Economista Javier De Haedo: para poder reducir la inflación "las políticas económicas tienen que guardar consistencia entre sí"
¿Cómo se interpreta el dato de inflación que se conoció en los primeros días del año y que dio una cifra más baja de la esperada? Para profundizar en este y otros aspectos del panorama económico actual, En Perspectiva entrevistó al economista Javier De Haedo, otrora vinculado al Partido Nacional pero actualmente dedicado de manera exclusiva a su profesión, quien aseguró que el dato del índice de precios al consumo (IPC) al cierre de 2012 "no refleja la inflación del año", y destacó la importancia de distinguir entre ambos conceptos. Según De Haedo "en los últimos meses hubo una política deliberada" del Ministerio de Economía para reducir el dato del IPC, lo cual derivará en que "todos los salarios que suben en enero tendrán casi un 1% menos de aumento de lo que habrían tenido". Interrogado sobre las medidas que permitirían bajar la inflación de manera efectiva y a largo plazo, De Haedo consideró que "el centro del problema" radica en lograr una mejor articulación entre las políticas económicas.
(emitido a las 8.47 Hs.)
ALEJANDRO ACLE:
¿Cuál es el estado actual de la economía uruguaya? ¿Qué implicará para los salarios de los trabajadores uruguayos que el índice de precios al consumo (IPC) en 2012 se haya ubicado en 7,48%, un punto por debajo de lo que debería haber dado ese dato si UTE no hubiera aplicado una medida puntual en diciembre? ¿Qué repercusiones tiene la caída constante del precio del dólar?
Estas son algunas de las preguntas que han venido discutiéndose en los últimos días a medida que avanza el primer mes del año y empiezan a conocerse distintos indicadores.
La semana pasada en En Perspectiva entrevistamos al economista Andrés Masoller, director de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), para hacer un repaso de estos datos y conocer la opinión del Gobierno respecto de la marcha de la economía. Esta mañana les proponemos buscar otra opinión: vamos a conversar con el economista Javier de Haedo, consultor independiente, docente de la Universidad ORT.
Antes de entrar en lo estrictamente económico, hagamos una aclaración inicial. Seguramente muchos recuerdan que usted ha estado asociado desde hace años al Partido Nacional (PN). Para empezar, formó parte del Gobierno del doctor Luis Alberto Lacalle; más recientemente asesoró al senador Jorge Larrañaga; en las elecciones nacionales pasadas, las de 2009, fue elegido primer suplente al Senado del doctor Larrañaga, cargo que llegó a asumir en algunas oportunidades; en mayo de 2010 además fue candidato a intendente de Montevideo por Alianza Nacional.
Después de todos estos movimientos, ¿dónde se ubica hoy? ¿Sigue vinculado orgánicamente al PN?
JAVIER DE HAEDO:
No, solamente como votante. Hace dos años que decidí no entrar más al Senado como suplente de Larrañaga, me volqué 100% a mi actividad profesional, a mis columnas tanto en Economía y Mercado de El País con un perfil técnico, como en Voces, donde despunto el vicio de volar un poco de la economía hacia temas más generales o políticos incluso. Estoy viendo el partido de fútbol desde la tribuna Olímpica o desde el palco de la prensa, en todo caso, pero ni en la cancha ni en el vestuario ni en el banco de suplentes, y pienso seguir en esta situación en el futuro previsible.
AA - En los últimos días la interna del PN ha estado muy movida con respecto a candidaturas. Usted la semana pasada en su cuenta de Twitter le dirigió un mensaje al diputado Luis Lacalle Pou después de que se conociera que va a buscar ser el candidato de Unidad Nacional a la Presidencia de la República. ¿Eso significa que apoya la candidatura de Lacalle Pou?
J de H - Reitero: soy solamente un votante. Cuando vea el menú completo de las elecciones internas del PN, de mi PN, voy a elegir a quién de los candidatos voy a votar. Me parece muy bueno que el diputado Lacalle Pou se haya lanzado al ruedo, quizás cinco años antes de lo que habría imaginado, porque hay veces que las circunstancias determinan que los tiempos no coincidan con lo que uno a priori se habría imaginado. Creo que le hace muy bien a la interna del partido y a la política nacional en general una cuota de juventud, una persona que en este momento está debajo de los 40 años. Es muy sano para el partido y para el país que empiece a haber en todos los partidos personas de esa generación metiéndose en la primera fila.
AA - ¿Hay posibilidades de que usted vuelva a involucrarse activamente en la política?
J de H - No en la próxima campaña, para nada. Es una decisión que ya tengo tomada, estoy dedicado a mi profesión y estoy muy gustoso de estar trabajando y predicando mis ideas y mis puntos de vista desde una posición de independencia y poder criticar mañana incluso propuestas de un candidato de mi propio partido sin que nadie pueda decirme nada ni pensar que estoy llevando agua para el molino de alguien. Seguramente voy a analizar en mis distintas columnas o en entrevistas las propuestas que se vayan haciendo en el próximo período electoral con ojos muy críticos, tratando de separar la paja del trigo y de contribuir a la discusión pública desde ese ámbito. Hay muchas formas y muchos medios a partir de los cuales los economistas podemos ayudar y contribuir a la discusión de las políticas públicas. Estar en cargos públicos o en la búsqueda de cargos públicos es un camino, no es el único, y quizás para algunos, como yo, no sea el más idóneo. Quizás haya otros ámbitos como estos, las entrevistas, las conferencias, las columnas de opinión, en los cuales uno pueda ser mucho más efectivo que en una posición pública.
AA - Aclarado este punto, pasemos a lo estrictamente económico.
ROMINA ANDRIOLI:
Comencemos hablando de inflación, un tema que ha estado mucho arriba de la mesa en estos días, porque a comienzos de este mes el Instituto Nacional de Estadística (INE) difundió el dato de IPC al cierre del 2012, que fue de 7,48%. La cifra llamó la atención porque en los 12 meses corridos anteriores la inflación se encontraba en torno al 9%, y porque si bien los analistas en general anunciaban que terminaría un poco por debajo de ese 9%, el retroceso terminó siendo mayor de lo esperado. La explicación detrás de esta caída importante fue la medida que tomó UTE en diciembre por la cual benefició con importantes descuentos en las tarifas a más de un millón de clientes. ¿Qué reflexión le merece esta situación? ¿Esperaba que la inflación estuviera por debajo del 8%?
J de H - Hubo varias medidas en los últimos tres meses del año con las cuales el Gobierno buscó que la inflación, que venía creciendo firmemente, revirtiera esa tendencia. Una medida fue el aumento de la tasa de interés del Banco Central del Uruguay (BCU) a fines de setiembre, que, como siempre ocurre, fue interpretada por el mercado como una señal de que se quiere ir a un dólar más bajo. No fue lo que pasó en esta última oportunidad de fin de diciembre, pero había sido siempre así; la prueba está en que se lo dejó bajar hasta cierto nivel y ahí se le puso un piso. O sea que más allá del canal crediticio muy poco claro que hay en nuestro país por ser una economía altamente dolarizada, el BCU contribuye a comprar un poco menos de inflación con un dólar más bajo, porque un tercio de la canasta de bienes y servicios que conforman el IPC son bienes en los cuales el dólar es relevante en la formación de precios, son bienes que se exportan o que se importan.
La segunda medida fue el acuerdo con los supermercados para bajar una determinada lista de 70 de las posiciones del IPC. Y después vino esto de UTE, que en el Gobierno se ha dicho que no fue buscado por el MEF, en todo caso fue una feliz coincidencia para el MEF. Aparentemente va a ser siempre así, todos los meses de diciembre nos van a descontar el cargo fijo y el cargo por potencia contratada promediando casi un 20% de la facturación de ese mes. Si el próximo diciembre ocurre de vuelta ya va a ser indiferente, porque el mes de diciembre de 2012 va a salir de los 12 móviles y va a entrar diciembre de 2013 con un comportamiento similar, pero en esta oportunidad, por ser la primera vez genera ese efecto, que hay prácticamente un 1% de IPC que no se cuenta por esa baja fuerte en la tarifa de UTE por una sola vez que se revierte en este mes de enero. Para ser bien gráfico, el IPC dio 7,5 pero la inflación fue de 8,4. El oyente podrá preguntar pero ¿cómo?, ¿el IPC y la inflación no son la misma cosa?
RA - Aclaremos ese punto que siempre genera confusión.
J de H - En mis clases trato de trasmitirles eso a mis alumnos: una cosa es el IPC y otra cosa es la inflación. El ejemplo más claro de que son dos cosas distintas es Argentina, allí el IPC dio 10,8 y la inflación fue de 25%. No quiero comparar Argentina con Uruguay, no tiene nada que ver, acá no se manipula el índice ni se hace ninguna cosa por el estilo. Pero a los efectos reales, en el año calendario 2012 el IPC terminó subiendo 7,5 y la inflación fue de 8,4. Es como la diferencia entre temperatura y fiebre, yo tengo un paciente que tiene 39 grados, le saco el termómetro, lo pongo un ratito en la heladera y lo leo y me da 37,5. ¿Cuál es la temperatura? El termómetro me marcó 37,5, pero el paciente tiene 39 grados de fiebre. Es exactamente así.
RA - ¿Quiere decir que lo que refleja el IPC de cierre de 2012 es "artificial"?
J de H - Exactamente, no refleja la inflación del año. La inflación del año fue más 8,5 que 7,5. El otro día Emiliano le pasó a Masoller un argumento que yo había trasmitido en la prensa en cuanto a que muchos economistas le estamos reclamando al Gobierno que tenga cuidado con la pauta de indexación, que la inflación pasada condiciona mucho los aumentos salariales y por lo tanto tiende a espiralizar y a perpetuar una inflación muy alta, y que podría ser bueno cambiar esa regla para desindexar y cortar esa inercia. Claramente el Gobierno no tiene voluntad de hacerlo, porque implicaría entrar en un conflicto con los sindicatos, pero en cambio encontró una alternativa, que es que el IPC termine dando menos. En los hechos tiene exactamente la misma consecuencia. Si hubiera dado por ejemplo, como en otras épocas se daba, el 90% de la inflación pasada a cuenta de la inflación o como dato de inflación para los aumentos salariales, habría sido lo mismo. La realidad es que los aumentos salariales de enero van a terminar siendo aproximadamente 1% menos de lo que habrían sido de no haberse hecho esto. A los efectos de la desindexación o de evitar que la política salarial siga fogoneando la inflación se logró ese objetivo por un camino alternativo.
RA - Volvamos al tema de UTE, que ha generado muchísimos comentarios de la audiencia, hace días que los oyentes vienen opinando al respecto. ¿Qué análisis hace sobre la medida que tomó UTE y que permitió que el IPC bajara más de lo esperado? ¿Es válido tomar este tipo de medidas, a las que no estamos acostumbrados en Uruguay?
J de H - El año pasado UTE fue noticia dos veces en este sentido. Lo había sido unos meses antes con aquel plan Tu Ahorro Vale Doble, por el cual un día nos encontramos con que el IPC de julio dio sorprendentemente bajo porque había bajado el rubro electricidad, y no nos habíamos enterado de que había bajado la cuota de electricidad. Sin embargo, como se comparaba el consumo de mayo pasado con el de mayo de este año, en el promedio hubo gente que ahorró. Como ese plan duró tres meses, en los tres meses hubo variaciones en el IPC atribuibles al cambio de la tarifa eléctrica, pero en el último mes se revirtió todo, porque quedó sin efecto. Fue un efecto por una sola vez pero durante tres meses.
Ahora las facturas de noviembre que pagamos en diciembre vinieron con ese UTE Premia que se revirtió en la factura que pagamos en enero. De vuelta, se hace muy difícil estimar el IPC con estas sorpresas. UTE está en todo su derecho a hacerlo dentro de su política comercial, y aparentemente la metodología del INE lleva a que se tenga que registrar de ese modo. Esos son los datos: UTE está en su derecho a hacerlo, no lo hace por una razón de IPC (aparentemente, creemos que es así), el INE hace lo que la metodología le dice que tiene que hacer y los economistas andamos como perros en cancha de bochas porque no sabemos si este mes va a tocar un aumento o una baja de UTE, entonces los modelos que usamos habitualmente no sirven para reflejar la inflación de cada mes.
RA - Masoller comentaba en la entrevista de la semana pasada que es una medida que UTE va a aplicar todos los años en diciembre.
J de H - Todos los diciembres. Claro, aunque no lo hubieran anunciado así ahora no tienen más remedio que hacerlo, porque si no, el próximo diciembre va a salir de la cuenta un menos 0,7 de diciembre de 2012 y va a entrar un más cero y algo de diciembre de 2013. Aunque no fuera política siempre, ahora va a tener que serlo.
RA - ¿Este tipo de medidas pueden ser "imitadas" por otras empresas del Estado a fin de que en cada diciembre se consigan efectos como estos, con esta incidencia en el IPC?
J de H - Del Estado o privadas, también el BPS hace una cosa similar con los buenos pagadores. Son políticas comerciales de las empresas y las pueden hacer dentro de su libre albedrío. El tema es que pueden tener impactos en el índice, a lo cual no estamos acostumbrados porque normalmente estas cosas no se hacían. En principio, creyéndole al Gobierno que no lo hicieron para eso sino que fue una feliz coincidencia, fue eso, una feliz coincidencia.
De todos modos hay que tener en cuenta lo otro que yo decía: el Gobierno buscaba con medidas concretas que el último trimestre del IPC diera lo menos posible, más allá del tema UTE. El acuerdo con los supermercados, la baja del tipo de cambio luego de subir la tasa de interés, en fin. Si uno ve el componente más duro de la inflación, el núcleo, el componente más estable, en los últimos tres meses promedió 0,2 mensual, cuando venía promediando 0,7, 0,8 mensual. Efectivamente hubo un impacto de esas medidas y en ese componente duro no pongo la electricidad, pero uno se puede preguntar hasta qué punto eso es permanente o es transitorio, porque ¿el dólar va a quedar para siempre en 19 pesos? Los acuerdos con los supermercados ya sabemos que se revirtieron, entonces quizás eso sea pan para hoy y hambre para mañana.
RA - Vamos al impacto en los ajustes de salarios. Usted explicaba recién que no es lo mismo inflación que IPC y por lo tanto aunque el IPC haya dado una cifra, la inflación real es otra. ¿Cómo afecta esta medida el poder de compra de los asalariados?
J de H - En la medida en que los aumentos salariales de enero van a tomar un IPC más bajo que el que uno imaginaba, todos los salarios que suben en enero van a tener casi un 1% menos de aumento de lo que habrían tenido si esto no hubiera ocurrido. Fue por una sola vez, pero es un 1%, tanto y tan poco como eso, ni más ni menos que eso.
Hay otras variables. Las jubilaciones no se dan por enteradas de esto, porque suben por el índice medio de salarios nominales. En cuanto a las patentes, el aumento fue de 9,03%. Venía escuchando a [Arturo] Echeverría [director de Recursos Financieros de la Intendencia de Montevideo] en otra emisora y decía que siempre se toma noviembre-noviembre y nunca se imaginaron que iba a pasar esto en diciembre. A fin de noviembre, cuando fueron las Jornadas de Economía del BCU, Masoller en una de las diapositivas que presentó en su exposición ponía un supuesto de aumento de salarios públicos de 8% desde el 1º de enero, más los diferenciales que en algunos incisos del presupuesto se dieron. Ahora fue 7,48, no 8; en ese sentido hay un ahorro.
RA - Para COFE con este dato de inflación del cierre del año el Gobierno hizo una maniobra que calificó como una "trampa" para controlar la corrección por inflación pasada en los próximos ajustes de salarios. El secretario general del sindicato, Joselo López, dijo a El País que en los hechos se trata de una pérdida financiera, "corrigen el salario para que en teoría se pueda comprar lo mismo que el año anterior, pero en realidad el segundo día del año ya empieza a perderse salario". ¿Coincide con esta opinión? ¿Entiende que es válido el reclamo de COFE?
J de H - Yo diría que maniobra y trampa no. Creyéndole al Gobierno, que no hay por qué no creerle, que lo de UTE no fue un pedido del MEF sino un tema de una política comercial de la empresa y por lo tanto una feliz coincidencia desde el punto de vista de los propósito del MEF, yo no diría ni maniobra ni tanto. Sí es claro, reitero, que en los últimos meses hubo una política deliberada del MEF para que vía acuerdo de precios con supermercados, vía menor tipo de cambio, el IPC fuera lo menor posible para que el aumento de salarios de enero fuera menos de lo que debía haber sido.
Pero esto no es nuevo, exactamente lo mismo pasó en 2007. En el otoño de 2007 hubo problemas climáticos que llevaron a una disminución de la oferta de frutas y verduras, los precios de frutas y verduras volaron, y llegó el aumento de julio, que con la inflación pasada fue terriblemente alto. ¿Qué hizo el Gobierno? Pasaron los meses, ya estábamos en primavera y las frutas y verduras no aflojaban, se venía el aumento de enero, igual que ahora, y en octubre se hizo un acuerdo para bajar los combustibles y que bajara el boleto (1,5 pesos, si mal no recuerdo, puso un peso el Gobierno y medio peso Juan Salgado [presidente de Cutcsa] , que dijo "yo me sumo porque va a aumentar la venta de boletos"). En ese mes la inflación dio negativo y contribuyó a que en enero se le restara fuego al aumento salarial. El IPC le jugó una mala pasada al Gobierno en sus pretensiones anti-inflacionarias por un shock de oferta de frutas y verduras en el otoño, y en primavera el Gobierno dijo: "Voy a compensar esa mala jugada que me hizo el otoño ahora en la primavera con algunas medidas". Exactamente lo mismo pasó ahora.
RA - Hay un mensaje de Gabriel, de la audiencia, que dice: "¿Está mal que se controle la inflación? ¿Hay que dejar que la inflación nos tape? ¿Eso es lo mejor? Da lástima escuchar eso".
J de H - No, por supuesto que hay que controlar la inflación, está muy bien, de eso se trata y por eso fue que el Gobierno hizo lo que hizo para tratar de sacarle fuerza. Porque ahora en enero, todos los sectores cuyos salarios aumentan van a remarcar precios, la salud y la enseñanza, por ejemplo, van a trasladar a las cuotas de los clientes de esos servicios el aumento salarial reflejado en sus costos; si eso da un 1% menos de lo que iba a dar también las cuotas de la mutual y de los colegios van a dar un 1% menos, y por lo tanto el IPC de enero va a recoger menos aumento del que habría recogido. Por eso estas medidas tendieron a desespiralizar la inflación.
RA - ¿Qué otras medidas sugiere usted para mantener la inflación dentro del rango que se plantea el Gobierno, que es de entre 4 y 6%, y que hoy está muy por encima de ese rango?
J de H - En primer lugar, no creo que ese sea el rango que se plantea el Gobierno. El presidente del BCU [Mario Bergara], en un rapto de sinceridad muy grande y de honestidad intelectual, dijo en setiembre que más allá del rango objetivo de 4 a 6% hay una zona de confort para los uruguayos en materia de inflación. Y yo diría, interpretando a Bergara, que esa zona de confort puede estar entre 6,5 y 8,5, o entre 6 y 8. Ese es el verdadero rango.
RA - Bergara decía que si se admitía más, de alguna forma se convalidaba.
J de H - Pero se admite más y se convalida más. El verdadero rango objetivo informal es de 6 a 8, no de 4 a 6; ese es el oficial. ¿Qué medidas se podrían tomar para tratar de que la inflación afloje? En todo caso, medidas como las que estábamos mencionando sirven para sacar del apuro, pero no atacan el centro del problema. El centro del problema está en que las políticas económicas tienen que guardar consistencia entre sí, eso es lo que todos los economistas estamos reclamándole al gobierno. Hay una política fiscal tremendamente expansiva. Hay una política salarial que en tiempos de gran crecimiento económico como los que tuvimos hasta 2011 podía dar aumentos salariales del 4 o 5%, e igual el empleo subiría porque el producto crece al 7. Pero ya en 2012 la realidad no fue igual y no va a ser tampoco en 2013, por lo tanto mantener esa regla salarial implica bajar número de trabajadores ocupados. Y hay una política monetaria-cambiaria totalmente a contramano de las otras, como la única piedra angular que trata de mantener la inflación bajo control a costa de una pérdida de competitividad.
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RA - En la entrevista de la semana pasada, el economista Andrés Masoller sorprendía proponiendo una revisión de la pauta de negociación colectiva. Decía lo siguiente:
"La actual negociación tiene un componente de inflación pasada y un componente de recuperación. Eso tenía una lógica más clara cuando se trataba de recuperar lo perdido en la crisis de 2002, se decía que se aseguraba un determinado poder de compra y sobre eso se daba un aumento real, seguro. Creemos que en un marco de más estabilidad de precios esa lógica de negociación debe ser revisada para ir hacia otros esquemas posibles que hay que discutir con los actores".
En las últimas semanas usted se ha referido a este tema por ejemplo en su columna del suplemento Economía y Mercado del diario El País. ¿Coincide con el economista Masoller en que debe revisarse el esquema que rige la negociación colectiva?
J de H - Cuando se sale de la crisis y asume el primer gobierno del Frente Amplio (FA), este se plantea el objetivo de recuperar los niveles salariales perdidos a partir del año 99 con la recesión que siguió a la devaluación de Brasil de enero de ese año y la crisis posterior, una caída de salarios de entre 20 y 25% a lo largo de esos años. El Gobierno del FA asume y se propone recuperar esa caída, y por suerte para el país enfrentó un mundo muy favorable que hizo propicio que esa recuperación se diera. No es un tema de soplar y hacer botellas, no es un tema de voluntarismo, ocurrió que la economía a nivel internacional nos sonrió, como nunca quizás en décadas, y permitió que la economía creciera a un ritmo de 6% promedio anual durante muchos años. Por tanto, ese aumento de salario real que se planteaba tanto a nivel privado como público se pudo hacer incluso aumentando la tasa de empleo en la economía, la ocupación, subieron los salarios y subieron los ocupados. Pero eso no fue porque hubo consejos de salarios ni porque ganó el FA, eso fue viable gracias a un mundo que nos ayudó muchísimo. Si la economía hubiera seguido creciendo al 3%, como históricamente, el salario real no habría podido subir al 5% anual como subió. Eso es así de sencillo, nadie lo puede discutir.
Coincido con Masoller en que estamos en otro tiempo ahora, esa recuperación se saldó, ya se dio hace algunos años, yo diría que hace dos o tres años ya se recuperó toda aquella pérdida de salario real. Entonces la lógica de dar determinado aumento más recuperación ya no tiene sentido, porque no hay más para recuperar, aquello que había que recuperar y se prometió recuperar se recuperó. Hay que ir a otra lógica, que debería ser: el salario real es el salario real, punto, no tiene en principio ni que subir ni que bajar per se, y hay que dar un componente que sea lo más representativo posible de cómo le va a la empresa que paga ese salario. Pero el PIT-CNT se niega a meter el tema empresa, prefiere hablar de rama, aunque la rama tiene problemas, porque no todas las empresas son iguales en una rama. Hay empresas grandes y chicas, endeudadas y no endeudadas, orientadas al mercado interno o al mercado externo, localizadas en Montevideo o en el interior. En el promedio se ahogan los petisos, hay que tener cuidado con eso.
Yo imagino que lo que está planteando Masoller es: mantengamos el salario real y que haya un componente de productividad, pero no de recuperación fijada administrativamente, sino con una base real sólida. La economía debería ir cuanto antes a un arreglo de esas características; es más, debería haber empezado hace dos o tres años cuando se saldó aquella recuperación pendiente.
RA - Pero si se quita ese incremento por fuera de la inflación, ¿no podría retraerse el consumo, cuando en tiempos de crisis se aconseja que se implementen medidas que generen mayor consumo?
J de H - Todo eso es relativo, porque el consumo también es lo que está causando las presiones inflacionarias que preocupan al Gobierno. Aquí tenemos un problema hoy porque el consumo está alentando el crecimiento de la economía en un contexto internacional y regional que ya no nos inspira un crecimiento, pero por otro lado esa fuerza de consumo es la que está alentando una mayor inflación. El gobierno tiene ese dilema en este momento: desacelera el gasto privado y se le desacelera el producto y se le desacelera la inflación, o no desacelera el gasto privado y no se le desacelera tanto el producto y la inflación sigue firme.
Creo que esta película termina en los próximos meses en que el consumo privado va a seguir firme y los uruguayos van a consumir más en Buenos Aires que en Montevideo o más en Argentina que en Uruguay. Ahí va a empezar a haber problemas en algunas ramas de actividad, en algunos sectores que no van a poder mantener el nivel de empleo y de salarios que están pagando.
RA - Otro tema que ha estado mucho arriba de la mesa en estos días es el dólar. En 2012 bajó 2,5% el tipo de cambio si se compara con el cierre de 2011, y esa caída, aunque se ha detenido en las últimas jornadas, continuó en los primeros días del año. ¿Cómo evalúa la situación actual asociada al precio del dólar, al tipo de cambio?
J de H - No alcanza el dato de que el dólar subió o bajó tanto por ciento. En primer lugar, lo importante es ver cuánto nos encarecimos o no en dólares, y a esa baja del dólar del año pasado hay que sumarle la inflación que tuvimos. La inflación en dólares que Uruguay tuvo el año pasado es la suma de la inflación más la apreciación de nuestra moneda, es decir que tuvimos una inflación en dólares del orden del 10% el año pasado. Y si vemos qué pasó en el resto del mundo, el resto del mundo no tuvo una inflación en dólares del 10%, fuera de la región la inflación en dólares estuvo en el orden del 1 o 2%, y en la región hubo deflación en dólares. Brasil se abarató en dólares el año pasado, el dólar en Brasil subió a lo largo del año mucho más que la inflación en reales. En Argentina, el dólar que más nos importa a nosotros, que es el dólar paralelo, no el oficial, subió muchísimo el año pasado, mucho más incluso que el 25% de inflación no reconocida por el Gobierno. Entonces el año pasado en Uruguay nos encarecimos un 10% en dólares versus un resto del mundo, fuera de la región que se encareció un 1% en dólares, y versus una región que se abarató en dólares significativamente. En conclusión, estamos en el horno, porque tuvimos una pérdida de competitividad sensacional el año pasado, que estamos viendo en sectores industriales que exportan a la región que no están aumentando sino disminuyendo sus exportaciones, y en el sector turístico con una rebaja importante en el ingreso de turistas y mucho mayor aún en el gasto de los turistas.
RA - ¿Cuánto cree que esta situación afecta la competitividad del país? ¿Cuánto más puede bajar el dólar antes de que afecte seriamente la competitividad?
J de H - Ya está afectada seriamente la competitividad del país. De vuelta, es un promedio en el cual se ahogan los petisos, y hay que ver quiénes son esos petisos. Los petisos en este momento son las industrias que exportan a la región y los productores que compiten con productos importados. Esos están pasando momentos muy complicados y con un dólar a 19,50 no anda, por lo menos hay que pensar en un dólar a 21,50, 22 para recuperar el terreno perdido. Pero un dólar a 21,50, 22, que sería donde debería estar como equilibrio de corto plazo, llevaría la inflación arriba del 10%, entonces eso no lo van a aceptar.
RA - En la entrevista que le hacíamos la semana pasada, el economista Masoller entendía que la caída que ha venido registrando el dólar no ha generado problemas importantes por ejemplo para las exportaciones uruguayas.
"Creo que no hay un problema de competitividad al día hoy, las exportaciones han estado creciendo, crecieron un 10% en el 2012, estamos en un nivel prácticamente de pleno empleo. Sí la reducción de los últimos meses es motivo de preocupación, pero no tenemos un objetivo explícito de cuánto debe ser el valor del dólar", decía Masoller. ¿Coincide con esa opinión?
J de H - No, es un disparate absolutamente. Cuando vienen momentos como este, en que empiezan a cambiar las cosas, tenemos que tener cuidado con cuál es la referencia que tomamos. Las exportaciones subieron un 10%; fenómeno, ¿subieron en volumen físico? Si subieron en volumen físico, ¿qué subió?, ¿carne, soja y arroz, o subieron otro tipo de productos? Hay que tener mucho cuidado. Estamos en pleno empleo, sí, estamos en una tasa de desempleo del 6%, pero si uno ve distintos indicadores del mercado de trabajo de los últimos nueve meses del año pasado las señales no son buenas. Bajó la tasa de empleo en los últimos tres trimestres, la cantidad de personas ocupadas, subió la cantidad de personas en el seguro de paro, bajó el índice de horas trabajadas en la industria, aumentó la precarización del empleo, es decir, bajó la cantidad de empleo sin restricciones que el INE publica todos los meses, bajó el ingreso de los hogares en los últimos dos trimestres. Estamos todavía en niveles muy buenos, pero hay señales amarillas.
RA - Usted viene alertando desde hace tiempo que este año pueden verse consecuencias más severas en materia de empleo.
J de H - No solo yo, también los colegas de CPA han hablado, [Alfonso] Capurro y [Gabriel] Oddone en su conferencia de diciembre llegaron a hacer incluso algún escenario de estimaciones de pérdida de empleos. La cuenta es sencilla: si el producto va a crecer entre 3 y 4% y el salario real va a subir entre 4 y 5%, evidentemente no da para mantener los puestos de trabajo en estas circunstancias. El año pasado, 2012, fue el primer año después de siete años en que la cantidad de trabajadores bajó. El producto creció menos de 4%, el salario creció casi 5%, entonces se ajusta por cantidad. Es tan sencillo como eso, es la lógica de una empresa, la lógica del funcionamiento del mercado.
Vuelvo al acuerdo que ahí sí tengo con Masoller: hay que buscar fórmulas de ajuste salarial que no tengan como contrapartida la pérdida de puestos de trabajo. Eso es lo que hay que mirar. Y cuanto más se demoren en ajustar eso, mayor pérdida de puestos de trabajo va a haber en los próximos trimestres.
RA - Volvamos al tema de la situación regional. Por un lado, Brasil ha mostrado un enlentecimiento de su crecimiento, lo que ya ha comenzado a afectar a la economía uruguaya; por otro, los problemas en Argentina con el manejo del tipo de cambio y las trabas a las importaciones también tienen repercusiones en nuestro país. ¿Cuál es el panorama, en su opinión?
J de H - El panorama es que desde el año 2012 estamos en una región con tres ingredientes distintos de los que veníamos observando. Cuando digo una nueva región me refiero a nuestros dos vecinos, Argentina y Brasil, con medidas proteccionistas, en ese caso las que más nos afectaron son las que vienen de Argentina, no tanto las de Brasil; ambos vecinos desacelerando fuertemente su crecimiento económico y creciendo alrededor de 1% en vez de 6 o 7%, como llegaron a crecer en algunos años anteriores, y ambos vecinos mucho más baratos en términos de dólares. Entonces nuestros principales clientes, que son Argentina y Brasil, sumando todo, bienes y servicios, están con medidas proteccionistas, creciendo menos y mucho más baratos. Es obvia la conclusión.
RA - Tenemos algunas preguntas de la audiencia.
AA - Por ejemplo, Daniel de Punta Gorda pregunta: "¿Qué habría que hacer para que subiera el dólar sin afectar la inflación?".
J de H - Habría que hacer una combinación de políticas como la que casi la unanimidad de los economistas que no estamos en el Gobierno estamos reclamando, que haya una política fiscal y una política de ingresos consistente con ese propósito. Pero eso es desde el punto de vista normativo, el deber ser, yo le digo a Daniel de Punta Gorda que no se haga ilusiones, no va a pasar eso, vamos a seguir lidiando con este dilema durante los próximos meses.
RA - Si miramos para adelante, ¿cuáles son a su entender los principales desafíos de la economía para 2013?
J de H - Los dos principales desafíos son los dos dilemas que tenemos sobre la mesa. Uno que viene ya de hace bastante tiempo, que es el dilema entre estabilidad y competitividad, del cual hemos hablado extensamente en esta entrevista, y el otro que se empezó a insinuar el año pasado, que es el dilema entre salario y empleo. Esos son los dos conflictos entre dos pares de variables que vamos a tener sobre la mesa en los próximos trimestres.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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