El referéndum en Escocia "abre un antecedente importante, es un antes y un después en el Reino Unido"
El jueves pasado Escocia vivió un día histórico: se llevó a cabo el referéndum que definía si se separaba del Reino Unido. El resultado final dio que no podrá ser un Estado independiente, pero tendrá mayor autonomía. Por este motivo, En Perspectiva contactó a un uruguayo que vive allí hace 15 años. Marcelo Suárez es economista y votó por el Sí. En la entrevista contó que "personalmente" se convenció de que la independencia era la mejor opción para el país: "soy consciente de que este país tiene muchísimo para ganar si pasa definitivamente a ser independiente". También cree que esto "va a cambiar el mapa político del Reino Unido".
(emitido a las 8.45 hs.)
EMILIANO COTELO:
El jueves pasado, y después de semanas de mucho nerviosismo, Escocia confirmó que quiere seguir siendo parte del Reino Unido. La postura favorable a la independencia no superó el 45%, pese a las encuestas previas que hablaban de una carrera cabeza a cabeza y que habían encendido todas las alarmas en Londres.
De todos modos, Escocia tendrá a partir de ahora mayor autonomía. El primer ministro David Cameron debe poner en práctica las promesas que hicieron en los días previos al referéndum los tres principales partidos británicos, en su esfuerzo –algunos dicen que desesperado– por frenar el secesionismo. Y esa mayor autonomía también se extenderá a Irlanda del Norte, a Gales y a la propia Inglaterra, según se anunció.
El Reino Unido ingresa, por lo tanto, en una nueva etapa de su historia, en un proceso que es seguido con mucha atención en otros países de Europa donde también existen movimientos regionales independentistas.
Es un tema apasionante del tablero internacional de estos días, sobre el cual hoy les propongo un enfoque desde adentro mismo. Porque lo que viene no es un análisis, sino la visión muy personal de un uruguayo que vive desde hace 15 años en Escocia y que se embanderó por el Sí a la independencia de ese país.
Se trata de Marcelo Suárez Melgarejo, economista, ahora doctorando, que vive en Dundee, Escocia.
Tu nombre y tus apellidos no marcan ningún vínculo directo con lo británico ni con lo escocés. Sin embargo, vives en Escocia desde 1999. ¿Por qué?
MARCELO SUÁREZ:
La idea inicial fue viajar al Reino Unido –ya había estado en dos ocasiones– para ampliar mi currículo y mis estudios. Teniendo en cuenta que el Reino Unido, junto con Estados Unidos, es uno de los países que tienen el cúmulo de universidades más importantes del mundo. Aún hoy en día, y a pesar de los cambios sufridos en los últimos 20, 25 años, las universidades británicas siguen gozando de una gran reputación, no solo en estudios de grado, sino también de posgrado. Esa fue básicamente la idea por la cual me vine al Reino Unido. En una primera etapa viví unos cuantos años en Inglaterra y luego me moví para aquí para Escocia.
EC - ¿Hay puntos en común entre escoceses y uruguayos?
MS - ¡Buena pregunta! Creo que hay muchos. Recuerdo que una vez, discutiendo con unos colegas ingleses, ellos se rieron cuando yo comenté que Escocia tiene bastantes puntos en común con Uruguay. Me decían "sí, sí, principalmente el clima". El clima es quizás el punto más distante. Podríamos decir que la población no es exactamente la misma, pero son países pequeños tanto Uruguay como Escocia.
EC - Escocia tiene 5.400.000 habitantes, 50% más que nuestro país. Pero en superficie es más chico, tiene 78.000 kilómetros cuadrados.
MS - Efectivamente, sin contar todo lo que es Escocia off shore, el territorio marítimo. Entonces, en cuanto a las similitudes, muchísimas. Una pasión muy grande, un nacionalismo tremendo, muchísimas ganas de convertirse en una nación poderosa en el futuro próximo. Los vaticinios económicos son que si Escocia en muy poco tiempo se convierte en una nación independiente podría estar entre las 16 naciones más ricas del mundo. Entonces creo que tanto Escocia como Uruguay tienen muchísimo potencial, uno quizás con un perfil más agrícolo-ganadero, exportador, y en el caso de Escocia con un perfil mucho más industrial y más enfocado en el petróleo y el gas.
EC - ¿Qué diferencia a un escocés de los otros británicos?
MS - Muchísimas cosas. El escocés es una persona por naturaleza muy "friendly", muy amigable, le gusta mucho conocer e interactuar con otras culturas. Particularmente les llama mucho la atención nuestro estándar de vida, lo que comemos, cómo vivimos, el fútbol, la música. Siempre están abiertos a todo lo que sea costumbres que vienen de afuera. Y en cuanto al trato diario, son personas tremendamente solidarias.
En cambio los ingleses son totalmente lo opuesto. Sin entrar en críticas, pero aquello de la arrogancia inglesa siempre se ha dado y creo que va a perdurar por muchos años. Creo que esa es la gran diferencia. Y vuelvo a hacer hincapié en la pasión que tiene uno y que tiene el otro.
EC - ¿Cuál es tu explicación del movimiento independentista que ha ido creciendo con mucha fuerza en Escocia en los últimos 10 a 15 años? La semana pasada charlábamos con el politólogo uruguayo Francisco Panizza, que se desempeña en Londres, y él decía al pasar: "Esta es una historia que tiene 300 años, desde que Escocia se unió al Reino Unido". ¿Tú qué agregarías aparte de eso que viene del pasado?
MS - La historia va mucho más allá. En primer lugar, es cierto, hay una unión, los parlamentos de Escocia y el inglés crearon esa unión oficialmente en 1707, pero ya a finales del siglo XVII las dos naciones estaban unidas. Para explicar por qué se llega a la instancia del referéndum, en primer lugar no habría que ahondar en algunos detalles bastante frívolos. No es precisamente porque el escocés es distinto o porque es pelirrojo o porque le gusta usar el kilt o la falda escocesa, sino por una cuestión de esa pasión y ese nacionalismo.
Más allá de esos sentimientos hay que destacar un par de hechos económicos y más que nada políticos. En primer lugar, en 1979, cuando el thatcherismo estaba en el gobierno, Thatcher aplica políticas neoliberales que llevan al sistema industrial de todo el Reino Unido, pero principalmente de Escocia, a la destrucción total. Escocia ya venía con altos índices de desempleo y de pobreza, que se ven agravados.
¿Por qué ese resentimiento? Hay un hecho muy importante, que muchos analistas en su momento aseguraron que iba a marcar un antes y después. Me refiero al famoso poll tax, una imposición del gobierno británico, en aquel momento del thatcherismo, que utiliza a Escocia como conejillo de Indias. A pesar de que eso estaba en la carpeta del gobierno conservador, deciden aplicar esa tasa, ese impuesto, un año antes en Escocia. Eso crea muchísimo rencor, muchísimo resentimiento hacia el gobierno de Westminster, hacia el Parlamento y básicamente hacia la figura de Thatcher.
Se dice en la trastienda política que hubo una especie de acuerdo entre Thatcher y quien era entonces el primer ministro escocés, George Younger, también conservador. Hubo una jugarreta política entre ellos, de la que salió perdiendo Margareth Thatcher, a quien unos años después el mismo partido le pide que resigne.
Este impuesto hizo muchísimo daño a Escocia. Hasta ese momento las personas que tenían una propiedad tenían que pagar el council tax, un impuesto que se basaba en la propiedad, en el valor de la propiedad, no en la persona. El nuevo impuesto cambió el panorama social y político de la noche a la mañana, porque las familias que tenían muchos miembros pasaron a pagar todos. Muchísimas personas se rebelaron ante la medida y dejaron a pagar. Eso llevó a mucha convulsa política luego de que ese impuesto se impuso, en el año 1989. Las revueltas comenzaron básicamente en la zona de Glasgow. Ese disconformismo fue creciendo hasta el punto de que en el 92 Thatcher renuncia. Ese antecedente sirve para darnos cuenta de por qué ese resentimiento, por qué Escocia quiere la independencia y por qué ellos necesitan o se ven como un país mañana administrando su propio sistema.
EC - Está claro también que un factor importante en este proceso ha sido la figura de Alex Salmond y su partido nacionalista, que ha sido el principal promotor de la independencia. Él en sí mismo ha sido un caudillo en esta materia.
MS - Sí, la figura del señor Salmond ha sido muy relevante. Hay que recordar que él es un economista formado en el sector del petróleo, en Aberdeen, y fue la figura que de alguna manera realza la importancia de los nacionalistas en Escocia. Pero hay que recordar que ya en el año 97, durante el gobierno de Tony Blair, se vota la autonomía del Holyrood, el Parlamento escocés. Podríamos decir que ese es un segundo antecedente, de alguna manera los escoceses comienzan a ver cada vez más clara la opción de independizarse.
EC - ¿Por qué?
MS - Más quizás a partir del 2011, porque Alex Salmond surge como la principal figura del Scottish National Party, partido que gana en el Parlamento con absoluta mayoría. En el período anterior los nacionalistas gobernaban junto con los laboristas. En el 2011 el mapa político de Escocia cambia completamente y eso les da luz verde a los nacionalistas para empezar a trabajar en el referéndum. En el 2012, luego del famoso Tratado de Edimburgo que se firma con el primer ministro David Cameron, se pone la fecha para el referendo de la semana pasada.
EC - ¿Y tú individualmente cómo has vivido este proceso desde que estás allí, con esta antigüedad ya de 15 años?
MS - Ante todo, por una cuestión de formación profesional y junto con otros colegas en la universidad, empezamos a estudiar los pros y los contras. Creo que con el tiempo nos fuimos dando cuenta de que más que nada en Londres para este referéndum se escondió mucha información. Hubo mucha información que no fue dada por los políticos que estaban por el No. Me refiero a información económica, rendimiento del petróleo, del gas, cómo se situaría Escocia en un futuro si se independizara.
Eso nos llevó a pensar que Escocia es un país que tiene muchísimas razones y muchísimo poderío en sus manos para convertirse en una nación rica. Cabe recordar que en el 2013, según datos estadísticos del mismo gobierno escocés, solamente en Aberdeen se obtuvieron unos 866.000 barriles de petróleo por día y unos 36 millones de metros cúbicos de gas. Hoy en día el aporte de Escocia al tesoro de Londres es de aproximadamente 63 billones. Esa fue la cantidad que se registró en 2012, 2013. En otras palabras, el 91% del revenue y de las tasas que el gobierno británico recauda viene de Escocia. Con lo cual, en lo personal me di cuenta de que este país tiene muchísimo para ganar si se convierte en el día de mañana en una nación libre.
EC - A partir de tu profesión de economista, te pusiste, junto con otros colegas, a estudiar la viabilidad de la idea de la independencia de Escocia, y adelantabas algunas de las conclusiones. Pero también se ha hablado de los riesgos o de los peligros que acechaban al país si iba por ese camino. Por ejemplo, qué iba a pasar con su moneda, en la medida en que hoy rige la libra; qué iba a pasar si se retiraban de Escocia algunas empresas importantes que amenazaron hacerlo, y pienso sobre todo en bancos, algunos de los principales bancos británicos.
MS - Sí. Hace algunos días, cuando ustedes conversaban con el doctor Panizza, él comentaba el caso de tres bancos en concreto: el Royal Scotland Bank, el Lloyd y el Standard Life, las tres instituciones de más peso en Escocia. Es cierto que unos días antes del referéndum ellos amenazaron con retirarse, en caso de que Escocia se convirtiera en una nación independiente. Pero esos bancos hace más de 100 años que existen en Londres, tienen su casa principal y su headquarter en Londres, con lo cual llegado el caso no podrían afectar en absoluto.
Con respecto a la libra, en el libro blanco de los nacionalistas también estaba que una vez que el Sí ganara en Escocia se iba a negociar, pero en cierta manera el tesoro británico nunca cerró la puerta, nunca dijo "la libra no se va a utilizar, a partir de mañana ustedes van a tener que tener su propia libra o irse a la zona euro", lo cual de momento no estaba en los planes. Existían los mecanismos. Pero vuelvo a hacer hincapié en que muchísima información, tanto de un lado como del otro (pero principalmente de los que apoyaron el No), no fue mostrada al público como tal.
Lo de la libra fue uno de los puntos más álgidos de la campaña, pero era un punto que no estaba muerto allí, las discusiones iban a seguir. Para empezar, Escocia tiene su propia libra, su propia moneda, pero técnicamente habría sido imposible retirar la moneda de la noche a la mañana en caso de que el referendo hubiera salido positivo. Eso habría llevado un proceso, que nosotros creemos que finalmente habría dado que Escocia siguiera utilizando la libra.
EC - Tú hablabas de tu análisis a propósito de la viabilidad de Escocia realizado a partir de los números. Pero mi consulta anterior iba un poco más allá: tú personalmente te convenciste de la independencia y votaste por la independencia, hiciste campaña por la independencia. ¿Cómo es eso de un uruguayo, un uruguayo-británico, en todo caso un escocés reciente, embanderándose en esa campaña?
MS - Personalmente me convencí de que la independencia era la mejor opción para Escocia. Quizás por allí, y de hecho a muchos colegas o personas que en su momento no estaban totalmente decididas de qué votar, por qué opción ir, yo les comentaba y discutíamos que al principio, como todo cambio, iba a ser doloroso. Basta mirar el ejemplo de Irlanda, de lo que pasó hace más de 50 años, cuando se abrieron del Reino Unido, y por sobre todo de la Commonwealth. Tuvieron que soportar esa etapa de austeridad, de dolor, de cero gastos, de tener una economía totalmente apretada, para poder despegar. Estaba claro que Escocia lo tenía que pasar y quizás lo tenga que pasar, no tengo dudas. Pero metiéndome un poco más en los aspectos de tasas, en el aspecto fiscal y de las ganancias que el país obtiene tanto del gas como del petróleo, me dio a pensar que al final Escocia era la que iba a salir ganando.
EC - Pero mi pregunta era a propósito de un uruguayo tan involucrado en una decisión tan crítica como esa. ¿Cómo se observaba eso? ¿Quiénes podían votar? ¿Cómo te sentías tú votando y haciendo campaña por la independencia?
MS - Yo como uruguayo me sentía uno más, de hecho me hicieron sentir uno más. Por supuesto que estaba totalmente habilitado para votar, por ser ciudadano británico también, pero en definitiva era una persona más unida a esa causa, al Yes, pensando y consciente de que este país tiene muchísimo para ganar si el día de mañana pasa definitivamente a ser independiente.
En lo personal no sentí ningún tipo de diferencia, no la hubo. Hay que recordar que por ejemplo en Glasgow hay muchísimas personas que no son escoceses de origen y que no solo votaron sino que también prestaron su apoyo a la campaña. Por ejemplo he tenido oportunidad de conocer gente de otras nacionalidades de Europa e incluso de fuera de Europa. Tengo colegas, chicos que están preparando conmigo el PHD, que son de Nigeria, Camerún. Podría decir que el común denominador es que sentimos a Escocia como nuestra segunda nación.
EC - ¿Cuánto tiempo de residencia había que tener como requisito?
MS - Empadronado, tres años.
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EC - ¿Y tú te sentís derrotado por el resultado del jueves?
MS - No, en absoluto, no me siento derrotado. Y creo que ese 45% de votantes, de personas que optamos por el Sí, de ningún modo deberíamos verlo de esa forma. Porque esto abre un antecedente importante, podríamos decir que es un antes y un después en la isla, en el Reino Unido.
Al día siguiente del referéndum, el mismo primer ministro David Cameron anunció que va a haber grandes cambios en el mapa político del Reino Unido. En el sentido de que se le va a dar más prioridad a diputados ingleses que van a estar votando únicamente asuntos relacionados con Inglaterra, y no el caso contrario, como se venía dando.
Destaco el hecho positivo porque, en primer lugar, hay que tener en cuenta que casi 85% de asistencia a las urnas fue algo histórico, no se había dado nunca antes este tipo de porcentaje, ni siquiera en elecciones nacionales.
Y por allí uno podría pensar que esto podría crear cierta división dentro de Escocia en el futuro. Pero en lo personal diría que no, que no va a suceder algo similar a lo que lamentablemente vimos hace unos cuantos años en Irlanda del Norte, divisiones en ese entonces por cuestiones religiosas. En este caso podrían ser por cuestiones económicas o quizás por pasiones nacionalistas. No creo que suceda ese tipo de cosas. El mismo David Cameron se comprometió a antes de enero tener finiquitadas todas las devoluciones que los británicos les prometieron a los escoceses.
EC - ¿En qué sentido? ¿Qué grados de autonomía ganaría Escocia? Algunos ejemplos prácticos.
MS - Hay dos puntos que son neurálgicos. El primero es el sistema de recaudación de tasas, el sistema fiscal, todo lo que tiene que ver con impuestos, lo que tiene que ver con el transporte. Aunque cabe destacar que hoy en día Escocia es el único país del Reino Unido que tiene transporte gratis para personas retiradas y para mayores de 65 años; en Inglaterra eso no pasa. Y la educación, que es el otro punto que los escoceses reclamaban, también va a ser atendida. Ya hoy en día la gran mayoría de las universidades en Escocia en muchas carreras de grado no se cobra el university fee, un costo de ingreso, que en Inglaterra sí se cobra y cada año va en aumento.
Entonces en términos generales en lo personal creo que Escocia tiene que hacer hincapié en el tema de cómo se va a trabajar en los siguientes años en cuanto a los impuestos que se recaudan principalmente por el petróleo y el gas. Y obviamente va a estar en las manos de Escocia y del gobierno local cómo se negocia el revenue, el ingreso por petróleo, con las compañías afincadas en el norte de Aberdeen que se dedican a todo lo que es la cuestión de producción y exploración de las zonas petroleras del norte de Escocia.
EC - ¿Cómo observas el hecho de que esos anuncios del gobierno de Londres en cuanto a otorgar mayor autonomía no están referidos solo a Escocia, donde se produjo el referéndum y donde se consolidó el movimiento independentista, sino también a Irlanda del Norte, a Gales y a la propia Inglaterra? ¿Cómo se entiende eso?
MS - Yo entiendo que tarde o temprano va a haber una especie de reclamo… De hecho al día siguiente del referéndum el primer ministro de Gales decía que todo el sistema político del Reino Unido estaba "muerto" –utilizaba esa palabra– y que hay que comenzar nuevamente…
[Se cortó la comunicación]
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MS - El cambio es positivo, en primer lugar para nosotros los escoceses, que éramos los que estábamos reclamando. Y en segundo término, porque va a cambiar el mapa político del Reino Unido. Básicamente cada Estado o cada país va a comenzar a reclamar lo que está aportando tanto a Westminster como al tesoro británico, y va a tener que recibir en contrapartida la cantidad correspondiente o los beneficios correspondientes.
Uno de los aspectos más importantes y una de las razones de por qué la gente votó por el Sí es que los escoceses están cansados de que sus asuntos sean definidos por gente que quizás nunca estuvo en Escocia, por políticos o parlamentarios que representan a Surrey, a Londres, a Essex o a Brighton, zonas que no tienen absolutamente nada que ver con el día a día aquí en Escocia, con sus problemas sociales y políticos.
EC - ¿Cabe la posibilidad de que haya una nueva consulta, un nuevo intento de independencia en la próxima generación?
MS - Sí, estoy casi seguro, al menos la gran mayoría de los que votamos por el Sí pensamos que esto se va a dar en el corto plazo. El domingo Alex Salmond, luego de que presentó su renuncia como primer ministro de Escocia, dijo que Escocia está dispuesta a alcanzar la independencia con o sin referendo. Esto ayer fue desmentido, o al menos el tono de la conversación fue mucho más bajo, en el Parlamento. Era la primera vez que todos los partidos se reunían después del referendo, y Alex Salmond dijo que eso no iba a pasar. Pero dijo que esto no va a quedar aquí, que es un sueño de los escoceses alcanzar la independencia, y que por supuesto el hecho de que se haya festejado un referéndum fue un acto muy positivo desde el punto de vista democrático.
Con respecto a si va a haber un referéndum en una próxima generación, la gran mayoría de los votantes del Sí eran personas jóvenes, jóvenes estudiantes, personas de no más de 40 años, que de alguna forma representan a la nueva Escocia, a una nueva generación que está pidiendo cambios a gritos.
Con este panorama no dudo de que en muy poco tiempo Escocia pueda estar festejando un nuevo referéndum.
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Transcripción: María Lila Ltaif