Shlomo Ben Ami: la diplomacia paralela como herramienta para buscar la paz
Solucionar conflictos nacionales e internacionales. Ese es el objetivo que el Centro Internacional de Toledo para la Paz persigue desde hace siete años. La fundación pregona la mediación, la facilitación y la elaboración de propuestas puente para estrechar las relaciones entre países o para intervenir en situaciones complejas internas de los países. Para conocer cómo funciona esta institución, En Perspectiva conversó con el vicepresidente del Centro, Shlomo Ben Ami, quien además fue ministro de Asuntos Exteriores de Israel durante el Gobierno laborista de Ehud Barak en el 2000 y que antes había sido embajador en España. Ben Ami explicó que el fin de la fundación es "crear espacios para que las partes en el conflicto hablen entre ellas, partes que de otra manera no se encontrarían" porque "en los conflictos normalmente los Gobiernos pueden ser inhibidos por limitaciones políticas". En este sentido, ejemplificó diciendo que "en este momento no hay ningún contacto oficial entre israelíes y palestinos, pero hay contactos entre israelíes y palestinos en el Centro de Toledo". Por otro lado, el vicepresidente expresó: "No me gustan los modelos. Yo creo mucho en la dinámica humana, en la capacidad de entrar en el pellejo del otro, de ver qué es lo que el otro necesita como vital para un acuerdo". Sumado a esto, el diplomático dijo que en este tipo de acuerdos es "imposible" llegar a la justicia. "Si tienes justicia no hay paz. La justicia tiene que ser relativa, entre otras cosas porque la justicia es algo muy subjetivo. Por ejemplo, los palestinos piensan que la justicia está cien por ciento de su lado y los israelíes piensan igual".
(emitido a las 10.10 Hs.)
EMILIANO COTELO:
¿Cuánto cuesta acercar a las partes en una negociación cuando se trata de conflictos que enfrentan a dos pueblos desde hace décadas? ¿Y cuando la división ocurre dentro de un país?
El Centro Internacional de Toledo para la Paz es una fundación creada en 2004 que propone soluciones a conflictos nacionales o internacionales por la vía de la mediación, la facilitación y la elaboración de propuestas puente. Por ejemplo, ha trabajado entre árabes e Israelíes, pero también dentro de Colombia y en la zona del Cáucaso.
¿Qué éxito tienen con este tipo de intermediación? ¿Cuánto puede aportar la llamada diplomacia paralela? ¿Cómo se relaciona con la diplomacia convencional?
Vamos a conversar sobre estos temas con Shlomo Ben Ami, que fue ministro de Asuntos Exteriores de Israel durante el Gobierno laborista de Ehud Barak en el año 2000, que antes había sido embajador en España y que es vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz.
Ojalá también tengamos tiempo para conversar con él a propósito de la Primavera árabe, el tema sobre el cual disertó ayer aquí en Montevideo invitado por la Fundación Astur, que preside el contador Enrique Iglesias.
Están con nosotros también en la mesa Susana Mangana y Leo Harari, director de la Fundación Astur.
Empezamos explicando qué es el Centro Internacional de Toledo para la Paz. ¿Cuál es su objetivo, más allá de lo que dije recién como síntesis?
SHLOMO BEN AMI:
Eso es algo que yo pensé que era necesario aclarar en el 2004. Yo soy más o menos el padre intelectual de la criatura. La idea era que en los conflictos normalmente los Gobiernos pueden ser inhibidos por razones políticas, por limitaciones políticas, hay ciertas cosas que los Gobiernos no pueden hacer. Por ejemplo, el Gobierno israelí de Rabin cuando firmó los acuerdos de Oslo no tenía la capacidad política de empezar negociaciones con Arafat, era inverosímil en el contexto que existía, era un terrorista internacional, el público israelí no lo habría asumido. En ese caso lo que ocurrió fue que académicos de ambas partes, que conocen las sensibilidades de sus respectivos países y sistemas políticos, se reunieron en secreto y llevaron a los acuerdos de Oslo. Quiere decir que personas que no tienen limitaciones políticas pueden decir lo que les dé la gana y generar ideas sin ser castigadas políticamente por ello, e ideas que no vinculan a los Gobiernos además, simplemente intentando buscar caminos, y después cuando surge algo que tiene sentido político se les "vende" a los líderes, y para ellos es decidir o tomarlo de ese punto en adelante. Fue así como se firmaron los acuerdos de Oslo, que produjeron un Nobel de la Paz al final.
Creo que ese modelo es válido para otro tipo de conflictos, también en la cuestión de Irlanda del Norte, antes de que los políticos empezaran a hablar de la resolución del conflicto hubo grupos de intelectuales, académicos, que intercambiaron ideas, que generaron soluciones posibles, etcétera.
Pues bien, yo vine con esa idea y se creó, con la colaboración de un grupo de instituciones que existe en Madrid, que son Fride (una fundación de relaciones internacionales), el Club de Madrid, ambos creados por una figura española muy interesante y única, Diego Hidalgo, que se interesó muchísimo en cuestiones internacionales, uno de los accionistas de Prisa, y así nos dio el start up.
EC - ¿Hay que entender que el Centro Internacional de Toledo para la Paz es un centro de consultores especializados en resolución de conflictos, una cosa así?
SBA - Algo por el estilo, crear facilidades, crear espacios para que las partes en el conflicto hablen entre ellas, partes que de otra manera no se encontrarían. Por ejemplo, en este momento no hay ningún contacto oficial entre israelíes y palestinos, pero hay contactos entre israelíes y palestinos en el Centro de Toledo. ¿Quiénes son esos israelíes y palestinos? Pueden ser políticos que ya no están en política, pero al no estar en política y haber sido antes políticos conocen las posturas, conocen las sensibilidades, esa es una condición; la segunda condición es que sean personas que tienen acceso a aquellos que toman decisiones, o sea que cuando se vayan a casa serán capaces de ver al responsable y decirle "estuve con esta gente que conoce algo de lo que pasa en el otro lado y dice tal y cual". Así puede empezar un proceso, todas estas ideas llegan a los que tienen que tomar decisiones.
Le voy a dar un ejemplo real. Cuando Sharon empezó a hablar de la retirada de Gaza, lo hizo de una forma unilateral, no negoció con nadie, pero nosotros nos reunimos con israelíes y palestinos, los reunimos, y empezamos a hablar de cuál podría ser la mejor manera de llevar a cabo tal retirada, qué tiene que ocurrir con los asentamientos, qué podría ocurrir con las granjas agrícolas que se quedan ahí, cuál sería el sistema de seguridad a raíz de la retirada. Preparamos un plan muy detallado, y yo viajé a Washington, le presenté el plan a Condoleezza Rice, viajé a Egipto y se lo presenté al número dos de Mubarak, Omar Suleiman, que fue ministro para Asuntos de Inteligencia Militar, fui a Israel y se lo presenté al primer ministro Olmert y al ministro de Defensa Barak. Cada uno dijo cosas, que se añadieron al proyecto, y al final se les envió. Y llegó también a las manos de los asesores estratégicos de Sharon. No lo hizo exactamente como lo propusimos, pero me consta que componentes importantes que habíamos propuesto se llevaron a cabo.
Le doy otro ejemplo, incluso más importante. La ciudad antigua de Jerusalén es uno de los escollos más serios de la solución. Hemos preparado un trabajo con una universidad canadiense y hemos reunido al Gran Patriarca Latino de Jerusalén, que es un palestino, Michel Sabah, al Gran Rabino de Israel, al ministro de Culto palestino, a expertos en estos temas, y tenemos cinco volúmenes que dan la solución detallada, cómo tiene que ser gestionada la ciudad antigua, el casco histórico de Jerusalén, en un momento de paz. Lo más importante es que eso se entregó al primer ministro Olmert, y más importante aún, el primer ministro Olmert lo incorporó en sus propuestas de paz que entregó al presidente palestino Abbas. Ese es el tipo de cosas que hacemos.
EC - ¿Y cómo las hacen? ¿Actúan a pedido de las partes de un conflicto o pueden llegar a tomar la iniciativa y proponer fórmulas?
SBA - En general es iniciativa nuestra. A veces hay una cierta dinámica. Por ejemplo, en el caso de Colombia estuvimos involucrados en la disolución de la guerrilla de los paramilitares. El presidente Uribe en esos días trabajaba sobre la ley de justicia y paz, que era buscar un camino medio, un punto de equilibrio entre la necesidad de hacer la paz y también justicia, cuando no ganas una contienda no puedes hacer justicia total, tienes que hacer justicia relativa. Y nosotros trabajamos en la preparación del reglamento, generamos ideas para la implementación de la ley de justicia y paz. Cosa que es reconocida por el Gobierno colombiano y por los parlamentarios, que el Centro de Toledo hizo esa labor. Y a raíz de esa labor hemos establecido en Bogotá una fundación colombiana que se titula también Centro Internacional de Toledo para la Paz, que hace un seguimiento, un monitoreo de la implementación de la ley de justicia y paz, y ya lleva publicado el cuarto observatorio anual. Va a los tribunales, a las administraciones, se encuentra con asociaciones de víctimas y publica al final su observatorio anual que da un relato de cómo se está implementando la ley de justicia y paz.
EC - Usted ha aclarado alguna vez que el Centro no es un "think tank" sino un "action tank".
SBA - Sí, porque no generamos papeles.
EC - Generan papeles allí.
SBA - Sí, pero como resultado de un trabajo concreto. No hay un señor sentado frente al ordenador generando ideas, es el resultado de unos contactos, y ahí se escriben las propuestas.
EC - Esto es lo que se llama diplomacia paralela, diplomacia privada. ¿Cuánto de esto hay en el mundo hoy? ¿El Centro Toledo es el único ejemplo? Da la impresión de que no. Recuerdo, por citar otro caso, las actividades del expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter, que han ido en muchos casos, en muchas situaciones, por la misma vía.
SBA - Claro. Nosotros recibimos una carta dos años después de haberse establecido el Centro de Martti Ahtisaari, que fue primer ministro de Finlandia, Premio Nobel de la Paz hace dos o tres años. Él tiene su propio centro de action tank, y nos propuso que ingresáramos en un club de lo que él llamaba en ese momento los siete action tanks más importantes, estábamos el suyo, el de Carter, el nuestro, el Henry Dunant de Suiza, el Centro San Egidio del Vaticano. No estamos solos, desde luego que no, incluso me imagino que los demás, ya que tienen largos años de experiencia, estarán trabajando en escenarios muy complejos de largos años.
EC - De la audiencia llegan varias preguntas. Raúl del Cordón quiere saber quién financia la actividad de un centro como este.
SBA - A lo mejor, si tenéis algunas ideas, estaría encantado de oírlas, porque corren tiempos difíciles, como usted sabe.
SUSANA MANGANA:
Y más en la zona euro.
SBA - Y más en la zona euro, y particularmente en España. En general es una mezcla de financiación pública y privada, desde luego que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha sido generoso, entre otras cosas porque hemos hecho trabajos que han sido muy útiles para la política exterior española. Por ejemplo en estos días hemos reunido en Madrid a responsables norteamericanos, palestinos, jordanos y observadores de otros países para conmemorar el vigésimo aniversario de la Conferencia de Paz de Madrid. No es una copa de vino, sino más bien un debate muy serio sobre dónde nos hemos equivocado y cuáles son las propuestas para seguir adelante. Y desde luego, un Gobierno como el español tiene mucho interés en eso.
Y después empresas privadas, nos han ayudado generosamente Telefónica, Iberia, OHL, que es una empresa de infraestructura, para ellos corren tiempos difíciles y es una lucha constante conseguir. Y también debo mencionar que nos ha ayudado ACS, la empresa de infraestructura del presidente del Real Madrid.
EC - Un detalle quizás anecdótico pero no tanto, que también genera curiosidad en los oyentes: ¿por qué España, por qué usted que es israelí, impulsa un centro como este? Que además se instala en Toledo; supongo que no es casualidad, Toledo tiene su simbolismo en esta materia.
SBA - La respuesta está en la pregunta. Yo en Israel no podría haber reunido a cierta gente. Tuvimos recientemente a la oposición siria, no sé si vio en la televisión un encuentro entre la ministra de Exteriores española y la oposición siria; con todo respeto, quien llevó a la oposición siria a Madrid no fue el Gobierno español, fuimos nosotros. ¿Me imagina llevando a la oposición siria a Jerusalén, a Tel Aviv? Estos encuentros no son posibles en Israel, en Israel puedes generar ideas, puedes hacer el think tank típico, tradicional, pero este tipo de encuentros entre partes en conflicto, con todo respeto, no es posible en Israel.
SM - Es un ejemplo para Uruguay, ¿no?
EC - Susana dice que Uruguay podría ser sede de un organismo como este.
SM - De hecho yo en algunos otros foros internacionales voy defendiendo la idea de que por ejemplo en el conflicto de Oriente Medio y el encono que hay hacia países de aquella región, América Latina puede ser una puerta de entrada a Occidente con una visión más amigable. Creo que es un ejemplo a plantearse también.
EC - De la audiencia llegan otras preguntas: "¿Qué han hecho o qué hacen con respecto al conflicto vasco?".
***
EC - Algunas preguntas más a propósito de cómo trabajan, y después pasamos a otro tema que nos interesa abordar con usted. De la audiencia querían saber si han intervenido con respecto al conflicto vasco.
SBA - De ninguna manera, creo que una institución de este tipo mejor que no intervenga en algo que divide a la sociedad española; solo fuera de la península, no en España. Últimamente incluso un periódico local publicó en portada una información de que yo estaba involucrado en la cuestión, y desde luego lo desmintió después porque es algo que no hacemos.
Hablando de la financiación, hay que distinguir entre la financiación de lo que se llama el core finding, el centro físico, de los proyectos. Los proyectos en su abrumadora mayoría no están financiados por España, están financiados por agencias internacionales, se acude a convocatorias de la Unión Europea y de otras instituciones. No es difícil conseguir financiación para proyectos, lo difícil es conseguir financiación para el mantenimiento de la institución.
EC - ¿Cuánta gente trabaja hoy en el centro?
SBA - Teníamos 21, ahora somos 17, precisamente por la situación económica.
EC - ¿Y cómo es el trabajo en la práctica? Usted ya citó, recordó algunos ejemplos, pero ¿existen métodos para resolver conflictos que el Centro Toledo haya desarrollado y que se destaquen especialmente? ¿Hay una receta?
SBA - Un agente literario en Nueva York me propuso no hace mucho escribir un libro sobre procesos de paz y técnicas y tal, y le dije francamente que este es un tema que académicamente no me interesa, me aburre incluso hacer modelos y toda esta cosa, no me gustan los modelos, yo creo mucho en la dinámica humana, en la capacidad de entrar en el pellejo del otro, de ver qué es lo que el otro necesita como vital para un acuerdo. Un ejercicio que recuerdo que propuse a los americanos en Camp David, al propio presidente Clinton le dije: "¿Por qué no hacemos un ejercicio? Pregúnteles a los palestinos qué piensan ellos que es vital para los israelíes para llegar a un acuerdo, cuáles son las mínimas exigencias de los israelíes, y que nos pregunten a nosotros cuáles son aquellas cosas sin las cuales no harán un acuerdo". Es un ejercicio muy importante.
EC - Ponerse en la piel del otro.
SBA - No he inventado ningún modelo, es dinámica humana.
EC - Yo lo he escuchado decir a usted, por ejemplo, que se ha encontrado en varias de estas tratativas con que una de las partes o las dos pretenden que el acuerdo haga justicia.
SBA - Pero eso no es cuestión de modelo, está en la línea de lo que le estoy diciendo, el sentido común.
EC - ¿En estos acuerdos es imposible llegar a la justicia?
SBA - Claro que es imposible, si tienes justicia no hay paz. La justicia tiene que ser relativa, entre otras cosas porque la justicia es algo muy subjetivo, los palestinos piensan que la justicia está cien por ciento de su lado y los israelíes piensan igual. ¿Dónde está la justicia? Cada uno es rehén de su narrativa, de su guion, de su guion nacional, desde el punto de vista de los israelíes no hay poca justicia por la otra parte, y así piensan también los palestinos. Por lo cual no hay justicia total, la justicia es el mayor rival del acuerdo de paz, tienes que entender que ambas partes tienen que salir de las negociaciones relativamente satisfechas, no definitivamente satisfechas, porque si usted sale plenamente satisfecho significa que yo salgo no tan satisfecho y me convierto en lo que Kissinger llamaba un poder revolucionario, en el sentido de que el acuerdo es tan insatisfactorio que haré todo lo posible para cambiarlo.
EC - Usted recién utilizó otro término: narrativa. En apariciones públicas ha comentado que uno de los problemas en estas conversaciones es muchas veces el pasado, y que hay que construir una narrativa del pasado, que muchas veces los Gobiernos no pueden hacerlo y que un centro como este jugando con la diplomacia paralela sí. ¿A qué se refiere exactamente?
SBA - Cada nación tiene la historia que se cuenta a sí misma de su movimiento, de su pasado. Ernest Renan, el filósofo francés del siglo XIX, decía que una nación es un grupo de personas que miente colectivamente sobre su pasado. Tenemos esa cosa, nos creamos nuestra narrativa, y eso nos facilita la vida hacia el otro, en la relación con el otro, etcétera. Y si usted toma hoy la narrativa nacional de los israelíes, pues sería que la tierra prometida ha sido nuestra desde tiempos inmemoriales, que ahí escribimos la Biblia, que ha habido dos etapas de soberanía judía, el primer templo, el segundo templo, que hemos sido expulsados y ahora volvemos a nuestra tierra prometida. La narrativa palestina es totalmente distinta, que todo eso es una historia inventada, que la Biblia no es un documento histórico, y aunque fuera un documento histórico, ha habido una presencia continua de árabes, musulmanes en Tierra Santa, llegaron estos colonialistas colonizadores de todas las diásporas de Europa y del Medio Oriente y nos han desheredado, y ahora queremos volver a nuestra tierra. Estas son las dos narrativas. Hay que intentar reconciliarlas de alguna manera, reconciliarlas plenamente no, pero un acercamiento podría ser. Lo hemos intentado en contactos con los palestinos intentando ver en la cuestión de los refugiados cómo hacer que la parte israelí, sin claudicar totalmente de su guion nacional, asuma su parte de responsabilidad en la creación del problema palestino. Eso lo empecé yo ya en la vida real, antes del Centro Toledo, lo empecé en la última etapa de las negociaciones reales con los palestinos cuando yo era el ministro de Asuntos Exteriores, en Taba, una ciudad egipcia. Les explicamos a los palestinos: va a ser imposible que vuelvan aquí refugiados, esto es una tierra pequeña, un país pequeño, se va a diluir la existencia del Estado judío, esto eso es imposible. Pero podemos darles a cambio compensación moral.
EC - Compensación moral...
SBA - Compensación moral, para la narrativa nacional. Si nosotros estaríamos dispuestos a reconocer nuestra responsabilidad en la creación del problema palestino. Eso sería desde el punto de vista de los palestinos un gran logro histórico, tal vez más importante que si vuelven 10.000 o 20.000 refugiados, que en el mare mágnum del problema de refugiados palestinos no tiene ninguna importancia.
EC - No es una compensación material.
SBA - No, al margen; la material siempre se habló, en términos de compensación económica, pero no de retorno físico. Ese tipo de compensación fiscal o financiera siempre está asumida, eso se entiende, pero lo que Israel no puede permitirse es un retorno físico. Y a cambio de que no haya un retorno físico se puede dar una compensación moral, que es muy importante para la narrativa. En la historia de nuestros pueblos, el vuestro, de todas las naciones, a veces lo intangible es más importante que lo tangible. Se crean naciones en torno a esos mitos y a esas narrativas que son intangibles.
EC - El ejemplo que acaba de mencionar es muy interesante, pero también muestra que la diplomacia paralela tiene sus límites.
SBA - Claro, todo tiene sus límites.
EC - No han logrado convencer, en este caso a las autoridades de Israel, de hacer esa contribución o esa compensación. ¿O todavía no pierde la esperanza?
SBA - En 1993 hubo una magna conferencia internacional sobre refugiados en Ottawa, Canadá; yo era el presidente de la delegación israelí, y di un discurso de 15 páginas que me consta, y lo sé también de los análisis, que los palestinos publicaron en libros, en publicaciones que todo el mundo conoce, porque fue la primera vez que un responsable israelí habló de la parte de responsabilidad israelí en la creación del problema palestino. Eso lo hice yo, y análisis que los palestinos mismos hicieron de aquel discurso. O sea que no es del todo inverosímil, lo que necesitamos de verdad son líderes con coraje, que puedan hacer esos pasos generosos, por ambas partes, que cada uno reconozca su parte de responsabilidad en que hayamos entrado en este impasse trágico y sangriento. De hecho, no lo vemos todavía, ni por esa parte ni por esta. Es relativamente fácil, especialmente cuando tienes hoy en Israel un líder que tiene mucho apoyo político, que se puede permitir casi todo. Hoy Netanyau, bueno o malo, no tiene contrincantes en el campo político israelí, podría permitirse casi todo si quiere. Y entrar en la mentalidad del búnker tampoco es muy bueno, porque estos tiempos de cambio requieren ese paso impredecible, valiente, impensable. Es solo ahí que puedes crear algo nuevo.
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EC - Shlomo Ben Ami es licenciado y máster en Historia y Literatura Hebrea por la Universidad de Tel Aviv, doctor en Historia por la Universidad de Oxford, donde se sumergió definitivamente en el idioma español, porque fue sobre historia española. Además fue embajador de Israel en España entre 1987 y 1991, y a partir de 1999, cuando Israel tuvo el Gobierno laborista de Ehud Barak, fue primer ministro de Defensa y luego ministro de Asuntos Exteriores.
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EC - ¿Iba a agregar algo?
SBA - Que ahora se reedita un libro mío en España sobre la dictadura de Primo de Rivera de los años veinte.
EC - Susana está sorprendida por ese dato.
SM - Sí, me sigue llamando la atención lo español del tono castellano de España, que siempre olvido que sigue existiendo casi, y los dichos, los giros, las expresiones.
EC - Tú asististe a la conferencia de anoche que tuvo como tema central la Primavera árabe. ¿Alguna pregunta que te haya quedado?
SM - La Primavera árabe y las consecuencias globales, yo insisto mucho en que esto no es solo una cuestión de Siria, no es solo una cuestión de Egipto y los cambios en Marruecos, nos afecta en tanto que comunidad internacional incluso aquí en la región. Porque Mercosur tiene intención de comerciar con Oriente Medio, entonces vale la pena empaparse de la geoestrategia de aquella región, porque creo que los cambios son muy sustanciales.
Me quedaron varias preguntas. Una de ellas quizás para que usted lo aclare también a la audiencia. A nivel de prensa europea sobre todo existe no sé si temor, pero nerviosismo e inquietud acerca de la llegada de los partidos islamistas al poder. ¿Cómo ve usted esta llegada? ¿Era algo cantado, era algo previsible? Y por otra parte, ¿hay que tenerle miedo al Islam?
SBA - Era bastante previsible, dada la estructura sociológica de los países árabes. El desafío que tienen hoy es enorme, el desafío de crear una democracia laica para unas naciones devotas, eso es profundamente complejo. Esta es la realidad, en Egipto los sondeos que conocemos hablan de que el 80% de la población quiere una participación activa del Islam en la política; es el caso de Egipto, de Marruecos, de Argelia si no hubiera sido por el golpe de Estado de 1991. La cuestión que preocupa es si es un hombre, un voto, una sola vez o si habrá alternancia. Creo que en los momentos que vivimos y dada la presión de la comunidad internacional y la dependencia de estos Gobiernos de Europa y de Occidente, sea el caso de Egipto, sea el caso de Marruecos, un Gobierno islamista político no podrá permitirse el lujo de que sea un hombre, un voto, una sola vez, no se van a establecer dictaduras islamistas. El caso de Irán es un buen ejemplo de cómo Occidente puede aislar a un Gobierno que establece un régimen de exclusión, que excluye a todos aquellos que no están de acuerdo con él. Esto no puede repetirse en mi opinión en Egipto, pueden intentarlo, pero no materializará, no creo que eso pueda conseguirse.
EC - ¿Iremos a un mundo democrático en los países árabes?
SBA - Democrático a su manera. No creo que esto vaya a ser el two-parties system británico, no va a ser el sistema bipartidista británico, civilizado, que uno entra y el otro sale, y lo hacen con maneras británicas. No creo que sea así, habrá cambios a veces un poco más abruptos, no tan pacíficos posiblemente, pero siempre y cuando haya libertad de expresión, libertad de asociación, de crear partidos y elecciones limpias y un sistema judicial independiente, eso es en esencia lo que es una democracia. Puedes añadirle ingredientes adicionales, como una cultura cívica, etcétera, pero eso se desarrolla a lo largo de los años, una sociedad civil enérgica, vibrante, etcétera. Eso no se crea en un día.
SM - ¿Cómo se explica usted que la comunidad internacional haya estado tan omisa, tan pasiva, tan reticente a actuar, a intervenir en Siria, cuando lo hizo de una manera bastante rápida en Libia? ¿Qué está frenando la caída de ese régimen tan represor de la familia Al Assad?
SBA - Creo que una de las cosas que inhiben es la centralidad o el papel central que tiene Siria en el entramado estratégico de la región. Una guerra de la OTAN contra Siria podría tener consecuencias regionales horribles. Por ejemplo, no sería muy difícil para Assad, que tiene una fuerza militar y unas capacidades balísticas y de misiles, etcétera, 10 o 20 veces mayores que la de Libia, con armas de todo tipo y con un apoyo muy sólido de Rusia que en esta parte del mundo está volviendo a la dinámica de la guerra fría, uno, dar batalla seria a las fuerzas de la OTAN, dos, empezar una guerra contra Israel, tres, mover a Hizbollah en el Líbano a crear inestabilidad en el frente norte israelí e incluso dentro del Líbano. Esto no es un Estado del desierto con algunas tribus donde puedes contener el conflicto, el conflicto con Libia no tenía perspectivas de ser extendido a Argelia o a Egipto o al sur. El caso de Siria es mucho más complejo.
Y también está el nivel de compromiso de la comunidad internacional. Se nota un agotamiento, ya en Libia los americanos no participaron, no querían participar, participaron de una manera muy marginal, los que llevaron el peso de la contienda de la parte europea fueron Gran Bretaña y Francia, con el beneplácito de la Liga Árabe, de Rusia e incluso de China. Este beneplácito, esta aprobación no la tendrán en la cuestión de Siria, por lo cual es muy importante la presión que la Liga Árabe está ejerciendo sobre Siria. Es lo más importante. Porque estábamos hablando ayer de esta cuestión de la gobernanza internacional: ¿la ONU tiene el poder de influencia que uno esperaba que tuviera en la resolución de estos graves conflictos? La realidad es que no lo tiene. Estados Unidos está agotado, ha llegado al límite de su capacidad de cargarse la labor de ser el gendarme internacional. Europa está sumida en una crisis interna muy profunda. Alemania, que es el poder más importante, se opuso a la guerra de Libia, se opuso a la guerra de Irak. Europa está en una fase casi poshistórica, en la que no le gusta intervenir en este tipo de situaciones.
Por lo cual, a lo mejor hemos llegado a un momento en que las regiones, las zonas del planeta tienen que organizarse con mecanismos regionales de influencia sobre un país indisciplinado, un país canalla, sobre un régimen que trastorna la estabilidad regional. La Unión Africana puede hacer más, y de hecho está haciendo más en plan de enviar fuerzas de mantenimiento de la paz que en el pasado. La Liga Árabe puede empezar a ser una organización mucho más eficaz de lo que era. Y la presión que está ejerciendo ahora sobre Siria, para los sirios, para el régimen de Bashar Al Assad es muy importante y puede tener resultados positivos.
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EC - En nuestro sitio web, los oyentes van a poder encontrar, además de la transcripción de este diálogo, links que conducen a artículos por Shlomo Ben Ami sobre estos asuntos que veníamos considerando.
LEO HARARI:
La conferencia de ayer en el Radisson se puede escuchar en el sitio de la fundación, www.fundacionastur.org.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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