Tertulia especial

La tertulia de los viernes con Washington Benavides

La tertulia de los viernes con Washington Benavides

Poeta, profesor de arte y literatura, escritor y autor de numerosas letras de canciones interpretadas por diversos músicos, Washington Benavides es un destacado exponente de la cultura uruguaya. El tacuaremboense recibió, a sus 82 años, el Gran Premio a la Labor Intelectual, un reconocimiento que otorga el Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Los integrantes de la tertulia de los viernes dialogaron con Benavides sobre este premio y su trayectoria.


(emitido el viernes 16.11.12 a las 9.08 Hs.)

EMILIANO COTELO:
¿Qué tienen en común músicos como Alfredo Zitarrosa, Eduardo Darnauchans, Numa Moraes, Carlos Benavides, Los Olimareños, Los Zucará, Washington Carrasco y Cristina Fernández, Daniel Viglietti, Jorge Galemire, Laura Canoura, Larbanois-Carrero, Pablo Estramín y hasta Buitres?

Todos han musicalizado e interpretado textos de Washington Benavides.

(Audio Eduardo Darnauchans: "El instrumento".)

EC - Esa larga lista muestra solo una de las facetas de la obra de Washington Benavides, este tacuaremboense que a los 82 años acaba de recibir el Gran Premio a la Labor Intelectual 2012, un galardón que entrega el Ministerio de Educación y Cultura y que compartió con el doctor en física Rodolfo Gambini.

En la fundamentación de la candidatura a ese premio, se reseñaba que Benavides se ha dedicado "a la poesía, la enseñanza, la gestión cultural, la promoción y difusión de la cultura y de la lengua, a la observación crítica de la creación poética uruguaya, latinoamericana y universal, las conferencias, la producción de notas, ensayos y reseñas, la participación en eventos literarios, académicos y populares". Y se destacaba que todo ello lo ha encarado "con una coherencia e integridad que son una forma privilegiada de fortalecer y calificar la construcción de la cultura y de jerarquizar la comunicación de los creadores con el público".

Vamos conversar con él para repasar una parte de su vida y una parte de esa obra tan rica.

Washington "Bocha" Benavides, gracias por acompañarnos.

WASHINGTON BENAVIDES:
Es un privilegio pasar de ser escucha a estar aquí con ustedes. Porque han de saber que los sufro, tanto a la Tertulia como a vos, por años.

EC - Qué honor escuchar eso, Bocha, después de tanto tiempo. ¿Cuánto hace que no charlábamos?

WB - Años.


EC - Aquí estamos, rodeados además de otros amigos: están Carlos Maggi, Matilde Rodríguez Larreta, Juan Grompone y el Ruso Rosencof, que creo que vino, ¿no?

WB - Sí, yo me lo topé en la entrada.

EC - Andará distraído en alguna otra tarea en la radio.

WB - Estará escribiendo algo.

EC - Ellos van a participar en esta conversación.

Empecemos con la pregunta obvia: ¿qué significa el Gran Premio a la Labor Intelectual?

WB - Es todo un conflicto el que provoca ese tipo de premiación, porque –lo he dicho y lo digo con total honradez– uno siente que una parte del cuerpo, lleno de fluidos, de líquidos, la médula, la sangre, los huesos, la carne, se está transformando en bronce o mármol. Hay algo de eso, quieras que no, lo decía alguna vez el Corto Buscaglia con respecto a Mateo, era humor negro pero era una realidad, él hablaba del "marketing de la muerte".

EC - Es una manera de verlo.

WB - Es probable que cualquiera de nosotros haya visto a Mateo pidiendo los cinco pesos reglamentarios que pedía por las calles de Montevideo, y luego transformarse en ese "referente ineludible de la música popular uruguaya". Tú te das cuenta de que, como decía el admirable Ezequiel Martínez Estrada definiendo a Quiroga como un fronterizo, un hombre que se movía en una especie de límites. Y uno entra a ser un fronterizo, no de los cantores –¡ojalá fuese de los cantores!–, sino que te das cuenta de que algo tuyo ya ha dejado de pertenecerte.

EC - Pero ¿es bueno recibir un premio como este?

WB - Alguna vez alguien dijo que los premios Nobel tendrían que ser para jóvenes, o adultos en todo caso, pero no para calandracas como por lo general son aquellos a los que se les dan los grandes premios, el tipo respira y se muere, o anda en muletas o en sillón de ruedas. O, cosa triste, el anterior mío, apenas recibe el premio fallece, el queridísimo Barrán. Por lo tanto, sería necesaria una premiación de otro tipo.

CARLOS MAGGI:
No exageres, mirá que para mí sos uno de los chiquilines más inteligentes que había conocido, y seguís siendo, estás ahí.

MAURICIO ROSENCOF:
Esa iniciativa de los Nobel es bárbara. Tendrían que ser como Manzanares, tendrían que abrir sucursales, que empiecen a distribuir todo lo que viene de la dinamita, de Alfred Nobel.

WB - Le acaban de dar el premio Cervantes a Nicanor Parra, y fue el nieto a recoger el premio del rey, ¡el nieto! Por un lado, es muy lindo lo de la familia, para mí la familia es fundamental: yo sin la mujer y el hijo que tengo no habría llegado donde llegué, de eso no tengo la menor duda. Aparte de los amigos anónimos, esos que te paran en la calle y te dicen: "No, no, no, usted no me conoce, pero...". Es una cosa tan hermosa que a uno lo lleva al recuerdo de aquella anécdota de Mozart, que ya en el último año, cuando ya había hecho algunas de las óperas fundamentales, iba solo por calle, muy enfermo, 35 años, y escucha al mozo de la carnicería que sale cantando la canción de Papagena, dice: "Y él cobró aliento". Qué cosa preciosa esa, ¿te das cuenta? Nada de la gran cantante o la gran representación, sino que un hombre común, de pueblo, que había recibido. Qué anécdota esa, ¿no?

EC - Tengo que pasarte los mensajes que los oyentes han estado mandándonos desde temprano, cuando anunciamos esta entrevista. Algunos son para leer al aire y otros para que te lleves después escritos. Te valoran mucho, hay mucho cariño, mucho respeto, mucho reconocimiento a la obra de Benavides.

WB - Tú sabes que cuando me preguntan: "¿Y qué diferencia hay entre dar una clase, escribir un poema, pintar, dibujar, andar?", yo digo que para mí una clase es tan valiosa y tan trabajada como un poema o como una pintura, que me tomo la responsabilidad de una clase como si fuese un trabajo fundamental, no una cuestión rutinaria, una cosa de tu profesión, sino una cosa que va más allá de la profesión, de la vocación fundamental. Entonces, claro, como he andado recorriendo el Uruguay para todas partes... Yo me inicié como profesor en Santa Isabel del Paso de los Toros.

Una anécdota. Ángel Rama me pidió unos poemas para Marcha, yo le mandé "Poemas isabelinos", y uno de los muchachos que trabajaban en Marcha le dice a Ángel: "Benavides está en el interior y ahora sale con poemas de la época inglesa y cosas por el estilo...". Y Ángel lo mira y le dice: "Él está radicado, es profesor en Santa Isabel del Paso de los Toros".

(Audio Numa Moraes: "Nenena".)

WB - Aclaremos: yo tengo algo que ver con la música de esto, no con la letra.

EC - Acá es al revés.

WB - La letra pertenece a uno de los dos grandes poetas canónicos de Rivera, a Olinto María Simoes; el otro es Agustín [...]. Pertenece a Olinto María Simoes, tío de Larbanois, por otra parte. Todo el mundo está aquí emparentado, ¿no seremos parientes?

EC - Capaz que Maggi también tiene alguna relación. Lo cierto es que una parte importante de tu obra está muy relacionada con el canto popular uruguayo. A la hora de empezar la entrevista yo mencionaba una lista de nombres, tantos artistas han musicalizado poemas de Washington Benavides. ¿Esa es una tarea que buscaste intencionalmente o surgió por casualidad?

WB - En una milonga yo digo que fue un puente de guitarras lo que me trajo al mundo. Es una realidad, mi padre era un guitarrista excepcional; para que tengan una idea, don Lauro Ayestarán le grabó 40 temas, por lo tanto la música para mí estaba tan integrada como la palabra. Lo más probable es que yo haya sentido primero una chamarrita o una polca norteña antes que el "che, vení para acá", o algo por el estilo. En un poema digo –y es un homenaje a doña Glide Aliano de Benavides, mi madre, a quien con Numa le hicimos una canción que grabó Zitarrosa que se llama "Doña Glide"– "la música, mi madre", porque para mí la música fue mi madre, no puedo imaginarme una vida sin música, siempre he trabajado, donde quiera que esté, con música, tengo que tener música fuera de mí.

Por lo tanto esa variación impresionante de la lista o parte de la lista que tú mencionaste plantea el otro gran tema que se ha intentado dilucidar sobre mi creación, que son los heterónimos. Yo en realidad escribía textos heterónimos, porque tenía que escribir para la línea Darnauchans, una línea baladística refinada, él era un heredero de Donovan Leitch, Leonard Cohen y Dylan, lógicamente, desdeñaba lo obvio, por lo tanto el texto tenía que tener una cristalización poética muy especial. En cambio, yo trabajaba también para los neofolclóricos, como mi sobrino Carlos Benavides, Numa Moraes, Eduardo Larbanois...

EC - Te exigían de lo lindo.

WB - Creo que eso lo captó muy bien en una entrevista, de las últimas que hubo en Marcha, que me hizo Heber Raviolo que se llama "Una central poética". La central poética no la busquen por ahí, soy yo, parece, porque todo confluía en el fulano este, Washington "Bocha" Benavides. Y efectivamente, ahí ya estaba la idea de la heterogeneidad, de las distintas personalidades. Hay un ejemplo precioso, yo mandaba poemas, por ejemplo, a Mingo Bordoli para publicar en Asir o en El Ciudadano, y firmaba algunos de ellos "Pedro Agudo", que es mi primer heterónimo, y salía después "Washington Benavides". Yo no tenía idea porque no se estudiaba todavía en la década del 50 la heteronimia, entonces lo único que podía explicarle era: "No soy yo, es otra personalidad", y Mingo me decía: "Dejate de joder, Bocha, eso es un seudónimo poético, como Roberto Chavero y Atahualpa Yupanqui", y yo decía "No, no es eso".

***

EC - Te leo el mensaje más reciente, que llegó de la audiencia. Dice Mariana de Malvín: "‘El instrumento’ marcó mi adolescencia, y al profundizar en la poesía de Washington Benavides, mi pensamiento y mis emociones adquirieron una profundidad que me quedó para siempre. Gracias, maestro, y gracias a todos los músicos que difundieron tan bellamente sus estremecedores poemas".

***

(Audio Alfredo Zitarrosa: "Tanta vida en cuatro versos".)

EC - ¿Cómo nació el Grupo de Tacuarembó? Un grupo de estudiantes que se convirtieron en personalidades importantes de la cultura uruguaya.

WB - Tú lo dijiste, fue eso, porque el profesor más marcante era yo, pero siempre desdeñé que se me considerara un maestro. Yo me consideraba no digo un hermano mayor, porque parece otra cosa de la televisión que no desearía que se recordara por eso, pero ni nombre teníamos, éramos marca borrada, el que nos puso ese nombre fue Carlitos Martín, uno de los productores más importantes de espectáculos y un hombre de la cultura que desde hace décadas está radicado en España.

EC - En ese grupo había de todo, músicos, poetas, fotógrafos, artistas plásticos, ¿qué más?

WB - Hay algunas fotografías. A veces me preguntan: "¿Y este gordito que está aquí abajo?", "Ah, sí, ese es doctor en lógica, es el decano de la Facultad de Humanidades, José Carlos Seoane, que escribía espléndidos poemas que fueron musicalizados, entre otros, por Mariana García Vigil".

EC - ¿Y este otro? ¿No es el director del hospital de Tacuarembó, Ciro Ferreira?

WB - Es Ciro Ferreira.

EC - ¿Y qué hacía en el Grupo de Tacuarembó?

WB - Era un formidable cultivador de hongos, hacía unos hongos al escabeche. En la casa no los comían.

MR - ¿Esa es la opinión literaria que tenés de él?

WB - Lo que ha hecho Ciro Ferreira, cirujano, como director del Hospital Regional de Tacuarembó es un trabajo formidable. Eliminaron el tema de la vinchuca, el que conozca el norte sabe lo que eran esas viviendas donde uno movía un terrón y aparecía esa terrible figura propagadora del mal de Chagas.

EC - ¿Cómo se pudo conformar ese grupo? ¿Por qué pasó eso en Tacuarembó? ¿Qué ocurría en los años 60 en esa ciudad?

WB - Yo siempre, para burlarme un poco de Rivera, de Treinta y Tres, de Maldonado, que tienen gente muy valiosa, o Canelones, señalo que nosotros no tenemos un arroyito con agua milagrosa que la bebés y te transforma como si fuese una leyenda, lo más probable es que te agarres algo mucho más grave si tomás el agua del Tacuarembó Chico. Pero nosotros tuvimos en la década del 50 –eso es imposible de olvidar– cuatro personalidades que llegaron a Tacuarembó y la transformaron, cada una en su línea. Llegaron el maestro don José Tomás Mujica, medalla de oro de la música española, que se viene por el franquismo. Va a ser maestro en Montevideo, entre otros, de Tosar y Carlevaro, y termina yendo a Tacuarembó como director del conservatorio de música y para hacer terrible y despiadadamente abordado por los estudiantes en aquello que se llamaba una cosa ligada a la música pero que no tenía nada que ver con la música ni con nada, era un descanso para los estudiantes. Pero creó de inmediato el Taller Granado de Música.

EC - Y no fue el único nombre, decías, hubo otros.

WB - Llega, vuelto también de España, pero este era uruguayo, aunque le decían el Gallego y era el creador con Santamarina del teatro independiente uruguayo, Julio Castro Álvarez. Aquí en Montevideo trabaja en el teatro independiente y se va, porque lo envían al liceo como profesor de Historia y Literatura, y allá de inmediato crea una cosa que tiene un título insólito, Teatro Experimental Universitario de Tacuarembó. Teatro Experimental Universitario cuando no había universidad en Tacuarembó. Pero ese teatro va a crear un grupo de estudiantes que se transforman en actores, otros que van a continuar después su línea cuando él se vaya, y se van a dar Pushkin, Tolstoi, Pirandello. Iniciaron con "Prohibido suicidarse en primavera", fue una cosa admirable.

EC - Faltan dos.

WB - Llega nada menos que uno de los discípulos predilectos de Joaquín Torres García, el inolvidable Anhelo Hernández, a ser profesor de Dibujo, y de inmediato crea un taller de donde surgieron, entre otros, Gustavo Alamón. Cada uno de ellos creó lo que yo llamo la "carrera de postas", es decir, el maestro que no se queda en su trabajo personal, sino que se proyecta.

Y el cuarto es el arquitecto Domingo, creador de uno de los espacios arquitectónicos más valiosos y revolucionarios, que fueron los centros de barrio en Tacuarembó, como el denominado El Hongo, que todavía ahora es sorprendente. Ustedes que esperaban de pronto encontrarse con la patria gaucha, con sus ranchos y sus cosas, se topan con aquella belleza, y además trasgresora.

EC - Tú mencionas esos cuatro nombres porque antes del Grupo de Tacuarembó fueron los responsables de un ambiente que caracterizaba a esa ciudad, un ambiente fértil en el que la semilla del profesor Benavides terminó congregando al grupo que armó.


WB - Sí, pero vuelvo a decirte, ya se había creado una cosa muy linda en el liceo. Hubo un poeta –notable para mí–, pero mejor todavía ensayista, que fue Roberto Ibáñez. Él era inspector de Literatura, tenía que inspeccionar él solo a todos los profesores de Literatura de los liceos del Uruguay. Y se tomaba el trabajo admirable, que ningún otro inspector continuó, de pedirles a los profesores de Literatura o al director del liceo que lo pusieran en contacto con aquellos alumnos que tenían condiciones o que gustaban de las letras. Y una noche inolvidable leímos los poemas dos atorrantes, dos perdularios, dos goliardos de Tacuarembó, que éramos Walter Ortiz y Ayala y yo, a Roberto Ibáñez, que de inmediato dijo: "Quiero copias, eso lo voy a hacer publicar de inmediato en Montevideo". Con Walter –vuelvo a decir: éramos dos perdularios– nos mirábamos y decíamos: "Esto debe ser una broma". Había un ambiente, había algo que estaba condicionando esa apertura, ese abrir el diafragma. Siempre pensé que el liceo tenía que ser eso, un centro cultural-social.

***

EC - Recién el Bocha Benavides hablaba de sus comienzos como poeta, y por aquellos años hubo un episodio de su obra literaria que tuvo características insólitas, indignantes, chocantes. Estamos hablando de lo que ocurrió con su primer libro, "Tata Vizcacha". Sobre ese libro y la polémica que generó, el Ruso quería decir algo.

MR - Algo que el Bocha recién recordaba a micrófono cerrado, que cuando nos conocimos nuestras tarjetas de presentación fueron...

WB - Intercambiamos banderines.

MR - Seguro, en el centro de la cancha del boliche: él me dio "Tata Vizcacha", que era lo primero que publicaba, y yo le di "Las ranas". Después tuvimos unas sesiones vitivinícolas, me acuerdo de Walter que estaba totalmente enajenado. Y del "Tata Vizcacha" recuerdo algunos versos, aquello de "no vengan cuatro o cinco carajitos rojos a hablar de repartijas con la tierra", que era además una cosa muy inteligentemente hecha, que de alguna manera pintaba a figuras de Tacuarembó con el espíritu que lo habría hecho el viejo Vizcacha.

Con ese libro pasó una cosa insólita, que trascendió poco, incluso en aquella época, creo que vos estabas en el boliche que daba a la plaza: estos chicos de la JUP, de la Juventud Uruguaya de Pie, hicieron un rejunte de...

WB - En realidad unos precursores de la JUP, se llamaba Movimiento de Acción Democrática.

CM - Anterior en fecha, ¿no?

MR - Más o menos.

WB - Estamos hablando del 55.

EC - Año 1955. Compraron los libros y los prendieron fuego en la plaza.

WB - Sacaron los libros que estaban en las cuatro librerías más importantes de Tacuarembó, todo el material. Pero hay un aspecto importantísimo: era plena Guerra Fría, hay que recordar ese aspecto, hay que recordar que la Iglesia era preconciliar. Además yo era profesor de Historia del Arte en el Instituto Normal, y estaba por un lado preparando mi concurso de oposición para entrar a Secundaria, y estaba escribiendo el "Tata Vizcacha".

El "Tata Vizcacha" fue provocado por la lectura y el descubrimiento de un poeta excepcional, que ahora pregono para todo aquel joven escritor –o no joven– a quien le interese leer algo realmente importante. Yo estaba totalmente influenciado por Edgar Lee Masters y su The Spoon River Anthology. Por otra parte, es el primer escritor que crea un pueblo, antes aún que el condado de Yoknapatawpha de Faulkner, antes que Macondo, Santa María y todo, el poeta Edgar Lee Masters inventó el pueblito de Spoon River y hace hablar a los muertos del cementerio contando las verdaderas vidas y no las lápidas y epitafios falsos. Entonces dije: yo no los mato a los de Tacuarembó, pero voy a tratar de dar una imagen de las tres dimensiones sociales que podrían plantearse: los detentadores del poder, los servidores de ese poder y las víctimas. ¿Y a quién tomé? –que siempre me ha sorprendido que esté ahí muy orondo en una de las principales avenidas de Montevideo–: el viejo Vizcacha. Es una estatua de Belloni, el viejo Vizcacha parece un anciano de las Sagradas Escrituras, y recuerden que es el antigaucho, la cosa más negativa que puede haber. Dice José Hernández –lo hace decir a un hijo de Martín Fierro– que el viejo Vizcacha mató a la mujer de un palo por cebarle un mate frío. "Hacete amigo del juez, no le des de qué quejarse, que siempre es bueno tener palenque ande ir a rascarte." ¿A ustedes les suena?

EC - Suena mal.

MR - El viejo Vizcacha de Zorrilla con los perros, allá en la plaza Varela.

WB - Pero hay uno creo que en avenida Brasil.

MR - Ahí mismo, en la plaza Varela, y está con los perros.

WB - Ustedes lo ven y dicen "qué viejo formidable". Formidable para romperle la cabeza de un palo. Quiero decir, Belloni es un admirable escultor, por supuesto, pero ¿por qué esa obra? ¿Se desconoce el significado del viejo Vizcacha? Lean el Martín Fierro y van a ver la catadura moral; explota y los tiene afuera tirados como perros a los hijos de Martín Fierro. Es una cosa impresionante.

EC - Tú lo usaste en "Tata Vizcacha".

WB - Yo lo usé, precisamente, en el prólogo hablo de que estaba surgiendo el "tiempo vizcachero", es decir, el del acomodo, el del clientelismo, el de una cantidad de cosas negativas.

EC - ¿Quién sigue en la mesa con sus preguntas, con sus comentarios a propósito de la obra de Washington Benavides?

MATILDE RODRÍGUEZ LARRETA:
Obviamente yo me siento muy inclinada a las canciones, fundamentalmente "Como jazmín del país", que fue casi un himno en una generación, ahí en plena dictadura, la cantábamos con unción. Y tantas otras cantadas por Zitarrosa, como "Guitarrero viejo".

WB - Es bueno, Matilde, que tú toques eso, porque nosotros hicimos dos discos vinílicos en Sondor con la colaboración de un hombre nacionalista excepcional que fue Fernando Oliú y Quique Abal. Hicimos dos sagas históricas, la de Aparicio Saravia y la de Leandro Gómez. ¿Por qué lo hicimos?, ¿cuál era la significación? El de Aparicio era el enfrentamiento de un grupo que se levantaba contra un gobierno.

MRL - Contra el poder.

WB - Es notorio qué era lo que se estaba planteando. Y en el caso de Leandro Gómez más todavía, porque el enfrentamiento ya fue con fuerzas no solamente nacionales o del país, sino de los dos países más poderosos limítrofes. Eso caló, y no simplemente para despertar una juventud nacionalista.

MRL - Era para todos.

WB - Recuerdo perfectamente amigos míos batllistas que decían: "Sí, sí, ahora vamos a tener que hacer alguna cosa con el viejo Pepe". No con el actual, con Batlle.

MRL - Obviamente, era para todos.

EC - Vamos a ponerles sonido a estos recuerdos.

(Audio Carlos Benavides: "Como un jazmín del país".)

EC - ¿Se basaba en algún hecho real o era pura imaginación?

WB - Es un hecho real de Tacuarembó. Pero eso se dio en más de una oportunidad. Piénsese en Basilicio y Aparicio y aquellas cartas que según algunos las escribieron Javier de Viana y... Las cartas que intercambiaron Aparicio y su hermano son magníficas, en posturas completamente distintas.

Pero sobre esa canción hay dos o tres anécdotas muy lindas. Una, fue estudiada en La Sorbona. Dos, un gran poeta y notable traductor de poesía como el argentino Rodolfo Alonso estaba exiliado en Galicia y un amigo le hace llegar el disco Zitarrosa 74, se pone  a escucharlo, llega a la versión de Zitarrosa de "Como un jazmín del país"...

MRL - ... donde no nombra a Aparicio.

WB - ... y dice: "Me puse a llorar" y escribió un librito pequeño que se llama "Jazmín del país". Y la otra es que Hugo Giovanetti Viola escribió una novela sobre la canción. La proyección de esa canción fue una cosa muy grande, creo que el acierto del Bocha fue integrar una canción de amor con elementos históricos.

MRL - Exacto.

WB - Es ponerlo en la historia.

EC - ¿El acierto de quién?

WB - El acierto del Bocha.

EC - ¿Qué Bocha?

WB - El Bocha Benavides. Porque hay dos Benavides, uno con zeta y otro con ese. Rosario Peyrou había señalado si el Benavides con ese no sería también otro heterónimo.

***

EC - Dice Ana, de la audiencia, que manda su mensaje junto con decenas de oyentes más: "Yo soy frenteamplista, y sin embargo ‘Como un jazmín del país’ para mí sigue siendo un himno". Es todo un tema para conversar, ¿cómo le resulta a Washington Benavides –que notoriamente blanco no es– haber sido el letrista de esa épica blanca? Porque no estamos hablando solo de "Como un jazmín del país", ¿de cuántas otras canciones?

WB - Claro, pero sobre esa canción y sobre ese texto un destacado político batllista de Tacuarembó, un hombre macanudo, me dijo: "Aquí la gente no se ha dado cuenta de que la heroína es la mujer, y la heroína no es blanca".

MRL - "Otra divisa ladra", ¿no?

***

(Audio Larbanois-Carrero: "Como canta el gallo azul".)

JUAN GROMPONE:
Este premio a la labor intelectual me resultó muy grato. En primer lugar, porque fue la Academia de Letras quien propuso por unanimidad el nombre de Benavides.

EC - Y Juan integra la Academia.

JG - Sí, yo fui uno de los que levantaron la mano. Pero en segundo lugar porque ocurrió la síntesis de un poeta con un físico teórico, Uruguay reconoció finalmente la amplitud de la cultura, que va desde la poesía hasta la ciencia, y para mí va desde la gastronomía hasta la música, tiene enormes dimensiones. Este premio es como un punto de quiebre en la historia de los premios a la labor intelectual, se amplió el concepto de lo que era la labor intelectual, y en este caso tenemos un poeta y un maestro, un formador.

La segunda reflexión es: qué nostalgia que me da ese liceo de los años 60, que era un centro cultural y que ahora está tan decaído, tan venido a menos, tan destruido y tan mal. Hay que tomarlo como ejemplo, hay otra enseñanza media posible, ¿no?

EC - Sí, y fijate qué interesante, porque desde la audiencia un amigo y docente con quien ya hemos conversado, el profesor Omar Moreira, que nos escribe desde Colonia, además de mandarle su saludo al Bocha, dice: "Los misterios estaban en los liceos. En el de Treinta y Tres los Macedo, cuatro, Cageiro Sánchez, Gadea; en Melo los Vignole, Collazo y todos los otros; en Mercedes los Bordoli, los Lockhart, Cabezudo y otros, y en San José... En fin, sigan por las otras ciudades y tendrán muchas alturas docentes y generosas para citar".

WB - Ese es el Gaucho Moreira, autor de alguna de las mejores novelas históricas, "Fuego rebelde", más bien del otro lado, porque casi todas las novelas están del lado nacionalista y esta va entre los que tienen la cinta colorada.

CM - Pero tú sos en el fondo un ecléctico.

WB - Sí.

CM - En todos los aspectos.

WB - Exactamente.

CM - Te oía comentar las buenas cosas sobre el Partido Nacional, y yo había seleccionado para leer una milonga de las patriadas, que coincide en su tesis conmigo, cuando me puse a buscar algo sobre ti encontré esto que no había leído y me gustó mucho por lo que dice.

WB - Hay un detalle muy significativo en la versión de Alfredo Zitarrosa. Hay un error, porque en el texto original dice "caudillos, generales", y Alfredo dice "caudillos, federales". Se estuvo por parar la salida de ese disco, porque Alfredo dijo "Ah, no, pero yo...".

EC - Carlos, ¿ibas a leerlo?

CM - Sí, iba a leerlo. Me llamó mucho [la atención] esto que acaba de decir Benavides, yo lo había reparado, Zitarrosa debía tener una resistencia a decir "generales" y dijo "federales". Debía ser un momento muy bravo de la dictadura o de la posdictadura. A mí me gusta mucho la "Milonga de las patriadas":

Dime cuántos murieron en Masoller,
peleando simplemente y sin porqué;
cuántos muertos evoca Tupambaé.

Cuántos ponchos taparon, quietos en Arbolito;
justifica el coraje de aquel chiquito,
justifica el coraje de aquel chiquito.

Caudillos, generales, padres de la Nación,
inventaron un juego y nadie ganó;
inventaron un juego, nadie ganó.

Y al menos hubo un cambio, decidido y tenaz:
siguieron los paisanos, pobres nomás;
siguieron los paisanos, pobres nomás.

Dime cuántos murieron en Masoller,
peleando simplemente y sin porqué;
cuántos muertos evoca Tupambaé.

WB - Te voy a agregar algo muy personal: mi abuelo fue uno de los vencedores de Masoller, el coronel Marcelino Benavides fue uno, con Vázquez y Escobar, de los vencedores en Masoller, él era de extracción nacionalista. Y mi padre peleó también en Masoller, estaba montado a caballo y cuando desciende cae al suelo, no se había dado cuenta de que le habían metido una bala de plomo en la rodilla, cuando se sacó la bota, estaba llena de sangre. Y él nos contaba. En mi casa hablar mal de Aparicio era como hablar mal, en una familia religiosa, de Dios. ¡Cuidado que se mencionara algo! Fíjense en ese detalle, eso es lo auténticamente oriental, más que uruguayo, ese respeto. Iban por ejemplo con el coronel los Jiménez, a quienes yo quería mucho y los conocí, y eran todos blancos, pero iban por amistad, no era por la divisa, no era porque estuvieran enfrentados la capital y el interior, no, iban por amistad a pelear. ¿Cómo? Si Marcelino nos llama, hay que ir. Qué cosa impresionante, ¿no?

EC - Ruso.

MR - Me queda la sensación que me queda siempre estando con el Bocha: a uno no se le ocurre intervenir ni hacer comentarios, uno participa en esto escuchando.

WB - Muchas gracias.

(Audio Alfredo Zitarrosa: "Como un jazmín del país".)

EC - Es bien distinta la versión de Zitarrosa de la de Carlos Benavides.

WB - Sí, la versión de Alfredo tiene un acompañamiento orquestal. La otra es Carlitos con su guitarra, nomás.

EC - Esta es mucho más removedora.

MRL - Hay otras letras de Benavides que canta Zitarrosa que yo recuerdo con mucho cariño, "La bailanta", "una bailanta con acordeón"...

WB - Es una de las canciones más grabadas, las dos Soledades argentinas la grabaron, la notable actriz Soledad Villamil y la Sole, las dos grabaron "Chamarrita de una bailanta", que es medio dura.

MRL - Es maravillosa.

CM - Hablamos mucho de las letras de Benavides. Yo me copié un poema misterioso, y ahora que lo tengo cerca me gustaría conversar dos minutos con él sobre eso. Me gusta muchísimo este poema y está lleno de misterio. Dice:

¿A dónde va ese viejo con un banco en la mano?,
un banco de madera y de juncos trenzados.
¿A dónde va esa vieja con un farol de lata?
¿A qué azar atribuir esta derrota
mientras abril se hunde dentro del río Negro?

No es la furia destronada del cielo,
no es la providencia, el error de los hombres.
Cuatro cosas arrastra ahora, oscura corriente:
un farol y una silla, un viejo y una vieja.


WB - Esto pertenece al libro "Poemas de la ciega". La ciega es Paso de los Toros, porque nosotros vivimos un año sin luz, y eso es una referencia directa a lo que yo vi cuando nos iban sacando. Qué casualidad, fue Seregni el que estuvo a cargo de sacar a toda la población de Paso de los Toros.

EC - ¿De qué año estamos hablando?

WB - 59.

EC - La época de las inundaciones.

WB - Íbamos saliendo hacia Chamberlain, donde nació una de las grandes poetas uruguayas, Sara de Ibáñez, Sara Iglesias, e iba toda la gente, la obligaron a salir, el ejército la obligó a salir. Y yo, yendo en una camioneta rumbo a Tacuarembó, que nos había ido a buscar, esto es absolutamente la realidad, la prueba de aquello que dijo el gran poeta mexicano Ramón López Velarde: "una sola cosa sé: que el mundo es mágico".

CM - Está muy bien.

***

EC - Washington "Bocha" Benavides: felicitaciones por el Gran Premio a la Labor Intelectual 2012.

WB - Yo agradezco, la parte que todavía no es de mármol o de bronce te lo agradece, Emiliano, y les agradece a todos ustedes que estén aquí conmigo, porque en el fondo son una representación de eso que es lo que sostiene al creador. Lo que sostiene al creador es esa especie de fundamentos populares. Todavía no se ha analizado en profundidad lo que dio George Brassens, por ejemplo, la canción de texto española, para la difusión de la poesía. Yo planteo: te dan un libro de poesía y tú tienes que hacerlo tuyo, tener las ganas de abrir y de leer. En cambio la poesía vuelta canción va a vos, te agarra en un supermercado, en un ómnibus, entre otras cosas. La poesía va a vos a través de la corriente mágica del texto musicalizado y cantado. Lo que favoreció el conocimiento de Machado, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Juan Goytisolo, la poesía, y nuestros ni que decir, Idea Vilariño, Humberto Megget, ese admirable poeta que muere a los 24 años –como murió el maravilloso Conde de Lautrémont, a los 24 años–, el sanducero de 24 años que sin embargo a través de las canciones musicalizadas, entre otros por Numa y por Dino, ese otro grande de la música popular uruguaya.

EC - Un abrazo grande, Bocha. Cuántas cosas quedaron por conversar: no hemos hablado del Washington Benavides artista plástico, no hemos hablado del Washington Benavides conductor de programas radiales, no hemos hablado del Washington Benavides crítico literario... Queda material para unas cuantas entrevistas.

WB - Yo me siento muy a gusto acá, así que: gracias.

***

Transcripción: María Lila Ltaif