El designado ministro de Economía del EP, Danilo Astori, afirmó que es compatible efectuar las transformaciones que propone la izquierda y cumplir los compromisos.

Plan social del EP tiene calidad macroeconómica

El designado ministro de Economía del Encuentro Progresista, Danilo Astori, afirmó que es compatible efectuar las transformaciones que propone la izquierda y al mismo tiempo cuidar los equilibrios y cumplir los compromisos. "La situación que hoy exhibe el país es precisamente el resultado de no haber practicado políticas de calidad macroeconómica".

(Emitido a las 09.10)

EMILIANO COTELO:
¿Cómo será la política económica del nuevo gobierno? ¿Cómo será la política económica de Tabaré Vázquez, la de Jorge Larrañaga, la de Guillermo Stirling? Esta pregunta quedó planteada una vez más con vigor a partir de la presencia en Montevideo del director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, su conferencia de prensa, sus declaraciones públicas y las reuniones que mantuvo con los tres candidatos presidenciales y con el equipo económico.

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¿En qué medida se diferenciará la del EP de la del gobierno actual? Vamos a conversarlo con el senador Danilo Astori, nominado ministro de Economía para el caso de un triunfo de la izquierda.

El ministro de Economía, Isaac Alfie, dijo ayer, después de la presencia en Montevideo de Rodrigo Rato, que el director gerente del FMI "claramente les recomendó a todos los partidos seguir con esta política económica, porque es buena". "Hubo un apoyo explícito hacia ella, porque en definitiva es muy buena", insistió. ¿Usted sacó la misma conclusión?

DANILO ASTORI:
No, no; yo discrepo totalmente con esa apreciación, con esa conclusión. Sí estoy de acuerdo en que el FMI pone mucho el acento en la consistencia, en la coherencia de las políticas económicas de los países, a la luz de los acuerdos que el propio Fondo realiza con determinados países en determinadas condiciones. Uruguay tiene un acuerdo en vigencia y si el mismo se cumple, para el Fondo la política económica está bien. Pero el Fondo repite una y otra vez, sobre todo en los últimos tiempos (antes no era así), que a la política económica la hace el gobierno; a nosotros nos volvió a decir eso el señor Rodrigo de Rato en la reunión que mantuvimos el martes, naturalmente poniendo el acento en su preocupación por la vulnerabilidad que exhibe hoy la economía uruguaya, sobre todo desde el punto de vista de su endeudamiento, y la necesidad de prestar atención a esa vulnerabilidad.

Pero sobre el contenido de la política económica a nosotros no nos señaló nada, absolutamente nada; más bien escuchó los comentarios que hicimos sobre nuestro programa de trabajo. Nos escuchó con mucha atención y no formuló ninguna observación. Así que no extraigo la misma conclusión, en absoluto.

EC - En una declaración escrita que difundió el FMI, después de la presencia de Rodrigo Rato en Montevideo, indicó que "las conversaciones que Rato mantuvo con los tres presidenciables lo convencieron de que existe un consenso básico en Uruguay sobre la necesidad de continuar con políticas macroeconómicas prudentes, así como de proceder con reformas estructurales clave que refuercen el clima para la inversión privada".

DA - Exactamente, pero eso no indica absolutamente nada sobre el contenido de la política económica. La prudencia es un valor que tiene que practicar siempre la política económica, al igual que la cautela, el cuidado de los equilibrios macroeconómicos, sin ninguna duda. El problema es cómo se llega a esos equilibrios, por qué tránsito, cuáles son las reformas estructurales que se practican y, al mismo tiempo, también es importante saber en qué dirección se adopta una actitud de prudencia. Nuestra política económica se va a caracterizar por la prudencia, no tenga nadie ninguna duda al respecto; no va a ser una política que arriesgue situaciones fundamentales del país, como la producción, las condiciones de vida de la gente; al contrario, vamos a tratar de mejorar todo eso, cuidando, al mismo tiempo, los equilibrios macroeconómicos, particularmente el problema del endeudamiento del país.

EC - Una última precisión para seguir avanzando en cuáles podrían ser las diferencias. Dijo Rato: "Estamos convencidos de que la política económica del nuevo gobierno responderá a un diseño de calidad macroeconómica como la que hasta ahora se está desarrollando". ¿Usted coincide en eso?

DA - Las palabras "calidad macroeconómica" son otra expresión a la que hay que darle contenido, que puede ser coherente con varios contenidos de política económica, no hay una sola a la que se le pueda aplicar esta expresión. ¿Qué quiere decir "calidad macroeconómica", la expresión que usó el jerarca del FMI? En el sentido que la usa siempre el FMI quiere decir una política que no maneje irresponsablemente las cuentas públicas, que no continúe un camino de endeudamiento para financiar el déficit, que por otra parte cuide mucho la marcha de las políticas monetaria y cambiaria y que al mismo tiempo asegure crecimiento para dar sustentabilidad al programa de cumplimiento con los compromisos generados por el endeudamiento público. Eso es calidad macroeconómica.

Después viene todo el capítulo de cómo llegamos a esa calidad macroeconómica. Y francamente, nosotros entendemos que la situación que hoy exhibe el país es precisamente el resultado de no haber practicado políticas de calidad macroeconómica. Porque ¿cómo se llega al endeudamiento que tiene hoy Uruguay: con políticas de calidad macroeconómica o con políticas de manejo irresponsable de las cuentas públicas y endeudamiento excesivo para financiar el déficit?

EC - Usted escuchó los diagnósticos que hizo Rato en Montevideo: que Uruguay enfrentó en los últimos años una crisis muy seria que se produjo debido a un shock externo muy profundo, no a raíz de la política macroeconómica aplicada.

DA - No. Ahí tenemos una discrepancia fundamental con el señor Rato. El shock externo se vivió, pero Uruguay tiene décadas de manejo irresponsable de las cuentas públicas, como todos sabemos. Décadas, no años. Lo hicimos en dictadura y en democracia, y las lecciones de la dictadura, desde el punto de vista de la política económica, no se aprendieron en democracia y los gobiernos que luego vinieron no cuidaron este aspecto; sobre todo, precisamente, los dos gobiernos del Partido Colorado, que fueron los más desprolijos desde el punto de vista del déficit fiscal, naturalmente los más intensos en cuanto al crecimiento de la deuda pública de Uruguay. O sea que no se practicaron políticas de calidad macroeconómica. Entonces es bueno saber que ahora hay voluntad de todos, como se señala, en cuanto a la apelación a la calidad macroeconómica, pero las diferencias seguramente surgen en el cómo, en la parte instrumental.

A la salida de la entrevista con el señor De Rato nosotros manifestamos que estamos convencidos de que es perfectamente compatible empezar a transformar los senderos de la política económica de Uruguay y al mismo tiempo tener calidad macroeconómica, cuidar los equilibrios, trabajar con prudencia, cumplir con los compromisos que el país ha asumido. De eso estamos convencidos.

EC - ¿Su crítica abarca también la política económica desarrollada en los últimos dos años, o sea de la crisis financiera en adelante?

DA - En los últimos dos años tengo dos coincidencias fundamentales (y no sólo yo: hemos llegado a un acuerdo en esta percepción en la izquierda, en el Frente Amplio, que también hay que destacar; lo he dicho públicamente): me parece que Uruguay llegó a una política monetaria y cambiaria conveniente, como no había tenido antes, abandonando el régimen de tipo de cambio fijo. Y hoy me parece que el camino que se viene recorriendo en materia de deuda pública es conveniente; también lo he dicho públicamente; esto es: el canje de la deuda con los tenedores de bonos, ha sido una medida acertada, que tuvo éxito y que hay que mantener. Por otra parte la conducta que se viene observando con los organismos financieros internacionales es también prolija en el sentido de que se ha venido cumpliendo con el programa convenido con dichos organismos. Desde este punto de vista tampoco tengo ningún obstáculo en reconocerlo claramente. Pero quedan cosas del pasado muy importantes.

EC - ¿Por ejemplo?

DA - Por ejemplo lo que se llama las reformas estructurales. ¿Estamos todos de acuerdo en cuanto a las reformas estructurales que necesita el país? Creo que no, creo que las que propone la izquierda son bastante distintas de las que proponen, o por lo menos de las que yo creo que proponen los otros partidos, porque tampoco está muy claro para mí cuál es el programa concreto de los otros partidos.

Pero nosotros hemos planteado reformas en el ámbito de la especialización productiva a altos niveles de calidad; la renovación importantísima del sistema financiero uruguayo; la reforma del Estado con propuestas concretas; la reforma tributaria, también con propuestas concretas (todo esto se lo planteamos al señor De Rato), los cambios en política exterior que refuercen el proyecto Mercosur, también con medidas concretas; las políticas sociales; el énfasis en la formación educacional, el desarrollo científico y tecnológico... Son ejemplos de transformaciones estructurales que podemos discutir incluso a nivel instrumental, que nos parece que son un perfil diferenciador importante de la propuesta de la izquierda uruguaya. Por eso entendemos que podemos compartir perfectamente la expresión calidad macroeconómica y lo que ello significa, pero tenemos nuestro camino para llegar a ella.

EC - Por ejemplo el ministro Alfie, en este debate que ha quedado planteado sobre todo ayer, se detuvo en uno de los anuncios concretos del programa de gobierno del EP-FA: el plan de emergencia social.

DA - Sí.

EC - Dijo Alfie: "Cuesta 300 millones de dólares por año, o sea dos puntos del producto bruto interno (PBI); ¿de dónde sacan el dinero?". Con eso aludió a lo que él percibe como una inconsistencia. Por allí, dice, no ve prudencia en el manejo macroeconómico.

DA - Ante todo quiero señalar que la cifra comentada por el ministro no tiene por qué ser exactamente ésa. Nosotros esperamos que el costo total de ese programa -no lo tenemos absolutamente afinado en este momento- sea incluso inferior a la cifra que planteó el ministro. Pero este es un detalle.

EC - El número de 300 millones de dólares ha circulado, usted mismo lo ha manejado.

DA - Sí, sí, pero le estoy diciendo mi opinión personal de que puede estar por debajo de esa cifra. Esa cifra en todo caso es un máximo que dependerá en su definición exacta de los detalles instrumentales a poner en práctica si se llega al gobierno y a partir del 1 de marzo del año que viene. En todo caso es un detalle, no me quiero concentrar en este argumento.

A nosotros nos parece perfectamente posible financiar ese plan de emergencia si las finanzas públicas, por ejemplo continúan transitando por el camino que están transitando hoy, con un aumento de 20 por ciento en términos reales en el primer semestre del año que, entre otras cosas, llevó al ministro a hacer una fuerte rebaja impositiva que también supera un punto del Producto Bruto Interno. Eso se acaba de resolver ahora y no comprometiendo las finanzas públicas sino porque la recaudación ha crecido.

En segundo lugar por la propia actitud que van a tener con Uruguay -no con nosotros- los organismos financieros internacionales, que han demostrado en cada una de las oportunidades en que nos tocó entrevistarnos con ellos una vocación o voluntad de apoyo al país que es absolutamente fundamental en primer lugar para poner en práctica un plan de emergencia que nosotros consideramos -por otra parte- un verdadero deber moral, porque hay mucha gente que ha venido sufriendo muchísimo en estos últimos tiempos, a la que hay que ayudar. No es la solución de sus vidas, pero es un calmante fundamental para incorporar a esa gente y sumarla a un tránsito de transformación del país que va a ser bastante más largo y más complejo.

EC - ¿En definitiva lo que usted dice es que ese plan de emergencia social se financiaría con el crecimiento de la recaudación que viene ocurriendo y préstamos de organismos multilaterales?

DA - En definitiva es así, pero no exactamente con el destino específico de esos recursos. Lo que estoy diciendo es otra cosa: es que esas dos situaciones mencionadas en la pregunta -evolución actual de las finanzas públicas y flexibilización de compromisos por parte de los organismos financieros internacionales- permitirán aplicar este plan de emergencia sin comprometer -para utilizar la misma expresión que hoy estábamos utilizando- la calidad macroeconómica de la política a practicar.

EC - ¿Están hechos los cálculos correspondientes o es una impresión desde afuera?

DA - No, no; no es ninguna impresión desde afuera, lo que acabo de señalar alude a cifras muy concretas que acabo de expresar. Cuando digo que creció la recaudación 20 por ciento en términos reales estoy dando una cifra concretísima, y cuando hablo de flexibilización de los compromisos con los organismos internacionales me estoy refiriendo a los que vencen en 2005 y 2006, que aluden a un volumen total cercano a los 1.600 millones de dólares.

EC - ¿Sabe por qué le hacía esta última consulta a propósito de si estaban los números hechos? Porque en estos días se conoció la carta intención firmada o enviada por el gobierno al FMI, y en ella uno de los temas es el superávit fiscal primario, que para este año el gobierno compromete en 3,4 por ciento del PBI; es más, se aumentó esta meta que era menor, era de 3,2...

DA - No es que se haya aumentado; es que estaba previsto en el acuerdo firmado antes que iba a ir en aumento. Estaba previsto un superávit primario para el año pasado, uno para este año y uno para el próximo.

EC - Claro, pero el ministro Alfie cuando anunció esta caída, la última baja en el IRP, creyó conveniente además agregar que el gobierno se autoimponía una meta más exigente en materia de superávit fiscal primario, en vez de 3,2, 3,4 por ciento del Producto. Y la carta intención con el FMI después agrega que el gobierno está comprometido con un plan de gastos, bajo la actual estructura de impuestos, que es consistente con un superávit primario de 3,5 por ciento del Producto para el año 2005. Está hablando de que podría ocurrir el año que viene -claro, ya no va a estar este gobierno a cargo del país-, si las cosas se mantienen tal cual se están manejando ahora, un compromiso de un superávit fiscal primario, es decir las cuentas antes del pago de intereses de la deuda, de 3,5 del Producto. ¿Ustedes asumen también ese compromiso?

DA - En absoluto, porque, precisamente, como fue dicho en la pregunta misma, en el comentario previo, el año 2005 es el año de asunción del nuevo gobierno que, por lo que se ha visto hasta ahora, no será del Partido Colorado, será de otro partido, con otra orientación, con metas a cumplir diferentes, con una administración instrumental diferente.

El acuerdo actual con el FMI, que acaba de pasar por la quinta revisión, vence el 31 de marzo. Si a nosotros nos toca llegar al gobierno (se lo dijimos al señor De Rato y estuvo totalmente de acuerdo con nosotros), inmediatamente nos pondremos a conversar con el Fondo sobre el contenido de un nuevo programa. Inmediatamente, sin esperar a que transcurra el tiempo y a que lleguen las proximidades del nuevo gobierno. En ese nuevo programa, que a nuestro juicio seguramente contendrá mejores condiciones para el país en cuanto a vencimientos en 2005 y 2006, se discutirá un superávit primario -por supuesto, ese va a ser uno de los temas fundamentales de discusión-, pero sin que haya actualmente un compromiso con el que este gobierno acordó con el FMI. Hay que hacer un nuevo programa.

EC - Claro, pero los números no van a poder andar muy lejos de estos, ¿no?

DA - Obviamente no estoy en condiciones de adelantarle los números del nuevo programa con el FMI. Eso llegará en su momento y si nos toca ganar. Pero en todo caso lo que me interesa destacar fundamentalmente es que los números de este gobierno son los números de este gobierno, y los nuestros serán los nuestros, que tendremos que discutir, cuando llegue el momento, con el FMI.

EC - Entonces usted con respecto al año 2005 no anticipa nada en materia de superávit fiscal primario.

DA - ¿Cómo voy a anticipar algo que...?

EC - Porque es uno de los indicadores que de alguna manera pautan esto que podría definirse como políticas macroeconómicas prudentes.

DA - Totalmente. Y por esa misma razón sería un profundo error de mi parte adelantar una cifra fundamental que hay que discutir con el FMI. Profundo error desde cualquier punto de vista; desde el punto de vista de que todavía no hemos llegado al gobierno -veremos qué ocurre si nos toca ganar- y, sobre todo, desde el punto de vista del adelanto de lo que puede llegar a ser una de las discusiones más importantes con el FMI. Obviamente no estoy siquiera sugiriendo que esta respuesta mía suponga una falta de prolijidad macroeconómica o de atentado a la calidad macroeconómica de las políticas. En absoluto, no va a ser así; soy absolutamente consciente de que Uruguay va a tener que hacer un esfuerzo fiscal importante.

EC - Porque está de por medio el compromiso de cumplir con los vencimientos de deuda, que son importantes...

DA - Por supuesto que sí.

EC - ...no sólo con los organismos multilaterales, algunos de los cuales pueden correrse, sino con lo que implicó la reprogramación de los papeles emitidos por el gobierno con los tenedores privados.

DA - Exacto. Pero esa reprogramación nos da mucho aire, el primer vencimiento, si no recuerdo mal, es en 2011, así que ese no es un problema que tenga el próximo gobierno al asumir; sí tiene como problemas los vencimientos con los multilaterales. En la medida en que nosotros percibimos vocación para ayudar al país, invariablemente en los tres organismos multilaterales, y al mismo tiempo estamos diciendo que Uruguay tendrá que hacer un esfuerzo fiscal importante, sabemos que estos dos temas están interrelacionados, entonces mal podría discutirse sobre una cifra de superávit primario sin saber hasta dónde va a llegar la flexibilización de los compromisos por parte de los organismos multilaterales.

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EC - Hablando de discusión de cifras, en estas horas ha aparecido una diferencia de criterios entre el EP y el gobierno que francamente es bastante preocupante, porque estamos hablando en este caso de cuál es el déficit fiscal y hemos escuchado manejar dos números absolutamente distantes. Ayer el doctor Tabaré Vázquez en una entrevista que concedió a Radio Carve dijo que el déficit fiscal es del orden de los 1.040 millones de dólares, o sea 9 por ciento del PBI. Y al rato, en la misma emisora, el ministro de Economía discrepó radicalmente y manejó cifras -que son las que más o menos se conocen hasta ahora- de los últimos 12 meses de 200-220 millones de dólares. "Nadie dice que no sea déficit, pero no tiene nada que ver con los déficit que se suelen hacer en los años electorales", dijo el ministro Alfie.

¿Cómo es esto: cuál es el número? ¿El EP piensa que el déficit fiscal es ése, 1.000 millones de dólares?

DA - No quisiera opinar sobre una entrevista que no escuché, así que le voy a pedir disculpas; en todo caso me voy a informar acerca del contenido de la entrevista y después opino. No puedo opinar sin saber.

EC - ¿Cuáles son los datos que usted tiene a propósito del déficit fiscal?

DA - Son los datos que ha venido publicando el Banco Central. Naturalmente es una información que todos estamos siguiendo porque nos preocupa la evolución del déficit. Ese déficit ha venido cayendo, sobre todo en el caso del gobierno central; no tengo exactamente en la memoria la cifra en este momento, pero le repito: sobre opiniones acerca del déficit en entrevistas que no he escuchado no quisiera opinar.

N. de R.: Según los últimos datos manejados por el Banco Central del Uruguay - que corresponden al período de 12 meses cerrado a julio de 2004 - el déficit fiscal global del gobierno (que incluye las cuentas del Gobierno Central, Empresas Públicas y Banco Central, sin considerar a las Intendencias Municipales) acumulado en ese año móvil es del 1,9 por ciento del PIB. Esto valiéndonos del criterio "de caja" que es el que utiliza el Fondo Monetario Internacional, y que toma en cuenta los egresos efectivos, dejando de lado los gastos que devengaron en el período pero no fueron ejecutados. Este dato en porcentaje incluye una estimación de las cifras del PIB para el período, y surge de un superávit fiscal primario del 3,9 por ciento logrado en el mismo período de 12 meses cerrado en julio de 2004.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón