Abreu: en 1999 desde el EP se me ofreció la Cancillería
"Cuando la rivalidad comienza a crecer obviamente (uno) ya deja de ser progresista y empieza a tener visos de continuismo". Así respondió el ahora candidato a vicepresidente por el Partido Nacional, Sergio Abreu, a los cuestionamientos hechos por la izquierda tras su nominación. Abreu dijo que "el doctor Larrañaga representa el cambio, pero también una renovación de carácter generacional".
(Emitido a las 09.21)
EMILIANO COTELO:
El compañero de fórmula del doctor Jorge Larrañaga en las elecciones nacionales del mes de octubre será el doctor Sergio Abreu. Lo adelantábamos ayer aquí En Perspectiva a media mañana y terminó confirmándose en la tarde en la ciudad de Paysandú, en una conferencia de prensa que dio el propio Larrañaga en la Casa de la Cultura:
(Grabación)
JORGE LARRAÑAGA:
Realmente, en un partido como el nuestro, que tiene hombres y mujeres de indudable trascendencia, no es fácil, entre tantos representantes calificados, llevar adelante una nominación de estas características.
(Fin de la grabación)
El doctor Sergio Abreu fue ministro de Industria, Energía y Minería entre los años 2000 y 2002, en este período de gobierno; había sido ministro de Relaciones Exteriores entre 1993 y 1995, en el gobierno del doctor Luis Alberto Lacalle; fue además, entre otras actividades destacadas en su trayectoria, asesor de comercio exterior de la Cámara de Industrias, entre 1995 y 1998; y volviendo a la política, senador de la República entre 1990 y 1993.
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Nos interesaba plantearle una cantidad de preguntas a esta altura de los acontecimientos, con la designación todavía tan caliente... ¿Es cierto que usted se enteró casi a último momento?
SERGIO ABREU:
Sí, la verdad es que recibí la llamada del doctor Larrañaga, que me dijo -como dice él-: "Hermano, hemos conversado con el doctor Lacalle, he propuesto tu nombre, ha sido aceptado por el Herrerismo" y me puso en condiciones de tomar una decisión.
EC - ¿Cuándo fue esa conversación?
SA - Anteayer de tarde.
EC - Ah, fue el lunes.
SA - Fue el lunes de tarde. Se había transmitido que cualquier definición de esta naturaleza iba a tener que ser consultada con el resto de los sectores del Partido Nacional (PN), porque esto también es parte de ese esfuerzo de unidad en la diversidad que se ha manejado en la campaña. Como usted sabe, fue el único partido que confrontó en forma muy clara dos candidaturas y administró esto con una consideración y un respeto que le permitieron llegar a esta instancia y poder definir en 48 horas su candidatura a la Vicepresidencia.
EC - El Herrerismo emitió una declaración en la que aclara que acompañará y respaldará la fórmula que ha quedado conformada, pero que no intervino en la decisión.
SA - Estas decisiones políticas son parte de una democracia. Una decisión tan importante como la de que un candidato tenga el 66 por ciento en una elección interna también deriva en una capacidad de iniciativa. Es natural que esto se haga, sobre todo teniendo en cuenta que no fue una imposición. Esto es muy importante.
EC - ¿A ver...?
SA - Que no sea una decisión unilateral, una imposición: "Es Fulano", sino la consulta, no ser consultado en la decisión pero sí en la forma en que se va a procesar, porque cuando se respalda quiere decir que el partido político después toma definición como partido y no se produce una confrontación, una división. Esto es muy importante, el doctor Larrañaga ha manejado este tema con mucho tino, con mucha consideración; mire que en política a veces la soberbia puede ganar inmediatamente al que le parece que es una mayoría absoluta.
EC - El senador Luis Alberto Heber recalcaba más temprano algo que desde su grupo político ya se había dicho antes del domingo: "Si nosotros hubiésemos sido los triunfadores, si el doctor Lacalle hubiese sido el elegido por los blancos, con la proporción que se hubiese dado ese triunfo, cualquiera hubiese sido ésta, incluso si el segundo hubiese sacado sólo 10% de los votos, le habríamos ofrecido la vicepresidencia al sector de Larrañaga".
SA - Cada uno tiene derecho a plantear la forma en que hubiera actuado. Lo importante no es anunciar cómo se hubiera actuado, sino ver cómo actuó el Herrerismo al responder con sentido positivo a este tipo de propuesta. Acá prevalece una visión unitaria de partido. Tenemos que ver que es un partido que ha votado mejor que en la elección nacional obligatoria en 1999 y que ha administrado las divergencias con una gran madurez; madurez que lo ha llevado a tener posibilidades ciertas de competir en octubre y noviembre por la Presidencia de la República, cuando durante mucho tiempo varios le habían extendido la partida de defunción a un partido político que por suerte hoy está en pleno ejercicio de crecimiento.
Comprendo estos criterios, no soy yo quien los tiene que juzgar; imagine que yo soy al final quien ha sido el centro de una decisión. Pero le diría que ahora lo más importante es que todo el PN tenga la posibilidad de trabajar en conjunto en su estrategia electoral, que todos puedan participar, teniendo en cuenta la definición, porque también estamos hablando de que la proyección del doctor Larrañaga es producto de su liderazgo, pero también de una visión distinta en algunos temas del proyecto de país.
EC - Me gustaría profundizar en ese tipo de elementos. En definitiva vamos a hablar del posicionamiento de cara a octubre y noviembre, porque el principal objetivo es, según han dicho distintos dirigentes del larrañaguismo, lograr el balotaje.
SA - Exactamente; en un clima de optimismo es tratar de llegar en la primera vuelta.
EC - La idea de renovación ha sido uno de los temas más mentados en la campaña para estas internas del domingo pasado. Ayer, por ejemplo, cuando entrevistábamos al ingeniero Ruperto Long, que explicaba los factores que se estaban teniendo en cuenta en el larrañaguismo para definir el candidato a vice, decía que la votación que obtuvieron los blancos el domingo había dejado un mensaje muy fuerte a favor del cambio en el PN.
Entonces, primera pregunta: ¿cómo se convence al electorado de que usted es un hombre que llega para renovar, siendo que tiene una carrera bastante extensa en materia de cargos de gobierno?
SA - Es muy importante. Yo distingo la palabra "renovar" de la palabra "cambio"; soy partidario de hablar del "recambio". El cambio quiere decir la alternancia en la dirigencia de un partido político que le da frescura y posibilidades de que el electorado interno y externo puedan tener una visión distinta o una expectativa distinta en función de cómo van cambiando los dirigentes. El cambio no necesariamente significa una renovación generacional; en este caso sí, pero yo estoy cansado de ver dirigentes jóvenes que hacen cursos intensivos de vicios viejos, y gente con mucha experiencia que tiene una envidiable apertura mental y una gran claridad en la forma de interpretar la realidad. De manera que soy más partidario de hablar del cambio, sin perjuicio de que hoy también se produce un proceso de renovación que es natural y obligatorio en los partidos políticos.
En los otros sectores políticos y en otros partidos cuando se habla del cambio no se está hablando de renovación porque son los mismos dirigentes de hace 25, 30 o 40 años, o los mismos candidatos de hace tres o cuatro elecciones. De manera que en ese sentido todo es muy relativo; yo le diría que el doctor Larrañaga representa el cambio, pero también una renovación de carácter generacional que apoyamos. Y eso también tiene que tener una complementación, como él dijo, de la experiencia, de la formación, no hablar tan alegremente de que el hecho generacional sea el determinante de un proceso de cambio en un partido.
EC - Según dirigentes del larrañaguismo y también según analistas políticos, lo que el doctor Larrañaga prioriza el objetivo de llegar al balotaje. ¿Qué quiere decir esto?: conseguir que el Encuentro Progresista (EP) no alcance en octubre el 50 por ciento de los votos. Para eso debe recuperar a los blancos que dejaron en los últimos años al PN, disconformes con el liderazgo de Lacalle, y debe demostrar paralelamente la máxima distancia posible con el gobierno encabezado con el doctor Jorge Batlle para captar a ese votante independiente, de centro, que se ha volcado o puede volcarse hacia la candidatura de Vázquez. Al mismo tiempo debe mantener una relación civilizada y constructiva con el Herrerismo para evitar que se fuguen hacia el Partido Colorado (PC) los votos del doctor Lacalle. ¿Usted está de acuerdo en que por ahí vienen los desafíos que tienen ustedes por delante?
SA - Sí, es un difícil ejercicio de poligamia.
(Risas)
EC - Está bien, yo no había pensado en ese término, pero algo de eso tiene.
SA - Ahora se está hablando de continuismo y todo eso, son recursos dialécticos electorales. Lo que hay que rescatar es la consistencia de la idea y el pensamiento. La coherencia es el instrumento más importante para la credibilidad. Yo he sido ministro de Industria y tengo excelentes relaciones con los distintos partidos políticos y con el EP, obviamente con dirigentes, y se sabe que hemos hablado de temas muy importantes en eventuales acuerdos nacionales si el Encuentro hubiera sido gobierno a partir de 1999. Pero lo importante es que uno muestre el candidato, muestre su consistencia y no modifique su proyecto; entonces cuando hablamos de un país mirado desde el interior, de la descentralización, de los aspectos productivos, de la posición del Estado, del Estado orientador, regulador, del Estado garante, del Estado no monopólico o empresario asfixiante que termina con la producción o con el pequeño empresario, lo importante es una acción que realmente sea coherente con el pensamiento. Yo no dejo de ser el mismo pensando lo que pensé como ministro de Industria, y defendiendo lo que defendí -usted recordará- en discrepancias muy claras con el ministro de Economía de la época en los temas de la producción nacional, los incentivos, la devolución de impuestos, los reintegros, ni tampoco en la discrepancia que tuve en materia energética.
Eso significa que mi continuismo no es en función de lo que tuve de común con el gobierno sino de lo que tengo de común con mi pensamiento, con la idea. Si centramos ese tema en la línea del doctor Larrañaga cierra perfectamente con la proyección de país y la forma en que encaró la campaña, con claras discrepancias entre otras cosas con las propias propuestas del doctor Lacalle en materia de ajuste político.
EC - Le menciono algunas de las críticas concretas de estas horas, que ya aparecieron, inmediatamente. El senador Enrique Rubio dijo: "Abreu participó activamente de las políticas de los partidos tradicionales" (no sólo habló de este gobierno) "en los últimos 15 años". La senadora socialista Mónica Xavier habló de continuismo y dijo: "Con esta decisión la gente sacará rápidamente la conclusión de que con Larrañaga no hay cambio sino continuidad".
SA - Sí, resulta que hasta hace poco yo era muy atractivo para muchos dirigentes del EP; al estar de alguna forma incorporado a un proyecto político de rivalidad y con posibilidades de que el PN sea gobierno efectivo, obviamente el recurso dialéctico fácil siempre va a surgir.
EC - ¿Por qué dice que hasta hace poco usted era atractivo para dirigentes de izquierda?
SA - Porque tengo una clara relación y muy buena comunicación con todos esos dirigentes, incluso en alguna oportunidad hablamos de la posibilidad -en 1999- de incorporarnos a un gobierno del EP. He recibido ese tipo de conversación y de acercamiento.
EC - ¿Qué tipo de propuestas le llegaron?
SA - La posibilidad de participar en un gobierno a partir del año 2000 en el área externa en el gobierno del EP. Pero son temas de...
EC - ¿Quién había deslizado esa posibilidad?
SA - Algunos dirigentes. No vamos a entrar en detalles, pero recibí contactos concretos y puntuales.
EC - O sea que hace cinco años a usted le manejaron la posibilidad de ser canciller de la República en un gobierno del doctor Vázquez.
SA - Exactamente. Eso se sabe, además; no es novedad.
EC - No, no sé si es novedad pero yo no lo recordaba, no lo tenía tan claro.
SA - Yo lo manejaba con bastante discreción pero se ha sabido. Lo que pasa es, como dice el doctor Larrañaga, que cuando uno no es rival es bueno, pero cuando la rivalidad comienza a crecer obviamente ya deja de ser progresista, de buena línea, y empieza a tener visos de continuismo. Está bien, son recursos electorales y estratégicos; lo que me importa a mí como candidato y como parte de un partido político es mantener el continuismo de mi coherencia y mi pensamiento en determinadas líneas y no estar explicando todos los días por qué cambio de opinión.
EC - Hay quienes sostienen que uno de los mensajes del resultado electoral del domingo pasado fue un voto castigo al gobierno actual. Con respecto al gobierno actual, ¿cuál será su discurso, cuál es su opinión, teniendo en cuenta que usted mismo lo integró?
SA - Voy a decir exactamente lo mismo que dije durante el gobierno: que tenía discrepancias con la línea económica, que tenía clara distancia respecto de determinados temas vinculados con el sector industrial, con el sector productivo, lo que me llevó a la renuncia que presenté por la discrepancia sobre todo en el tema de la devolución de impuestos, que era un mecanismo de política activa. Tengo las mismas visiones que tenía antes, lo que no significa que yo sea responsable o corresponsable de los lineamientos. Yo tengo algunas coincidencias, por ejemplo en el manejo del canje de la deuda externa, y esto no significa que esté totalmente identificado con el gobierno. Un gobierno necesita gobernabilidad, es mucho más fácil estar en la vereda de enfrente y decir siempre que no.
EC - ¿Qué opina del canje de la deuda?
SA - Pienso que se realizó con muy buen éxito, lo que permite que se establezca, como dice el doctor Larrañaga, un acuerdo entre los candidatos a la Presidencia de la República para manejar el cumplimiento de las obligaciones internacionales con una buena letra con los organismos financieros y darles sensación de estabilidad y seguridad al inversor y al actor privados, que están esperando que alguien deje de hablar de política todos los días y establezca líneas de entendimiento para poder hacer un país viable desde el punto de vista económico.
EC - ¿Existe efectivamente la intención de desmarcar esta fórmula presidencial del Herrerismo?
SA - No; creo que no. El desmarque se hace solo por el pronunciamiento popular, en el entendido que ha decidido que se recambie el candidato a la Presidencia de la República, pero un partido político para poder ser creíble primero tiene que tener entendimiento hacia dentro.
EC - Justamente, el Herrerismo obtuvo el 33 por ciento de las preferencias blancas.
SA - Exacto.
EC - De esa manera y a partir de esa posición va a incidir en la redacción del programa, va a sumar votos a favor de la fórmula Larrañaga-Abreu.
SA - Es clarísimo, y esa es la actitud debe tener, como se hizo también en 1999 con las líneas que nosotros apoyamos y que hicieron el senador doctor Larrañaga y el senador Carlos Julio Pereyra.
EC - Y cuando desde el EP-FA les marquen ese aspecto, ¿qué van a contestar?
SA - Que se preocupe por explicar sus contradicciones.
EC - ¿A ver...?
SA - Claro, que no somos nosotros quienes debemos estar a la defensiva, sino que quienes quieren ser gobierno tienen que decir bien claro adónde van y no tener siempre aquella expresión de saber contra qué se está. Uruguay tiene que saber a favor de qué. Yo quisiera sentarme después con el EP (el doctor Larrañaga lo va a hacer) y con el PC a ver qué consenso puede existir entre las propuestas, el Consenso 2005, para ver cómo manejamos la política fiscal, la política monetaria, el tema de la estabilidad financiera y las obligaciones internacionales. Después de que se encuentren esos consensos vamos a ver realmente quiénes son los que están apostando algo a favor y quiénes son los que todavía especulan con lo mal que nos ha ido.
EC - ¿Van a procurar esos acuerdos en torno a esos puntos que usted acaba de mencionar del Consenso 2005 ahora mismo?
SA - Ahora mismo, esa es la posición que ha tomado el doctor Larrañaga y que va a plantear seguramente esta semana o la próxima, ya la ha hecho llegar a los distintos candidatos. Son líneas básicas de acción que tienen que ver con la estabilidad y la credibilidad del país y sobre todo con mensajes claros hacia el sector privado. Uruguay es casi el país con más baja inversión de América Latina, y más allá de los discursos y de cualquier tipo de estrategia electoral un país que no crece no va a estar en condiciones de transmitir prosperidad a la gente. Si no ponemos ese tema sobre la mesa vamos a seguir con estos temas electorales, continuismo contra no continuismo, malos contra buenos, pero eso no es la democracia: la democracia es qué capacidad de entender tenemos, no qué capacidad de discrepar para poder sumar a todos aquellos a quienes les va mal para ponerse en contra de los que después terminan siendo los responsables de lo que pasa y nadie coparticipa de esa responsabilidad.
EC - ¿Le parece que hay ambiente para acompañar un documento de esas características? ¿Qué impresión tiene, qué datos tiene, cómo vienen hasta ahora las consultas?
SA - Debería haber ambiente. El liderazgo del doctor Larrañaga entre otras cosas es este; no sólo lo ha marcado en el PN (aun con ese estilo hasta de voz enérgica, pero no es una visión autoritaria): un liderazgo político también se hace hacia fuera, se tiende la mano: "Yo estoy en esta idea, ¿se comparte o no se comparte?". Yo siendo ministro de Industria constituí una comisión tipo la CIDE en la que trabajó gente de todos los sectores, de la Universidad, con la visión distinta de izquierda, del centro, conservadores, lo que fuere. Recuerdo que el gobierno me dijo: "Esto es un proyecto suyo, no del gobierno". Perfecto, seguimos adelante. Es lo mismo, el doctor Larrañaga le va a extender la mano diciendo: "Mire, ¿nos ponemos de acuerdo en esto o no?". "¿Vamos a hablar con los organismos internacionales, vamos a renegociar nuestra deuda, vamos a cumplir con nuestras obligaciones, vamos a establecer un déficit fiscal de 3,4 o 4 por ciento de superávit primario, vamos a ver el tipo de política monetaria, qué visión tenemos respecto de las cadenas productivas y del exterior con Argentina y Brasil?". Si esas cosas no se plantean antes la democracia termina siendo una confrontación de intereses puntuales, todo el mundo está pensando cómo gana la próxima elección y nadie está pensando en la próxima generación.
EC - Más allá de ese documento y la posibilidad de que se logre un acuerdo en torno a él; en la campaña electoral, en los discursos, en los actos, en las entrevistas, en sus apariciones públicas, ¿qué temas va a privilegiar usted?
SA - El tema de la producción y la competitividad del país, la modernización de la estructura productiva en proyecciones de mediano plazo, porque si un candidato o un partido político le dice que los problemas de Uruguay se arreglan en 15 días le miente a la gente. La mano tendida para dialogar con todos los que piensen en forma similar, pero diseñar una estrategia de Uruguay sobre todo en el sector productivo, rescatar el empleo nacional, buscar hacer atractivo a Uruguay para la inversión, crear un liderazgo adecuado para que todos los que piensan que Uruguay es un lugar para radicar sus inversiones tengan la tranquilidad de que no se les van a modificar las reglas de juego, crear las condiciones de una administración menos politizada en el entendido del cumplimiento de compromisos con los amigos.
Todas esas cosas son parte de un proyecto integral. Nuestra preocupación -la tengo yo, la tiene usted, la tenemos todos- es que nuestros hijos alternan todos los días con dificultades de toda naturaleza, se quieren ir del país porque no tienen posibilidades, y además esta marginalidad que nos está matando a todos los uruguayos en nuestra dignidad. Tenemos que manejar esto con seriedad, no con criterio electoral; esa es nuestra preocupación, cómo desarrollamos un Uruguay produciendo, compitiendo y creando esa sensación de que no es con la mano o la dádiva del Estado de todos los días que vamos a ayudar a Uruguay. Se acabó el asistencialismo, tenemos que liderar un partido político que sea capaz de interpretar la realidad, y la realidad en este sentido, un país moderno, apostando a la inteligencia, a la educación, con políticas de mediano plazo. Esa es la preocupación que yo tengo. Pensar con soberbia que vamos a arreglar a Uruguay porque cambiamos de gobierno me parece un acto de irresponsabilidad. Lo vamos a arreglar si los que asumen el gobierno, que vamos a ser nosotros -ojalá lo decida la ciudadanía- nos ponemos de acuerdo con las otras fuerzas políticas para pensar alguna vez en los próximos 20 años.
EC - ¿Cuándo empiezan la campaña?
SA - Ya estamos. Yo llegué a las tres de la mañana, estamos yendo al interior, estamos yendo a Washington, a Estados Unidos...
EC - ¿Cuándo?
SA - El próximo mes de julio; estamos haciendo los ajustes para visitar los organismos internacionales, el BID, la OEA, obviamente Brasil, Argentina, Paraguay y Chile. Esto sin perjuicio de que el sábado en Algorta ya comienza la primera reunión en el interior del país; así lo quería hacer el doctor Larrañaga, en un pueblito, en un pueblo del interior de Uruguay, bien del Uruguay profundo como se dice, y después recorrer y hacer creíble esto con firmeza pero con respeto.
EC - ¿Cómo le resulta esto de encarar por segunda vez la candidatura a la Vicepresidencia?
SA - No es fácil porque yo privilegio a mi familia, y mi familia sufre. Siempre hago un cuento de mi hijo más chico cuando yo era canciller; es gracioso pero me dolió mucho; cuando le preguntaron: "¿Tu papá qué hace?", dijo: "No sé, creo que trabaja en el aeropuerto".
EC - ¿En el aeropuerto?
SA - Claro, yo era canciller y viajaba tanto... "No sé, creo que trabaja en el aeropuerto". Acá es lo mismo, lo que cuesta es que la familia no lo ve a uno.
EC - ¿Usted dudó ahora cuando le ofrecieron la candidatura de nuevo?
SA - Sí; dudé, dudé. Lo consulté con mi señora y con mis chicos, porque tengo cuatro chicos -algunos ya son grandes- y mire que esto es un tema complicado y yo no estoy dispuesto a entregarle los valores que para mí son muy importantes a la actividad pública, creo que hay que hacerlos compatibles y es un sacrificio muy grande.
EC - De acá a octubre es difícil.
SA - No tenga dudas; quizás mi hijo no me vea en el aeropuerto, pero no me va a ver. Ya está un poco más grande, pero de todas maneras creo que hay que hacerlo compatible con disciplina también y con una forma austera de mirar las cosas. No es fácil, la familia sufre y quiero defender esos temas, porque tampoco estoy dispuesto a entregar lo más importante, que es lo que a uno le queda, que son sus compromisos con los valores básicos, que además Uruguay debe rescatar, que es la familia.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón