IARC

Los riesgos del glifosato; "probable" cancerígeno

Los riesgos del glifosato; "probable" cancerígeno
EFE/Archivo

A principios de abril se informaba que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) había calificado al glifosato de cancerígeno "probable" para el hombre.

El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo y el resultado del estudio de la Agencia del Cáncer confirma las observaciones de distintas ONGs y grupos de científicos de varios países, que ya habían advertido de este riesgo.

Una de las consecuencias más concretas del anuncio de la IARC fue la decisión del gobierno colombiano, el pasado 9 de mayo, de abandonar el uso del glifosato en la lucha contra los cultivos ilícitos en selvas y bosques.

El herbicida representa un negocio multimillonario a escala mundial y el estudio de la IARC ha suscitado reacciones a favor y en contra, tanto en la comunidad científica como en la empresarial.

La clave está en la palabra "probable";. La doctora Kate Guyton, científica sénior de la IARC, se expresa a propósito de este aspecto del asunto: "Nuestras evaluaciones están hechas por grupos internacionales de científicos experimentados. Ellos concluyeron que el glifosato es "probablemente" cancerígeno para los humanos. Esto es, la identificación de un riesgo. Por ejemplo, sabemos que fumar causa cáncer, pero no significa que si uno fuma, necesariamente va a tener cáncer";.

En Argentina, por ejemplo, se rocía aproximadamente cada año 28 millones de hectáreas con glifosato.

Roundup es el nombre comercial del herbicida faro de Monsanto, cuyo principal componente activo es el glifosato. En Argentina, se usan alrededor de 300 millones de litros de este producto, clave en la producción agrícola, especialmente en los cultivos de soja, una de las principales riquezas del país y de sus productores.

En Argentina, muchas voces se alzan contra la restricción o la prohibición del glifosato porque es una pieza fundamental del modelo económico. Permite al Estado obtener enormes ingresos por medio del impuesto a la exportación. Además, muchos productores, en especial los pequeños, aseguran que logran obtener ingresos gracias a la estabilidad que brinda el herbicida, al mejorar las probabilidades de obtener una buena cosecha.

El doctor Medardo Avila Vázquez, de Córdoba, en el centro de Argentina, lleva años observando cómo el glifosato alteró no solo la economía, sino la salud de los habitantes rurales. Vázquez coordina la red de Médicos de Pueblos Fumigados, que sigue de cerca las consecuencias de los herbicidas en la salud de la población. Además del aumento de los casos de cáncer, observó que el glifosato causa malformaciones en los recién nacidos.

El doctor Vázquez considera que los habitantes de los alrededores de los campos fumigados corren peligro. Por si fuera poco, el médico asegura que encontraron glifosato en el agua de lluvia. Propone que se fumigue a partir de una distancia de 1000 metros de las viviendas, a fin de reducir el impacto del herbicida en la salud sin alterar la estructura económica de la región.

En Colombia, el gobierno fue más drástico: el presidente colombiano Juan Manuel Santos anunció que se dejaría de utilizar el glifosato para fumigar los cultivos ilícitos, en el marco de un plan de lucha antidrogas financiado por Estados Unidos. Las fumigaciones se concentran sobre todo en el sur del país, feudo de las FARC, y fueron durante años el objeto de críticas. Para algunos las aspersiones aéreas no fueron lo suficientemente efectivas en la lucha contra el narcotráfico y provocaron graves daños a la salud de los pobladores. Entre esas voces críticas está la de Camilo González Posso, ministro de Salud de Colombia entre 1990 y 1992.

Y la mención de Vietnam es apropiada, porque además de la controversia alrededor del glifosato, varias empresas agroquímicas como Monsanto deberán presentarse ante la justicia francesa por el uso del llamado 'agente naranja', un herbicida que contiene dioxina y que los militares estadounidenses utilizaron durante la guerra de Vietnam de 1961 a 1975. La querella fue presentada por una ciudadana franco-vietnamita de 73 años, víctima de las fumigaciones del elemento químico.

Según las autoridades vietnamitas, tres millones de personas fueron expuestas a la substancia y en al menos 150.000 niños se registraron malformaciones congénitas.