí no me cierra por ningún lado es que la ocupación del territorio tenga que ser necesariamente en base a microempresas. Como decía hoy Alfredo, podemos hacer muchas comparaciones con el medio urbano, ¿por qué no con un asalariado muy bien remunerado que tiene su familia en una localidad rural? Con el avance de las comunicaciones y la popularización de las motos vive muy poca gente en el campo pero eso no quiere decir que no viva en el pueblo estrechamente vinculada al campo, yendo todos los días o día por medio a su lugar de trabajo. Esa necesidad de que para ocupar el territorio sean empresas, que en términos económicos son microscópicas, yo no la veo como tal. Quizás sí implique un cambio en el estilo de vida, y creo que es un tema muy respetable, pero no sé eso cómo lo podemos solucionar en términos económicos.

Disculpen, cada uno se acerca al tema desde su formación, yo lo enfoco siempre un poco desde el lado de la economía.

AA – Creo que el foco es microeconómico, como decía, los productores familiares hoy están, no es que uno pueda apretar un botón y decir "ahora son asalariados", es la realidad, son los números que Emiliano marcaba. Entonces, esa es la realidad, están, están ocupando recursos naturales patrimonio del país: el suelo. Lo que tenemos que hacer es mejorar su estructura productiva, sus capacidades de producción, para que puedan vivir en el campo, vivir bien, criar a sus hijos, y generar riqueza para el país. Creo que ahí está la cosa.

RI – El asunto es cómo.

AA – Bueno, pero yo creo que ese es el desafío que tenemos.

RD – Creo que en eso estamos todos de acuerdo. El tema es cómo se implementa.

AA – Pero "El Catalán" decía si no era mejor ponerlos como asalariados.

RI – Yo no decía eso, decía que no veo por qué otra forma de vinculación laboral no es igualmente saludable.

AA – Eso no existe.

RI – No, estamos diciendo que están desapareciendo, no sé si ya lo dijo Emiliano o lo va a decir ahora: censo a censo hay un enorme descenso de productores familiares, como pasa en todos los países del mundo, a no ser aquellos que tienen tal poder económico que, como dicen los suizos, "tenemos más productores familiares porque nos sale más barato que tener jardineros". Cuando tenés ese potencial económico podes darte una cantidad de "lujos" que nosotros no nos podemos dar.

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EC – En Uruguay los productores familiares están al frente de la gran mayoría de los emprendimientos agropecuarios, pero al mismo tiempo representan una minoría desde el punto de vista de la superficie de la tierra involucrada.

¿Qué papel debería jugar el Estado en el apoyo y el desarrollo de este tipo de productores? De eso estamos discutiendo hoy en la Tertulia Agropecuaria.

Estamos con la socióloga Agustina Marques, el ingeniero agrónomo Alfredo Albin, director de Programa Nacional de Investigación en Producción Familiar en el INIA, el doctor José Olascoaga, director general de Desarrollo Rural en el MGAP, "El Catalán" Irigoyen y Rosanna.

RD – A modo de cierre, estábamos diciendo fuera de micrófono que todos los que estamos aquí tenemos una preocupación social, más allá de que "El Catalán" haya mostrado también su mirada más hacia lo económico. Ayer en la producción me preguntaban por qué volvemos a tratar ahora un tema que tratamos en 2009, y les decía que los pequeños productores son un porcentaje importantísimo que sigue en descenso, como en todas partes del mundo, y a todos nosotros nos interesa tener políticas de Estado hacia ellos.

Ahora, con qué argumento, o de qué manera, o con qué instrumentos podemos ayudar a ese productor, si es que debemos ayudar y si es que la sociedad entera piensa que hay que destinarles recursos, creo que eternamente.

EC – En aquella tertulia de hace cinco años se había coincidido especialmente en que era necesario trabajar en formación, en educación y formación del productor. ¿Ustedes están de acuerdo, hoy, con esta misma línea?

JO – Sí, totalmente, un componente obligatorio de todas nuestras herramientas de intervención a través de apoyos económicos a los planes productivos es la capacitación de los productores. Sin duda que es un factor importante, así como el promover la adopción de tecnología, generar tecnología que sea adaptada, apropiada y apropiable por parte de los productores agropecuarios familiares, que es otra pata de esta mesa. Todo esto apuntando, como decía, a la inserción competitiva de estos productores en las cadenas, generar oportunidades y que se puedan insertar en las cadenas. Por lo tanto estamos hablando de que esto no lo pensamos como una política in eternum, sino que es una política para poder subirlos en las cadenas de valor agropecuario.

RD – Y después que quede el que se salva, digamos.

JO – Es importante también tener en cuenta que parece que se destinan grandes sumas de dinero a estas políticas, y hay un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo del año 2008 que mostró que Uruguay tiene uno de los niveles de apoyo al productor más bajos en la comparación internacional, en un índice que se usa para estimar el apoyo que el Estado da a los productores, Uruguay tiene 1,4%, esto quiere decir que cada 100 pesos de ingreso bruto del productor medio solo 1,4 proviene de transferencias derivadas de políticas agropecuarias. Es importante tomarlo en cuenta, es bajísimo en comparación con los países de la región y a nivel internacional mucho más.

EC – El debate continúa incluso con la participación de los oyentes, que hoy están mandando una cantidad de mensajes. Elijo este de Ignacio: "Estimados, tengo 28 años, soy de Minas, Lavalleja, mi padre tiene 80 hectáreas índice CONEAT 40% de promedio, es un pequeño productor ganadero. Con ese capital vivimos durante 20 ó 22 años los cuatro integrantes de mi familia, mi hermano estudió en la Universidad Católica y yo en la UTU; además, hay una camioneta modelo 2008. Me indigna que se discuta ayuda para alguien con diez veces más ese capital. Si alguien tiene algo y no sabe utilizarlo es su problema, esto pasa en todos los ámbitos".

RD – Yo le preguntaría al oyente si solamente vivían de esas 40 hectáreas, si no tenían ingresos extra prediales.

EC – Eso es lo que está diciendo, para algo mandó el mensaje.

JO – Me parece que es importante que no hagamos un paralelismo: producción familiar no es sinónimo ni de pobreza ni de baja tecnología ni de micro escala. Hay que tomar en cuenta muchos factores, pero hay ejemplos en Uruguay, ese que puso el oyente es uno, nosotros conocemos muchísimos, de productores familiares que sin dejar de serlo han tenido capacidad de gestionar sus unidades productivas, adoptar tecnología, formar a su familia, dar oportunidades. A eso aspiramos: al mantenimiento de una población en el campo no de forma artificial sino genuinamente insertada en las cadenas competitivas. Esto requiere, en muchos casos, apoyos, pero estos apoyos no deberían ser permanentes.

RI – El dato que daba Olascoaga de 1,4% me parece una señal de la fortaleza, de la robustez del sector agropecuario uruguayo en términos de su desarrollo productivo. Obviamente debe ser el país con mayor desarrollo empresarial, respecto a que toda su superficie y todos los productores lo tienen.

Volviendo a lo que se planteaba como pregunta para esta sección, quiero ratificar totalmente las conclusiones de hace cinco años: tengo muchísima más confianza en la educación, la capacitación, la generación de oportunidades de desarrollo como puede ser la Universidad Tecnológica, que tendría que estar mucho más avanzada y desde hace muchos más años.

No hay gran problema en el tema de adopción de tecnologías, porque hacen lo mismo, y la mano de obra no es cierto que sea solo familiar, cualquier productor familiar que se desarrolla hacia un mayor nivel productivo o de tecnología la primera restricción que encuentra es la falta de mano de obra, lo hemos visto muchísimas veces.

AM – Con respecto a lo que se discutía sobre el valor de la tierra, éste aumentó ocho veces para todos los que tienen tierra, en términos relacionales sigue existiendo la misma desigualdad. Desde el Estado la discusión debe darse en si es deseable que la tierra esté en más o menos manos. Sí, está más enriquecido el productor familiar, pero lo mismo pasa para todos los terratenientes.

AA – Yo quiero hacer dos comentarios bien cortos. Uno relacionado a que nosotros hablamos de agricultura de producción familiar y hay agriculturas familiares, estamos poniendo todo en el mismo tema y no sabemos ni de qué estamos hablando. En los países de la región dentro de producción familiar hay entre tres y cuatro sub categorías, creo que ese es un debe que tenemos, hay que trabajar más para ver si esa gran bolsa…

RD – El público objetivo concreto.

AA – Claro, hay que ponerle una lupa a eso.

EC – Del Censo General Agropecuario más nuevo, de 2011, están por conocerse esos números. ¿Va a ayudar en esa dirección?

AA – Va a ayudar, pero hay que hacer un trabajo que tiene que ver con la disponibilidad de los recursos, tanto de tierra como de los otros. Por ejemplo, Chile lo tiene de acuerdo a una unidad de 1.2 hectáreas de riego de acuerdo a la cual hacen clasificaciones y políticas diferenciales. Creo que ese es un paso que podríamos dar.

Aunque me cuesta en el alma, quería decir que estoy de acuerdo con "El Catalán" (risas) en el sentido de que se tienen que dar políticas de capacitación y educación. Agrego más: es lo que estamos haciendo desde el Programa Nacional de Investigación en Producción Familiar en lo que tiene que ver con esas palabritas que son "investigación científica", "desarrollo tecnológico", y, ahora, la nueva que es "innovación". Nosotros estamos con la innovación y por eso en nuestros proyectos la metodología de trabajo es la co innovación, porque está bien la investigación científica y el desarrollo tecnológico, pero en la medida que ese desarrollo no se transforme en innovación vamos a seguir estando con este tema. Para que haya mejoras en lo económico y en lo social tiene que estar la innovación con esa orientación.

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RD – A modo de cierre quería resaltar la importancia del tema, la sensibilidad que tiene para todos, y rescatar algo que dijo José, que al ser director del área de Desarrollo Rural del MGAP quizás sea el que maneja más información, que en lo personal lo que más me interesa es que cuando se acerca desde el Estado sea colaborar con herramientas y preocupación hacia el productor con el pensamiento en que en el corto o el mediano plazo el productor quede destetado, digamos, que no sea un apoyo in eternum, sino como dijiste tú hoy, que sea facilitarle el camino para seguir adelante. Lo que más queremos es que eso suceda en todas estas familias, para una cantidad de ellas es un modo de vida, lo que está claro es que sigue siendo un debate nacional en el que hay un montón de cosas para profundizar y para asegurarnos que efectivamente el dinero de la sociedad sea lo más justo posible en su distribución.

RI – Como cierre, creo que estamos hablando mucho más de diferentes escalas de producción, cosa absolutamente natural, y que eso por supuesto implica desigualdad, lo cual no quiere decir inequidad. Creo que la gran igualdad tiene que estar por el lado de la igualdad ante la ley y del acceso a oportunidades sobre todo de educación y formación.

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EC – De los mensajes de los oyentes elijo este, de Virginia, de Rocha, que dice: "Mi hermano y yo volvimos al campo gracias a la capacitación de las intendencias en incubadoras de empresas y del MGAP en cuanto a las mejoras en el predio. En mi casa se había arrendado el campo y lo destrozaron con sorgo. Ahora es otro tiempo, el nuestro, y estamos muy felices criando a nuestros hijos".

Creo que es un buen punto de partida para otra discusión que nos queda pendiente: el recambio generacional en estas producciones familiares en al agro uruguayo. Lo dejamos anunciado, vendrá.

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Auspiciaron esta Tertulia Agropecuaria: AGROENFOQUE - UPM - ERRO - BSE