Entrevistas

Cuarenta años después, regresa la gran ópera al Sodre

Cuarenta años después, regresa la gran ópera al Sodre

El 18 de setiembre de 1971 se incendió el escenario mayor del Sodre. Desde entonces las majestuosas óperas quedaron relegadas a leyendas. El 22, 23, 24 y 26 de julio, con la presentación de "Eugenio Onegin", de Tchaikovsky, vuelve la gran ópera al Auditorio Nacional. Se tata de "una producción con escenografía, vestuario y orquesta en el foso" en la que "participarán más de 200 personas en escena", explicó a En Perspectiva Ariel Cazes, director artístico del Sodre. El jerarca, quien también integró elencos de ópera, resaltó que "el Auditorio Nacional permite hacer todo" porque "la parrilla del teatro tiene 35 metros, es imponente; y el foso alberga hasta 120 músicos". El artista afirmó que "va a haber una sola ópera", y agregó: "No pretendo hacer los 12 títulos que hace el teatro Colón o los 8 o 10 que hace La Plata, pero creo que este país da para mucho más".


(emitido a las 10.11 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Con más de 200 personas en escena, promete ser el espectáculo del año en su género.

(Música.)

Pero además la presentación de "Eugenio Onegin", de Tchaikovsky, significará el regreso de la gran ópera al Sodre, 40 años después del incendio del Estudio Auditorio de la institución.

Por si eso fuera poco, el estreno de este viernes implica también un salto cualitativo desde el punto de vista de la producción, ya que surge de la asociación del Sodre con teatros de otros países: las óperas de Poznan y Cracovia en Polonia, la Opera de Bilbao en España y el teatro de La Plata en Argentina.

¿Qué implica este emprendimiento para Uruguay desde el punto de vista cultural? ¿Cómo se ubica en el proceso de relanzamiento del Sodre, que ya ha tenido resultados tan destacados con el maestro Julio Bocca al frente del Ballet Nacional?

De esos temas vamos a conversar con el director artístico del Sodre, cantante lírico él mismo,Ariel Cazes.

Ustedes destacan que el estreno de "Eugenio Onegin" de Tchaikovsky significa el regreso de la gran ópera al Sodre después de 40 años. ¿Qué quiere decir eso? ¿Por qué ponen tanto el acento por ese lado?

ARIEL CAZES:
Es un hecho sustancial. Yo ando pisando los 50 y nací un poco inmerso en todo lo que es la cultura musical de este país y en lo que fue el Sodre, y recibí de mis ancestros referencias hermosas relativas a lo que era, en el ámbito de la cultura de nuestro país, ese buque insignia que fue el Sodre por tantas décadas a partir de su fundación, en las primeras décadas del siglo pasado. Yo crecí nutriéndome con anécdotas de mis abuelos, de mis padres, que hacían la cola una noche entera para sacar el abono; cuando el abono salía a la venta a principios de año aquello era una romería, era formidable.

Transcurrió ese trágico año de 1971, el 18 de setiembre, cuando el Auditorio Nacional se quema y se lleva consigo toda esa leyenda, todos esos sueños. E increíblemente, creo que no hubo vez que yo pasara por esa emblemática cuadra de la calle Mercedes entre Florida y Andes y no añorara, no mirara ese agujero que había ahí, primero un agujero, después tímidamente se fueron levantando los cimientos de lo que hoy es el notable, hermoso Auditorio Nacional Adela Reta.

EC - En estos años el Sodre, de todos modos, puso en escena algunas óperas.

AC - Se hicieron óperas, cuando acá hablamos de gran ópera, no estamos diciendo que no se hayan hecho óperas. Yo me formé como cantante haciendo óperas en Montevideo, pero mucha cosa en versión de conciertos.

EC - Aclaremos qué quiere decir técnicamente "versión de conciertos".

AC - Versión de concierto es cuando una ópera se hace no escenificada, se paran los cantantes a la italiana, como decimos nosotros, con la orquesta atrás, y cada uno hace lo suyo pero paradito con un esmoquin o un frac, con su partitura delante. No está todo lo que es la escenografía, todo lo que es el despliegue imponente que requiere un espectáculo de estas características. Después se hicieron cosas, pero la ausencia de la casa generaba muchísima añoranza. Existió aquí la Asociación pro Ópera, que hizo ópera durante algunos años, el Sodre nunca dejó de hacer cosas, pero la gran ópera es esto que vamos a presentar luego de 40 años.

EC - En lo que hoy es el Estudio Auditorio, cuando estaba en obra, estuvo el antecedente, en el año 2001, de aquella producción de Aída dirigida por Stéfano Poda que se desarrolló con la Sala Fabini en crudo.

AC - Yo participé, canté en esa producción, hice uno de los roles principales, el rol de bajo, no sé si cantaba el [personaje de] Ramphis o el rey. Fue a dos pianos, una ópera a piano ya no es gran ópera.

EC - ¿Qué es "gran ópera"?

AC - Gran ópera básicamente es una producción con escenografía, vestuario y la orquesta en el foso. A eso nos referimos. Para lograr eso transcurrieron 41 años, con el Sodre con el nuevo Auditorio Nacional, esa formidable casa que ha quedado plasmada en el sueño de tantos orientales ilustres; tengo que recordar a tanta gente, creo que el puntapié inicial de esto lo dio la doctora Adela Reta allá por el ochenta y pico. Después creo que faltó voluntad política para terminar, el Sodre ha sido de esos monumentos emblemáticos que se convirtieron en algún momento en mausoleos que estaban ahí depositados, a medio ser. Y restaba la voluntad política de alguien, en este caso creo que fue el doctor Tabaré Vázquez quien en algún momento dijo "vamos a terminar con esto", porque era algo como el edificio donde hoy funciona el Gobierno en la plaza Independencia, ese esqueleto que había estado ahí por décadas y décadas y décadas.

EC - Con el estreno de este viernes, el Auditorio Nacional Adela Reta sigue incorporando expresiones artísticas, porque está hecho para albergar ópera pero hasta ahora no las había tenido.

AC - Exacto. Tuvimos un comienzo el año pasado que fue el lanzamiento del Ópera Studio, u Ópera de Cámara, que es un proyecto destinado a los jóvenes, al perfeccionamiento. Todas las grandes casas de teatro tienen una ópera de cámara o una ópera de estudio, es algo así como la selección de un elenco estable de 10 o 12 artistas jóvenes para darles posibilidades. Posibilidades por ejemplo que no tuve yo como artista, yo un día me encontré arriba de un escenario y me había faltado todo ese paso previo de acercamiento a una producción, a las tablas, etcétera. Y hoy queremos darles eso a los jóvenes.

EC - ¿Qué ventajas tiene le escenario desde el punto de vista del tamaño, del equipamiento técnico?

AC - El Auditorio Nacional permite hacer todo.

EC - Tiene 27 metros altura, una boca de escena de 15,50 por 12 de alto.

AC - Exacto, la parrilla del teatro del Auditorio tiene 35 metros, es imponente. El foso alberga hasta 120 músicos, eso le permite algo que no permiten todos los teatros, que es interpretar todo el gran repertorio operístico, desde Verdi hasta Wagner, hasta las grandes orquestaciones que implican la presencia en ese foso de 120 personas. Es realmente imponente, y con una capacidad de butacas muy buena para una urbe como la nuestra de un millón y medio de personas. A mí me generaba un poquito de dudas, una sala de 2.000 personas no es fácil de llenar en ningún lado.

EC - Ahí viene otra pregunta posible con este acontecimiento de esta semana: desde hace unos años el teatro Solís tiene su propia temporada de ópera, y puede haber muchos oyentes que se pregunten, ¿hay espacio en Montevideo para dos temporadas paralelas en este tipo de espectáculos?

AC - Creo que va a haber una sola ópera. Personalmente tengo una excelente relación con Gerardo Grieco, con toda la gente, Álvaro Méndez, con todos los actores del Solís. Hay una idea de unificar todo esto. Yo no digo que deje de hacerse ópera en el Solís, porque el Solís es un teatro básicamente de ópera, es un teatro italiano concebido para tales fines, es un clásico teatro en herradura, pero evidentemente no nos da las posibilidades que nos da el auditorio para determinados títulos. Entonces se puede plasmar eso en una producción conjunta o en una temporada conjunta en la que algunas cosas puedan ir al teatro Solís y otras al Auditorio Nacional Adela Reta. Yo sí aspiro a que este país tenga una temporada; mi maestro, Fernando Garbarino, que hace un rato me llamó, me decía que ellos se quejaban antes del incendio porque en el Sodre pasaban nada más que seis o siete óperas al año.

EC - "Nada más".

AC - Nada más. Yo no pretendo hacer los 12 títulos que hace el teatro Colón o los 8 o 10 que hace La Plata, pero creo que este país da para mucho más.

EC - Además supongo que ustedes no están pensando solo en el público uruguayo. Hoy por hoy en el mundo se ha desarrollado lo que podemos llamar en términos muy generales turismo cultural, que a su vez tiene capítulos, hay un turismo de ópera, un turismo de aficionados a la música... ¿Ya está llegando ese tipo de visitantes? ¿Está viniendo gente de la región a ver, por ejemplo, conciertos, ballet y ahora ópera en Montevideo?

AC - El Sodre empieza a perfilarse como un referente en la región, eso es un hecho consumado. La llegada de Julio Bocca ha generado todo un revuelo que a veces los que estamos acá no captamos. Se ha generado un fenómeno un poco como el futbolístico, yo siempre hago un paralelismo entre el fútbol y la ópera, o las artes escénicas, porque tienen muchas cosas en común. Hay una enorme expectativa, no solo en la Argentina; en Argentina hubo siempre una llamita prendida, recuerdo que cuando desembarqué como artista en esas latitudes no había momento en que no se me acercara algún veterano y me preguntara qué pasaba con el Sodre, qué era de la vida del Sodre, que mediante las trasmisiones en directo de las emisoras del Sodre, de esas formidables emisiones de espectáculos en vivo, había sido un referente ineludible durante la vida de toda esa gente, en ciertas horas y fechas y días de la semana.

El Sodre vuelve a insertarse en esa realidad, en ese panorama musical regional, y a su vez eso trae incorporado un gran interés de determinado público, esto que tú me estás planteando, de acceder, y permanentemente se nos consulta.

EC - Pero más allá de esas inquietudes que surgen espontáneamente, supongo que esto se puede trabajar desde el punto de vista del marketing.

AC - Hay que trabajarlo, sí. Al Sodre como institución la parte de recursos humanos nos cuesta un poquito, pero estamos formando un equipo que esté capacitado para trabajar en todos esos frentes. Creo que el Sodre va a ser un teatro de punta.

***

EC - ¿Cómo es este pool de coproducción que involucra también al teatro de La Plata, a las óperas de Poznan y Cracovia en Polonia y a la ópera de Bilbao en España?

AC - Ha llegado un momento de la historia en que los teatros se han dado cuenta de que los esfuerzos individuales suelen ser muy caros, no es barato producir ópera, y ahí surge el tema de las asociaciones. Este es un tema que como cantante vengo hablando con distintos actores de la región. Quien está en este momento al frente del teatro Argentino de La Plata, el contador Leandro Iglesias, hace tres años era director general del teatro Colón, y venimos hablando de estos temas. Yo nunca pensé que iba a terminar siendo director artístico del Sodre, y una vez que llegó este nombramiento inmediatamente nos pusimos a trabajar en esa experiencia que ellos habían iniciado.

EC - ¿El Sodre tenía experiencia en coproducción con instituciones del exterior?

AC - No lo recuerdo, creo que no, no puedo decirlo con absoluta certeza en otras décadas, pero creo que en las últimas cuatro décadas no hubo, no sé si en su época dorada logró coproducir. Generalmente se traían producciones, eso se ha hecho permanentemente, mediante el alquiler, mediante el préstamo, los teatros han operado de esa forma, hacían una producción determinada, yo venía y decía "quiero esa producción, ¿cuánto me sale el alquiler?", y la alquilaba.

EC - ¿Cómo funciona en este caso esa coordinación de esfuerzos?

AC - Funciona en una primera instancia programando o llegando al acuerdo en determinados títulos. No todos los teatros producen, en este momento el teatro Argentino de La Plata es un gran productor de escenografía, tiene unos talleres formidables funcionando al cien por ciento. Eso hace que haya un marcado interés de teatros europeos, además por un tema de costos y diferencias de dinero y de tipo de cambio, a ellos les conviene enormemente producir en estas latitudes. No descarto que en algún momento el Sodre se convierta también en un teatro de producción, sería formidable. Y ahí empieza una serie de contactos, de afinidades con determinadas casas, en este caso coincide el teatro Argentino en un principio con la Ópera de Bilbao –debo agradecer públicamente a su director artístico, Jon Paul Laka, que además ha sido un puntal sumamente importante–, y luego las óperas que mencionaste, de Cracovia y de Poznan, dos casas polacas, dos teatros importantes, junto con el teatro Argentino deciden coproducir y luego nosotros nos sumamos a esa coproducción.

EC - ¿Qué implica en los hechos? Por ejemplo, ¿hay que entender que la puesta en escena que vamos a ver estos días en Montevideo es la misma que está rotando por todos esos teatros que acabamos de mencionar?

AC - Es la misma producción con distinto cast y distinta dirección. No así la dirección escénica, que es la misma. Porque acá hay un concepto de producción que genera un equipo, en este caso en Polonia, que está integrado por Michal Znaniecki que hace la dirección escénica, por Luigi Scoglio que hace el diseño escenográfico, por Bogumil Palewicz que hace la iluminación y por Zosia Dowjat que hace la asistencia tanto en vestuario como en puesta en escena.

Esta producción de Onegin ya ha estado en las óperas, se ha presentado en Bilbao, en Cracovia, en La Plata, ahora se va a presentar en Montevideo, y viajará próximamente a Manaos. En esa asociación los teatros son socios, cada uno pone una quinta parte; en este caso debo aclarar que el Sodre se ha subido a esa producción pero no ha sido socio en el aporte de capital.

EC - ¿Y cómo funciona su participación en ese proyecto?

AC - El teatro Argentino de La Plata no nos cobró un peso por traer esta escenografía, pagamos simplemente los gastos aduaneros, los despachos de aduana, es un gesto increíble que ha tenido esta gente para con nosotros, que yo destaco, debo destacar públicamente. El interés de ellos es que el Sodre empiece a andar, quieren que el Sodre también empiece a funcionar.

EC - Yo me preguntaba si hasta desde el punto de vista institucional, de las formalidades del funcionamiento del Estado, el Sodre está en condiciones de participar en una coproducción de este tipo con teatros de otros países. ¿Puede hacerlo?

AC - Creo que sí.

EC - ¿No hay rigideces burocráticas que compliquen la cosa?

AC - Sería absurdo, porque se trata de defender los dineros públicos. Una producción de este calibre puede salir 300.000 dólares la escenografía, y el monto se va a dividir equitativamente, o no, según lo que se negocie en cuanto a la cantidad de representaciones que se puedan hacer en cada país, etcétera.

EC - Por lo que tú decías, hay una escenografía común, un vestuario común, una puesta en escena común.

AC - Exactamente; cambia, cada teatro tiene la libertad de convocar a los artistas que le parezca, al director musical que le parezca, entonces cada uno va a tener su impronta. Va a ser el mismo espectáculo visualmente hablando, que se va a hacer en Polonia, en España, en Uruguay, en Argentina, ahora en Brasil, y vaya a saber dónde más, pero cambian los artistas, ahí corre el paladar de cada director artístico. En este caso quien hace la convocatoria de estos artistas soy yo, y creo que tenemos un elenco formidable.

EC - ¿Cuántos van a ser los artistas invitados, los artistas extranjeros, y cuántos los uruguayos?

AC - Invitados extranjeros tenemos a Natalia Kreslina y Dimitri Vargin, que vienen de Rusia, Natalia Kreslina es de Riga y Dimitri es de Uzbekistán. Luego está Pedro Espinoza, tenor chileno, que hace Lenski; están Guadalupe Barrientos y Daniela Tabernig que hacen Olga y Tatiana en el segundo cast; el segundo Onegin iba a ser Federico Sanguinetti, pero lamentablemente no pudo llegar y hubo que convocar a un artista argentino, Luciano Garay, y el resto son todos artistas nacionales. Estoy hablando de la consagrada Raquel Pierotti, de Graciela Lassner, de Stephanie Holm, de Guillermo Prilassnig, de Gustavo Balbela, de Rina Baffa, de Gerardo Marandino, de Raúl Pierri, de Álvaro Godiño, de Pablo Duplech. Creo que hay un 65 % de artistas nacionales y el resto son extranjeros.

EC - Ustedes mencionan que es una apuesta con 200 personas en escena. ¿Cómo es esto?

AC - Ahí hay, además del gran coro del Sodre, que ha hecho un trabajo formidable de la mano de nuestro maestro estable, Esteban Louise, que son 85, hay 85 más, hay un cuerpo de baile, por eso decimos que la ópera conjuga todas las artes, es una ópera que tiene momentos fantásticos para coreografías de danza. Debido a que el Ballet Nacional se fue de gira, Julio está en Europa con parte del Ballet Nacional y la otra parte está en gira por el interior, tuvimos que convocar a los chicos de la Escuela Nacional de Danza, a quienes se les está dando una preciosa oportunidad de que desarrollen el escenario, se muestren. Han hecho un trabajo formidable de la mano de una coreógrafa argentina, Diana Theocharidis. Y técnicos, iluminadores, maestros internos, creo que andamos por las 300 personas. Para entrar al escenario un día de ensayo hay que andar pidiendo permiso para pasar.

EC - Rosario Castellanos, que sigue esta entrevista desde la cabina de controles, levanta la mano y pide que la dejen ir, que quiere ir a ver uno de esos ensayos.

AC - Rosario es una amiga entrañable de la casa.

EC - Por estos detalles que estás dando queda claro que se trata de un espectáculo muy atractivo. ¿Qué más? ¿Por qué lo recomendarías, tanto si miramos el argumento, si atendemos a la música, como sobre todo a lo visual? Porque parece que estamos hablando de un impacto visual fuerte.

AC - Visualmente creo que el espectador va a salir impactado. Yo digo que se ha puesto a prueba nuestra logística, porque además aparecen elementos que rara vez aparecen en la ópera, en este caso agua, el director escénico ha hecho una metáfora con respecto al corazón de Onegin, al frío corazón de Onegin, que en este caso va a ser el hielo que en el transcurso de la ópera se va derritiendo, el hielo que aparece en determinados elementos en la escenografía se va a ir derritiendo y en el último acto hubo que montar no digo una piscina, pero hay agua en 200 metros cuadrados de escenario, en todo el escenario, en 10 por 20 metros del escenario útil, se va a danzar en el agua. Eso genera un efecto imponente.

Además hay un tema de vestuario, entre todos los cambios escénicos, los cambios de vestuario, hay 500 trajes en escena. Y hay una iluminación formidable, yo ayer veía un ensayo y no podía creer en determinadas escenas las cosas que se logran con tecnología y con grandes cabezas al frente, uno los ve apretando botones de luces en una consola, algo que para uno es como cantar en ruso. Es formidable, es un espectáculo que la gente no puede perderse. Está cantada en idioma ruso, pero los subtitulados la hacen comprensible para todos.

EC - Eso ya es un recurso obligado, que por suerte está funcionando muy bien en las experiencias de ópera en Uruguay, facilita mucho las cosas al público.

AC - A esta altura del partido no se concibe la ópera sin subtitulado, todo el mundo tiene acceso a la poesía, a lo que está pasando arriba del escenario. Yo no puedo hacer más que convocar, seguir convocando. Hay una enorme demanda de localidades, de entradas, que oscilan entre los 300 –ver este espectáculo por 300 pesos creo que no es posible en ningún otro teatro– y los 1.500 pesos, tarjetas de crédito, financiación, etcétera, pero hay una enorme demanda, le pido a la gente que se apure.

***

EC - Después del éxito del Ballet del Sodre, que es como el buque insignia de este renacimiento de la institución, después de la ópera que ahora vuelve con la fuerza de estos dos títulos que se ponen en escena este año, ¿cuáles son los próximos desafíos que se presentan?

AC - Estamos ante una temporada sinfónica ya por la mitad que ha tenido un éxito formidable, con la llegada este año de Julio Bocca al frente del Ballet, con toda la programación que viene haciéndose desde el año pasado y que ha generado un revuelo no solo en Uruguay sino en otras latitudes, y se da ese fenómeno insólito de hacer 10, 12 funciones de ballet a sala llena. Yo lo planteo en los teatros vecinos, lo planteé en el American Ballet y el gerente general me miró como incrédulo, ¿cómo vas a hacer 10 funciones a sala llena, en una sala de 2.000 personas? No podía creer. Es maravilloso ver la llegada al teatro de niños que ven un espectáculo de ballet de dos horas y media, tres horas, con una concentración.

Y seguimos con la temporada sinfónica, esta ha sido una temporada sinfónica muy fuerte, han llegado grandes directores, la llegada como director principal de Roberto Tibiriçá le ha dado una impronta, hemos tenido hitos memorables este año, en mayo hicimos un ciclo completo de Rachmaninov, dos conciertos dos sábados consecutivos, que fueron un éxito arrollador, se agotaron las entradas. Con la presencia del pianista irlandés Barry Douglas, se partió el teatro, fue una cosa que yo nunca había visto, el teatro lleno, 2.000 personas aplaudiendo 20 minutos seguidos. El pianista no se podía ir, tuvo que hacer dos bises después de haber tocado el piano una hora y media, en el primer concierto hizo el uno y el dos y después el tres y el cuatro, y la rapsodia sobre el tema de Paganini, y todavía este año nos resta.

Tenemos una temporada sinfónica con luminarias, Joshua Bell, que es el violinista del momento, Nelson Freire, y todavía nos resta una programación frondísima. Mi idea es hacer el tercer título que programé para este año, con el primero por tema logístico, que era Turandot de Puccini, no llegamos con los tiempos, pero quiero hacer Werther en noviembre, estoy peleando con el Consejo Directivo para lograr llegar con los números y con la convocatoria para hacer el Werther, de Jules Massenet. Quiero bucear por repertorios no tan clásicos, el teatro Solís ha hecho un trabajo formidable, a partir de la reapertura en 2004, de presentarle a la ciudadanía los grandes clásicos del repertorio, "La bohème", "Carmen", "El barbero de Sevilla", "El trovador", "Rigoletto", etcétera. Hay que seguir abriendo las cabecitas.

(Audio.)

EC - Supongo que reconocés esa voz.

AC - Es el Ferrando de "El trovador", me suena.

EC - ¿Quién canta?

AC - Canto yo.

EC - Esto no es la ópera que vamos a presenciar a partir del viernes, no es "Eugenio Onegin", es Ariel Cazes en su versión cantante. Lo hemos tenido en su versión director artístico del Sodre, así lo hemos escuchado en estos minutos, y al final lo escuchamos en el escenario.

Las obras se reanudan para terminar definitivamente el edificio, ¿para qué fecha?

AC - Pensamos que en un año tendremos salas de ensayo, tendremos la sala cien por ciento operativa. Va a ser formidable.

***

Transcripción: María Lila Ltaif