A partir de marzo

IMPO ofrece libros digitales como alternativa al fotocopiado ilegal de textos de estudio

En octubre del año pasado se desató una polémica por el fotocopiado de materiales de estudio. Propietarios de centros de fotocopias fueron procesados por la reproducción ilegal de libros. Previos al comienzo de clase, la Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales (IMPO) creó una biblioteca virtual. Gonzalo Reboledo, director del IMPO, contó a En Perspectiva que, en un principio, la iniciativa está destinada solamente a los estudiantes de la Facultad de Derecho; sin embargo, el proyecto a largo plazo es abarcar a todas las carreras universitarias. Según Reboledo "este programa apunta a salvaguardar las dos puntas de la ecuación: que el estudiante tenga acceso al material en forma económica o accesible, defendiendo los derechos del autor".

(emitido a las 8.59 hs.)

EMILIANO COTELO:
En octubre del año pasado, pocas semanas antes de que terminara el año lectivo y los estudiantes universitarios comenzaran con sus exámenes, la sociedad uruguaya se volcó a un debate muy apasionado sobre un tema bien complejo: la tensión entre derechos de autor y derechos de acceso a la formación.

Después de dos años de investigaciones, la Justicia de Crimen Organizado procesó sin prisión a 14 propietarios de locales por la venta de fotocopias de textos universitarios. La acción judicial se había originado en una denuncia presentada por la Fundación de Cultura Universitaria (FCU), la editorial que publica muchos de los libros que eran fotocopiados de manera ilegal.  

Como resultado, fuimos conociendo y entendiendo varias de las aristas que tiene este asunto: cómo se compone el costo de un libro, la importancia del trabajo de un editor en esa cadena, el reclamo de los estudiantes de acceder a materiales a bajo precio y los planteos de algunos movimientos que proponían discutir el concepto de propiedad intelectual tal cual está establecido en nuestro marco jurídico.

Parece que todo ese debate tuvo sus resultados: el próximo 10 de marzo se inaugurará una nueva experiencia en la relación entre las editoriales, los autores y los estudiantes.

Se trata de una biblioteca digital (o virtual, aún no está definido el nombre) que procura facilitar el acceso a materiales de estudio a un precio similar, y hasta menor, que el de las fotocopiadoras. La iniciativa proviene de una institución que hasta el momento permanecía ajena al debate: la Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales (IMPO).

Para conocer los pormenores de esta idea, estamos con su director, el sociólogo Gonzalo Reboledo.

¿Este proyecto que van a lanzar el 10 de marzo tiene su origen en aquella polémica de fines del año pasado?

GONZALO REBOLEDO:
Sí, tiene el origen en esa polémica, y además, nobleza obliga, en una llamada que nos hizo el diputado Luis Lacalle Pou manifestando su preocupación por esta situación e invitándonos a participar en el debate y a ver la posibilidad de intervenir como institución en la solución.

EC - ¿Fue a raíz de esa llamada que les hizo el clic?

GR - Exactamente.

EC - ¿Por qué el IMPO, una dependencia del Gobierno, se involucra en la búsqueda de una solución a este problema?

GR - Es interesante la pregunta, porque cada vez que hablamos de IMPO nos preguntan "¿y por qué IMPO?". A nivel general no se conoce mucho cuáles son los cometidos y las posibilidades que tiene por su infraestructura.

EC - Vamos a repasarlas.

GR - Tenemos una capacidad importante desde el punto de vista informático, IMPO al día de hoy tiene servidores con la potencia suficiente o necesaria para alojar este tipo de proyectos. Nos estamos preparando para fungir de base de datos de todo el Estado, y la realidad es que a medida que avanzamos las posibilidades han ido apareciendo. Hoy estamos con una página web muy importante, con buscadores muy potentes y con la base de datos legal y jurídica más importante del país y la única actualizada al día. Por lo que nuestros funcionarios, el equipo técnico de IMPO, están en condiciones de atender, asistir y administrar cualquier tipo de base de datos. Esta que nos convoca en la mañana de hoy es una más, con particularidades que hacen a la razón de ser, a la génesis, pero también es una base de datos. Insisto, tenemos el capital técnico y la capacidad instalada desde el punto de vista del hardware para alojarla.

EC - En un principio quizás se pensó que la solución iba a venir por el lado de la Universidad de la República (Udelar), pero me imagino que una solución por la vía del IMPO permite que los materiales que ustedes van a suministrar y poner a disposición queden abiertos para todos, para la Udelar y las universidades privadas, en fin, otro tipo de instituciones.

GR - Sin duda. Si bien el 10 de marzo empezamos solamente con dos carreras, es porque es el principio, es hasta donde pudimos llegar de octubre a hoy. La idea es abarcar todas las carreras, todas las universidades públicas y privadas y no detenernos allí. Al 10 de marzo estamos en condiciones de iniciar con el comienzo de las clases con una cantidad importante de textos para el primer semestre y las materias anuales de las carreras de Derecho y Notariado.

EC - ¿En qué consiste esta biblioteca virtual o digital?

GR - Es eso, es una biblioteca digital donde los estudiantes pueden encontrar los textos que se les requieren en los cursos a los que asisten en el año lectivo. La idea es combatir dos problemas con los que se convive hoy. El primero es el que tiene que ver con las fotocopias, que, como todo el mundo sabe, tiene como contracara el hecho de que muchas veces vulneran o no respetan los derechos de autor. Y el segundo es que, por estudiar con esa modalidad, los alumnos terminan estudiando en forma parcial, con fotocopias que vienen con apuntes, de apuntes inclusive, y no acceden directamente al texto, por lo que se pierde la riqueza del propio texto.

EC - Además, si estudia de esa manera, el estudiante no termina conformando su propia biblioteca. En el mejor de los casos tiene una montaña de fotocopias, y quizás ni eso, porque después esas fotocopias se rompen, se pierden, se prestan, y el estudiante queda o sin nada o con algo muy parcial.

GR - Es así. Lo viví en carne propia cuando hice la carrera. La mayor parte de mis textos eran con esta modalidad, muchas venían con los apuntes de estudiantes que habían participado antes que yo y muchas veces cometía el error de estudiar en los apuntes y no en el propio texto, incluso teniendo la fotocopia allí. Esto no solo resuelve el problema de la ecuación económica, sino que creo que además termina siendo una contribución a la propia calidad del texto y de la carrera que se está realizando.

EC - ¿Cuántos libros estarán disponibles en la fecha de inauguración?

GR - El 10 de marzo van a estar disponibles 30 libros y promediando el mes de mayo van a estar el 100% de los libros que se van a necesitar para el primer semestre de las carreras de Derecho y Notariado.

EC - ¿Hay de por medio un acuerdo con la FCU, que tiene ese protagonismo que yo mencionaba en este tipo de libros?

GR - Sin duda, esto proviene del trabajo que hemos realizado desde octubre a la fecha con la FCU. Ha habido una recepción muy importante y hemos estado trabajando, sobre todo FCU, en preservar los derechos de autor de quienes producen los textos en los que se estudian. Por eso creemos que esta solución cumple con los dos niveles que nombrábamos, el nivel del cuidado de los derechos de autor y el objetivo de que sea a un costo accesible para los estudiantes. En la FCU se ha trabajado teniendo en cuenta los derechos de autor.

EC - Ayer, en una nota que publicó el diario El País en la que se sostenía que el problema estaba sin resolver y que iba a seguir como única alternativa la fotocopia, por lo menos cuando empezara el año, se consultaba a Guillermo Chiribao, integrante de la Junta Directiva Honoraria de la FCU, y él decía que lo que tenían con el IMPO es un "preacuerdo". De hecho, se destacaba que las clases iban a tener que comenzar con el mismo problema con el que habían terminado. Entonces, ¿lo que hay con FCU es un preacuerdo o es un acuerdo?

GR - Firmado tenemos un preacuerdo, que de hecho contempla que los textos hoy están siendo pasados desde FCU y procesados en IMPO. Ese preacuerdo contempla cuáles son las características que esos textos van a tener, y en estos días vamos a firmar el acuerdo definitivo por el cual podemos poner esto en funcionamiento.
    
EC - O sea que si bien es un preacuerdo, eso no va a implicar alteración en el cronograma que usted estaba manejando.

GR - Podría darse alguna cuestión muy casuística, pero desde octubre venimos trabajando con FCU y hasta ahora no hemos encontrado ninguna dificultad. De hecho, al día de hoy estamos en condiciones de poner para acceso público una cantidad de textos que han sido suministrados por la propia FCU.

EC - Concretamente, ¿cómo es el acuerdo a propósito de los autores y sus derechos?

GR - De esa parte se encarga FCU. En cada texto hay una cantidad, que está incluida en el costo, que va al autor.

EC - O sea que efectivamente está contemplado el derecho de autor en el precio. ¿Y cuál será ese precio para el público?
    
GR - Tenemos tres grandes categorías: de menos de 100 páginas, de 300 a 600 páginas y de más de 600 páginas. Los textos de menos de 100 páginas van a tener un costo de 2 dólares, y los textos –que son la mayoría– de entre 300 y 600 páginas de 15 dólares.

EC - ¿Fijan el precio en dólares?

GR - Lo fijamos ahora en dólares. El costo se mide por hoja, entonces el costo promedio es de 80 centésimos la hoja en el caso de los que dije que costarán 15 dólares, y menos en los que tienen menos de 100 páginas.

EC - ¿Cómo es eso en comparación con el precio de las viejas y polémicas fotocopias?

GR - Una fotocopia en el mercado oscila entre 1,70 y 2 pesos. Y esto vale 0,80 pesos.

EC - Es una ventaja desde el punto de vista del precio para el estudiante.

GR - Sin duda, es una ventaja con respecto al precio de mercado de la fotocopia, y sin duda es una ventaja respecto al libro. Porque si la fotocopia es negocio es porque es más barata que el libro, entonces esto es más barato que el libro.

EC - ¿Y dónde está el secreto? ¿Cuál es la variable que explica este abaratamiento del costo?

GR - Está el costo del papel, que no se asume más, y está en la voluntad de los propios autores, de la editorial FCU, que no tiene fines de lucro, y en el trabajo que estamos poniendo en IMPO para que esto pueda salir.

EC - El año pasado cuando hablamos de este tema, lo tratamos en distintos espacios del programa, y en una Tertulia de los Viernes Juan Grompone ponía sobre la mesa algunos datos que después fueron confirmados por la propia Cámara Uruguaya del Libro. Decía que los derechos de autor son el 10% del precio de tapa de un libro, el costo de impresión anda entre el 15 y el 25%, el costo editorial en 15% y después aparece un costo de distribución que anda en el 55%. ¿Es de esos factores que surge el ahorro? Por ejemplo, en este caso no hay distribución o hay una distribución por vía electrónica que tiene un costo completamente distinto. ¿Por ahí están las diferencias?

GR - Sí, la logística de distribución acá es sensiblemente inferior, por lo menos en su impacto económico, a la logística de distribución de un libro impreso. Obviamente el editor -en este caso FCU- ha tenido una actitud muy proclive a que esto salga, y como se trata de una institución sin fines de lucro no ha tenido dificultad en acceder. Y después sí están los derechos de autor, que se contemplan, y que hubo que conversar y negociar caso por caso, pero insisto, esto está dentro de la órbita de lo que ha sido el trabajo de FCU.

EC - Un detalle sensible: esto implica que las librerías pierden una parte de su negocio.

GR - Creo que no…

EC - Es un hecho que habían perdido una parte de su negocio por la proliferación de las fotocopias. Pero ahora corren el riesgo de no vender ni un libro en papel.

GR - Es posible. En todo caso, si eso acontece, no va a ser por culpa de este programa. Esta es una modalidad que se viene dando en el mundo. De hecho, no sé usted, pero yo compro mucho libro electrónico y también compro mucho libro impreso, porque me gustan las dos modalidades.

Creo que el impacto va a estar en la fotocopia. Hemos centrado nuestro punto de comparación más con la fotocopia que con el libro, porque en su faz económica este programa –que, insisto, tiene una faz académica también– apunta a salvaguardar las dos puntas de la ecuación: que el estudiante tenga acceso al material en forma económica o accesible, defendiendo los derechos del autor. Entonces no sé si en las librerías, pero sin duda esto puede llegar a impactar en la fotocopia.

***

EC - ¿Qué pasó con la solución al fotocopiado de textos de estudio, aquello que se discutió tanto a fines del año pasado? ¿Se encuentra una alternativa? Se viene el comienzo de las clases, ¿habrá una posibilidad para los estudiantes de obtener los textos de otra manera, legal y al mismo tiempo con un costo razonable?

Parece que sí. El 10 de marzo se lanza un proyecto que en realidad es una biblioteca virtual que pondrá al alcance de los estudiantes libros digitales a un costo similar e incluso inferior al de las fotocopias. La iniciativa viene del IMPO, la Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales. Estamos conversando con su director, Gonzalo Reboledo.

Vamos a la parte práctica: ¿cómo se accede a uno de estos libros digitales?

GR - Se accede a la dirección de la web, que vamos a dar sobre la fecha, y allí se va a encontrar un menú de ofertas como el que tienen la mayoría de otras páginas donde uno puede adquirir libros o muy parecido. Va a estar la tapa del libro con el costo al costado.

EC - Durante la pausa vi la demostración que ustedes hacían, es un formato bastante conocido en esta materia.

GR - Exactamente, no tiene ninguna complicación adicional. Es igual y opera igual que cualquier otra biblioteca virtual.

EC - Una vez que se elige el libro, ¿cómo se paga? Lo preguntan algunos oyentes.

GR - La modalidad de pago también es igual, y con alguna ventaja respecto a las convencionales o tradicionales que conocemos, porque a las tarjetas de crédito, que están todas, incluida OCA, se les agrega Red Pagos como modalidad para acceder y comprar.

EC - Una vez que se concreta la operación, ¿qué ocurre con ese archivo? ¿De qué manera puede manejarlo el estudiante?

GR - Ahí hay dos o tres cuestiones que es importante aclarar. La primera es que el archivo está en condiciones, por sus características, de ser bajado y leído en tres tipos de soporte: en laptop o PC de escritorio, en tableta y en celular. Si bien es cierto que el celular es el menos cómodo de los tres soportes, por las posibilidades que tienen los textos –sacar apuntes, etcétera–, a veces es mucho más cómodo tener los apuntes, las anotaciones que uno hace en ese formato, porque lo puede portar cómodamente y llevarlo al salón de clase.

EC - Una vez que se compra el archivo, ¿el estudiante lo puede utilizar indistintamente en una laptop, en una tableta o en el celular?

GR - En principio, a partir del 10 de marzo, cada compra va a tener la posibilidad de ser bajada en dos formatos, quien hace la compra puede elegir en cuáles dos de los tres formatos lo quiere bajar, va a poder bajarlo en uno o en dos de los tres. Más adelante iremos incorporando más modalidades, otras características que esperamos que sean para beneficio de los estudiantes. Pero como ahora estamos concentrándonos en llegar al 10 de marzo con la mayor cantidad de textos posible, tratamos de concentrarnos en la decodificación de los textos. Una vez que tengamos esto resuelto vamos a ir incorporando modalidades y atendiendo las sugerencias que los propios estudiantes nos vayan haciendo.

EC - Había un cálculo de la Cámara Uruguaya del Libro que decía que el 96% de los estudiantes universitarios se preparan con fotocopias y no con libros originales. En cualquier caso, estamos hablando de papel, libro o fotocopias, pero papel. ¿Les parece que los estudiantes se van a adaptar a esta otra modalidad, al libro digital? En principio, el papel tiene algunas ventajas: se lo puede subrayar, se lo puede anotar, se lo puede prestar, las hojas se pueden pasar para atrás y para adelante con facilidad… ¿Cómo piensan que va a ser el shock desde ese punto de vista para el estudiante?

GR - Creo que la diferencia, en estos casos, es la tangibilidad del material. Todas las cosas que usted dijo se pueden hacer en estos textos…

EC - ¿Todas?

GR - Todas. Se puede subrayar, se puede sacar apuntes, se puede ir para atrás y para adelante con facilidad, se puede ir derecho a los apuntes, de los apuntes se puede ir a las notas, se puede volver al texto… Si por algún motivo se apaga la tableta o la laptop, porque se quedó sin energía o por equivocación, cuando se la vuelve a prender está en el mismo lugar. Y hay varios tipos de marcadores, etcétera. Tiene la misma versatilidad. Obviamente quienes tenemos la edad que tenemos somos de una cultura del papel, que nos resulta más cómodo y más práctico.

A propósito de eso, la Udelar hizo un relevamiento en nueve universidades de América Latina sobre la predisposición de los estudiantes a estudiar en estos formatos, y es altamente favorable a esto.

EC - Ustedes confían en que efectivamente se está dando, sobre todo en las nuevas generaciones, un cambio de costumbres, una adaptación a la idea del libro digital.

GR - Sí, creo que es paulatino pero que se está dando. No digo que a partir de mañana todo el mundo esté más contento con lo digital que con el papel, pero es un proceso que se está instalando y en Uruguay no nos vamos a quedar atrás.

EC - ¿La compra del archivo digital de un libro habilita al comprador a realizar por lo menos una impresión? ¿Se puede imprimir ese libro?

GR - En principio no, pero el software lo permite. Al principio no va a estar permitido, pero estamos estudiando varias modalidades, entre las cuales está la impresión, obviamente con un costo distinto. El costo que manejamos es para un texto que se puede ver, se puede leer, se puede anotar, se puede subrayar, pero no se puede imprimir. Pero así como estamos pensando en que con un costo distinto se pueda llegar a imprimir el texto, también estamos pensando en que con un costo distinto se pueda alquilar, no comprar definitivamente el texto, sino tenerlo por una determinada cantidad de tiempo y a partir de ese momento el archivo queda en el soporte pero no se puede acceder a él.

EC - Dice Verónica de Parque Batlle: "¿La web de la nueva biblioteca virtual respetará las normas internacionales de accesibilidad de sitios web? Estas normas son importantes para el acceso a los contenidos por personas con discapacidad, por ejemplo usuarios de lectores de pantalla o personas con dificultades motrices".

GR - Registramos la solicitud y nos hacemos eco de la preocupación. (Permítame que me fije específicamente si estamos contemplando esto, porque no lo había registrado.) La aspiración es que esto sea de libre y fácil acceso para la mayor cantidad de gente posible.

EC - Vamos a lo que se viene ahora. Un vocero de la FEUU (Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay) citado ayer por el diario El País decía: "Al día de hoy consideramos las fotocopias una herramienta valiosa para el estudiante, y evidentemente la mayoría de nuestros centros de estudiantes van a seguir brindando ese material, y si surge algún problema veremos cómo se podrá solucionar. Los controles fueron en un momento del año pasado, pero no nos hemos enterado de más intervenciones de la policía, algunas casas de fotocopias cerraron un tiempo y luego empezaron a vender igual".

¿El proyecto IMPO implica una solución para todo este panorama? ¿Han tenido reuniones con la FEUU?

GR - No hemos tenido reuniones con la FEUU. Las hemos procurado, estamos intentando concretarlas. Obviamente, si existe una voluntad por encima de esto de seguir haciendo fotocopias, nosotros no estamos en la cabeza ni en la voluntad de nadie. La solución apunta a brindar tranquilidad y respeto a todas las partes. Con las fotocopias se vulneraba el derecho de una de las partes, y no nos parece adecuado. Insisto, si hay estudiantes que igual prefieren las fotocopias y hay gente que va a seguir haciendo fotocopias de la forma en que se venía haciendo y que se demostró que no era legal, eso escapa a este programa.

EC - La experiencia arranca con los libros de la Facultad de Derecho y en el correr del año se va a ir extendiendo a las otras facultades. Todavía no está muy claro el cronograma…

GR - No hay un cronograma definido, pero sí hay avances con dos facultades más, Ciencias Económicas y Medicina, y la idea es impactar en todas. Más allá de si el 100% de los estudiantes dejan de hacer fotocopias y se vuelcan a este formato o el 10%, la idea es que todos tengan la posibilidad por lo menos de elegir: hago una fotocopia y no me importa qué le pase a la persona que invirtió en esto, que puso materia gris, que produjo lo que produjo, o prefiero respetar los derechos de quienes han trabajado para que yo pueda estudiar y me suscribo al formato electrónico. Por lo menos brindarle la posibilidad.

EC - Si se va a abarcar también a otras facultades no alcanza con acordar con FCU. Por ejemplo, ¿han estado en contacto con la Cámara Uruguaya del Libro? Ayer en esa institución el ambiente era de escepticismo, el vicepresidente, Jorge Saracini, decía en el diario El País: "Hay ideas que se pueden implementar en el mediano plazo, pero no en dos o tres meses, porque son complejas o implican acciones con más de 100 a 200 editoriales". Y Alicia Guglielmo, que es la presidenta de la Cámara Uruguaya del Libro, no estaba enterada del proyecto cuando hablamos con ella ayer de tarde, supo algo por lo que brevemente aparecía en la nota del diario El País. Y nos dijo que ellos estaban moviéndose por su lado para idear una plataforma de contenidos digitales, pero entendían que para ello necesitaban el apoyo del Estado, porque no hay forma de que el sector privado pueda desarrollar, por su cuenta, este proyecto para libros de nuestro país.

GR - Sí, es muy pertinente lo que usted subraya. Tuvimos un contacto telefónico con la presidenta de la Cámara ayer, y el viernes vamos a tener una para ver cómo podemos trabajar conjuntamente para esto. Insisto, la preocupación de las dos instituciones está en salvaguardar los derechos de todos los que participan en esto, no solamente los de los estudiantes, sino también los de toda la cadena que tiene que ver con la producción de este tipo de materiales.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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