La aceptación de Uruguay de recibir prisioneros de Guantánamo sube su condición de aliado de Estados Unidos
Contacto con Silvia Pisani, colaboradora de En Perspectiva en Estados Unidos.
(emitido a las 9.15 hs.)
EMILIANO COTELO:
La posibilidad de que, a iniciativa de Estados Unidos, Uruguay dé albergue a cinco presos de la cárcel de Guantánamo ha provocado un verdadero sacudón en la vida política de nuestro país. Varios de los cuestionamientos y de las opiniones que se han escuchado dentro de fronteras se las planteamos al propio presidente José Mujica en la entrevista que recién culminó.
Pero el acuerdo que se está negociando entre Montevideo y Washington también ha tenido repercusión fuera de fronteras. Durante el fin de semana el tema fue informado y comentado en los principales medios de comunicación del mundo.
¿Cómo se lo ve dentro de Estados Unidos? ¿Qué efectos puede tener en la relación bilateral? Vamos a conversarlo con la periodista Silvia Pisani, corresponsal del diario La Nación en Washington y colaboradora de En Perspectiva.
En primer lugar veamos el contexto, el presidente Obama va por su segundo mandato y necesita cumplir lo que no pudo en el primero: su promesa de cerrar la prisión de Guantánamo, que en realidad fue instalada por su antecesor, George W Bush, hace más de una década. Y que ha estado denunciada por organismos internacionales como uno de los ejemplos más claros de violación a los derechos humanos. Ese es el telón de fondo.
SILVIA PISANI:
Sí, ese es el telón de fondo y al paso que vamos es muy difícil que Obama pueda cumplir con esta promesa que hizo, que tuvo como un simbolismo muy espectacular. Obama asumió el 20 de enero de 2009 su primer mandato y era por entonces un brillante senador que empezaba a encontrarse con las dificultades de la gestión ejecutiva. Entre sus primeras medidas -sino la primera- estuvo la firma de un decreto por el cual se establecía un plazo de un año para cerrar Guantánamo. Cinco años después el problema todavía existe y a diferencia de lo que decía el famoso cardenal Samoré, negociador de la paz argentina con Chile, no se ve luz en el final del túnel.
EC – Al Partido Republicano seguramente le viene muy bien que Obama tenga que incumplir, por segunda vez, su promesa electoral.
SP – Sí, aunque te diría que el tema de Guantánamo embarra a todos, las responsabilidades son muy compartidas y es por eso que esto salpica a derecha e izquierda.
EC – ¿Por qué Obama no logra salir adelante? ¿Cuál es el motivo del bloqueo desde el Congreso?
SP – Se encuentra bloqueos por todos lados, esto es un absoluto berenjenal de todo tipo: jurídico, internacional, moral, económico. Por donde lo mires esto es un engendro de la naturaleza jurídica y no está siendo fácil encontrarle la salida.
En el Congreso el tropiezo principal que tiene por el lado de los republicanos -y también algunos demócratas- es tan espantoso como lo siguiente: en Estados Unidos, que cada dos años tiene sus elecciones legislativas, no hay muchos legisladores dispuestos a aceptar el traslado de estos presos a territorio estadounidense, la principal traba es ésta, así también como para su juzgamiento allí, porque esto es tan complicado que si los juzgan en territorio estadounidense lo más seguro es que queden libres y no quieren que esto ocurra. Tampoco quieren trasladar la cárcel a su territorio.
Los republicanos le votaron dos veces en contra a Obama para darle fondos para el cierre de Guantánamo, básicamente porque el plan de cierre incluía traslados y relocalizaciones en Estados Unidos. O sea, ¿cuál es la gracia de este asunto?, dice Estados Unidos "queremos solucionar este problema pero no queremos quedarnos nosotros con este problema", están tratando de relocalizarlo alrededor del planeta.
EC – Uruguay recibe ahora esta solicitud y no es el primer país con el cual se conversa, incluso hay países europeos que ya han recibido presos de Guantánamo. En esos casos anteriores, ¿el Congreso tuvo que dar el visto bueno?
SP – Según los casos y según la condición de los presos. Sí tiene que dar el visto bueno si hay incluidas partidas [económicas], pero si la justicia no tiene nada para decir, pasa directamente si es que hay presupuesto y está todo el trámite listo desde el punto de vista jurídico. No es necesario votar el paso de cada preso por el Congreso, sí en el caso que haya situaciones particulares o específicas que lo requieran, teniendo en cuenta el estatus del preso, la condición en la que se encuentra, la nacionalidad supuesta o real que tiene, todas estas particularidades hacen que no todos los casos sean parecidos.
EC – Ahora vayamos a lo que nos incumbe directamente. ¿Cómo se ha analizado en Estados Unidos esta novedad de que Uruguay, a través de su presidente José Mujica, un presidente de izquierda ex guerrillero, esté en conversaciones y haya aceptado que nuestro país reciba a cinco de estos presos?
SP – Lo primero que diría es que en este momento el Gobierno de Uruguay y Uruguay como país subió muchos puntos en su estima en la agenda regional de Estados Unidos. Está dando una ayuda enorme con esta disposición a aceptar cinco presos de Guantánamo, nada menos, o sea que esto es un cambio en la mirada de Washington. El Gobierno de Uruguay se acaba de anotar un punto enorme frente a la Casa Blanca, más allá del destino final que tenga la gestión. Si realmente la intención está ahí y sigue adelante es impresionante el oxígeno que esto significa para el plan de la Casa Blanca con Guantánamo.
EC – Es el primer presidente latinoamericano que da un paso así.
SP – Es impresionante, la verdad que ha sido también una sorpresa. No quiero avanzar mucho, pero me imagino que esto va a ser en algún momento tema de conversación en la relación regional, porque estoy segura de que esto va a causar alguna perplejidad en el Gobierno de Argentina y no me extrañaría que en algún otro de la región.
EC – ¿Tú estás diciendo que puede provocarle problemas al presidente Mujica?
SP – Yo me imagino que sí, pero son conjeturas. Es más, te diría casi como ciudadana argentina que soy y con una sensibilidad porteña: "están viniendo presos de Guantánamo al Río de la Plata". El Gobierno uruguayo tiene todo el derecho del mundo de hacerlo, pero ya sabe que la relación entre los pueblos es muy cercana, no siempre entre los Gobiernos, y es como que vienen presos también a la vuelta de la esquina.
EC – Tú decías que con este gesto el Gobierno uruguayo sube varios escalones en la consideración del Gobierno de Estados Unidos, la relación bilateral cambia de manera importante desde el punto de vista cualitativo. Y ahí empezamos a hablar de otro asunto: ¿qué puede obtener Uruguay a cambio? Este tema ha sido objeto de especulaciones desde el jueves, cuando trascendió la noticia. El propio Mujica dijo la semana pasada que él ponía sobre la mesa la liberación de presos cubanos que se encuentran en cárceles de Estados Unidos acusados de espionaje. Ahora cuando lo entrevistamos puntualizó que esa no es una condición que él esté poniendo en las negociaciones, que a los presos se los recibe sin condiciones, y agregó que tampoco van a tener limitaciones para desplazarse dentro de nuestro país. Eso sí, dijo que él quiere hablar con Obama, que quizás no vaya a la reunión que se le está ofreciendo en la Casa Blanca porque le parece que el momento no es el adecuado, pero que él quiere hablar con el presidente y que uno de los temas a plantear sería ese gesto de Estados Unidos con los presos cubanos. Mi pregunta es: ¿cómo ves lo de las contrapartidas formalmente o informalmente establecidas?, ¿cómo es ese terreno que se abre ahora?
SP – Esto es un juego que recién comienza, hay que ver cómo lo quiere jugar Montevideo, pero está claro que tiene todas las posibilidades para mover fichas y hay que ver cuál es su habilidad para hacerlo. Uruguay sube sus posibilidades de negociación, ¿cómo las quiere aprovechar?, comercialmente, me imagino que algo de eso habrá, el comercio es la nueva cara de la diplomacia. Lo de los presos de Cuba, dicho con el mayor de los respetos con el presidente Mujica, me parece un discurso fantástico pero que no tiene ningún asidero en la operatividad práctica, no imagino que esto entre seriamente en ninguna consideración. Obama puede escuchar que se lo planteen y seguramente responderá muy atentamente, pero operativamente no le veo mucha andadura.
EC – ¿En cambio sí podrían ingresar otro tipo de planteos del Gobierno uruguayo?
SP – Por supuesto. Cuando empezó el tema de Guantánamo Estados Unidos salió a pedir por todo el planeta que por favor acogieran detenidos. Algunos países lo aceptaron y otros empezaron a poner su precio, hubo algunos que pidieron dinero, los pedidos que ha recibido la Casa Blanca han sido insólitos. Pero esto no tiene una tarifa, acá se negocia, lo que ocurre ahora es que hay un país que está subiendo mucho su consideración ante la Casa Blanca, se está comportando como un aliado, como un amigo de Estados Unidos, con un problema que embarra las manos del país. Obviamente, hay que ver cómo se juega esto, acá entramos en el terreno de las conjeturas y pueden ser muchas, pero esto no va a ser planteado de ninguna manera como una contrapartida, esto es: sube tu condición de socio y de amigo de Estados Unidos.
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