Fernando Pereira: Las mejoras laborales alcanzadas con el Frente Amplio no son iguales que en los 90
Los trabajadores celebran nuevamente un 1° de mayo, esta vez con un contexto especial. Con la recientemente aprobada ley de responsabilidad penal empresarial y en plena campaña electoral, la central sindical de trabajadores se abocará a repasar los logros alcanzados y las luchas que quedan por continuar. Fernando Pereira, coordinador del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT, dijo a En Perspectiva que este "es un día de reflexión y de lucha". En la entrevista, el sindicalista destacó los "mojones de lucha que el movimiento sindical fue atravesando" en los nueve años de Gobierno del Frente Amplio, pero sin olvidar que "todavía queda mucho para construir una sociedad igualitaria". Según Pereira, este es un momento en el que el movimiento sindical "combate en solidaridad con el resto de la sociedad" y por eso "ha crecido superlativamente".
(emitido 7.50 hs.)
EMILIANO COTELO:
Hoy se conmemora otro Día Internacional de los Trabajadores. A partir de las 11.00 en la plaza Mártires de Chicago se cumplirá el acto principal convocado por el PIT-CNT, que este año tiene como lema "Más conquistas para seguir avanzando".
Este 1° de mayo se da en un contexto especial porque estamos en plena campaña electoral, a un mes exacto de las elecciones primarias que van a clarificar los panoramas de los distintos partidos con vistas a las elecciones nacionales de octubre.
¿Incide de alguna manera ese factor en los temas a tratar? ¿Cómo se posiciona el PIT-CNT en esta ocasión? Vamos a conversarlo con Fernando Pereira, uno de los coordinadores del Secretariado Ejecutivo.
ROMINA ANDRIOLI:
¿Por dónde pasan los principales aspectos que planteará en su discurso en el acto del 1° de mayo?
FERNANDO PEREIRA:
El lema de la consigna de alguna manera lo insinúa. "Más conquistas para seguir avanzando" supone asumir que en los últimos nueve años el movimiento sindical ha sumado una serie de conquistas muy importantes que son tangibles para los trabajadores. Nosotros tenemos que hacer la síntesis político-sindical que debe hacer un movimiento sindical serio, que lucha, pelea y trata de conquistar cosas para los trabajadores.
Por supuesto que no en todas las cosas hemos logrado el 100% de nuestras pretensiones, no avanzamos en todos los temas como habríamos querido, pero es necesario un alto en el camino porque es un día de reflexión y de lucha. El 1° de mayo se recuerda a los mártires que murieron por la jornada de ocho horas en países donde la jornada tenía una limitación que se extendía hasta 16 ó 18 horas.
De forma tal que en este día de recordación y de lucha es importante evaluar lo que se hizo en los nueve años. Solo voy a enumerar las principales cuestiones que considero que son las que ha conquistado el movimiento sindical: la razonabilidad de que era necesario construir y pelear por un marco normativo que permitiera tener razones laborales equilibradas, y eso fue la Ley de Negociación Colectiva en el sector público y privado, la Ley de Libertad Sindical y la Ley de Tercerizaciones, que de alguna manera responsabilizó solidariamente a quien contrata una empresa tercerizada y hay un especial cuidado en que con esa contratación la empresa madre no termine siendo la perjudicada económicamente. La jornada de ocho horas para el trabajador rural (100 años después que el resto de los trabajadores), el tercer convenio del sector doméstico, que de alguna manera promovió y propició que estas trabajadoras tuvieran 70% de aumento real en este período. Son solo algunos de los avances, si se mira por otro lado está la licencia para trabajadores de la actividad privada para estudiar, por matrimonio, por duelo; la cantidad de derechos que se han logrado para organizar a la Policía y también el aumento de salario, importante en términos reales; en la educación hubo un incremento presupuestal de algo más de 100% en términos reales, aún insuficiente, después vamos a desarrollar el por qué.
Todas estas cuestiones fueron mojones de lucha que el movimiento sindical fue atravesando. El último sin duda es el de la Ley de Responsabilidad Penal del Empleador, las cámaras empresariales están haciendo una cantidad de actividades, sus asesores ya agregan un capítulo vinculado a las normas de seguridad y salud en el trabajo dependiendo de cada rama de actividad para que el empresario no entre en contradicción con la ley. Esta es la gran batalla cultural que dimos. En la entrevista que ustedes hicieron con el secretario general del Sindicato Único de la Construcción y Afines (Sunca) él daba una serie de explicitaciones sobre el carácter de la ley, pero las leyes también provocan ciertas situaciones sociales, y sin duda ésta lo ha hecho. Los empresarios empezaron a preocuparse por cumplir con todas las normas que procuren que la vida sea un derecho a preservar como bien mayor.
EC – ¿En qué período se produjeron estos avances que usted ha enumerado?
MP – En el período 2005-2014. Si analizáramos el período anterior -después los partidos tradicionales se enojan- pero si lo comparamos con el período entre la década de 1990 y el año 2004, el Gobierno de Luis Alberto Lacalle quitó la negociación colectiva y la dejó libre y voluntaria porque el mercado iba a regularlo todo. Esa voluntad alcanzó al 20% de los trabajadores, del 100% que hoy negocia. En la mayor parte de ese período hubo decrecimiento de salarios, una caída importante, se desregularon las relaciones de trabajo y la tercerización produjo que muchas empresas tomaran contratos con el Estado y después desaparecieran, lo que en algún momento se llamó las empresas fantasma. Se intentó privatizar Antel, que desde el año pasado instaló 900.000 fibras ópticas para los hogares que más tienen y pueden pagar porque tienen ingresos importantes, pero también para aquellos hogares que no tienen ingresos importantes, y esa brecha digital en algún momento se va a achicar producto de esta inversión tecnológica que ha hecho esta empresa por ser pública. Sería inviable imaginar a una empresa privada colocando fibra en los hogares que no pueden pagar como una política social.
Esta comparación puede resultar odiosa para algunas personas pero para el movimiento sindical no puede ser lo mismo tener negociación colectiva o no tenerla, tener ocho horas en el trabajador rural o no tenerlo, tener un convenio doméstico que posibilitó que la afiliación a BPS pasara de 30.000 a 60.000 trabajadores domésticos, pasar de tener un millón de cotizantes al BPS a tener 1.5 millones, que cuando el trabajador se enfermaba hace diez años tenía una tasa de sustitución ridícula, muchas veces al tercio de su salario o menos, y hoy llega a ocho Bases de Prestaciones y Contribuciones. Me parece que son saltos lo suficientemente importantes como para que el trabajador compare, conozca la realidad y después decida libremente.
EC – De todos modos parece claro que con este balance ustedes están incidiendo en la campaña electoral, ¿o no?
MP – Nosotros incidimos todo lo que podemos en todo, pero no le vamos a decir linealmente "usted debería tomar este camino del voto". El voto lo reflexionará, porque no depende solo de un factor, sino también de emotividades, de cuestiones vinculadas a su propia vida, eso no lo va a decidir el movimiento sindical. Lo que sí tiene que decir el movimiento sindical es que en el período 1990-2005 se llegó a 110.000 afiliados y en el período 2005-2014 a 350.000, y que además fue el sindicalismo de América Latina que más paros generales hizo en este período. Muy por el contrario de lo que se dice, que el movimiento sindical perdió la independencia, se puede fijar en las gráficas y de todos los países este ha sido el que por lejos ha adoptado mayor cantidad de medidas generales, ha generado una conflictividad importante en busca de estos derechos que después conquistamos para los trabajadores. Pero también es evidente y es necesario mencionar que hemos encontrado una sensibilidad distinta.
RA – Sobre este punto nos llegan algunas preguntas de los oyentes, por ejemplo hay uno que plantea: "Entonces, el acto de hoy, ¿es del PIT-CNT o del Frente Amplio?"
MP – Es del PIT-CNT. Mi pregunta al oyente sería: Estos avance que estoy planteando, ¿son verdad o son mentira?, porque si son verdad el movimiento sindical en algún momento tiene que decir que producto de esta lucha se lograron estos objetivos y se encontró una sensibilidad diferente, porque por estos objetivos yo vengo peleando desde el año 1990 y fracasé rotundamente en muchos de ellos. De forma tal que, ¿es lo mismo para un trabajador que su salario se fije a través de la negociación colectiva y proteja a las empresas menores, que aquellos lugares donde la sindicalización no sea mayor le llegue los frutos de la negociación, a que no haya? No, no es lo mismo. ¿Es lo mismo la negociación por rama que la negociación por empresa? tampoco. ¿Es lo mismo que a un trabajador lo puedan echar, como sucedió antes de 2005, por hablar en un acto del 1° de mayo en su día libre en un supermercado de Ciudad de la Costa, que tener una protección a la libertad sindical y que hoy no pueda ser despedido y que un juez tenga que laudar que eso violentó la libertad sindical? No lo es.
¿Y lo que se nos pide es neutralidad? Nosotros no somos neutrales, no somos prescindentes, no nos parece que haya que analizar los procesos de cambio con lejanía, porque son los que posibilitaron que en este período de nueve años hubiera un aumento de salario real cercano al 40%, cuestión que no se veía en Uruguay desde el comienzo del siglo pasado.
RA – ¿Y cómo se maneja este aspecto en la interna del PIT-CNT? Porque no todos los sectores son afines a marcar tanto la posición respecto a los logros que se conquistaron en los dos últimos períodos de Gobierno.
MP – Como en todas las organizaciones hay posiciones mayoritarias y minoritarias y ambas son respetables. Cualquier intercambio de ideas supone que haya una posición que de alguna manera sostiene que mostrar los logros le hace bien al movimiento sindical, porque la afiliación sindical ha respondido, efectivamente los trabajadores tangibilizaron que los sindicatos pueden conquistar cosas a favor de los trabajadores. Si uno lee los convenios colectivos de trabajo, uno por uno, todos lo que se han firmado, va a encontrar fondos para materiales escolares de los hijos, para la asistencia cultural, para la protección de la salud y la vida. Los convenios tienden a ser cada vez más complejos y al mismo tiempo más abarcadores de las realidades de los trabajadores, y estos logros los trabajadores los entienden y por eso se afilian a sus sindicatos. De otra manera no se explicaría que el movimiento sindical haya triplicado la afiliación sindical y que comparada con la población económicamente activa haya llegado al 28%, mientras que Brasil, un país muy poderoso sindicalmente, llega al 23%. Estamos en un momento en el que el movimiento sindical combate, lucha, pelea, es solidario entre sí, tiene actitudes solidarias con el resto de la sociedad, pero al mismo tiempo ha crecido superlativamente.
RA – Ya repasamos los logros, ¿qué reclamos van a plantear hacia adelante?
MP – Estamos subiendo una escalera y hemos subido algunos escalones, todavía quedan muchos para construir una sociedad igualitaria. Hemos percibido que aquellas sociedades que tienen menores niveles de violencia son aquellas que logran una brecha menor entre ricos y pobres y al mismo tiempo un mayor nivel de educación.
Hay que tender a achicar la brutal diferencia que hay entre ricos y pobres en Uruguay: el dato claro es que el 20% de los más ricos se quedan con el 50% de la riqueza mientras que el 20% más pobre se tiene que conformar con el 5%. Una fórmula está vinculada a lo tributario, nosotros hemos planteado algunas cuestiones que tienen que ver con lo emblemático pero que no van a resolver esta brecha. Una de ellas es que el sector agropecuario, al que le fue quitado el Impuesto a Primaria cuando la crisis, claramente ha salido de la crisis, el valor de la tierra se ha multiplicado por varias veces, la rentabilidad de los productos que producen han tenido precios internacionales nunca antes vistos. Una inyección económica a los comedores escolares de primaria o a los materiales que usan los niños en las escuelas públicas debería ser también adjudicada al sector rural, que tiene inclusive más poderío que cualquier casa urbana o suburbana de muchas ciudades del interior.
Este es el planteo emblemático, pero el de fondo debería ser revisar con atención si amerita mantener las renuncias fiscales que hace Uruguay vinculadas a las zonas francas o a la ley de inversiones, en función del nivel importante que ha tenido Uruguay en materia de inversiones.
RA – ¿Qué quieren decir con esto?
MP – Habría que analizarlo. En primer lugar, si se aprueban nuevas zonas francas ya no dar las franquicias impositivas que el Gobierno ha dado para tratar de que se instalen. En segundo lugar, la ley de inversiones prevé determinadas renuncias fiscales vinculadas al ingreso de capitales extranjeros y hoy vemos que ese ingreso estaría dado no solamente por las condiciones de la ley sino básicamente por las condiciones de seguridad y estabilidad que Uruguay ha tenido en los últimos 10 años o más. Esa renuncia fiscal achica el bolsón del Estado para distribuir en estas políticas sociales que nosotros estamos reclamando.
Lo tercero es buscar mecanismos para que el que tiene más pague más, esto implica de alguna manera tratar de aliviar a los que hoy pagan más, que básicamente son los de ingreso fijo. El IRPF corrigió una situación muy fuerte de inequidad en la que todos los trabajadores pagaban el mismo impuesto sin importar si ganaban 10.000 pesos o 500.000. El cálculo por franja del IRPF hizo que pague más el que gana más. Pero también hay que buscar la forma para que el que tiene más pague un porcentaje mayor y que el gravamen al capital termine generando una situación más igualitaria. Es facilísimo decirlo y muy complejo llevarlo a la práctica, pero hay que hacer todo lo posible para intentar disminuir esta brecha.
Por otro lado está la inversión educativa, Uruguay se tiene que preguntar cuál es el presupuesto educativo que se requiere para tener una sociedad desarrollada desde el punto de vista productivo, social y humano. La respuesta probablemente sea que maestros, profesores y funcionarios de la educación no pueden tener salarios menores a 20.000 pesos porque esto genera lógicas de multiempleo y causa que cuando surgen oportunidades de trabajo en las que se paga más que en la educación el maestro o el profesor tienda a irse a un trabajo que no tiene nada que ver con la profesión en la que se formó.
Al mismo tiempo hay que discutir como sociedad cuál es el modelo de educación a impulsar, cuál es el modelo de formación integral, cómo se invierte en investigación e innovación para construir valor agregado a la materia prima que produce Uruguay. Nosotros creemos que acá están varias de las claves del desarrollo con justicia social, si nosotros lográramos que los uruguayos alcanzaran los mayores niveles de educación, que la pobreza disminuyera y de alguna manera la brecha entre ricos y pobres construyera una sociedad más igualitaria, probablemente el Uruguay tenga oportunidades jamás antes vistas.
EC – ¿Va al asado en el "Quincho de Varela"?
MP – No, yo no voy. Pero quiero ser preciso en esto: la libertad es un bien demasiado preciado como para que cualquier organización colectiva decida sobre la libre opción de las personas. Soy de los que creo que la persona puede decidir libremente hacer lo que le parezca siempre y cuando no violente la ley o lo que todos sabemos que no podemos hacer.
EC – Hay dirigentes sindicales, como Richard Read, muy molestos con esta costumbre del presidente José Mujica de reunir el 1° de mayo en un asado a empresarios y dirigentes sindicales, y molestos con los dirigentes sindicales que van. ¿Por qué llegó a salir esta semana la versión de que el PIT-CNT había prohibido a sus dirigentes concurrir?
MP – Es una mentira total y completa, no sé cómo salió, lo sabrá el diario que lo publicó y quien se lo dijo. Si una organización colectiva me dijera: "Pereira, usted no puede escuchar El Espectador" o "no puede ir al cine" o "no puede comer un asado con sus amigos" o "no puede ir al quincho de Varela", diría que esta organización es totalitaria porque no puede invalidarme en cosas que quiero hacer individualmente. La organización sí podría decirme: "Usted no puede ir en nombre de", por ejemplo del PIT-CNT.
EC – ¿Y eso sí se resolvió?
MP – No, porque nadie lo planteó. Este tema no fue tratado.
EC – Entonces, el resumen es: usted no va a ir pero otros dirigentes del PIT-CNT probablemente vayan.
MP – Probablemente, yo he tratado de actuar en la lógica de que ningún miembro del Secretariado Ejecutivo vaya, simplemente porque el acto del 1° de mayo es para los trabajadores organizados el acto más importante del año, también es el acto que tiene más difusión y actividades de este tipo debilitan la difusión del acto, porque es una actividad muy variopinta que se da para entrevistas muy diversas, va gente muy diversa de la vida nacional. Si ese asado se hiciera el 30 de abril o el 2 de mayo yo iría encantado, porque no creo que por ir a una comida con alguien que piensa o tiene actividades muy diferentes uno se vaya a contaminar.
Esta sociedad uruguaya aun valora que todavía podemos conversar de tú a tú con el presidente, con el presidente del Partido Colorado, del Partido Nacional, con los miembros de las cámaras empresariales, con los diversos actores de la sociedad uruguaya, muchas veces tenemos enormes diferencias en algunos temas pero igual nos sentamos a conversar y lo hacemos de forma respetuosa y ese es un bien a conservar. La sociedad uruguaya no lo valora, pero en otras partes del mundo es muy difícil ver a un presidente de la República reunido con una central sindical, o a los presidentes de los partidos de la oposición, o los principales candidatos a presidente, sentados en una central sindical hablando con los trabajadores. En la campaña electoral anterior fue a nuestra sede Luis Alberto Lacalle, hizo su exposición, se lo escuchó con todo respeto, él mismo lo reconoció públicamente. Esa es una cultura a preservar. ¿Cómo se ha construido? Porque todos somos tolerantes de la posición del otro, si nos volvemos intolerantes y creemos que la pérdida de libertad de las personas es un hecho que se puede resolver colectivamente, estamos "en el horno".
No obstante eso, como considero que le quita peso a la actividad del 1° de mayo, soy de los que creo que no hay que ir. Pero si alguien va, no está violentando ninguna norma del PIT-CNT, ni generando ninguna debilidad en la decisión de los organismos porque los organismos no han resuelto, y lo está haciendo en el libre uso de su libertad, y es un valor que los uruguayos tenemos que conservar para quien piense lo que piense.
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