Vaticano como mediador

El papa Francisco "ha alcanzado una autoridad moral a escala global sin precedentes"

El papa Francisco "ha alcanzado una autoridad moral a escala global sin precedentes"
EFE

El cambio en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos sorprendió a la comunidad internacional la semana pasada. Luego de medio siglo de bloqueo, ambos países retomaron el diálogo y es inevitable señalar la incidencia que tuvo el papa Francisco en estas negociaciones. Con motivo de esta noticia, En Perspectiva entrevistó al monseñor Luis del Castillo, que pasó más de cuatro años en la parroquia San Luis Obispo, en Santiago de Cuba. El obispo resaltó la importancia de que "dos líderes hagan simultáneamente público un agradecimiento explícito a la diplomacia del Vaticano y en particular a la persona del papa Francisco". Asimismo destacó que en un mundo globalizado la voz de Francisco "no es una opinión más en el concierto", sino que "tiene de veras una talla como para que líderes como Raúl Castro y Barack Obama sientan que es un apoyo de credibilidad moral".

(emitido a las 8.49 hs.)

EMILIANO COTELO:
El 17 de diciembre de 2014 pasará a la historia como el día en que Cuba y Estados Unidos anunciaron el inicio de la normalización de sus relaciones diplomáticas. Los católicos, por su parte, también recordarán esa fecha como uno de los más grandes hitos de la diplomacia vaticana.

Una vez que se conoció la noticia, fue imposible no marcar la coincidencia. El día escogido para el anuncio fue el del cumpleaños del papa Francisco, a quienes ambos líderes, tanto Barack Obama como Raúl Castro, agradecieron el papel que jugó en el acercamiento entre ambas naciones.

(Audio Barack Obama.)

"En particular, quiero agradecer a Su Santidad el papa Francisco, cuyo ejemplo moral nos muestra la importancia de proseguir en el mundo de la manera que tiene que ser, en lugar de simplemente dejarlo como está."

(Fin.)

(Audio Raúl Castro.)

"Quiero agradecer y reconocer el apoyo del Vaticano y especialmente del papa Francisco al mejoramiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos."

(Fin.)

EC - ¿Cómo ha construido el pequeño Estado del Vaticano un poder de mediación tan influyente como para acercar a dos pueblos que se dieron la espalda durante medio siglo? ¿Qué papel ha jugado y juega la Iglesia católica en la Cuba gobernada por Fidel y Raúl Castro?

Vamos a conversar de estos temas con monseñor Luis del Castillo, un obispo uruguayo que ha conocido muy de cerca la realidad de la isla, que pasó más de cuatro años en la parroquia San Luis Obispo, en Santiago de Cuba.

Usted volvió de Cuba a mediados de este año, después de haber trabajado allí desde setiembre de 2010. Y antes había estado en ese país durante unos meses del año 1998. ¿Piensa volver a Cuba?

LUIS DEL CASTILLO:
Supongo que sí, pero de una manera más intermitente, y justamente para ayudar en la relación de la Iglesia en Estados Unidos –una muy significativa cantidad de cubanos están viviendo allá– y la Iglesia en Cuba. En la medida en que las nuevas actitudes, la nueva política permita una mayor fluidez en el intercambio, este reencuentro, que empieza por la reunificación de muchas familias divididas, también hace más factible que los cubanos residentes en Estados Unidos participen más activamente en la vida de la Iglesia católica en Cuba.

EC - Sus planes para el año que viene son ir entre Cuba y Estados Unidos, moverse entre los dos países.

L del C - Así es.

EC - ¿Lo sorprendió la noticia del restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos? ¿Cómo recibió la novedad?

L del C - Me enteré por la prensa local. Ciertamente fue una gran sorpresa. Aunque estaba en la lucha del gobierno cubano desde siempre, llama la atención cómo se mantuvo hasta el mismo día el secreto de las tratativas que sin duda duraron mucho tiempo.

EC - Se habla de 18 meses, un año y medio de gestiones, reuniones, contactos telefónicos, emisarios. Un año y medio de trabajo sin que se filtrara nada. ¿A usted no le había llegado ningún dato, estando en Cuba y jugando un papel importante como el que juega allí en nombre de la Iglesia católica?

L del C - No, no había ninguna noticia.

EC - ¿Lo sorprendió el rol que Obama y Raúl Castro le reconocieron en este episodio al Vaticano en general y al papa Francisco en particular?

L del C - Lo que sorprende es que dos líderes hagan simultáneamente público un agradecimiento explícito a la diplomacia del Vaticano y en particular a la persona del papa Francisco. La declaración pública va más allá de un protocolo común.

EC - ¿Qué antecedentes hay? Supongo que aquí tenemos dos líneas diferentes: una, hablar de la diplomacia vaticana en general, y otra, del tono que le ha impreso Jorge Bergoglio desde que está al frente de la Iglesia católica. Porque este asunto no es el único en el que el papa Francisco ha intentado acercar posiciones. Por ejemplo, está la iniciativa para que se produjera un encuentro entre palestinos e israelíes que dio lugar a la reunión en el Vaticano entre el presidente de Israel, Shimon Peres, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, en junio de este año. O la carta que le escribió al presidente de Rusia, Vladimir Putin, pidiéndoles a los miembros del G-20 que no fueran indiferentes a la guerra civil en Siria, que abandonaran "cualquier pretensión de una solución militar". Hubo una vigilia organizada por el papa Francisco para evitar una solución violenta a la crisis en Siria. ¿Cómo ve esa impronta?

L del C - Creo que desde el mensaje de Jesús, "felices los artesanos de paz", hasta el día de hoy, de distintas formas y con distintos estilos esto ha sido una constante. Recordemos que la primera visita del papa Juan Pablo II a nuestro país en el 87 fue para firmar un tratado entre Argentina y Chile por un conflicto en el que medió la Secretaría de Estado del Vaticano. Lo que ciertamente llama la atención o introduce un ritmo diferente es la velocidad, que en poco tiempo el papa Francisco haya tenido este tipo de iniciativas en distintos rincones del mundo. Hay que pensar que él describe la situación actual como de una guerra pero atomizada, una guerra con puntos calientes en distintos rincones del mundo. Y hacia esos puntos calientes se dirige con sus iniciativas para promover el reencuentro entre naciones, terminar con el derramamiento de sangre, con situaciones tremendamente crueles.

Evidentemente no en todos los casos puede tener un resultado positivo como se nota en este diálogo entre Estados Unidos y Cuba. En el diálogo entre israelíes y palestinos tuvo el apoyo de sus amigos judíos y musulmanes de Buenos Aires, pero ese conflicto todavía no se ve por dónde puede superarse.

EC - En el caso de la vigilia de setiembre del año pasado reclamando que no fuera violenta la solución a aquella crisis en Siria a propósito del emplazamiento al régimen de Bashar al-Assad para que permitiera la inspección de sus armas químicas, por lo visto sí resultó exitoso.

L del C - Sí. Es claro que en este momento ha alcanzado una autoridad moral a escala global sin precedentes. En un mundo globalizado no es una opinión más en el concierto, sino que tiene de veras una talla como para que líderes como Raúl Castro y Barack Obama sientan que es un apoyo de credibilidad moral para las cosas que están haciendo.

EC - Llama la atención que estas conversaciones, según se informa, hayan llevado un año y medio. Eso significa que el papa Francisco se metió en ellas o las impulsó prácticamente desde su asunción. Repasando notas de prensa encontré que algunos recordaron que Jorge Bergoglio, cuando no era papa, en el año 1998, escribió un ensayo a propósito de la visita de Juan Pablo II a Cuba. Dicen quienes repasaron ese trabajo que allí pueden rastrearse comentarios críticos hacia el gobierno cubano, pero también especialmente hacia el bloqueo. Y enfatizaba en ese momento que era necesario trabajar para acabar con el hielo en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. ¿Usted conoce esos textos?

L del C - No los tengo presentes. Pero la preocupación y el hecho de que esto se ponga inmediatamente en marcha después de asumir tienen que ver con de dónde viene el papa: primer papa del hemisferio sur y muy consciente de todo el contexto latinoamericano. Para el concierto de las Américas esto es una llaga ya de demasiados años.

EC - ¿Y la cosa podía venir de antes? En estos días algunos medios mencionaron una reunión que tuvo lugar en marzo de 2012 en la Embajada del Vaticano en Washington para impulsar la mediación de la Santa Sede en la relación Estados Unidos-Cuba. ¿Había un interés previo al papa Francisco en la Iglesia Católica por este asunto?

L del C - Sin duda de la Iglesia en Estados Unidos, los obispos de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos han luchado permanentemente y de una manera muy clara, muy pública, contra el embargo. Y de la Iglesia en Cuba, allí también los obispos, poco a poco, al irse abriendo el gobierno al diálogo con la Iglesia, han impulsado estos reclamos, y en el diálogo entre los dos, entre el episcopado estadounidense y el episcopado en Cuba. Ese esfuerzo de la Iglesia es bastante anterior al papado del papa Francisco, pero no es nueva su inquietud.

EC - Ya que menciona a las dos iglesias, ¿cómo es que el líder de la Iglesia católica puede ayudar a destrabar una situación como esta, la ruptura Estados Unidos-Cuba, cuando el catolicismo es minoritario en las dos poblaciones, en la de Estados Unidos y en la de Cuba?

L del C - Creo que el liderazgo en ambos casos va más allá de los números de fieles. Hay que ver que en Cuba todavía hay más o menos un 60% de la población bautizada en la Iglesia católica, aunque solo un 1% participa en la misa dominical.

EC - ¿Hay un 60% bautizado?

L del C - Todavía sí. Pero la visibilidad de los obispos y otros voceros de la Iglesia en ambos países va mucho más allá de los números.

EC - Usted muestra a la Iglesia católica de Estados Unidos muy activa. ¿Puede dar otros detalles?

L del C - La creciente presencia de hispanos en la Iglesia en Estados Unidos hace que el tema América Latina pese mucho en la vida diaria. Poco a poco, en las últimas décadas, el porcentaje ha ido creciendo significativamente. Entonces para los obispos en Estados Unidos no es un tema de afuera, es un tema de adentro.

EC - Y a propósito de la Iglesia católica en Cuba, ¿qué puede ampliar?

L del C - Hay un antecedente más o menos reciente del diálogo de la Conferencia Episcopal con el líder Raúl Castro para mediar, en realidad para tomar la iniciativa con relación a presos políticos. Hay que ver que en esta instancia se liberaron más de 50 presos políticos, pero en una instancia anterior de diálogo entre los obispos católicos y Raúl Castro hubo una liberación de casi 200 presos políticos, e inmediatamente después de varios miles de presos comunes. O sea que este diálogo y esta iniciativa de la Iglesia católica no solo de opinar sino de actuar a favor de medidas internas y medidas del gobierno cubano es un antecedente de la audiencia que puede darle el líder cubano a esta presencia de la Iglesia en su país.

EC - Recuerdo que en una entrevista que hicimos en marzo de 2012, en la previa de la llegada a Cuba del papa Benedicto XVI, yo lo consultaba sobre cómo se entendía el protagonismo que estaba logrando la Iglesia católica en Cuba, el buen diálogo, la efectividad de algunas de sus gestiones ante el gobierno del presidente Raúl Castro, por ejemplo en esa materia que usted citaba, la liberación de presos.

Y usted contestaba: "Es bueno recalcar que la Iglesia católica no es mayoritaria en Cuba, pero es la organización religiosa que está presente en la totalidad del país, tanto ciudades, suburbios como campaña, y de una manera organizada a escala nacional como está organizada a escala internacional. Eso hace que para el gobierno sea un interlocutor de la sociedad civil como no hay otro".

L del C - Exactamente, no hay ninguna otra organización en el tejido social de Cuba que tenga esa extensión que podríamos describir como capilar. Entonces lo que pueda decir un obispo en La Habana refleja lo que directamente, por esa presencia en todos lados, opina y siente y vive la gente desde en los lugares más apartados hasta en los centros urbanos.

EC - Más de una vez el presidente Raúl Castro había dicho, a raíz de presiones y demandas desde el exterior, por ejemplo en cuanto a la situación de los derechos humanos: "Los asuntos de los cubanos los resolvemos entre cubanos". Y ahí estaba la Iglesia católica cubana como un interlocutor para encauzar ese tipo de demandas, para encauzar el diálogo sobre esos temas.

L del C - Claro. También es importante señalar un cambio en la actitud del gobierno cubano con relación a la Iglesia católica y las distintas manifestaciones religiosas del país. Hay un discurso del 1 de agosto de 2011 en el que Raúl Castro señala lo que él considera en ese momento una irregularidad: una funcionaria del Estado fue cambiada de posición con pérdida de salario porque se supo que iba a una iglesia evangélica. Raúl Castro toma ese ejemplo para corregir una actitud negativa e invitar a toda la administración pública no solo a no perseguir, sino a respetar, de acuerdo con modificaciones en la Constitución cubana, y también claramente modificaciones en el modo como se relaciona el gobierno con la religión.

EC - Se refiere al cambio que se hizo en la Constitución cubana cuando Cuba dejó de ser un Estado ateo para pasar a ser un Estado laico.

L del C - Así es.

EC - Entonces, ¿cómo jugaron en todo este proceso las visitas que realizaron primero el papa Juan Pablo II en el año 1998 y luego el papa Benedicto XVI en 2012?

L del C - Tenemos que recordar que en ese momento, después de años no solo de silencio y separación, sino de una cierta persecución, la población cubana vio en televisión durante varios días a Fidel Castro al lado del Papa. El mensaje clarísimo por los hechos, si no por las palabras, es: la religión no es tan perversa como nos venían diciendo, si están estas dos personas sonrientes y dándose la mano. Y luego el mensaje clarísimo del Papa: es importante que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba. Ya en el 98 había un anuncio de lo que comenzamos a ver hoy.

Luego en el 2010, antes de la visita del papa Benedicto, hubo un hecho muy relevante para marcar el cambio de clima: la imagen de la virgen de la Caridad –una imagen que hace 400 años encontraron unos pescadores flotando en el mar y que se convirtió en la patrona de Cuba, que está en un santuario cerca de Santiago de Cuba, en la localidad del Cobre– recorrió el país entero, ciudad por ciudad, pueblo por pueblo, villa por villa, y en lugares donde quizás iban 20, 30 personas a misa, se veían por la televisión ríos de gente recibiendo esta imagen y reuniéndose en asambleas espontáneas en las calles y las plazas. Esa peregrinación de 2010 le dio una visibilidad a la manifestación religiosa que hasta entonces estaba muy reprimida.

Y la visita de Benedicto XVI en 2012 ya puso al lado al líder actual, Raúl Castro, y al papa, Benedicto XVI, con un elemento que no se había dado en la visita de Juan Pablo II, que estuvo en Santiago de Cuba pero celebró en una plaza enorme. En cambio Benedicto XVI pernoctó en el santuario de la virgen de la Caridad y habló allí. Se dieron manifestaciones cada vez más claras de un relacionamiento distinto por un lado, y nuevamente el reclamo de que cesara el embargo de Estados Unidos.

EC - ¿La Iglesia católica ha mantenido actividad en Cuba de manera permanente desde la revolución?

L del C - Sin duda. Hubo un tiempo en que las iglesias fueron defendidas por abuelas, por las dificultades tanto para el estudio como para el trabajo que tenían los practicantes de cualquier religión. Entonces los jubilados fueron los que mantuvieron abiertas las iglesias aun en ausencia de sacerdotes o religiosos. El laicado cubano en ese sentido tiene un protagonismo y un sentido misionero realmente llamativos, hasta el día de hoy. Porque en 50 años no ha sido posible construir nuevas iglesias en los desplazamientos de la población, nuevos barrios no tienen nuevas iglesias, e incluso ha sido muy difícil reconstruir las que los sucesivos huracanes han ido destruyendo. Pero surgen comunidades en casas de familia, tanto en zonas urbanas, en un apartamento de un tercer piso o cosa por el estilo, como en comunidades rurales. Allí se reúnen los vecinos para una oración, hay una celebración, una misa muy de vez en cuando, pero semanalmente hay reuniones bíblicas, reuniones de oración y formación cristiana.

EC - Otro hecho interesante es que el Vaticano nunca rompió relaciones con Cuba.

L del C - Sí, siempre se ha mantenido un nuncio en La Habana.

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EC - Monseñor Luis del Castillo fue obispo auxiliar de Montevideo, luego de su retiro pasó a desempeñarse como un sacerdote más, y en ese papel es que ha estado viviendo en Cuba durante más de cuatro años. Y ahora se ha vuelto por unos meses a Uruguay, a Maldonado concretamente.

L del C - Así es. Dando una mano por acá.

EC - ¿Es correcto eso, después del retiro usted pasó a ser un sacerdote, un párroco?

L del C - Sí; las facultades de obispo no se pierden, pero uno deja de ejercer la responsabilidad con respecto a una diócesis.

EC - Sería bueno que usted nos contara, desde la óptica tan particular de un obispo, de un sacerdote de la Iglesia católica, de un jesuita, qué clase de cambios se están dando en Cuba en los últimos tiempos, en este período de reformas que puso en marcha Raúl Castro cuando sustituyó a Fidel.

L del C - Podemos manejar algunas cifras precisas para mostrar lo que ha estado pasando. Raúl Castro asume en el 2006 una suplencia provisoria de su hermano Fidel, en el 2008 es nombrado jefe de Estado y en el 2013 es reelegido por cinco años más y se anuncia que esta va a ser la última etapa.

Lo más significativo es que en el 2010 se decide cambiar de unos 5 millones de empleados públicos que tenía el país –sobre 11 millones de habitantes– 1,8 millones, casi la tercera parte, a un sector privado que no existía y que había que crear. De esos 1,8 millones, no se han dado más que unas 400.000 patentes para trabajar por cuenta propia en un listado de unas 180 actividades que se pueden realizar, como cafetería, peluquería, zapatería, cosas de ese tipo.

La dificultad que lleva a esta medida bastante importante en la creación de un sector privado en el país se debe a, primero, que el presupuesto no da para pagar tantos empleados públicos, y fundamentalmente a que la economía ha estado en un declive constante, sobre todo por el desmantelamiento del aparato productivo. Por ejemplo, cosas que eran de exportación tradicional de Cuba, como el azúcar y el café, el azúcar el año pasado –2013– se produjo el 15% de lo que se producía hace 50 años, la caña de azúcar que se cosechó el año pasado equivale a la que se cosechaba hace un siglo, y el café se produjo el 10% de lo que se producía hace 50 años.

Los ingresos fundamentales del país en este momento son el turismo y el envío de personal, sobre todo médico y educativo, a otros países, en primer lugar a Venezuela, lo que genera un ingreso por contratación de estas personas. Pero al mismo tiempo que Cuba recibe más o menos 2.000 millones de dólares por turismo, gasta casi la misma cantidad en comprar comida afuera que se podría producir en sus campos. El año pasado, el 80% de lo que comimos, según cifras oficiales, se compró en el exterior. Esto preocupa claramente al gobierno y siempre se buscan medidas de relanzamiento de la producción. Se han ofrecido en usufructo casi un millón de hectáreas que estaban abandonadas para retomar la producción de alimentos. En Cuba no se ofrece leche fresca, leche líquida, no hay una Conaprole, solo hay leche en polvo. En una de las últimas visitas del presidente Mujica a Cuba, Raúl Castro le pidió ayuda, teniendo en cuenta la experiencia uruguaya, para mejorar la producción lechera allá. Este deterioro de la producción hace que el gobierno tenga que buscar medidas alternativas.

También ha habido una apuesta a un gigantesco superpuerto en el norte de Cuba, cerca de La Habana. Sería un puerto de distribución de los grandes portacontenedores que se supone que van a pasar ahora tanto por el canal de Panamá ampliado como por el futuro canal en Nicaragua. Esos portacontenedores irían a este superpuerto en el norte de Cuba para distribución en los puertos del golfo de México y de la costa este de Estados Unidos. Pero si no se arreglan las relaciones, ese superpuerto no tiene futuro.

EC - O sea que el implícito cuando se encaró esa inversión es que iba a producirse un deshielo en la relación con Estados Unidos.

L del C - No tengo conocimiento de la cosa, pero no me explico esa apuesta a un puerto en esa ubicación sin acceso a los puertos de menor escala de toda la zona. En primer lugar a los puertos de Estados Unidos.

EC - Por otro lado, ¿qué está pasando en este proceso de reformas en cuanto a las libertades?

L del C - Todavía es lo que reclama la oposición ante las medidas anunciadas por el presidente Obama. No se nota un cambio significativo con respecto a libertades ciudadanas. Por ejemplo, el acceso a los medios de comunicación está muy restringido, y en cuanto a los derechos de opinión y de libre asociación, en otros países comunistas, como China o Vietnam, hay más libertad de expresión, aun dentro del Partido Comunista hay distintas corrientes, hay expresión de distintas opiniones.

EC - A ese extremo en Cuba no se ha llegado.

L del C - Todavía no.

EC - Con la reanudación de relaciones obviamente se viene una andanada de cambios. ¿Cuáles menciona usted hoy de manera más fuerte?

L del C - Hay cosas que dependerán del Parlamento de Estados Unidos, con mayoría republicana y opuesto al presidente Obama. Lo que ya se pone en práctica es una ampliación de los permisos de viaje de Estados Unidos a Cuba, que están muy limitados, y la posibilidad de envío de remesas que tanto de familia a familia como de institución a institución se han multiplicado por cinco y suponen un ingreso de los más importantes que tiene en este momento el país de remesas o de ingresos de moneda extranjera, concretamente dólares y euros. Tanto que el 65% de las familias cubanas reciben remesas del exterior.

EC - Ahora las cifras que van a poder recibir aumentan.

L del C - Y también todo el sistema de servicio al turista si se abren las compuertas para que vayan muchos más estadounidenses. En el orden de los orígenes de los turistas el primer lugar lo ocupa Canadá, pero Estados Unidos está ahí nomás, a media hora de viaje. Entonces si se liberaliza el ingreso de estadounidenses y de cubanos que viven en Estados Unidos a Cuba sin duda no solo los hoteles y restaurantes del Estado, sino también todo el sector privado que atiende al turismo se van a ver sumamente beneficiados.

EC - El gobierno de Estados Unidos tiene la expectativa de que todo esto a su vez repercuta en una apertura en lo político, justamente en el tema derechos humanos, libertades ciudadanas. ¿Usted qué dice?

L del C - Sí, sin duda, el fortalecimiento de la sociedad civil, o sea del sector privado de Cuba, va a actuar en esa dirección.

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Transcripción: María Lila Ltaif