SIGNOS POST ELECTORALES

Largo viaje hacia la noche poselectoral. Tras el abrazo, ausencias habladas y multitud de signos petirrojos

Análisis semiótico de la comunicación política. Con el semiólogo Fernando Andacht.

(emitido a las 10.41 hs.)

EMILIANO COTELO:
Hoy cerramos un ciclo de la columna de Fernando Andacht.

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EC - Vamos cerrar hoy esta primera parte del análisis semiótico de la comunicación política con lo que nos quedó pendiente el lunes pasado, un enfoque que tuviera como centro al ganador de la interna blanca, que tanto ha dado para hablar.

FA - Exactamente, vamos a hablar de Lacalle Pou o, en una intervención muy feliz de la hija de Susana Mangana, Lacalle Pop.

EC - Proponías como título: "Largo viaje hacia la noche poselectoral. Tras el abrazo, ausencias habladas y multitud de signos petirrojos".

FA - Exactamente. Es inevitable entrar en una excursión tan semiótica como es la interpretación de los resultados. Estaba releyendo un editorial del viernes en La Diaria con el llamativo título "Cuentas y cuentos de las internas", en el que se iba por un camino explícita y abiertamente cuantitativo sobre qué es esto de lo joven, que es parte del interrogante que hoy quería hacerles a los oyentes y conversar contigo un rato, qué significa.

Es un instinto humano, la semiótica es como la respiración, es inevitable, cuando uno mira la calle, cuando mira el tiempo, mira a los demás, no solo los ve (perceptivo), sino que interpreta (amigo, enemigo, indiferente, me gustaría charlar, no me gustaría).

Una de las palabras o signos más mentados en estos días ha sido "renovación", entonces ¿qué significa? Y luego voy a hablar, con apoyo de algún audio, de qué significan una juventud biológica (es fácil, una cronología, qué edad cromosómica tenés) y una juventud semiótica (es mucho más fascinante y tiene que ver con lo que dije primero: cómo interpretar los resultados).

Largo una hipótesis de inicio: todo lo que pasó desde la noche del 1.° de junio –por eso "largo viaje hacia la noche", ya estoy yendo hacia octubre, hacia noviembre, hacia otras noches que vendrán– se basa en una incesante exploración de qué significa que haya ganado Luis Lacalle Pou y qué significa que haya sido tan bien votado Raúl Sendic.

Ahí aparece ese signo obsesivo casi, que La Diaria interpreta cuantitativamente con cierto desdén: "Si vamos al total de votantes el porcentaje ya baja, no impresiona…". Yo no voy a ir por ahí, obviamente, y digo que es inevitable, porque es empírico, yo confío en la democracia uruguaya. Si esto fuera digitado, no valdría nada, si estuviera todo armado y fuera todo un títere, como se dice en los regímenes títere. Acá no, acá es algo empírico: salió así. Hasta que se pruebe lo contrario, yo lo creo.

Y eso no podemos menos que tratar de entenderlo. Entonces vamos a escuchar trozos del discurso de Luis Lacalle Pou exactamente desde donde paramos con Emiliano el 2 de junio pasado, cuando llegamos hasta el abrazo Larrañaga-Lacalle Pou, y vamos a ver cosas fascinantes, como cuando se habla de un candidato como si estuviera muerto.

(Audio Luis Lacalle Pou.)

"Vaya desde aquí, desde esta altura del piso, que era a la que queríamos estar, no más, vaya desde aquí un apretado abrazo y un gracias con mayúscula, simple, enorme y solo a todos los delegados de todos los sectores del Partido Nacional."

(Fin.)

EC - Así hablaba Luis Lacalle Pou frente a la Casa del Partido Nacional allí en la plaza Matriz.

FA - Frente y yo diría horizontalmente, abajo.

EC - Sí, prefirió un estrado bien bajito.

FA - Ahí tenés la primera opción semiótica. Porque nadie que hace semiótica seriamente va a decir "importa más lo semiótico". Para nada, si no hubiese un balcón no habría habido la escena de su papá, años antes, con su acompañante. Hablamos de "multitud de signos petirrojos", que son importantísimos, porque es el mapa que se viene y el significado de lo que pasó el 1.° de junio.

Entonces no es solo no reiterar la fotografía, que era imposible a priori que fuera elegido, por decir algo, Jorge Larrañaga como su acompañante, sino que hay una opción muy consistente, como las músicas, como los gestos. El otro día me animé a hacer una comparación que parece completamente infundada, hasta diría ilógica, y la sostengo hoy: hay paralelos, hay contactos entre dos figuras que aparentemente no tendrían nada en común: José Mujica Cordano (como figura política pública) y este muchacho Luis Alberto Alejandro Aparicio, etcétera, Lacalle Pou, porque hay unas referencias completamente inéditas –ahora que se habla tanto de sub-20, de la selección vieja– al propio cuerpo, a la persona más banal, física. Pensá en Sanguinetti, pensá en el propio padre, que irrumpe en el 89 con su familia y todo.

Pero esto va más lejos, se habla de inseguridades –vamos a escuchar un trozo de Raúl Sendic, nada menos, hablando de su rival importante en el mapa– y menciones a terapias de grupo, menciones a ser petiso. Alguno dirá "¡qué pavada!", pero no son pavadas, hoy los medios son importantísimos. Se habla de las redes sociales, ¿qué significaron las redes? Horizontalizar el poder, lo que antes llegaba de un canal y había tres, había uno en algunos países, hoy llega de millones de lados y todos compiten por la atención.

Y todos son más jóvenes –ahí entra el tema de la juventud–, pero no jóvenes cromosómicos, no jóvenes biológicos: maneras nuevas. Por ejemplo en un momento él va a decir "casi rocanrolero", por eso Lacalle Pop va a decir en un gesto "¡me gustaría que vengan acá!", grita a la multitud, y la cámara muestra mucho joven. Ese gesto que no es literal, no van a invadirle el estrado, significa que hay una proximidad nueva, cuerpo a cuerpo, eso es lo que quiero decir con juventud semiótica. Escuchemos el siguiente trozo, de acá mismo, de la entrevista que le hace Emiliano a Raúl Sendic, vamos a ver qué interesante este pedacito.

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(Audio entrevista Raúl Sendic.)

"EC - Ayer Lacalle Pou decía: 'Nosotros sí sabíamos que la mano venía así y nos desconcertaba mucho que las empresas de encuestas de opinión pública no lo vieran, nos desconcertaba mucho que otros grupos políticos no lo vieran'.

RS - Tengo una buena relación con Luis Lacalle, y ayer hablamos, porque le había mandado un mensaje de felicitación y me llamó, para felicitarme también. Entonces hablaba de eso y decía: 'Cada vez que teníamos una reunión con los encuestadores después tenía un rato de terapia con todo el equipo para levantarles el ánimo'. Y a nosotros nos pasaba lo mismo, la encuesta nos había dado que estábamos alrededor del 10%...".

(Fin.)

FA - Invito a los oyentes a ver el video de esta entrevista –yo lo había escuchado y luego lo miré–, es un momento muy revelador de lo que llamo juventud semiótica. Comparen las declaraciones, por decir algo, de Astori, casi enseguida, del primero, cuando habla de la derecha y no sé cuánto, pero hay una falta de sintonía completa con lo que pasó.

Acá tenemos una juventud semiótica. Cuando habla, con enorme descontracción, por el tono de voz parece estar hablando de un compañero de barra, como si dijera: "Ayer en el boliche charlábamos tomando una cerveza con Luis". Alguien dirá "hay que ponerse máscaras". Yo veo difícil fingir algo así, como semiótico –no soy policía, no soy detective ni tengo una máquina que detecta la verdad y la mentira– no puedo resistir leer, interpretar allí cierta proximidad generacional más fuerte casi –miren qué escándalo– que la ideología.

Luego le van a preguntar en Código País al ya candidato ganador Lacalle Pou: "Dijo Raúl Sendic que hay dos programas", y él sonríe tranquilo y dice: "Ah, somos amigos, somos cercanos". Y uno tiende a creerle. Y ahí voy contra el editorial de La Diaria de darle solo importancia o demasiada importancia a lo cuantitativo. No hay que descuidar la lectura de tendencias, de elementos culturales muy profundos que están pasando. Insisto, como creo en la democracia, el resultado es empírico, pasaron esas cosas, no son inventadas por alguien ni manipuladas. Hay que entenderlo, no creo que ignorarlo sea la mejor manera.

Escuchemos el cierre del discurso de Lacalle Pou de la plaza Matriz, que es muy interesante.

(Audio Luis Lacalle Pou.)

"Y les voy a dar una noticia: vamos a seguir haciendo exactamente lo mismo. No se cambia esta campaña. También me escucharon decir que éramos unos inconscientes, hacíamos una campaña primaria hacia las internas con agendas de gobierno. Nos parábamos en Yacaré, en Topador, en Viana, en Campamento, reuniones unipersonales, pero es que si realmente entendemos que nuestra tarea está con el individuo, su tristeza, su alegría, su frustración, lo mismo era hacerlo mano a mano en Topador…".

(Fin.)

FA - Y lo va a decir en cantidad de lados. Incluso en un momento se corta, en Código País, el miércoles de esa semana tan llena de novedades y análisis, y dice: "Somos aburridos", los mira a los periodistas, a Aldo Silva, y dice: "Creo que me estoy repitiendo".

Como semiótico me gustaría dejar ese aporte como conclusión de estas 13 columnas: es tentador y riesgoso decir "son pavadas, son cosas de la forma". Esa división entre forma y contenido como si fuera una maceta en la que uno pone tierra es equivocada porque el ser humano no es tan ajeno a los signos que usa. De hecho en la vida dejamos como recuerdo y como presencia esos signos, gestos, palabras, ser puntual, ser impuntual, entonces es riesgoso esto de referirse a sí mismo como aburrido, como petiso, decir "vamos a decir exactamente lo mismo en las tres campañas, no podemos andar sacándonos y poniéndonos caretas".

El ser humano no puede vivir sin una careta. Ahora yo estoy hablando mucho más formalmente que en mi casa, y eso no me hace hipócrita –casualmente en griego "hipócrita" quiere decir 'actor'–, me hace adecuado, adaptado. Y creo que la campaña va a tener que adaptarse a estas nuevas tendencias, no se puede olvidar internet, "dejemos de lado las redes sociales". ¿Cómo, si están ahí, si modifican?

Ha habido no sé si un tsunami, una revolución, un verdadero traspié en lo que era la política tradicional. Piensen en esas metáforas usando el fútbol (la sub-20, la selección adulta). No sé si esa jugada de decir "sigamos confiando en lo mismo" va a tener mucho éxito. Parece que lo mismo no está siendo tan atractivo –y esto no es irónico– en un partido que hace 10 años se propuso como lo otro, como un partido contestatario por esencia (el Frente Amplio) y que no tiene eso como una herencia quieta, necesariamente debe renovarse para seguir siendo eso que se propone.

Vamos a terminar con el anuncio. Yo dije que se produce algo rarísimo y fascinante estos días que culmina el viernes en Subrayado con un cronista que va a El Arriero, la chacra de Larrañaga, y hace algo sensacional: un efecto ventrílocuo, va a decir "nos habló pero no quiere hablar". Son imágenes como de cine mudo, el cronista está en la tranquera y ves que Larrañaga mueve la boca, comunica que va a decidirse, que va a hablar. ¿Por qué no habla? Normalmente los periodistas hacen de ventrílocuos en un sentido negativo, paran en la calle: "¿Usted qué opina? ¿Verdad que es muy joven el nuevo candidato?", le ponen en la boca al pobre que pararon para que repita lo que quieren. Acá se da al revés, es el candidato que hace a los otros de ventrílocuo. Escuchemos.

(Audio Luis Lacalle Pou.)

"Es un luchador, es un gran blanco y habla de su dignidad. Yo creo que, sin perjuicio de algunos sentimientos que a uno lo inundan en algún momento, ahí está un ser con entereza, con ganas, que se brinda en la vida."

(Fin.)

FA - A propósito no elegí el pasaje de Subrayado porque ahí no lo oímos a Larrañaga, oímos a un cronista (los invito a verlo, está en la página de Subrayado). Lo interesante acá es que el propio Luis Lacalle Pou en Código País el miércoles habla de Larrañaga como en un discurso fúnebre, como cuando se dice "era un gran tipo, era alguien noble, era alguien confiable". Pasás de la primera persona, que ya va a ser ausente siempre, salvo en una plegaria, un recuerdo muy íntimo de alguien, en que uno puede soñar, dialogar con la persona que se fue, a la tercera persona.

Larrañaga no solo se va espacialmente al río Negro, se va semióticamente. Luis Alberto Heber habla de él en un programa en Canal 20, el propio Lacalle Pou varias veces dice "él es mi amigo"; cambiale el tiempo verbal y es un discurso fúnebre, es una especie de elegía.

¿Para qué es eso? ¿Por qué se pasa de esa primera persona restallante ("mano dura, yo voy a hacer esto, voy a ser presidente") a esa tercera persona? Porque tiene que recuperar esa dignidad, él mismo dice (en el Hotel Splendor): "Me voy a abrazar mi dignidad". Por eso esta tercera persona casi ventrílocua, hace que el cronista de Subrayado hable de él, Luis Alberto Heber dice todo el tiempo "será vice".

Por eso el principio petirrojo. Robin es secundario, esencialmente es un personaje auxiliar. ¿Cuál es el problema cuando la persona que tiene que ocupar ese personaje es muy protagónico, tiene toda esa carrera de la cual nos informaba la campaña ("tengo 57 años…") tiene que pasar a un rol obviamente secundario, auxiliar? Hay un lío ahí, hay una cosa que no es fácil de digerir. No para Larrañaga, no estoy hablando de su psicología, que la ignoro, no me interesa como semiótico, sino de su significado. Desde el punto de vista petirrojo sería mucho mejor que fuera al revés, que fuera Larrañaga el candidato; para el otro, joven, que empieza su carrera, no sería ningún tipo de deshonra o ruido. Acá hay un ruido.

Entonces, ¿cómo se trata de hacer duelo por ese momento? Que él no hable nada y que el cronista llegue al máximo de encararlo y decir: "Él no quiso hacer declaraciones públicas". Las está haciendo, pero por interpósita persona. Lo mismo hace Lacalle Pou cuando dice "es un gran luchador", todo en tercera persona, como si él no pudiera hablar. Es muy curioso eso, cuando es tan fácil para él (Larrañaga) hacer esas declaraciones.

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Para cerrar, una sugerencia, una especie de conclusión que saco de esta primera interna que cubrí. Como semiótico diría, y retomo una idea que dijo Julio Sanguinetti el 1.° de junio cuando fue a votar, que no se tienen que llamar "internas", es un error enorme semióticamente. No les llaman internas, semióticamente es un desastre. Indica que es un pleito a puertas cerradas, que tendrías que tener el carné de ese partido o estar muy involucrado. En cambio si las llamás "primarias" son las primeras en el ciclo, son de una importancia fundamental. Decir "esto es primario" es como decir "esto es primero".

Obviamente nada es mágico, no digo eso, pero podríamos tener por ejemplo más fácilmente, quién sabe, debates. Las primarias de todos los países están llenas de debates, entonces, ¿por qué no cambiarles ese nombre? Porque los signos no son algo liviano o superficial, hacen a la esencia del entendimiento humano. Entonces ¿por qué no ayudar ese entendimiento llamándolas como tienen que llamarse? No internas, no es un pleito interno; es democrático, es público, y cuanta más gente participe, mejor.

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EC - Nos reencontramos dentro de algunos meses, mirando a octubre.

FA - Será un gusto.

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Transcripción: María Lila Ltaif