Campaña electoral

"El Estado y el Gobierno tienen que recuperar para sí la posibilidad de orientar las políticas de ciencia y tecnología"

La ciencia y tecnología es un área en la que el Partido Colorado apuesta a invertir "en serio". Así lo ha manifestado su candidato a la Presidencia, Pedro Bordaberry, y por ese motivo le dedicó parte importante de su programa de Gobierno al tema. El doctor en Química Ã"scar Ventura es el encargado de la redacción del capítulo "El Uruguay del futuro" y dialogó con En Perspectiva a propósito de estas apuestas. El profesor aseguró que "la cantidad y el destino de la inversión en ciencia y tecnología en Uruguay es bajísima" por lo que es necesario "generar condiciones para que la gente no solamente se interese sino que sea absorbida por el mercado".

(emitido a las 8.53 hs.)

ROMINA ANDRIOLI:
El Partido Colorado (PC) presentó el pasado martes su programa de Gobierno, que tiene más de 350 páginas. Allí, uno de los principales énfasis está puesto en lo referido a ciencia y tecnología, área en la que Pedro Bordaberry prometió que se invertirá y "en serio".

El programa justifica la importancia que se le dedica a este tema con una cita al estadista británico sir Winston Churchill: "la diferencia entre un político y un estadista es que el primero piensa solo en las próximas elecciones, y el segundo en las próximas generaciones".

En una campaña electoral que gira muchas veces en torno al pasado y a lo que hicieron o no hicieron anteriores Gobiernos, vale la pena enfocarse en lo que se propone para "El Uruguay del futuro", como se denomina este capítulo.

Recibimos al doctor Óscar Ventura, uno de los asesores de Pedro Bordaberry y quien estuvo a cargo del desarrollo de las propuestas referidas a ciencia y tecnología que integran el programa del PC.

Usted se enfocó en el capítulo "El Uruguay del futuro". ¿Qué es para usted el Uruguay del futuro y cuál es la concepción que los llevó a darle tanta relevancia a este aspecto?

ÓSCAR VENTURA:
Cuando hace más de un año empezamos a discutir acerca de lo que iba a ser el programa en aquel entonces de Vamos Uruguay, que después evolucionó al programa del PC, con otras contribuciones, quisimos hacer algo transversal. No ministerio por ministerio, sino mirar la sociedad para tratar de tener un modelo de país. Como el famoso modelo de Batlle y Ordóñez, vamos a ver cuál es el modelo de país que queremos.

Obviamente, lo primero que surge si queremos un modelo de país es para cuándo es. Es un modelo de futuro. Por ejemplo en educación, un niño que hoy está entrando a la escuela con 4 años, si termina todos los años correctamente, va a salir de la educación en 2027. No podemos estar pensando en lo que vamos a hacer en 2015 o en 2016, 2017, tenemos que pensar en 2027, 2028, 2030. Entonces la palabra que surgía ahí era "futuro".

Tenemos una relación muy buena con Pedro, es una persona fantástica, que propone mucho, cuestiona mucho. Surgió hacerlo de esta manera, tener cinco líneas transversales que van a tener que ver con educación, solidaridad, prosperidad, y una de ellas va a enfocarnos en adónde queremos llegar, cuál es nuestro modelo de país.

Ahí surgió lo de "El Uruguay del futuro", que tiene cuatro líneas internas: Ciencia y tecnología, Innovación y emprendedurismo, Medioambiente y desarrollo sustentable, y Transformación del Estado.

RA - ¿Cuánta gente trabajó en este capítulo "El Uruguay al futuro"?

OV - En este capítulo en particular trabajaron unas 44 personas que han aceptado que sus nombres sean públicos y más de una decena de personas que han preferido mantenerse en el anonimato, toda gente con mucho currículo en el área.

NICOLÁS BATALLA:
En este capítulo hablan de lo importante que es tener un número significativo de la población dedicada a la investigación. ¿Por qué ese énfasis de entrada, por qué es tan importante tener un número significativo de investigadores en Uruguay?

OV - Una de las pocas cosas claras que existen es que no solamente el desarrollo económico, sino también el desarrollo humano de un país tienen muchísimo que ver con la tecnología, ya sea tecnología importada o propia. Cuando uno se fija en los países más desarrollados, observa que hay una correlación (la gráfica está en nuestro programa) entre la cantidad de personas dedicadas a ciencia y tecnología y el PBI per cápita del país. Hay una serie de países no desarrollados, que están abajo en la gráfica; a medida que el PBI aumenta, aumenta también el número de investigadores, y llega un momento en el cual la productividad se aplana, la curva tiene un corte. Entonces ya se sabe que con alrededor de 4.000 investigadores en ciencia y tecnología por millón de habitantes se llega a un plateau. En realidad no se sabe si los países son desarrollados porque tienen investigadores o tienen investigadores porque son desarrollados. El hecho de que dos variables evolucionen en forma simultánea no quiere decir que necesariamente haya un efecto causal.

RA - Ese 4.000 sería el ideal, el número mágico.

OV - Eso sería para llevarnos al nivel de Finlandia, Noruega, Alemania. Estamos bastante abajo y nuestro propósito es llegar en etapas. Proponemos en una primera etapa duplicar el número de investigadores que tenemos ahora, luego multiplicarlo por cuatro y luego por ocho. Si lo duplicamos ahora y lo multiplicamos por cuatro, llegaríamos a estar en la zona en la cual están los países de la ex Europa del Este, las repúblicas bálticas, la República Checa, Hungría, lo cual ya nos da un buen punto de partida. Y a partir de ahí, subir. Porque la ciencia es una cuestión constructiva, tenemos que construir sobre lo que tenemos.

RA - Ya mencionó algunos ejemplos, pero ¿qué países han marcado la cancha en lo que tiene que ver con el desarrollo de la ciencia y la tecnología?
 
OV - Es muy complicado elegir un ejemplo, porque el desarrollo en ciencia y tecnología depende mucho de varios factores. Por ejemplo, en este momento somos un exportador neto de cerebros, invertimos dinero en educar personas que después terminan contribuyendo a los sistemas de ciencia y tecnología de otros países. Viene Canadá y hace una ronda para encontrar cerebros, hay gente en Inglaterra, el brain drain es muy grande.

Nosotros queremos transformar ese brain drain en un brain gain, en una ganancia de cerebros, incorporar uruguayos –que sean reincorporables, porque una persona que se fue hace muchos años ya tiene su familia, no querrá volver, etcétera–, traer investigadores extranjeros que quieran radicarse por un cierto tiempo, generar condiciones para que la gente no solamente se interese en ciencia y tecnología sino que sea absorbida por el mercado. Porque ese es el otro problema, la relación entre el sector productivo real de la economía y los investigadores en ciencia y tecnología, los innovadores.

Todas esas relaciones están tratadas de diferente manera en el programa. En el primer capítulo, que es sobre ciencia y tecnología, hay aspectos diferentes. Uno es la formación de personas, otro es la definición de temas y otro es cómo hacemos para que la gente se inserte en el medio.

NB - Usted decía que el ideal o un punto importante es llegar a esos 4.000 investigadores por millón de habitantes. ¿Cómo está Uruguay actualmente, cuántos investigadores por millón de habitantes tiene y qué otras variables podemos citar para presentar al Uruguay tecnológico?

OV - Tenemos una historia en ciencia y tecnología. Arrancó después de la dictadura, en el primer Gobierno de Sanguinetti se hizo un llamado a proyectos de investigación que estaban en la Rendición de cuentas. En el segundo Gobierno de Sanguinetti se creó el Sistema Nacional de Investigadores (SIN). En el período de Batlle se creó el Pedeciba (Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas). En el Gobierno de Tabaré Vázquez se creó la ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación). Hay todo un desarrollo constructivo, no ha habido una disrupción, sino que, en función de las posibilidades, se ha ido desarrollando.

Hoy en día tenemos unos 1.600 investigadores registrados en la ANII en tres niveles; en el nivel superior, el nivel 3, somos unos 70 en este momento, y luego los otros niveles. Esos no son todos los investigadores que tiene el país, no son todos los innovadores, no son todos los desarrolladores, pero podemos pensar que hay del orden de unas 2.000 personas que se dedican profesionalmente a la investigación y la innovación en ciencia y tecnología, más una cantidad de becarios que están por ejemplo en el Pedeciba, que son nuestros grandes apoyos en la parte de ciencia básica. Es muy difícil hacer la contabilidad exacta, pero pongamos que hay unas 2.000 personas, un poquito más, dedicadas a ciencia y tecnología en el país. Tenemos 3 millones de habitantes, así que esa es nuestra posición en este momento.

RA - Unos 615 por millón con relación a esa cifra de 4.000 por millón que usted manejaba como el ideal.

También por el lado del diagnóstico, de la audiencia le preguntan: "¿Qué opinión le merece lo que han hecho los Gobiernos del Frente Amplio (FA) con respecto a la creación de la ANII, el SNI, el Portal Timbó, los fondos sectoriales, los subsidios a innovadores?".

OV - Es una buena opinión. En esto tanto el FA como los Gobiernos anteriores han desarrollado un sistema muy bueno. Por ejemplo el SNI –que es un subsidio a investigadores en distintas categorías que se añade al sueldo que tenga esa persona, que no necesariamente lo tiene– fue llamado por primera vez en el Gobierno de Batlle, en el 2000 se dieron los primeros premios. En ese momento se premió a 153, que accedimos a ese beneficio. Y luego en 2005 se transformó el SNI.

El Portal Timbó es una vieja aspiración de los investigadores, costó mucho conseguirlo. El Sistema Nacional de Becas fue algo que también se fue desarrollando. En este momento, gracias a que hubo un ingreso de dinero bastante considerable, se han podido hacer cosas que todos los investigadores estamos de acuerdo en que están bien hechas, más allá, como ocurre con cualquier sistema, de que uno le encuentra el pequeño detalle que mejoraría. Hay que mejorar, pero no quiere decir que lo que se hizo esté mal. Al contrario, está bien.

NB - ¿Cómo ve la cantidad y el destino de la inversión en ciencia y tecnología en Uruguay?

OV - Es bajísima, estamos en niveles muy bajos de inversión. De hecho allá en el 2004 hubo acá mismo, en El Espectador, una conversación no entre los candidatos sino entre quienes estaban encargados de la ciencia y tecnología en los programas de los partidos. Creo que por el FA estaba Rubio, y decía: "Tenemos un 0,3% del presupuesto dedicado a ciencia y tecnología, queremos llegar al 1%". Es la misma promesa que hace ahora Vázquez. Esta vez de repente la cumple.

La cuestión es que no es fácil, a menos que haya una decisión política sólida, dedicar dinero a ciencia y tecnología. Si uno se fija en la estructura del presupuesto, las tres áreas que reciben menor cantidad de dinero son ciencia y tecnología, medioambiente y transparencia. Es una cosa que queremos cambiar.

RA - Usted decía que uno de los objetivos en el área ciencia y tecnología es evitar la "fuga de cerebros" y comenzar el proceso contrario, ganar cerebros. En ese sentido se plantean varios programas, por ejemplo el plan de captación de 300 profesores extranjeros. ¿En qué consistiría exactamente? ¿Por qué sería necesario traer profesores extranjeros a radicarse en Uruguay?

OV - El tema de si son 300, 299 o 301 está redondeado. Necesitamos desarrollar algunas áreas en las cuales o bien no tenemos experticia o tenemos muy poca gente y sería bueno apoyarla para que se desarrolle. Por supuesto, dentro de un cierto plan en el modelo de país que queremos.

Para eso queremos aprovechar situaciones que se dan por ejemplo en Europa y Estados Unidos, donde hubo un bum de inversión en investigación, se generaron una cantidad de investigadores y luego con la contracción que vino a partir de 2008 muchos quedaron sin trabajo. Sobre todo gente joven quedó sin trabajo, muy bien preparada, y que de alguna manera se desilusionó.

El ejemplo típico es España, donde hubo una desinversión muy grande. Nosotros internacionalmente hemos firmado una carta para tratar de convencer al Gobierno español de que debería devolver los fondos de investigación. Pero ahí tenemos una oportunidad (lo están haciendo Chile, Ecuador, Brasil) de traer gente muy bien preparada, no para que se instale en el país para siempre, queremos ofrecerle una especie de contrato temporal. Los profesores universitarios somos los únicos empleados públicos del país que no tenemos despido, somos contratados por cinco años, cada cinco años tenemos que ser recontratados. Algo por el estilo se piensa para esta gente. En total van a ser unos 90.000 dólares por investigador, entonces se les ofrece un sueldo, un paquete de salud, vivienda y transporte, sujeto a rendición de cuentas, con unos objetivos en un área. Se hace una licitación internacional, se presentan quienes aceptan esas condiciones y vemos. Ese es uno de los programas.

NB - ¿En qué áreas concretamente?

OV - Ahí viene la otra parte. Hay una parte relativamente larga que dice cuáles son las áreas a las que queremos prestar atención preferente…

RA - … que son un montón.

OV - Son un montón, pero no son tantas, se podrían hacer millones de áreas más. Esas áreas están elegidas con dos o tres requisitos. Queremos hacer que la investigación y la innovación se centren en aquellas cosas que son muy interesantes pero que al mismo tiempo tienen una conexión productiva.

Por ejemplo, uno de los problemas grandes [en seguridad vial] es el problema de las motos y el problema de que mucha gente no quiere usar casco. Eso no pasa solamente con los uruguayos. Entonces a una gente se le ocurrió pensar por qué la gente no quiere usar casco, porque es una obligación contingente a prevenir un daño que quizás no suceda, "a mí no me va a pasar", "yo no voy a tener un accidente", "no me voy a golpear la cabeza". Pero sucede. Entonces se les ocurrió poner en el casco una cámara trasera, un GPS que proyecte 10 metros adelante y un visor polarizable eléctricamente. Lo diseñaron y había que probar si a la gente le gustaba. Entonces usaron una cosa que está en nuestro programa también, lo que se llama micromecenazgo: vos ponés tu proyecto, decís necesito "equis dólares para producir esto de esta manera, ¿les interesa?". Ese casco en 72 horas consiguió todo el dinero que se necesitaba para su producción. ¿Por qué? Porque llenaba una necesidad, la gente lo quería.

Lo que nosotros queremos es conectar cosas. Eso es innovación. Por ejemplo, en agro hay una parte que es ingeniería agrícola. Uno de los problemas de medioambiente que tenemos es que nuestras aguas tienen una gran cantidad de fósforo, están contaminadas con fósforo (por eso surgen los fenómenos de floración algares, etcétera). Y por otro lado tenemos un problema con las praderas para generar pasto para el ganado, que tienen poco fósforo. De hecho, una de las propuestas en agro es generar un banco de fósforo para fertilizar esas praderas. Entonces una cuestión innovadora sería: nos sobra fósforo en un lado, nos falta fósforo en el otro, ¿cómo podemos desarrollar una metodología innovadora, que nos dé dinero, que se nos dé un beneficio, que conecte un problema medioambiental con un problema de producción? Es la base de todo nuestro libro en ciencia y tecnología, tratar de conectar.

Si te fijás en los distintos programas –voy a hacer propaganda, porque después de todo queremos ganar las elecciones– las veces que está mencionada la palabra "ciencia", el Partido Independiente la menciona una vez, el programa de Lacalle la menciona cuatro veces en la partecita de ciencia y tecnología, el FA la menciona 20 veces y nosotros, 139 veces. Tenemos 41 páginas específicas de ciencia y tecnología, más todo lo que hay de ciencia y tecnología en la parte de vivienda, de salud, etcétera. Para nosotros ese tema es central.

RA - Otro programa prevé un plan de exoneraciones tributarias para egresados de Matemáticas, Ciencias Naturales e Ingenierías. ¿La exoneración tributaria puede tener una incidencia real a la hora de hacer que más gente se vuelque a estas áreas?

OV - No sabemos, pero los incentivos siempre funcionan de las dos maneras, incentivos positivos e incentivos negativos. Nosotros esperamos que suceda eso. Voy a poner un ejemplo de una de las herramientas que manejamos: "Usted tiene un título en equis cosa, es licenciado en Bioquímica, por ejemplo, y su carrera de Doctorado en Bioquímica va a ser de cuatro años. Si usted hace el doctorado en Bioquímica (o en cualquier cosa), durante un período equivalente al que le llevó hacer ese doctorado (en condiciones normales, no si es estudiante eterno) le bajamos a cero e IRPF, durante cuatro años no pagaría IRPF". Algo similar a lo que se hace con las casas históricas cuando te dicen refaccioná la casa y yo no te cobro la contribución inmobiliaria. No sabemos si va a tener éxito porque no vemos el futuro, queremos ofrecerles a los de afuera pero también a los de adentro, queremos que la gente se forme.

Otro plan. ¿Vieron esos planes tipo "adopte un delfín", "adopte un oso panda"? Nosotros tenemos el plan "Adopte un científico".

NB - ¿Cómo funcionaría?

OV - Es muy sencillo. Tenés una lista de científicos con sus proyectos de investigación, las empresas pueden mirar ahí y decir: "Este señor tiene un currículo y un proyecto que me interesa". A las empresas les ofrecés lo mismo que cuando invierten en capital físico, pero para el desarrollo de capital humano. Les hacés un descuento en los impuestos que tienen que pagar equivalente al que se les hace cuando invierten en capital físico. Es una ley de mecenazgo. Entonces durante tres años le paga el salario, etcétera. Después que la empresa invirtió en eso, muy probablemente esa persona tenga trabajo.

NB - Eso implica un cambio en la matriz de inversión en ciencia y tecnología. En los números que ustedes presentaban hablaban de que en el entorno de un 70% de la inversión en esta materia corre por cuenta de la Universidad de la República. Entienden que ese cambio y la entrada de empresas y del sector privado a financiar proyectos de investigación van a redundar en una mejora en el desarrollo.

OV - El gran desafío de cualquier sistema de ciencia y tecnología es conseguir que el sector privado se involucre, que el dinero no venga todo del Estado, porque una vez que se empieza a reproducir aparece la innovación que genera dinero. La diferencia entre investigación e innovación es bien clara: investigar implica que vos recibís dinero, producís conocimiento o producís capital humano; e innovar, que vos utilizás conocimiento y capital humano y producís dinero. Esas dos cosas van juntas. Y eso es lo que queremos conseguir, que haya una inversión del sector privado.

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RA - La semana pasada cuando Pedro Bordaberry presentó su programa de Gobierno, dijo que ese día era para él el más importante de la campaña electoral. A su vez señaló, a través de su cuenta de Twitter, que si le preguntan cuál es la parte que más lo entusiasma de su propuesta, señalaría dos asuntos: el relativo a educación y el de ciencia y tecnología, un área en la que advirtió que pensaba invertir "en serio" de llegar a la Presidencia.

Estamos hablando de ciencia y tecnología, un tema que en el programa colorado aparece detallado en el capítulo denominado "El Uruguay del futuro". Estamos con Óscar Ventura, doctor en Química, profesor catedrático grado 5 en Química en la Facultad de Química de la Universidad de la República (Udelar) y asesor de Pedro Bordaberry en temas medioambientales de ciencia y tecnología. Fue quien se encargó de la redacción de ese capítulo.

NB - Mencionaba algunas áreas hacia las que era importante orientar los esfuerzos de inversión, por ejemplo matemática aplicada, ciencias básicas. ¿Por qué es importante orientar los recursos hacia esas áreas?

OV - La semana pasada salió un estudio que se llama "Los estudiantes y la ciencia" (compilado por Carmelo Polino), en el que hay unos datos muy interesantes. Preguntaron a los jóvenes en Iberoamérica cómo se veían en cuanto a estudiar ciencias o cualquier otra cosa y lo que se encontró es algo bien gráfico. En 1990 alrededor de unos 100.000 jóvenes estudiaban ciencia y tecnología, y del orden de unos 280.000 se dedicaban a ciencias sociales, uno a tres digamos. Y en el año 2008 habían pasado a 200.000 en ciencia y tecnología, pero eran 1.100.000 en ciencias sociales.

O sea que en los últimos 20 años una gran cantidad de jóvenes se han tirado hacia las ciencias sociales, hacia la humanística. De hecho, en porcentajes, si les preguntás a los gurises de 15 años qué quieren hacer con su futuro, un 65% te dicen que quieren estudiar ciencias sociales, humanidades o que no saben lo que van a hacer, y solamente uno en cinco te dice que se va a dedicar a ciencia y tecnología. O sea que necesitamos una política pública que apunte específicamente a aquellas materias como matemática aplicada, ciencias básicas, ingenierías, que son las que pueden servir para desarrollar el país, para desarrollar nuestra propia tecnología y adaptar otras.

RA - En el aspecto institucional plantean crear el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. ¿Qué ventaja tendría esto? ¿Sustituiría a alguna de las carteras actuales?

OV - La ventaja es que le estarías dando a esa área un nivel político de decisión similar al que tienen las demás áreas del país. Además, por la importancia que le estamos dando a este tema en todos los otros aspectos, es evidente que tenemos que tener un interlocutor político que pueda sentarse con el ministro de Economía y decirle: "Nene, necesito tanta plata para esto y me la tenés que dar, mirá que yo soy tan importante como vos", que esté en el Consejo de Ministros, etcétera. Es una simplificación, pero la idea es esa, darle la importancia política que tiene que tener ciencia y tecnología.

Cuando hablamos con la Academia de Ciencias y en particular con la ANII, nos decían que uno de los problemas que tienen es que tienen que tomar decisiones políticas y no están preparados para hacerlo. Entonces queremos por supuesto mantener a la ANII y desarrollarla, no conservarla como está ahora sino darle un desarrollo mayor hacia el área de innovación y emprendedurismo, como brazo ejecutivo de las políticas que se deciden en el ministerio. El ministerio es el lugar donde vas a tener el desarrollo de políticas. Va a tener un Consejo Consultivo, que sale del Conicyt (Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica) y de las academias de Ciencia, de Ingeniería y demás, en el que va a estar representada toda la sociedad, y va a tener un brazo ejecutor, una agencia ejecutora de los programas que se hayan decidido. Ese es el esquema general.

NB - ¿Este nuevo ministerio no corre el riesgo de tener problemas como los que se pueden comprobar por ejemplo en el Ministerio de Educación y Cultura, en el cual la fuerza política está un poco en entredicho? Por ejemplo, si el 70% de la investigación en esta área corre por cuenta de la Udelar, que además tiene autonomía, ¿cuál es el margen que le queda a este ministerio?

OV - Varias cosas. Primero, este ministerio va a trabajar muy en contacto con el Ministerio de Educación. Una de nuestras propuestas es transformar el sistema universitario nacional, queremos crear un sistema universitario en el cual la Udelar va a ser un actor en igualdad de condiciones con las demás universidades. Por supuesto, una es mucho más grande que las demás, etcétera, pero desde el punto de vista conceptual queremos un sistema universitario que sea parte del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.

Pensamos que el Estado como tal y el Gobierno, que es la administración de ese Estado en un momento determinado, tienen que recuperar para sí la posibilidad de orientar las políticas de ciencia y tecnología. Nadie dice que le vamos a sacar la autonomía a la Udelar, por supuesto que no, eso no está en el programa. Sí vamos a tener cosas por fuera de la Udelar.

Por ejemplo, si el Estado necesita tener profesionales formados en una determinada carrera, hoy no puede decirle a la Udelar "quiero tales profesionales, por favor fórmenlos", porque la autonomía en principio impide que yo le diga a la Udelar "haga tal cosa". Entonces proponemos que el Estado diga: "Tengo 10 millones de dólares, necesito ingenieros en…" lo que sea, ingenieros biomédicos, ingenieros en aplicación de nanotecnologías en medicina. "Tengo tal objetivo, tengo que formar equis cantidad de personas en tanto tiempo, tengo tal dinero para usarlo. Señores, abrimos una licitación". Y que se presenten todas las universidades que quieran, la Udelar y cualquier otra que se quiera presentar, con unas ciertas condiciones de calidad y de rendición de cuentas. Ese dinero solamente puede ser empleado para ese objetivo, no es un dinero que viene y después lo repartimos entre las secretarias de este lado, etcétera. Esa es una de las cosas que queremos hacer, y hay más cosas como esa.

RA - En otro de los subcapítulos de "El Uruguay del futuro" hay una parte especial dedicada a lo que tiene que ver con emprendedurismo. En ese sentido se proponen: "Hacer del Uruguay uno de los cinco países más atractivos del mundo para emprender"; "convertir al Uruguay en un hub emprendedor de la región" y "cambiar de una economía liderada por inversión extranjera a una liderada por la innovación nacional". Suena muy atractivo, pero ¿cómo lograrlo?
 
OV - Sin ninguna duda, son ambiciosas. Y no son el objetivo de un primer período de Gobierno; prometemos trabajar en esa dirección, no decimos que lo vamos a lograr. Queremos poner la meta, adónde queremos llegar, qué queremos ser. ¿Queremos ser un país del montón? No, queremos ser uno de los mejores. Lo primero que hay que plantearse cuando uno quiere llegar a un objetivo es "no voy a ser del montón, no voy a ser el último, voy a ser el mejor". De repente no llego a ser el mejor, de repente llego a ser el segundo, pero corro para ganar, no para llegar último. Eso es lo que queremos.

Por supuesto, detrás de esos objetivos hay ciertos instrumentos, ciertas herramientas. Por ejemplo, uno de los problemas que tenemos es con las patentes. En este momento se registran menos de 1.000 patentes por año y el 90% de esas patentes son extranjeras. ¿Qué pasa? ¿No hay creatividad en Uruguay? Claro que hay, hay mucha creatividad. Pero ocurre por ejemplo que un emprendedor uruguayo tiene una patente genial pero viene cualquiera del exterior y se la puede robar directamente. De repente el emprendedor no tiene dinero para registrarla en Estados Unidos, en Brasil, y cuando la registra no tiene dinero para defenderla frente, por ejemplo, a China, que le roba la propiedad intelectual. Necesitamos apoyar a los emprendedores que hacen eso.

Y hay otras cosas. El emprendedurismo no tiene que ser mala palabra. El correr un riesgo, el apostar en función de tu conocimiento tiene que ser algo que ya desde chiquito, a los 5, 6, 7 años, tengas incorporado en la educación.

RA - Eso ha cambiado en los últimos años. Si uno consulta a los emprendedores es un común denominador ver ya no es el Uruguay que no se anima a emprender, sino que hay un montón de aspectos en los que se ayuda y se incentiva al emprendedor.

OV - Sin ninguna duda. Nosotros no vamos a refundar el país, el país ya existe y hay muchas cosas que están bien hechas. Simplemente ponemos el énfasis en ciertas otras cosas a las que quizás no se les ha dado todo el énfasis posible. Hay quejas respecto al accionar de la ANII en ese aspecto, relacionadas con el papel que vamos a redefinir para la Agencia. Todo eso forma un paquete, no es una cosa separada de lo demás.

NB - Bordaberry decía que va a invertir "en serio" en ciencia y tecnología. ¿Tienen alguna estimación de cuánto dinero se requeriría para aplicar estos programas sobre los que venimos conversando y los que nos quedaron por mencionar?

OV - Sí. Me interesa hablar de todo el programa, de la concepción del programa, que está presentada en ese libro. Junto con el equipo que trabajó en la actividad programática trabajó un equipo de economistas y contadores con los cuales hicimos una planilla grandota. Entonces cada uno de los programas tiene un costo estimado, y en aquellas actividades para las que no pudimos estimar el costo colocamos la cantidad de dinero que vamos a invertir, lo topeamos de esa manera.

Todo lo que tenemos descrito en el capítulo específico de ciencia, tecnología, innovación y emprendedurismo –dejando fuera medioambiente y transformación del Estado, que es otra cosa– anda para el período en los 500 millones de dólares. Tabaré Vázquez ha prometido hasta ahora tres programas (educación y sistema de cuidados, etcétera) que cuestan 1.600 millones. O sea que el dinero existe.

NB - Vázquez ha hablado de triplicar la inversión en ciencia y tecnología.

OV - Qué curioso, ¿de dónde habrá sacado eso?

NB - Más o menos es la misma cifra que manejan ustedes, unos 500 millones de dólares.
    
OV - Nosotros lo dijimos hace un año, él se acuerda ahora, pero sí.

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Transcripción: María Lila Ltaif