Entrevistas

Semproni: apostamos a restablecer el hábito de trabajo en el recluso

El senador del Encuentro Progresista Víctor Semproni defendió la Ley de Humanización y Modernización del Sistema Carcelario que ayer votó el Senado. Dijo que los críticos del texto buscan que haya más represión de los delincuentes. "No digo que esté mal, que no haya necesidad ni que no lo vayamos a hacer, pero yo apuesto y nuestra fuerza política apunta a culturizar, a educar, a restablecer el hábito de trabajo en el recluso, combatiendo el ocio", opinó.

(Emitido a las 8.38)

EMILIANO COTELO:
El proyecto de Ley de Humanización y Modernización del Sistema Carcelario ya pasó por las dos cámaras del Parlamento. Anoche se completó su sanción en el Senado y ahora pasa al Poder Ejecutivo para su promulgación.

Más temprano entrevistábamos En Perspectiva al senador Gustavo Penadés, del Herrerismo, quien, más allá de discrepar con la velocidad que se le dio al trámite en la Cámara Alta anoche, cuando se esperaba que en el debate en particular del articulado se produjese en el día de hoy, manifestaba una serie de objeciones de fondo al contenido de esa iniciativa.

Nos quedaba pendiente escuchar al oficialismo, vamos a hacerlo ahora. Estamos en diálogo con el senador Víctor Semproni, del Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA).

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Senador Semproni, el primer punto que usted quería aclarar es la cantidad de presos que van a ser liberados. Penadés decía que eso no estaba claro, que había mucha confusión al respecto.

VÍCTOR SEMPRONI:
Exacto, porque, justamente, me tocó a mí anoche hablar de los números. Pero en este sentido: nosotros no tenemos, como bien escuchamos recién al presidente de la Suprema Corte, una idea concreta de la cantidad de presos que va a salir, se han manejado diferentes cifras, se habla de 700. Pero en la intervención respecto de la cual se dice que no estábamos claros en los números que manejamos, lo que pretendí demostrar –y creo haberlo hecho– es que lo que la ciudadanía no sabe es la cantidad de presos que mensualmente, porque llegan al cumplimiento de sus penas o por las libertades que se les van concediendo por parte de las respectivas sedes, salen en promedio por mes en todo el país, que son 270. Se rasgan las vestiduras porque van a salir 700 de golpe, pero no estamos hablando de una desproporción brutal.

Digo esto como respuesta a los que discuten la ley exclusivamente desde el punto de vista del peligro de los presos que van a salir y de los riesgos a los que se va a exponer a la sociedad. Cuando se ha pretendido desvirtuar, cuestionar esta ley, se lo ha hecho exclusivamente desde ese punto, dejando de lado todo lo positivo que tiene para rehabilitar al que hoy está recluido, se ha centrado el debate en el número de presos.

EC – Los presos que vayan a tener acceso a esta libertad especial consagrada en el proyecto de ley saldrán de las cárceles de aquí hasta principios de diciembre, hasta el 2 de diciembre, si es que el Poder Ejecutivo promulga hoy mismo la ley.

VS – Exacto.

EC – Son 60 días hábiles.

VS – Escuchamos hace un rato en su programa –que es muy bueno en el aspecto informativo– decir que ya la Suprema Corte tiene preparado el reglamento o las instrucciones a los jueces para el cumplimiento de la ley. Entonces digo: no se puede centrar el debate exclusivamente en esto, porque –agrego– los 270 que salen todos los días –lo dije anoche– salen con el diploma de delincuentes profesionales porque han estado en un centro de reclusión que los capacita para el delito, mientras que nosotros con esta ley tendemos –y nadie piense que lo vamos a lograr de un día para el otro– a aportar elementos a quien está recluido que le permitan dentro del establecimiento y a partir de su salida una mejor reinserción en la sociedad.

EC – Ahí venía una de las objeciones de la oposición, en particular del senador Penadés. Él decía: se habla de modernizar y humanizar el sistema carcelario, pero paralelamente en el proyecto de ley de presupuesto no hay un aumento significativo para el rubro cárceles.

VS – Honestamente, hoy no puedo empezar a debatir sobre el presupuesto porque todavía no he tenido posibilidad de meterme. El Parlamento empezó (el debate) recién hace poquititos días, está en la comisión respectiva, que yo no integro. Pero hoy, el Poder Ejecutivo actual, con el presupuesto vigente, que es el del doctor Batlle durante todo 2005, ya asistió con recursos al Patronato, hubo una partida para empezar a reforzar su trabajo. Y este Poder Ejecutivo también termina de trasladarle al Patronato funcionarios de otras dependencias del Estado que se están capacitando para cumplir la gestión que les va a tocar cumplir cuando salgan los reclusos. No es imprescindible que el presupuesto diga "se va a prever esto". Lo que tal vez el Partido Nacional –no voy a personalizar en el senador Penadés– está reclamando –lo dijo anoche en sala– es que se construyan más establecimientos de reclusión, es decir: reprimamos al que delinquió. No digo que esté mal, que no haya necesidad ni que no lo vayamos a hacer, pero yo apuesto y nuestra fuerza política apunta a culturizar, a educar, a restablecer el hábito de trabajo en el recluso, combatiendo el ocio. A eso apunta esta ley y de eso no se habla, por eso me gustaría –hoy usted dispone de muy poco tiempo– hacer un debate en profundidad sobre el tema.

EC – Claro que sí. Ya lo hemos hecho, pero ahora que la ley es una realidad vale la pena volver sobre el tema con los datos concretos, con el texto definitivo sobre la mesa. Es una asignatura que dejamos pendiente para los próximos días.

Pero quería preguntarle no tanto sobre el futuro de las cárceles a partir del año que viene o los próximos años, sino sobre otra de las preocupaciones del senador Penadés, que es: bien, estos presos que ahora serán liberados, ¿cómo se reinsertan en el mercado de trabajo? ¿Qué se va a instrumentar? ¿Qué se puede asegurar en ese sentido?

VS – Justamente, fíjese... porque capacidad para analizar esto la oposición tiene, no sé cuál es el objetivo de cuestionarlo de esta manera. En primer lugar esta ley les plantea a todos los reclusos, no a los que van a salir mañana –el número no importa, los que vayan a salir–: primero, crear lugares, unidades productivas de trabajo dentro y fuera de los establecimientos donde puedan trabajar, punto uno, cosa que hoy no existe y que toda la sociedad reclama, dice "los presos deberían poder trabajar" para automantenerse e incluso recibir algún salario y ayudar a su familia. En segundo lugar estimula el trabajo y el estudio, propone que a aquel recluso, cualquiera de los que hoy están, que trabaje, cada dos días de trabajo que genere, se le va a computar uno de pena, o dos días de estudio –para que se capaciten y averigüemos cuántos analfabetos hay ahí dentro– por uno de pena.

EC – Eso para el futuro, pero la pregunta estaba planteada en relación con los que salgan en libertad ahora.

VS – A eso iba, esto es para todos, para los 7.500 que hoy están presos. Los que salen hoy, en primer lugar van a salir amparados por el Patronato, es decir van a estar supeditados al control que supone tener el apoyo del Patronato, registrar su domicilio –que no pueden trasladar sin dar cuenta–, comunicar el lugar de trabajo, que se les brinde la posibilidad de tener un lugar de trabajo a través de lo que la ley prevé, que es que todo aquel que comercialice con el Estado tiene que dar un 5 por ciento de su planilla de trabajo para los que van siendo liberados.

EC – Eso para los nuevos contratos de empresas con el Estado, no para los que ya están vigentes.

VS – Es para los nuevos contratos, hoy no los tenemos, pero el viaje más largo empieza con el primer paso, si no establecemos esto tampoco lo vamos a tener mañana. Yo estoy hablando de las virtudes hacia adelante, como arranque positivo hacia estos objetivos de que el preso salga con posibilidades de reinsertarse. Va a haber algunos que van a volver a delinquir, no tengo ninguna duda, pero estamos hablando de que van a salir los que tienen delitos menores, en muchos casos la ley está haciendo justicia porque producto de la falta de recursos tanto humanos como económicos de nuestra justicia, hoy hay gente que no tiene pena todavía, que no está sentenciada, pero que si hubiera sido sentenciada ya habría salido. Yo visité la cárcel de Canelones y hablé con más de uno de estos reclusos la semana pasada.

Estamos hablando de lo que va a pasar con los que van a salir, los estamos poniendo bajo el Patronato, y tal vez van a salir los que tienen penas menores. Entonces hagamos esta reflexión: se habla fundamentalmente de los que tienen penas de hasta tres años; este proyecto es mucho más restrictivo que la legislación actual, que permite que el preso salga con dos tercios de la pena más allá del delito que pueda haber cometido; éste dice que van a salir con la mitad aquellos que no hayan cometido tales y cuales –los enumera– delitos, los que hayan cometido los delitos más graves no van a ser excarcelados.

Volvamos a los números. El que tiene tres años con la reglamentación hoy, sin ley, puede salir con los dos tercios, sale. La ley plantea que puede salir con la mitad de la pena, es decir a un año y medio; estamos diciendo que el que va a salir el 15 de setiembre iba a salir el 15 de febrero, acá está el gran riesgo, le estamos adelantando la salida. Pero lo ponemos bajo el control del Patronato, va a tener que trabajar, va a tener que registrarse. ¿Y sabe qué va a ocurrir si no hace eso, porque la misma ley lo prevé? El juez está en condiciones de volverlo a recluir en el mismo establecimiento donde estaba y ahí va a tener que cumplir la totalidad de la pena, no van a correr ni siquiera los dos tercios vigentes sin ley.

Le agradezco mucho esta posibilidad porque creo que en esto hay una gran carencia informativa en la población. A la gente le preguntaron si quería que largaran a los presos, sí o no, y la sociedad, con la situación de inseguridad que vive, no puede estar de acuerdo, es lo mismo que preguntarle a un trabajador si quiere que le bajen el salario.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe