Charlie Hebdo se desgarra por tensiones internas
Las luchas internas para decidir qué hacer con los millones de euros recibidos tras los atentados y las dificultades de dibujantes y periodistas para continuar su trabajo después de la muerte de sus compañeros generan incertidumbre en el futuro del semanario satírico francés.
Por su parte, Luz, emblemático caricaturista de Charlie, anunció que deja la publicación.
Al borde de la quiebra antes de los atentados, hoy el semanario satírico Charlie Hebdo se encuentra al borde de la fractura de la redacción por el inesperado botín en el que se transformó la solidaridad mundial. Unos 36.000 donadores de 84 países distintos hicieron llegar a la revista unos 4,3 millones de euros, que a su vez batió récords de venta, con ingresos por 12 millones en concepto de ventas.
"Este dinero tiene que ser distribuido entre las víctimas, los miembros de la dirección o los abogados se habían comprometido a esto";, recordó el médico y cronista del semanario Patrick Pelloux. "Sin embargo, al día de hoy no se sabe mucho qué va a pasar";, deploró.
El lunes, la dirección respondió que repartiría íntegramente las donaciones a las "víctimas"; de los ataques terroristas y que se comprometían a no repartir dividendos sobre las ganancias pese a las "declaraciones inoportunas, inexactas, fuente de rumores maliciosos y de nuevas tensiones";.
Las inquietudes sobre cómo usar el dinero dieron lugar duros cuestionamientos sobre la administración de esta revista, que durante décadas funcionó casi sin recursos y con un espíritu anarquista. En abril, 15 empleados de la veintena que cuenta Charlie Hebdo reclamó una nueva gerencia y un estatuto de "empleados accionistas con partes iguales";.
Las diferencias con la administración volvieron a surgir la semana pasada, cuando la periodista Zineb El Rhazoui, amenazada de muerte, anunció que la iban a despedir: no por "faltas graves";, sino por no entregar el trabajo a tiempo. La decisión fue rechazada públicamente por Pelloux, que denunció la falta de tacto de las autoridades, considerando sus dificultades para adaptarse a la vida después del atentado.
Quien no pudo superar de momento lo ocurrido fue Luz, dibujante emblemático de Charlie Hebdo, quien anunció que dejaba el equipo. "Cada cierre es una tortura por los otros que ya no están aquí. Pasar noches de insomnio para convocar a desaparecidos, para preguntarme que habrían hecho [los dibujantes asesinados] Charb, Cabu, Honoré, Tignous, es desgastante";, explicó.
Luz aprovechó también para desquitarse con Jeannette Bougrab, quien se presenta como la expareja de Charb, director de la redacción, asesinado aquel 7 de enero. Bougrab reprochaba a Luz el no querer seguir haciendo caricaturas de Mahoma, estimando que entonces los fanáticos habían ganado. Luz le respondió tratándola de "imbécil"; y de haber perdido la brújula.
De este modo, cinco meses después de los atentados, Charlie Hebdo empieza a derrumbarse por dentro.