Una carta que revela "claroscuros" de Rivera
En junio de 1820, Fructuoso Rivera dirigió una carta al gobernador de Entre Ríos, Francisco Ramírez. Allí queda en evidencia que Rivera quiso matar a Artigas, a quien califica como monstruo, déspota, anarquista y tirano. "¿Cómo se juzga a Rivera? Nunca supe hacerlo. He confesado muchas veces la fascinación que ejerce sobre mí un personaje con tantos claroscuros", comentó la historiadora Ana Ribeiro.
(Emitido a las 07.40)
EMILIANO COTELO:
¿La historia puede ser noticia? Ayer, la tapa del diario La República seguramente sorprendió a mucha gente con un título impactante y una nota francamente interesante.
"Rivera quiso matar a Artigas, a quien tildó de monstruo, déspota, anarquista y tirano." Encontrar que Rivera encaró esa aventura, pero además que utilizaba con respecto a Artigas semejante terminología ya es suficiente. Sobre todo cuando se trata de un documento recién encontrado.
El original de una carta que durante años negaron u ocultaron algunos historiadores uruguayos y que ahora fue ubicada por un investigador independiente (en un archivo de Argentina) revela que - en 1820 - el general Fructuoso Rivera convocó a ultimar al prócer José Gervasio Artigas, a quien calificaba de "monstruo, déspota, anarquista y tirano".
El hallazgo, que puede modificar muchos conceptos instaurados en la historia oficial del país (según admitieron historiadores contemporáneos consultados), fue realizado por el psicólogo uruguayo José Eduardo Picerno, quien por años se ha dedicado a indagar sobre el pasado uruguayo y la cultura indígena en la región.
El documento es una carta que Rivera dirigió, con fecha 13 de junio de 1820, al gobernador de Entre Ríos, Francisco Ramírez, quien entonces había traicionado a Artigas y lo combatía en las últimas batallas que `el protector de los pueblos libres´ daría antes de exiliarse en Paraguay, donde moriría hace 157 años.
"Todos los hombres, todos los patriotas deben sacrificarse hasta lograr destruir enteramente a don José Artigas. Los males que ha causado al sistema de libertad e independencia son demasiado conocidos para nuestra desgracia y parece excusado detenerse en comentarlos cuando nombrando al monstruo parece que se horripilan."
Con esas palabras escribía Rivera, que agregaba:
"No tiene otro sistema Artigas que el de desorden, fiereza y despotismo. Es excusado preguntarle cuál es el que sigue, son muy marcados sus pasos y la conducta actual que tiene con esa patriota provincia justifica sus miras y su despecho.
Con respecto a que yo vaya a ayudarle, puedo asegurarle que lo conseguiré, advirtiéndole que debo alcanzar antes permiso especial del cuerpo representativo de la provincia para poder pasar a otra. Mas tengo fundadas esperanzas de que todos los señores que componen este cuerpo no se opondrán a sus deseos ni los míos cuando ellos sean ultimar al tirano de nuestra tierra."
Así termina este tramo de la carta que se cita. Es el final de la carta.
La nota luego ubica antecedentes. Dice que en 1820 la Banda Oriental se encontraba bajo dominación portuguesa al mando del general Carlos Federico Lecor, conocido como el Barón de la Laguna.
Las fuerzas artiguistas habían obtenido una victoria en Santa María el 4 de diciembre de 1819, pero sufrieron una dura derrota en la batalla de Tacuarembó, el 22 de enero de 1820.
Artigas buscó retomar fuerzas y cruzó el Río Uruguay para pedir apoyo en los caudillos de Entre Ríos, Corrientes y Misiones. Pero aquellos tenientes que lo habían seguido en la creación de la Liga Federal ya tenían otros intereses y, si no se excusaron de darle auxilio, directamente lo combatieron, como Ramírez en Entre Ríos, a quien quedaría el moto de "el traidor".
En esa etapa en la que Rivera se integró a las fuerzas portuguesas y obtuvo mando de tropas y grado de coronel fue que se produjo la correspondencia con el gobernador de Entre Ríos.
Estamos con la profesora Ana Ribeiro, historiadora, integrante de nuestras Tertulias desde hace ya algunas semanas, y en particular una investigadora que ha trabajado sobre Artigas. Por ejemplo, en aquella colección "Los tiempos de Artigas", que se editó con el diario El País.
***
EC - Ana, ¿qué conocías a propósito de este documento?
ANA RIBEIRO:
Lo que conoce la gente y lo que conocen los historiadores tiene una diferencia. Entonces, de pronto para mucha gente es una sorpresa la carta publicada ayer por La República. Para los historiadores es menos sorpresa, porque esas expresiones, aisladas, no toda la carta en su contexto, estaban citadas en libros anteriores de diverso calibre. El más conocido era el de Raúl Setiembre Vera, un librito que se llamaba Aclaraciones Históricas, de 1937. Vera no fue un historiador profesional, entonces no estaba la correspondiente cita al pie, la aclaración de la fuente. Pero varios historiadores la citaban; sobre todo cuando querían denostar a Rivera, aquello era "la prueba" contra su figura.
EC - ¿Era una carta pacíficamente aceptada en el ambiente académico?
AR No. Hay pocas cosas pacíficamente aceptadas cuando de Rivera y Oribe se trata. Como son fundadores de los dos partidos tradicionales hay temas que son del fondo de los tiempos y sin embargo son de polémica permanente. Por ejemplo, tú no puedes hablar de la Batalla de Guayabos porque allí hay un conflicto permanente: ¿quién la dirigió? ¿Estaba Rivera al frente? ¿O fue Artigas que estaba lejos pero dio las órdenes? Puede parecer un matiz insignificante...Rivera era soldado de Artigas en ese momento. Pero para algunos grupos es muy significativo decir que Rivera no estaba al frente, porque eso le quita de la foja de méritos un triunfo patriótico fundamental frente a Buenos Aires.
El pasado en torno a Rivera y Oribe está altamente politizado. Está vinculado con los dos partidos y es muy difícil quitarle esa connotación. Cuando se quiere denostar a Rivera se traen sobre el tapete dos cosas: que desertó del bando artiguista y se fue con Lecor, y el exterminio de los charrúas; tema sobre el cual en los últimos años se ha abundado mucho.
Ahora se trae esta otra acusación como un documento muy contundente; si bien no inédito. Es la novedad que Picerno aporta y que pone sobre el tapete Roger Rodríguez, el periodista de La República que lo transcribe y hace la nota. Y que me consultó, por lo tanto no me sorprendí con el titular de ayer. Rodríguez incluso me hizo ver el documento en la computadora, la reproducción facsimilar, antes de publicarlo y me preguntó si me parecía auténtico o no. El original se encuentra en el archivo de Corrientes y hay una reproducción facsimilar.
EC - La información es muy precisa. Está en el Archivo de Corrientes, calle Pellegrini 1385, sala 2, Don Hernán Félix Gómez, Correspondencia oficial años 1810-1921, tomo 09, folios 053 al 055.
AR - Exacto. A mí me pasó algo parecido cuando escribí "Los tiempos de Artigas". Había dos cartas que Artigas había escrito en Paraguay que estaban en la misma situación. Estaban éditas pero nadie había visto el original. Entonces, la academia podía considerarlas o podía decir que eran de dudosa procedencia; lo cual deja un interregno sobre el asunto. Las encontré en el archivo de Asunción y a partir de allí es innegable que existen.
Esas dos cartas que encontré y esta otra van a estar publicadas en el Archivo Artigas, que es la publicación oficial fundada por Pivel Devoto, que desde 1950 publica todo lo que se encuentra sobre Artigas y ya va por el tomo 36. En esa publicación se va en orden cronológico. Lo último que salió es de los años 16 y 17, no ha avanzado más. Por lo tanto, ese documento no ha sido publicado oficialmente por esa razón.
EC - Tú dices que el hecho de que hasta ahora esta carta no se hubiera publicado en el Archivo Artigas no obedece a la controversia en torno a su existencia o su contenido, sino al hecho de que no se ha llegado a la fecha de la carta, en los documentos que se han publicado.
AR - No descarto que sea molesta como carta. Pivel Devoto tenía una idea muy conciliadora de los dos partidos (pese a que todo el mundo sabía que era blanco). Decía "estos dos partidos han fundado el país, debe recordarse esto y debe recordarse en armonía, porque son los dos pilares de todo lo que se construyó". No dudo de que él hubiera querido atemperar una cosa así, pero no creo que la no publicación obedezca a un ocultamiento. Quiero dejarlo claro. El Archivo Artigas es una publicación de la cual este país tiene que tener un enorme orgullo. Es una gigantesca obra colectiva y sencillamente no ha llegado al año 1820.
La otra cosa que debe tenerse en cuenta para juzgar qué significa esta carta es que en el año 1820 habían defeccionado del bando artiguista casi todos. Meses después de publicada esta carta, que es del mes de junio, el 5 de setiembre, Artigas estaba en las puertas de Paraguay con 200 hombres. Un hombre que supo tener 7.000 en armas. A muchos se los mataron, pero muchísimos lo abandonaron. Él mismo lo dijo: "La anarquía ha ganado mis tropas". Se lo dijo a Gaspar Rodríguez de Francia: "Por eso vengo a pedirle un lugar para entrar". La anarquía había ganado esas tropas.
Lo habían abandonado casi todos, antes o después. Muy pocos quedaron hasta el final. Quedó hasta el final Latorre (no Lorenzo). Quedó hasta el final su primo Otorgués, quedó confinado junto con otros, entre ellos, el hermano de Rivera y quedó también confinado Lavalleja. Un Lavalleja al que en algún momento lo compararon con Artigas y se ofendió; en años cuando el nombre de Artigas era muy oscuro y muy negro. Y Oribe también lo había abandonado meses antes de que lo hiciera Rivera; sólo que en vez de irse con los luso-brasileños se había ido a Buenos Aires. Pero había cruzado en un barco proporcionado por el Barón de la Laguna, o sea, Lecor.
Entonces, atención al contexto, lo habían abandonado casi todos.
EC - La carta, tal cual tú la repasaste, ¿te resulta un documento auténtico?
AR Sí. Por dos cosas. Una, la firma es la de Rivera. Yo no tuve más que la visualización en pantalla del texto original. Este documento, como todos los documentos de historia, sobre todo este que es tan polémico, debe ser sometido a la crítica interna, crítica de procedencia. Deben examinarse el papel, la tinta...todas esas cosas que van más allá de la mera apariencia. Yo estoy juzgando por la mera apariencia. Y en la mera apariencia la carta tiene una firma auténtica. La letra de quien la escribe no. Es notoriamente distinta de quien firma, no es la letra ni la caligrafía de Rivera. Rivera tenía unas faltas tremendas, aglutinaba palabras, dos palabras como si fueran una...Eran faltas típicas de Fructuoso Rivera, que sin embargo tenía una bellísima redacción y conceptos muy ricos. Eso hacía una contradicción que hace muy fácil distinguir su estilo.
EC - ¿Qué hay que entender? ¿Que fue una carta escrita por un secretario?
AR - Por un secretario; cosa muy común en la época. Casi todos tenían secretarios y escribían por medio de un amanuense. Eso no le quita verosimilitud a la carta. Pero la firma sí lo es, aparentemente (hay que hacer análisis de papel, tinta, etcétera).
Por último, hay un párrafo que tú leíste, el que más inculpa, que dice "yo pasaré", "yo lo ayudaré", "tengo que ver si consigo el permiso para pasar a esa provincia". Es un "sí, pero", quizás no. Y luego agrega: "No dudo de que mi tropa esté de acuerdo en ir a combatir el monstruo". Al decir "no dudo", la duda está planteada. Está diciendo: "Ojo, esta tropa es mía. Por lo tanto, es tropa que fue artiguista tanto como yo. Yo aún no sé del todo". Él cree que sí pero no sabe si la tropa va a estar dispuesta.
Por lo tanto pone dos pretextos por delante a Ramírez para explicar por qué quizás no pueda ir a ayudarlo. También hay que hacer esa lectura. No hay que leerlo solamente como "voy a ir a combatir al monstruo, voy a cruzar a matarlo". Eso es típico de Rivera: una enorme elasticidad política, una capacidad para acomodar el cuerpo... Quizás sí pero no. Lo hizo como nadie, para bien y para mal. Lo hizo en momentos en que fue detestable que lo hiciera. Y lo hizo en momentos en que "qué maravilloso, mirá cómo lo logró Rivera".
Ese Rivera que era, según la tradición oral, capaz de mentir perseguido por las tropas de Oribe, que habían sido mandadas por Lavalleja a combatirlo porque, desobedeciendo, iba a hacer la campaña de las Misiones y se encontró con los brasileños que venían de frente. Dice la tradición oral que a los brasileños se adelantó y les dijo: "Retírense del campo de batalla, porque esas tropas que vienen ahí atrás son mías, vengo reforzado y los voy a arrollar". En realidad era Oribe que lo venía persiguiendo para matarlo.
Se dio vuelta y le dijo a Oribe: "Esas tropas de los brasileños me están apoyando, retírense porque los voy a arrollar". Todos se retiraron a la vez. Será verdadera o no la tradición oral. Lo cierto es que la anécdota le cabe perfectamente a Rivera, y esa desobediencia significó el triunfo de las Misiones, que en definitiva le terminó dando la independencia a este país.
Entonces, ojo cuando se juzga a Rivera. Es un personaje en claroscuro. Si no se lo entiende a ciencia cabal no se entiende al país.
EC - ¿Qué impacto puede tener la confirmación de este documento en los análisis, en las interpretaciones de aquel período histórico y, sobre todo, de la figura de Rivera?
AR - Todo lo que ataque a la figura de Rivera es, directa o indirectamente, un ataque al Partido Colorado (PC). Esa es la lectura política; no la de los historiadores, que tenemos un mayor distanciamiento y podemos decir qué personaje complejo y fascinante. Pero la lectura en términos partidarios se aleja del punto de vista del historiador y termina en una cuenta corriente que pone en el `debe´ o en el `haber´. Esa carta se va a poner en el `debe´ del PC, que tendrá que salir a decir algo. Es lo que debe leerse exactamente en esto.
Pero para que quede claro cuán complejo era el personaje, este mismo Fructuoso Rivera que escribe esta carta fue el que mandó a buscar a Artigas cuando era presidente de la República para rendirle honores, se empeñó en que Artigas regresara. Artigas no le contestó. Nunca le contestó. No sólo no vino sino que no le contestó, porque estaba ofendido.
Rivera amparó a los hijos de Artigas y los crió. José María, el hijo legal de Artigas con su prima y esposa Rafaela Villagrán, fue criado por Rivera. Fue soldado de su ejército, cuando el ejército de Rivera iba a Asunción iba a visitar a su padre. Y también protegió, lo tuvo como soldado en su ejército y lo crió desde muy pequeño en su casa (lo crió Bernardina), al hijo que tuvo con Melchora Cuenca, Santiago. Y Bernardina fue al campo a hablar con Melchora para que también le diera la hija para criar, a María, pero Melchora le dijo que no, que se quedaba con la hija porque era lo único que le quedaba en la vida.
¿Cómo se juzga un personaje así? No lo sé. Nunca supe hacerlo. He confesado muchas veces la fascinación que ejerce sobre mí un personaje con tantos claroscuros... La fascinación en términos históricos. Me gusta mucho ese personaje lleno de contradicciones. Me gusta mucho más que un personaje sólo bueno o sólo malo, porque descreo que exista gente sólo buena o sólo mala.
Vea la carta del investigador José Eduardo Picerno, responsable del hallazgo en el Archivo de Corrientes
------------------------
Edición: María Eugenia Martínez