El senador de la lista 15 Isaac Alfie consideró que la propuesta de reforma tributaria no tiene "justicia".

Alfie: reforma crea súper impuesto a los sueldos

El senador de la lista 15 Isaac Alfie afirmó que el BCU no logrará cambios sustanciales en el precio del dólar. Tampoco cree que Cancillería haya logrado modificaciones importantes al tratado con Estados Unidos. "Cambian cinco palabras", dijo. Además consideró que la propuesta de reforma tributaria no tiene "justicia" y en vez de Impuesto a la Renta crea un "super" impuesto a los sueldos.

(Emitido a las 8.55)

EMILIANO COTELO:
El gobierno firmó el viernes en Mar del Plata el tratado de inversiones con Estados Unidos. La oposición critica el manejo de la política exterior, en especial la relación con Venezuela. El Ministerio de Economía presentó este lunes los lineamientos generales de la reforma tributaria. Y ayer el Banco Central (BCU) anunció que saldrá a comprar 140 millones de dólares decasde ahora hasta fin de año.

Con todos estos temas arriba la mesa este parece un buen momento para volver a conversar con el ex ministro de Economía y Finanzas, hoy senador de la lista 15, Isaac Alfie.

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Senador Alfie, es un temario abundante el que tenemos. Vamos a meternos en el primero de los posibles temas a tratar hoy: La decisión de ayer, fresquita, del Comité de Política Monetaria del BCU, que implica que se va a adquirir hasta 140 millones de dólares de aquí a fin de año a los efectos de que se cumpla la meta de inflación que el BCU se ha fijado, que está en riesgo, sobre todo en el dato de la inflación de octubre, que fue demasiado baja.

ISAAC ALFIE:
Primero, no creo que la inflación de octubre haya sido demasiado baja, estuvo dentro de lo esperado; no recuerdo bien la expectativa del mercado, pero no andaba muy lejos de eso.

EC – La expectativa era un poco más alta, era de 0,55 por ciento, el promedio de la encuesta del propio BCU.

IA – De todas maneras mi expectativa –que yo también le mando al BCU– creo que era de 0,36 o 0,36, o sea que no estuvo lejos de lo que hoy esperaba, porque son meses de estacionalmente baja inflación octubre, noviembre y diciembre normalmente, diciembre un poco más pero no mucho más. El BCU se había propuesto una meta de entre 5,5 y 7,5 por ciento, puede ser que esté en 5,2, 5,3 al final del año, no es un desvío sustancial. Primera cosa.

Segunda cosa, no creo que ahora, aumentando la cantidad de dinero –que no sé si efectivamente va a haber un aumento de la cantidad de dinero o va a haber un cambio en la composición del aumento de la cantidad de dinero–, vayan a lograr mucho de acá a fin de año, los efectos monetarios no son inmediatos, se ven cinco, seis, siete, nueve meses hacia adelante.

Yo estuve haciendo algunas cuentas por el anuncio de ayer, y 140 millones de dólares –en realidad son 150, porque son 3.500 millones de pesos– es lo que la demanda de dinero aumenta en promedio en diciembre sobre el promedio de octubre.

EC – Eso es lo que dice la historia.

IA – La historia razonable, por la demanda de dinero producto de las fiestas y de fin de año aumenta aproximadamente 3.500 millones de pesos con los números que tenemos hoy. Eso es un poco más que 140 millones de dólares. El tema es si el BCU va a expandir comprando dólares y no va a amortizar letras de regulación monetaria o si además va a hacer un programa de amortización de letras de regulación monetaria, cosa que no está explícita en la resolución de ayer.

EC – El comunicado dice que lo que se propone corregir lo va a lograr principalmente por la vía de la adquisición de moneda extranjera, y allí menciona la cifra máxima de 140 millones de dólares.

IA – No creo que se logre tan rápido un aumento en la inflación, si hay un aumento en la inflación será por otros factores, pero no por éste.

EC – Con respecto al impacto en el tipo de cambio, que es la gran preocupación para algunos sectores de la actividad, los exportadores, el agro, la Cámara de Industria, sobre esa otra parte de la historia, ¿qué es lo que usted dice?

IA – No creo que lo logre subir con estas cantidades, no veo que vaya a subir.

EC – El BCU dice: lo que yo estoy buscando con esta medida no es hacer subir el dólar, estoy buscando cumplir con la meta de inflación, que es lo que a mí me corresponde. De todos modos está claro que una incidencia en el tipo de cambio va a tener, por eso venía mi pregunta.

IA – La preocupación que todo el mundo estaba teniendo en este momento en el mercado, y los analistas, los colegas, las personas con las que uno habla, era que cuando llegaran los pagos del aguinaldo en la segunda quincena de diciembre el dólar pudiera estar a 21 pesos.

EC – Hasta ese punto podía bajar.

IA – Como venían las cosas, uno pensaba que podía pasar eso. Ahora, si el BCU se decide, aunque sea sin cambiar sus metas monetarias globales, moviéndose dentro de esa banda que se ha fijado –me parece razonable que tenga una flexibilidad–, sesga su aumento de la cantidad de dinero comprando dólares, quizás logre evitar la baja del tipo de cambio, pero no creo que dé para mucho más.

EC – Sí, más temprano el presidente de la Cámara de Industrias estimaba que lo que iba a ocurrir era que el dólar no iba a continuar bajando.

IA – Es más o menos lo que le estoy diciendo, esa es mi impresión. Le voy a dar algunos datos para que usted tenga alguna idea: en el verano pasado entre el BCU y el gobierno central se compraron 200, 210 millones de dólares, entre enero y febrero, muy concentrado entre el 10 de enero y el 30 de enero, en febrero se compró bastante menos, y apenas se pudo revertir la baja del dólar y de todas maneras a fines de febrero el dólar terminó unos 80 centésimos por debajo de la cotización de fines de diciembre. Desde febrero para acá, números más, números menos, se han comprado unos 400 millones de dólares, que es un poquito más, o sea que en los ocho meses siguientes se compraron 400, al gobierno le falta todavía. El problema es que si usted mira, lo que se hacía en aquel momento –y la compra de dólares fuerte comenzó en agosto del año 2004– era comprar básicamente con un excedente fiscal importante, pero el excedente fiscal se está deteriorando fuertemente, entonces cualquier compra, si no es compensada de alguna manera, va a desatar en el mediano plazo un fenómeno de mayor inflación.

EC – En definitiva, para la inquietud por el valor del tipo de cambio, ¿qué es lo que usted entiende que se puede hacer o que se debería hacer? Porque usted acaba de señalar que el impacto de la medida de ayer en el dólar puede ser que no siga bajando, pero va a quedar en un precio que para los exportadores, para la Cámara de Industria, para otros sectores es alarmante, de alerta, habría que lograr que subiera. ¿Eso se puede lograr?

IA – Básicamente para eso se pueden tomar varias medidas. Una es seguir sesgando la oferta de dinero hacia la compra de dólares, que el Central siga esta política, no amortice letras, en todo caso coloque algo más de letras de regulación monetaria, y con ese dinero compre dólares, por tanto sesga la demanda y mantiene o sube el precio. La otra medida clave es que el gobierno tenga mejor resultado fiscal, porque es la única manera de evitar traer dólares del exterior para cubrir su déficit; con ese dinero también sesga comprando dólares internamente. Si bien la cantidad de dinero es la misma, usted está sesgando la demanda hacia determinados lugares y de alguna manera altera el precio relativo de eso.

EC – En definitiva, es un brete complicado.

IA – Sí, lo que pasa es que el resultado fiscal de febrero para acá cayó más de un punto del producto, 1,3 del producto, estamos hablando de que le están faltando al superávit primario, en dólares de este año, algo así como 200 millones de dólares, que no son poca cosa en el mercado, marginalmente.

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EC – Pasemos a otro de los temas que yo anunciaba al empezar, el tratado de inversiones con Estados Unidos, la firma de este nuevo acuerdo que se concretó el viernes en Mar del Plata, sobre el cual tuvimos el lunes la visión de la cancillería cuando entrevistamos al director general para Asuntos Económicos Internacionales, Carlos Amorín. En un gran resumen en primer lugar, ¿qué opina usted de las modificaciones?

IA – Primero, el acuerdo es nuevo porque se firmó entero de vuelta, pero en realidad es el mismo acuerdo anterior, cambian exactamente cinco palabras.

EC – Sacó la cuenta...

IA – Sí, lo tengo marcado. Creo que son cinco palabras lo que cambia. Y los cambios no son sustanciales en sus efectos, en algún caso en realidad preferíamos el acuerdo anterior. Se plantearon cambios en tres artículos, de los cuales dos fueron cambiados, pero uno fue cambiado en un sentido que no estaba planteado claramente.

Vamos a explicar primero el que no cambió. El trato de nación más favorecida no cambió, el artículo es exactamente el mismo y el anexo que explicaba el alcance del artículo –en el anexo 2º– es exactamente el mismo. Lo único que va a pasar es que Uruguay va a hacer una interpretación de eso. La interpretación que hace Uruguay no puede ser otra que la que surge del acuerdo, porque deja de ser válida en caso de que sea contraria al acuerdo, porque en el tema de la resolución de controversias la norma es el acuerdo, la ley es el acuerdo y vale sólo eso. O sea que ahí no hay cambios. Y no podía haber cambios, porque si usted leía el anexo, decía que "Uruguay se reserva el derecho a adoptar o mantener cualquier medida que otorgue un trato diferencial a países al amparo de cualquier acuerdo internacional, bilateral o multilateral, vigente o firmado con anterioridad a la entrada en vigencia de este tratado". O sea, los acuerdos del Mercosur son anteriores y son acuerdos multilaterales.

EC – No estaba en riesgo que medidas para favorecer a empresas argentinas o brasileñas en el marco del Mercosur tuvieran que ser extendidas a la vigencia del tratado con Estados Unidos.

IA – No, sólo las que se adopten bajo un nuevo tratado, bajo cambios en el tratado de aquí en adelante, pero también van a estar ahora, que es lo lógico.

EC – Desde el gobierno se señala que había una inquietud de Brasil con respecto a esta cláusula y, entre otras cosas, fue por eso que se procuró incluir esta puntualización.

IA – Está bien, pero el efecto práctico es que usted no hace un cambio en el tratado, el efecto es que usted interpreta algo, y si lo interpreta lo tiene que interpretar en función de lo que dice, a menos que cambie efectivamente el texto.

EC – Pasemos a otro de los puntos.

IA – El otro punto era la denegación de beneficios. La denegación de beneficios es que Estados Unidos, en el tratado que firmamos nosotros, podía negar beneficios a una empresa de fachada uruguaya pero cuyos dueños efectivos fueran de un país enemigo de Estados Unidos. La redacción original es la que está ahora, la que firmó el gobierno, la redacción que mandó Estados Unidos es la que firmó el gobierno, la que quería, que es que ambas partes pudieran negar. ¿Cuál es el tema? El Frente Amplio nunca se opuso porque fueran ambas partes, se oponía porque lo otro implica indirectamente que ellos sí pueden seguir bloqueando las empresas cubanas, norcoreanas o iraníes, si fuera del caso. Pero con esto se sigue haciendo, es más –es un chiste–, Uruguay ahora puede bloquear a Cuba, si fuera del caso, y antes no lo podía hacer. ¿Por qué Uruguay no lo aceptó originalmente y fue una duda nuestra?

EC – Usted está remarcando que en la negociación que hubo durante la administración Batlle con el gobierno de Estados Unidos sobre este punto, Estados Unidos preveía o había propuesto que hubiera reciprocidad, que las dos partes pudieran negar beneficios en función de ese factor. Y el gobierno que usted integraba se opuso, no quiso tener ese derecho.

IA – Exacto; y le explico por qué. Nosotros dudamos, dijimos acá vamos a llegar a un punto y no vamos a llegar a un acuerdo y no vamos a tener tratado, hasta eso llegamos a pensar. Porque Uruguay tradicionalmente nunca tuvo enemigos, de hecho en la Segunda Guerra declara al final la guerra a Alemania, y en los organismos multilaterales jamás vota, siempre se opone a una declaración en la que alguien diga que tiene enemigos. Entonces no podíamos reconocer en un acuerdo bilateral lo que estábamos negando constantemente en los acuerdos multilaterales, que se hizo siempre, o en los organismos multilaterales. Esa es la primera razón de fondo.

Yendo a otras razones, que también pasaron por la cabeza, en especial del canciller de la República, el doctor Opertti, que fue quien nos alertó; él es profesor de Derecho Internacional, sabe perfectamente esto y nos dijo: indirectamente, Uruguay, si acepta esto, está aceptando el bloqueo a Cuba, que nunca lo aceptamos, porque incluso el gobierno de Batlle votó siempre en contra del bloqueo a Cuba, aun con la rotura de relaciones, porque estábamos en contra de eso, porque tradicionalmente Uruguay ha estado en contra de eso. E indirectamente es aceptar la ley Helms-Burton y la ley Torricelli. Y además, y en el fondo de la cuestión, para Uruguay es un sinsentido porque, dígame si va a venir alguna empresa con fachada de Estados Unidos pero de un país enemigo de Uruguay. Eso casi no existe.

EC – El lunes yo le preguntaba al doctor Amorín a propósito de esa interpretación, que al reclamar la reciprocidad de hecho Uruguay estuviese reconociendo la ley Helms-Burton o el embargo a Cuba, por citar un ejemplo, y la respuesta era "no, no tiene nada que ver, la ley Helms-Burton es un problema comercial, y acá no hay un límite a la potestad de Uruguay de tener relaciones comerciales con cualquier Estado, es distinto".

IA – No es que sea un problema comercial.

EC – Acá estamos hablando de inversiones.

IA – Pero también es un problema comercial. No es un problema de que sea comercial o de inversiones, es cierto que usted no lo está reconociendo explícitamente, pero está diciendo que está adoptando la misma postura que Estados Unidos adopta por esa ley, ese es el tema. Y comercial o de inversiones es lo mismo, porque las inversiones son comerciales, no se invierte para hacer filantropía.

EC – Usted dice que se marca un quiebre con lo que ha sido la tradición de Uruguay en materia de relaciones internacionales.

IA – Exacto.

EC – El doctor Amorín subrayaba que este tipo de cláusula existe en tratados de otros países, incluso de Argentina.

IA – De Argentina con Estados Unidos. Pero la política exterior argentina sí ha tenido enemigos a lo largo de su historia. El tema es la tradición uruguaya y si hace sentido que Uruguay cambie en un acuerdo bilateral lo que sostiene, aprueba y apoya siempre en los organismos multilaterales, en Naciones Unidas y en todos los organismos. Yo creo que no es bueno, pero no hace a la sustancia del tratado.

EC – Usted dice que no hace a la sustancia del tratado porque de hecho seguramente Uruguay no va a utilizar esta potestad.

IA – No la va a utilizar, y además no hace a la sustancia de la crítica que hacía el Frente Amplio, que era, justamente, que Estados Unidos tuviera la posibilidad de negar beneficios, y ahí le estábamos reconociendo que vale el bloqueo a Cuba.

EC – Vamos al tercer punto que se renegoció, el que tiene que ver con la solución de controversias.

IA – El tercer punto decía que cada parte, que es un país y una empresa, designa un árbitro y entre ambos designaban al tercero.

EC – Sobre todo estamos hablando de un eventual conflicto entre una empresa y un Estado, este era el caso que motivaba el problema.

IA – Exactamente. En el caso de una empresa y un Estado entre ambos árbitros designaban al tercero, si el tercero no estuviera designado a los 75 días, el tratado decía que el secretario general del CIADI, que es un cargo técnico, lo designaba. La crítica que se hacía era que el CIADI es un organismo del Banco Mundial, cosa que es cierta –es el Centro Internacional de Resolución de Controversias del Banco Mundial–, que la experiencia es mala con el CIADI, cosa que no es así pero no importa, y que había que sacarlo del medio. Nosotros decíamos que lo que iba por el CIADI era en todo caso la elección del tercer árbitro, pero los mecanismos del CIADI son sólo procesales, podemos elegir el mecanismo del CIADI o el de Naciones Unidas, pero para hacer el arbitraje como tal, no es que nos sometamos a una jurisdicción externa, la jurisdicción es el tratado mismo. ¿Eso se modifica? No se modifica en nada, pero ahora, en vez de ser el secretario general del CIADI el que elige, es el presidente del CIADI que, causalmente, es el presidente del BM.

EC – En este eventual conflicto, en esta controversia que pueda darse entre un privado y un Estado, si luego de haber designado cada una de las dos partes su árbitro no hay acuerdo en el tercero, quien va a designarlo va a ser el presidente del BM.

IA – No es una regla escrita pero es la regla, al director gerente lo designa Europa, siempre es un europeo, y al presidente del BM lo designa Estados Unidos, y normalmente es un estadounidense, que puede ser una figura externa pero será un inglés o un australiano, pero nunca va a ser un europeo, aunque si es inglés es europeo, pero en general tampoco es inglés. En este caso particular el presidente del BM recién designado, 1 de noviembre asumió, es Paul Wolfowitz, que es quien dirigía la CIA en el gobierno de Bush.

EC – El doctor Amorín decía que lo que se considera positivo en haber logrado que sea el presidente del CIADI, o sea el presidente del BM, quien designe al tercer árbitro, es asegurar que en la designación de los árbitros haya un mayor control de ambos Estados.

IA – Repito, el cambio es formal, porque el secretario general del CIADI generalmente va a ser al final el que designe o el que diga, con sus organismos asesores, quién va a ser el árbitro, porque usted se imaginará que el presidente del BM no sabe o no conoce exactamente la especialidad de cada árbitro para cada tema, y se va a apoyar en el CIADI, que es el organismo especializado. O sea que de hecho el cambio es formal, nuevamente es formal.

EC – Amorín señala que el presidente del BM es una autoridad que tiene otra relevancia, distinta de la del secretario, que es un funcionario administrativo, pero además está sometido al consejo del que forman parte los Estados, entre ellos Uruguay, y tiene un control de sus acciones que no tenía el secretario general.

IA – No es así exactamente, porque en el CIADI también está Uruguay, hay 146 países, tiene su consejo, por más que tenga independencia técnica, y también puede ser recusado o se pueden plantear cosas. Uruguay ha planteado cosas muchas veces, no olvide que la relación de Uruguay con el BM no ha sido la mejor, han sido generalmente relaciones tumultuosas en los últimos tiempos.

EC – No utilicemos el término tumultuosas, que está de moda por otro motivo en estos días.

IA – Es un cambio meramente formal y estéticamente luce peor, no me cabe duda de que luce peor, porque en realidad es Estados Unidos el que designa al presidente del BM y del CIADI que en última instancia será el que designará a un tercer árbitro para una controversia entre Estados Unidos y una empresa uruguaya o Uruguay y una empresa de Estados unidos.

EC – En resumen, ¿cuál es su balance de estas tres modificaciones? Porque el doctor Amorín decía que en dos de los puntos se obtuvo el 100 por ciento de lo que se buscaba y en le tercero algo muy cercano. Dejando de lado la parte cuantitativa, desde el punto de vista cualitativo.

IA – Hay cambios cualitativos, para mi gusto, hacia peor, uno por la historia de Uruguay y el otro estéticamente. Desde el punto de vista práctico no hay ningún cambio, y desde el punto de vista de la crítica que le hacía el Frente Amplio al tratado en todo caso estamos igual que antes, no cambió absolutamente nada.

EC – Teniendo en cuenta estas objeciones, cuando finalmente vaya el tratado al Parlamento, porque está pendiente la ratificación parlamentaria, ¿usted lo vota o no lo vota?

IA – Lo vamos a votar, porque desde el punto de vista práctico no hay cambios, esa es la verdad. No nos gusta, nos gustaba más lo otro, por algo firmamos lo otro y no firmamos esto, pero sabiendo que en el fondo lo que importa son las cosas prácticas, no vamos a hacer una cuestión de principios y decir "por estas cosas no lo vamos a votar". Tampoco somos nenes chicos para decir "sólo lo que firmamos nosotros vale, lo que firmaron los demás no vale", cuando en el fondo es lo mismo.

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EC – En el final de esta entrevista el tema que me parece importante incluir también es la reforma tributaria o, mejor dicho, los grandes lineamientos de la reforma tributaria, este documento que el Poder Ejecutivo dio a conocer el lunes y que ahora ha quedado abierto a las consultas e incluso a las opiniones que los ciudadanos puedan hacer llegar por correo electrónico, porque esto se ha colgado en Internet. ¿Ya ha podido hacer una evaluación?

IA – No, vamos a hacer la evaluación el viernes en comisión de Economía y Finanzas del Partido Colorado, que se reúne un viernes al mes. Vamos a hacer una evaluación y seguramente hagamos algún informe para el Comité Ejecutivo Nacional. Lo que tenemos son unas grandes pinceladas primarias. Primero está claro, lo dice todo el mundo, que no es un impuesto a la renta, es un impuesto a los ingresos, yo diría que para algunas personas va a ser un súper IRP. Un impuesto a los ingresos con tasas del impuesto a la renta. Segunda cosa, aquí no está financiado el sistema de salud y que para financiarlo hay que más que duplicar las tasas que se han puesto.

EC - ¿Ese es un cálculo que ustedes han hecho?

IA – Sí, ese calculo sí lo hicimos.

EC – Porque inicialmente se había entendido, por lo menos así surgió de una entrevista que hicimos aquí con el economista Daniel Olesker, que el seguro de salud se iba a financiar con el impuesto a la renta. Ayer el ministro Astori aclaraba que no. La pregunta, entonces, es: ¿cuánto más hay que cargar para que se pueda financiar el sistema de salud? Usted dice que es otro tanto.

IA – Es más en realidad. El gobierno estimó que con esto recauda 2,5 puntos del producto, número más, número menos, 400 millones de dólares. Yo creo que el sistema nacional de salud sale como 600, una vez y media esto más, hay que multiplicar por 2,5. De todas maneras hay que verlo en la globalidad, si da 2,5 del producto, si da más o si da menos, porque es una estimación que dijo el ministro y la tomamos como válidas, nosotros todavía no tuvimos tiempo de hacer las cuentas.

Lo otro que queda claro es que con este impuesto a los ingresos o con ese nuevo IRP, diferente del anterior pero IRP al fin, los jubilados están igual o peor que antes. Le explico por qué: hoy hasta 8.400 no pagan IRP, y a partir de 8.400 pagan el 2 por ciento; ahora a partir de 7.000 van a pagar el 10 por ciento del exceso de 7.000. O sea que, salvo algún caso muy finito que puede estar un poquito mejor, serán 10 pesos por mes, el resto va a estar igual o peor, hay 700.000 personas que no mejoran. Y cuando uno hace toda la cuenta –eso lo vamos a dejar para analizar más detenidamente el viernes–, creemos que en realidad la baja de la imposición se está sesgando hacia las empresas, y por lo tanto en general la gente va a pagar más que antes para compensar la baja que se sesga hacia las empresas. No vemos esta historia de la justicia, no vemos que haya esa justicia tributaria de la que se habla, pero vamos a analizarlo y después vamos a dar la opinión final.

EC – Quedan estos como anticipos, titulares de primeras impresiones. ¿Cómo ve el hecho de que se haya abierto este plazo para escuchar sugerencias, críticas, aportes, antes de elaborar el proyecto en sí? Porque esto no es el proyecto de ley, el proyecto va a ir el 1 de marzo al Parlamento.

IA – Lo veo bien, el gobierno se quiso tomar un tiempo más. Pero le soy sincero, no tengo ninguna esperanza de que haya cambios radicales. El cambio radical es ir al impuesto a la renta, si vamos a hacer un impuesto a la renta, hagamos un impuesto a la renta de verdad, no es lo mismo una persona que tiene tres hijos y que gana 20.000 pesos, que una persona que no tiene hijos y gana 20.000 pesos. Es igual que el IRP, que usted sabe que no me gustaba, cuando no hay más remedio no hay más remedio, nosotros no decimos que no, en un momento de apretura y de desesperación usted puede hacer cualquier cosa, pero en un momento en que no existe eso y usted puede hacer las cosas bien, no parece lo más conveniente hacer un IRP de este tamaño.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Alexandra Hahn