Relaciones bilaterales

En un día histórico, Estados Unidos y Cuba cambiaron su relación y el bloqueo a la isla tiene fecha de finalización

Contacto con Silvia Pisani, corresponsal de La Nación en Washington, colaboradora de En Perspectiva.

(emitido a las 9.16 hs.)

EMILIANO COTELO:
¿Se acabó la guerra fría en las Américas?

En su histórico discurso de ayer, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció que las décadas de aislamiento de Cuba por su país no consiguieron el objetivo buscado, que era promover el surgimiento de un sistema "estable, próspero y democrático" en la isla.

(Audio Barack Obama.)

"Today, the United States of America is changing its relationship with the people of Cuba and the most significant changes in our policy in more than 50 years. We will end an outdated approach that for decades has failed to advance our interests. And instead we will begin to normalize relations between our two countries. Through these changes, we intend to create more opportunities for the American and Cuban people and begin a new chapter among the nations of the Americas."

("Hoy Estados Unidos está cambiando su relación con el pueblo de Cuba. Es uno de los cambios más significativos de nuestra política en más de 50 años. Vamos a terminar un enfoque anticuado que durante décadas no ha logrado avanzar conforme a nuestros intereses. Y en cambio, vamos a empezar a normalizar las relaciones entre nuestros dos países. A través de estos cambios, tenemos la intención de crear más oportunidades para el pueblo estadounidense y el cubano; y comenzar un nuevo capítulo entre las naciones de las Américas.")

(Fin.)

EC - El diálogo es ahora con Silvia Pisani, corresponsal en Washington de La Nación, de Buenos Aires.

SILVIA PISANI:
¡Qué día, ¿no?!

EC - Qué día impactante, qué horas tan significativas… ¿Tú esperabas que antes de fin de año ocurriera una decisión como esta?

SP - No, de verdad no. Había habido algunos indicios –cuando uno mira para atrás, se explica las cosas y parecen más obvias–. De que Obama quería esto, no cabe duda. Había dudas de que pudiera hacerlo; antes de fin de año seguro que no, pero tenía la intención de liberar la situación con Cuba antes de irse, y que no iba a ser sencillo. Pero nos dio una enorme sorpresa a todos ayer.

EC - Justamente, a propósito del momento, ayer leía un análisis de Marc Bassets, de El País de Madrid, que decía que pese a la derrota del Partido Demócrata en las elecciones legislativas –que fueron hace muy poco– del 4 de noviembre, las semanas siguientes han sido –quizás– las más fructíferas de Barack Obama desde que llegó a la Casa Blanca en 2009. Ha jugado fuerte en política de inmigración (regularización temporal de hasta cinco millones de inmigrantes sin papeles), el acuerdo con China para bajar las emisiones de efecto invernadero y ahora el restablecimiento de las relaciones Estados Unidos-Cuba. "Contra muchos pronósticos, el resultado electoral –que implicó que el Partido Demócrata perdiera el control total del Congreso– no lo convirtió en un pato cojo, el término que en la jerga de Washington designa al presidente que, en su última etapa, pierde influencia y capacidad de maniobra". ¿Cómo ves este enfoque?

SP - Lo discutí incluso mucho con Marc Bassets, el corresponsal de El País. Había dos corrientes de opinión en Washington entre analistas y observadores cuando se preveía y cuando luego sucedió la derrota del 4 de noviembre. Una de las cosas que decían era el "pato cojo", el famoso "lame duck", y que Obama iba a quedar atado de manos. Y otros, entre los cuales me incluyo, decíamos que, al contrario, se iba a "liberar" del Congreso e iba a entrar a sacar órdenes ejecutivas y decisiones, e iban a ser los dos años más intensos de Obama los que quedaban por delante. Con enormes dificultades, obviamente.

Y nos está demostrando que se está moviendo con mucha más libertad y con mucha más decisión que cuando todavía tenía condicionamientos electorales. Creo que en estos dos últimos años vamos a ver algunos hechos importantes de Obama.

EC - Yo mencionaba en la introducción esa especie de autocrítica que Obama planteaba en nombre de Estados Unidos: "No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener un resultado diferente". ¿Este es un tema que se discute fuertemente en Estados Unidos o es solo una inquietud de Obama y su círculo más cercano?

SP - Hay temas que son tabú en la sociedad de Estados Unidos. Hay dos niveles de discusión, hay un nivel político, y perdón, pero voy a ubicar en ese mismo nivel los tabús que existen en esta sociedad como el aborto, el matrimonio homosexual, este tipo de cosas que parece que dividen a la clase política a ultranza. Y la sociedad, por debajo, toma sus propias decisiones. Es decir, todos se enfrentan por cuestiones innombrables y por debajo la sociedad va evolucionando.

Lo mismo, salvando las distancias, ha venido ocurriendo con Cuba. Es un tema que eriza pieles en cuestión política, pero por debajo había un enorme interés en la comunidad de negocios de Estados Unidos por poner pie en la isla; de hecho ya lo están haciendo por circuitos diferentes y buscando la manera. Porque, hablando mal y pronto, todo el mundo sabe que de aquí a poco va a comenzar una modernización en la isla, va a haber negocios, o ahora o por imperio de la biología, pero se sabe que va a ser así. Entonces también había un enorme interés de sectores importantes de la sociedad de Estados Unidos con ganas de poner pie en un territorio que tiene a 170 kilómetros.

Diría que esos son los dos niveles de discusión.

EC - En el empresariado estadounidense había incluso preocupación porque colegas de otros países sí estaban pudiendo hacer negocios en Cuba.

SP - Claro, venían perdiendo terreno y no lo querían perder más. Y me parece que esto también juega enormemente a favor de Obama, porque buena parte de esa comunidad de negocios tiene vínculos fuertes con el Partido Republicano, con lo cual también va a ser un llamado al pragmatismo, si se quiere.

EC - Hay varios cruces, varios cortes horizontales. También dentro de la propia colectividad cubana residente en Estados Unidos: parece que las generaciones más jóvenes eran partidarias o tendían a estar cerca de ideas como estas de Obama.

SP - Sí, absolutamente. Y es verdad que existe un fenómeno –si alguno viaja a Miami en estos días yo le diría que pruebe la experiencia porque se termina–, hay algunos enclaves en Miami, como el café Versalles, que son una especie de patria cubana enquistada en el tiempo. Ahí uno escucha esos discursos de barricada y de que hay que terminar con el tirano… como si no hubiesen pasado 50 años, siguen hablando de lo mismo con la misma vehemencia. Y hay otros que siguen hablando del tirano, pero están buscando una solución más pragmática, de eso se trata. Con lo cual, las nuevas generaciones lo ven distinto. Ojo, también hay –lo digo con el mayor de los respetos– un negocio del exilio cubano que se ve afectado por esto.

EC - ¿A qué te referís con el "negocio del exilio"?

SP - Hay de todo, pero hay mucho referente político que pesa en Miami y que tiene peso, familias de origen cubano que vienen explotando este discurso del enfrentamiento y el no ceder. Además hay un tema que todavía no se ha tocado pero existe el temor en la comunidad de Miami con respecto a eso, que es la condición de privilegio en materia de inmigración que tienen los cubanos en Estados Unidos. Los cubanos tienen un estatus preferencial absoluto en Estados Unidos y, si bien esto todavía no se tocó, al menos el miedo a que esto cambie existe.

EC - El presidente Obama anunció una serie de medidas, entre ellas la apertura de una embajada de Estados Unidos en La Habana, y vendrá una embajada de Cuba en Washington. Pero no anunció el fin del bloqueo comercial, económico y financiero; ese paquete se mantiene, porque su levantamiento depende de decisiones del Congreso. ¿Cómo ves este escenario?

SP - Difícil. Es difícil, pero tengo la impresión de que lo que hizo Obama fue destapar algo que la sociedad estadounidense quería que ocurriera. No es que hablen todo el tiempo de eso, pero en el nivel social no creo que vaya a haber problema con eso.

La va a tener difícil seguro, los republicanos ya han dicho en bloque que esto es una insensatez y una barbaridad, me parece que se lo van a hacer muy difícil, y que Obama tendrá que sacar, como lo ha venido haciendo este Obama decidido y firme que estamos viendo, conejos de la galera para demostrar –como dijo una vez el presidente Jonson– que la Presidencia de Estados Unidos sirve para algo.

EC - ¿Puede ocurrir, como dicen algunos analistas, que el embargo no se levante, que quede formalmente vigente, pero que en los hechos se convierta en una cáscara vacía?

SP - No en una cáscara vacía, va a haber que buscar las vueltas para hacerlo; va a ser uno de los puntos más complejos.

EC - Cuando se examina la medida que tomó Estados Unidos, en acuerdo con Cuba, en el día de ayer, cuando se lee el discurso de Obama, aparece no solamente el problema de la propia relación bilateral, aparece también la admisión de las autoridades estadounidenses de que esta forma de tratar a Cuba, esta forma de enfrentar la relación con Cuba era un problema para la relación de Estados Unidos con América Latina. Y algunos dicen que Obama también tenía que corregir esto teniendo en cuenta la creciente presencia china en el continente. ¿Cómo ves este otro aspecto?

SP - Sí, sin duda. Repito, para mí el tema fundamental aquí es la comunidad de negocios, el interés y el provecho que puede sacar la sociedad de Estados Unidos de este giro; no les quepa duda de que puede sacar provecho. Y obviamente, esto era un ruido… Obama como presidente regional estuvo presente en la última Cumbre de las Américas, en Cartagena de Indias. La reunión duró 48 horas y no se hablaba de otra cosa que de Cuba; era la enorme influencia del discurso chavista y del discurso de los Castro a través de voceros del gobierno venezolano. Dinamitaba cualquier otro intento de mirar para adelante. Y Obama acaba de borrarlo de un plumazo, en este momento quien debe de estar lamentando políticamente la pérdida de influencia es Venezuela.

EC - Casualmente en un momento en que Venezuela tiene poca plata como para mantener la influencia. Ese es otro detalle del contexto regional, en Venezuela la economía está complicada.

SP - Sí; digamos que a lo mejor con un Hugo Chávez en el momento de esplendor esto habría sido capitalizado de otra manera por Caracas, que creo que ha quedado tan demudada y sorprendida como muchos en la región.

Una cuestión: Estados Unidos dejó claro que de ninguna manera deja de buscar para la sociedad cubana los objetivos que buscaba antes de anunciar esto. Solo que los busca por otros caminos.

EC - ¿Cómo los lograría? Charlábamos de eso recién con Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La Habana. ¿Cómo puede influir este cambio en la sociedad cubana?

SP - Hay una corriente dentro del Departamento de Estado que dice que, más que un bloqueo, lo que más te puede ayudar a ansiar la libertad, a encontrar oportunidades, a moverte es internet. Y hoy internet es una red que tienen solamente 100.000 personas en la isla. El intercambio, la apertura, las posibilidades son lo que mueve a las sociedades y termina con algunos enquistamientos en la clase política. Hay muchos en el Departamento de Estado que piensan eso, y creo que la corriente terminó imponiéndose:
nada mejor que el intercambio, el acercamiento, las posibilidades de interacción, más que el aislamiento, para promover un cambio. Esta es una de las ideas.

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Transcripción: María Lila Ltaif