Pablo Mieres (PI): "Al FA le convendría no creerse que el mundo se divide entre ellos y el resto, toda 'la derecha'"
En la recta final de la campaña, los partidos políticos redoblan esfuerzos y apuestas para sacar el mejor resultado posible. En el caso del Partido Independiente, su candidato a la presidencia, Pablo Mieres, se juega más chances de integrar el Senado y poner en jaque la mayoría parlamentaria del Frente Amplio (FA). En la semana final, En Perspectiva entrevistó al candidato por el PI. Mieres aseguró que "todos los asuntos prioritarios del 2009 siguen siendo las materias pendientes del 2014. Lo cual habla muy mal de la capacidad de realización del gobierno saliente". Asimismo agregó: "si el Uruguay le da el domingo que viene al FA otra vez una mayoría absoluta en el Parlamento, la soberbia, el mareo del poder, la sensación de omnipotencia va a ser impresionante".
(emitido a las 8.57 hs.)
EMILIANO COTELO:
La elección del próximo domingo será crucial por varios aspectos. Pero en especial porque definirá qué grado de gobernabilidad tendrá el presidente de la República que asuma el 1.° de marzo del año que viene.
Está en juego mucho más que conocer si habrá segunda vuelta o quiénes serán sus protagonistas. De cómo quede conformado el Parlamento, dependerán las posibilidades de aplicar el programa del partido ganador, que, si no obtiene mayoría propia, estaría obligado a acordar con otras fuerzas políticas.
El Partido Independiente (PI) aspira a jugar un papel en ese escenario. A seis días de las elecciones, vamos a examinar cuáles son sus argumentos, sobre todo los más nuevos, los de las últimas semanas.
Para eso estamos en comunicación con su candidato a la Presidencia, doctor Pablo Mieres.
Lo encontramos en Paysandú, está de gira.
PABLO MIERES:
Es verdad, ayer hicimos cierres de campaña en Salto y Paysandú y ahora vamos rumbo a Fray Bentos en un rato a hacer una conferencia de prensa. Luego a Mercedes, a Trinidad, y en la noche vamos a hacer un acto en Durazno. Después ya volvemos a Montevideo.
EC - Yo decía en la introducción que tal vez los argumentos han cambiado en las últimas semanas de la campaña. Tengo la impresión de que, por ejemplo, si comparamos con la última entrevista que hicimos aquí en En Perspectiva, uno de los tantos elementos nuevos en el caso del PI es su campaña publicitaria. Y sobre todo el personaje Juan ClaseMedia, que se presenta como el votante promedio del PI. Un personaje que armó su ruido entre los distintos partidos.
(Audio pieza "Las desventuras Juan ClaseMedia".)
"Voz en off - Las desventuras de Juan ClaseMedia.
Hace 20 años, Juan ClaseMedia votaba a los partidos tradicionales, pero se enojó con el clientelismo y la repartija de cargos. Por eso, en el 2004 Juan ClaseMedia votó al Frente.
La economía mejoró, pero ¡lo mataron a impuestos! Y, para su sorpresa, ¡el clientelismo y la repartija de cargos siguieron lo más campantes!"
(Fin.)
EC - ¿A qué tipo de ciudadanos buscaron llegar con ese spot?
PR - Al ciudadano común, al ciudadano de a pie, a las personas que viven de su trabajo, que pagan sus impuestos, que sienten que pagan demasiado por los servicios que reciben. Acá hay un asunto crucial, nosotros no estamos en contra de los impuestos, ni siquiera del IRPF. Estamos en contra de que exista una desproporción muy abismal entre los montos que los ciudadanos pagan en materia de impuestos y la calidad de los servicios que reciben con relación a tres asuntos que aparecen en el spot, que son la educación, la salud y la seguridad.
El planteo es que hay que mejorar sustancialmente los servicios. Esas cosas vienen planteadas desde hace mucho tiempo, y lamentablemente con un gobierno que ha tenido todo para cambiar la educación, todo para mejorar la seguridad, todo incluso para recuperar la situación de la caminería y de las carreteras, todas esas cosas siguen estando pendientes.
Yo estuve recordando cuáles eran los asuntos de la agenda de la campaña de 2009, y me encontré con que todos los asuntos prioritarios del 2009 siguen siendo las materias pendientes del 2014. Lo cual habla muy mal de la capacidad de realización del gobierno saliente. Ese es sentido central del mensaje que estamos dando.
EC - Sí, pero ustedes no hablan solo de problemas en la capacidad de realización, también hablan de clientelismo, por ejemplo.
PM - Sí, realmente sentimos que se siguen las mismas lógicas que tenían los blancos y los colorados, que en cierto modo mantienen en las administraciones departamentales. Cuando uno recorre el país se encuentra con historias increíbles, como maquinaria de la Intendencia montando estrados para actos del partido del intendente o hasta horas de trabajo de empleados para hacer campaña. Las viejas lógicas de blancos y colorados siguen tan campantes en algunas –no digo en todas– administraciones departamentales. Y el Frente Amplio (FA) se contagió, el mareo del poder es realmente sorprendente.
Voy a hablar del caso de la cuotificación. Cuando nos enteramos de que el ministro de Salud Pública Venegas no podía ejercer el cargo porque no cumplía con los requisitos establecidos por la Constitución, ¿cómo se produjo la sustitución? Yo observé azorado que el nombre de la sustituta, de la actual ministra de Salud Pública, lo informó a la prensa el Partido Comunista desde su sede central. Y con el agregado de que el presidente de la República dijo que no la conocía todavía. ¡Es una cosa increíble!
EC - ¿Eso es clientelismo?
PM - Eso es cuotificación, reparto de cargos, es "a ti te toca esto, hacelo como te parezca; a ti te toca aquello, hacelo como te parezca". Eso es repartir el aparato del Estado en función de un criterio que supone que no importa quién es el ministro sino de qué partido es. Me parece que ese es un criterio muy malo para el funcionamiento de los criterios de mejora de gestión.
Y sigue el clientelismo cuando uno ve el incremento de cargos de embajadores políticos, que son embajadores porque son amigos del poder. En Uruguay en el 2005 había cuatro o cinco embajadores políticos, el resto eran de carrera, profesionales. Cuatro o cinco quizás ya es mucho, pero está todavía dentro del límite de decir "bueno, el presidente quiere tener algún lugar, algún destino diplomático con gente de su confianza política", bien. ¡Ahora tenemos 21!
EC - Yo le preguntaba a qué tipo de ciudadanos buscaron llegar con este spot, porque lo cierto es que solo provocó malestar dentro del FA, tanto en dirigentes como en militantes.
PM - Sí, a pesar de que los palos se repartían para los dos lados. Pero además he visto –me gustaría discutirlo– que el argumento contra nuestro spot es que defendemos a la clase media, lo cual significa que no nos preocupamos por la gente más pobre.
EC - Yo decía que generó reacciones tanto de dirigentes como de militantes. En este último plano se destacó un spot que salió a competir con Juan ClaseMedia, grabado por una "anónima" votante del FA, María. María hizo un video casero que tuvo mucho éxito en las redes. Básicamente dice que Juan ClaseMedia es egoísta. Señala que tiene muchas cosas parecidas con Juan: "… las pocas veces que gané bien me mataron a impuestos, cada vez que voy a comprar yerba me duele el bolsillo, tampoco tengo padrino en el Estado, espero meses para poder ir al especialista. No fui favorecida por este gobierno. No soy trabajadora rural, ni doméstica, ni lesbiana, ni afro ni trans. No formo parte de ningún programa social, ni tengo hijos que hayan recibido ceibalitas". Y agrega: "Pero hay algo que me diferencia de Juan: soy clase media de izquierda. ¿Sabés en qué me benefició este gobierno? En vivir en un mundo más justo e igualitario. Porque no importo solo yo y lo que me beneficia, sino que miro a mi alrededor y veo que las cosas están mejor para los que estuvieron por años postergados". Y remata su exposición de esta manera: "Soy hetero, blanca, clase media y no fui una prioridad. ¡Qué bien! Ya era hora de que les tocara a los que son más vulnerados y vulneradas en sus derechos".
¿Cómo observa este tipo de respuesta?
PM - (Se ríe.) Me parece muy injusta la acusación de María a Juan ClaseMedia, porque Juan ClaseMedia no discute los planes sociales, ni la necesidad de tener políticas sociales, ni la búsqueda de la igualdad. Y no entiendo por qué María se encarga de asegurar que no es ni tal cosa ni tal otra. Me parece que atrás de ese cuestionamiento del egoísmo de Juan ClaseMedia hay una contradicción que se pretende establecer que no es correcta, que si yo me preocupo por mejorar los servicios que refieren a la mejor calidad de vida de los uruguayos, particularmente de los sectores medios, también estoy ayudando a los sectores más vulnerables y más pobres.
Porque hay que decir una cosa que no se dice en el spot, quizás por falta de tiempo, pero que tampoco dice María ClaseMedia, que es que con la educación en pésimas condiciones a los que peor les va es a las personas más pobres, a las personas que tienen menos acceso a buscar complementos para mejorar su educación, o que no tienen oportunidad de buscar alternativas de educación para sus hijos. La clave del ascenso social y de la movilidad social para la gente más pobre es que la educación sea de buen nivel.
Y cuando se reclama por la inseguridad lo mismo, porque la seguridad en este país se ha privatizado. Lo digo con particular énfasis porque supongo que al gobierno del FA le debe doler reconocer que hoy el más seguro es el que pone más plata por su propia familia, el que tiene plata para comprar alarmas, guardias de seguridad, para poner rejas, para poner puertas blindadas, para poner cercas eléctricas. La gente pobre no lo puede hacer y queda regalada. Entonces ese reclamo de mejora de la seguridad no es un reclamo clasista.
Lo que pasa es que en la cabeza de algunos frenteamplistas sigue estando la lógica diría anacrónica de la lucha de clases. Si estamos a favor de la clase media estamos en contra de los pobres. ¡No, señor! Un país integrado es un país donde las políticas sociales y las políticas referidas al bienestar de la gente llegan a todos. Y la inseguridad que hoy vivimos le pega más al pobre que al rico.
EC - Yo decía que las reacciones han venido de militantes frenteamplistas, como María, pero también de dirigentes. Menciono una muy reciente, del fin de semana, del senador Eduardo Fernández, del Partido Socialista (PS). Fernández dice: "Mieres insulta a la militancia frenteamplista acusándola de que milita para acomodarse en el gobierno. Es necesario recordarle a Mieres que muchos años de militancia, de entrega por una causa son más que claros. Parece que se ha olvidado de que fueron miles los que pasaron por las cárceles, el exilio, etcétera, y allí están, peleando por el tercer gobierno y con el único interés de seguir construyendo una sociedad más justa y más equitativa".
PM - Yo no insulto a ningún militante. Es una barbaridad lo que dice Lalo Fernández –con quien nos conocemos desde hace muchos años–. Sí insulto las prácticas del acomodo. Y eso existe. Cuando una persona llega a un cargo porque es militante y no porque es la mejor, cuando una persona llega a un cargo porque hay reparto y no porque hay procedimientos objetivos, estamos en una situación complicada, que es contradictoria con la prédica que el propio FA realizó cuando estaba en la oposición y prometía un cambio absoluto en las formas de ejercer el gobierno. Lamentablemente ha incurrido en los mismos vicios. Creo que el poder marea.
Por eso lo de la mayoría absoluta es tan importante, porque si el Uruguay le da el domingo que viene al FA otra vez una mayoría absoluta en el Parlamento, la soberbia, el mareo del poder, la sensación de omnipotencia va a ser impresionante. Tiene que haber un mensaje claro de la ciudadanía. Sin volver atrás, porque tampoco estamos defendiendo volver a los partidos tradicionales, ¡por favor, bien lejos de eso! Estamos reclamando la necesidad de un Parlamento independiente, fuerte, para evitar que haya mayoría absoluta de un solo partido, que es la clave de que el próximo gobierno, sea cual sea él, no quede preso de esa dinámica que viene ocurriendo, que estamos cuestionando desde que comenzó esta campaña y terminamos con este tema en el centro de la escena.
EC - Ahí vamos a otro de los planteos de respuesta que hace Eduardo Fernández en su columna. Dice: "La propaganda llevada adelante por el licenciado Pablo Mieres se está pasando de claro a oscuro". Enfatiza: "Plantear una campaña diciendo que tener mayorías parlamentarias es antidemocrático es un verdadero disparate y una gran mentira". Y agrega: "Si el FA sacara 15 senadores y el PI uno, ¿entonces de un supuesto acuerdo entre 15 senadores y uno de la oposición surgiría la democracia? Al decir del licenciado Mieres, las condiciones que su partido le ponga al FA para votarle algunos proyectos se transforman en la democracia".
PM - Nadie ha dicho, el PI nunca dijo, ni en su propaganda ni en su discurso ni en nada, que las mayorías que otorga la ciudadanía con el voto son antidemocráticas. Sería un contrasentido. Sí decimos que han sido malas para el buen funcionamiento democrático por cómo se ejercieron. Se ejercieron de manera absolutamente regimentada. Yo escuché en esos micrófonos de En Perspectiva a senadores y diputados del partido de gobierno fundamentar la inconstitucionalidad de algunas leyes y que luego votaron en el Parlamento por disciplina partidaria. Para el FA la disciplina partidaria está por encima de votar leyes constitucionales o inconstitucionales. Eso es muy grave. Es muy grave que todo el Frente Líber Seregni y creo que incluso los legisladores socialistas, que en el Senado estaban en contra de la constitucionalidad de la ley de responsabilidad penal de los empleadores por accidentes laborales, como perdieron en la bancada ocho a siete, hayan votado como campeones una ley que creen que es inconstitucional. Esas cosas que son el funcionamiento de una bancada regimentada.
Y que creo que violando la Constitución el presidente de la República en plena campaña, a una semana de las elecciones, dedica una parte de sus intervenciones seguramente para reforzar. Entre paréntesis, una buena cosa que tendríamos que hacer los uruguayos es votar una norma que impida que el presidente sea candidato a cualquier cargo, ya no solo a la reelección, sino a cualquier cargo, porque tener un presidente que es candidato al Senado lleva a este tipo de tentaciones, que a una semana de las elecciones el presidente esté interviniendo en la campaña como si fuera un candidato más, que lo es además, para peor, pero que la Constitución se lo impide. Entonces evitemos estos entreveros. El presidente de la República ya traspasó claramente la línea dejando usar su imagen para propaganda sectorial de una lista y además interviniendo permanentemente.
Y nos dice poco menos que no va a haber gobierno si no hay mayorías parlamentarias de un solo partido, lo cual es contradictorio con la historia del país. El país ha funcionado la mayor parte de las veces sin mayoría absoluta de un solo partido, y los presidentes han construido acuerdos sobre la base de la necesidad de un acuerdo más multipartidario. Y diría más, al FA, no sé si ganará, pero si llegara a ganar, le convendría no creerse que el mundo se divide entre los buenos, que son ellos, y todo el resto, que somos "la derecha", los malos. Eso le haría madurar, buscar entendimientos, buscar acuerdos. Esa historia, con la que en gran parte avanzaron y lograron tener la oportunidad, ya no se la cree nadie. Me parece muy importante que el FA incorpore la cualidad de dialogar con los demás y buscar acuerdos mucho más amplios de los que lamentablemente se han buscado estos tiempos con mayoría absoluta.
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EC - La campaña publicitaria del PI en los últimos tiempos coloca a Pablo Mieres como candidato al Senado. Pone el énfasis allí, y no tanto en su condición de candidato a presidente de la República, que también lo es. Eso muestra sobre todo por dónde viene el énfasis, más allá de asumir el realismo de las circunstancias. La campaña del PI está destinada a consolidar una bancada mayor que la que hoy tiene, que es de dos diputados.
Algo usted ya contestó en las respuestas anteriores, pero pongamos en limpio: ¿para qué quiere el PI convertirse en la "llave de la gobernabilidad"? Supongamos que el PI aumenta la bancada en Diputados, pasa de dos a tres, y obtiene un escaño en el Senado, y que por otro lado el FA no consigue mayoría parlamentaria propia, ni tampoco la consigue la suma del PN sumado más PC. ¿Qué papel jugaría el PI en el próximo período?
PM - Antes de eso, una referencia. Hay datos muy evidentes de todas las encuestas, de toda la sensación de calle y de los analistas que indican que lo que estamos eligiendo el próximo domingo va a ser el Parlamento. La gente tiene que tomar conciencia de que existe una mayor libertad por la vía de los hechos, no porque hayan cambiado las reglas de juego, sino porque ya está claro quiénes son los finalistas y esa final se juega el 30 de noviembre. Por lo tanto los uruguayos tienen una libertad de elección que les permite separar el voto parlamentario del voto presidencial. Eso es importante porque es una novedad. En 2004 y 2009 la ciudadanía tenía al mismo tiempo la elección presidencial, porque existía una posibilidad de que el candidato del FA ganara en primera vuelta, y así ocurrió en 2004 y casi ocurre en 2009. Pero esta vez es distinto, estamos lejos de que ocurra eso. Por lo tanto lo que tenemos para elegir el próximo domingo es el Parlamento.
Queremos tener una bancada parlamentaria lo más numerosa posible. Para cumplir básicamente dos funciones. Una, poner límites, marcar la cancha, promover cuando sea necesario el llamado a sala de los ministros, exigir la rendición de cuentas, la toma de responsabilidades, fortalecer el papel del Parlamento, recuperar un rol mucho más exigente del que se ha tenido en virtud de 10 años de mayoría absoluta de un solo partido. Y la otra, ayudar a la gobernabilidad, dar la mano a las posibilidades de transformación del país.
EC - ¿Sería lo mismo para el PI que ese presidente sin mayoría parlamentaria propia fuera Vázquez o fuera Lacalle Pou?
PM - La actitud va a ser la misma con cualquiera de los dos. Porque después de que hay un presidente elegido, es el presidente de todos los uruguayos. Lo que uno tiene que lograr cuando hay un presidente que empieza un gobierno es ayudar a que al gobierno le vaya bien. Ese es el objetivo sano de la política, lograr que a un gobierno le vaya bien es ayudar a que a los uruguayos les vaya mejor.
EC - Se lo pregunto porque da la impresión de que, a partir del discurso suyo, de los otros candidatos del PI y sobre todo de la pieza de Juan ClaseMedia, el vínculo con el FA ha quedado bastante dañado. Vuelvo a la columna del senador Eduardo Fernández: "Corre por cuenta suya aclarar por qué ha llevado a cabo una campaña de derecha golpeando a un gobierno que pese a los errores ha llevado adelante un proyecto progresista".
PM - Es un verdadero disparate decir que esta es una campaña de derecha. Todo lo contrario, es una campaña que reivindica el pluralismo político, que es un valor que obviamente creo adorna a la izquierda democrática. Es un valor enfrentar la lógica de acomodos y de clientelismo. Es un valor reivindicar que la educación tiene que mejorar porque es un desastre o que la seguridad está en la lona. Eso está muy lejos de ser una campaña de derecha.
Y creo con toda franqueza que la relación con el FA no está deteriorada. Es una relación que está en un momento de competencia fuerte en que se dicen cosas. De nosotros han dicho mil y una cosas, no solo ahora, sino muchas veces en distintos momentos, y también ahora. Después uno tiene que tener la capacidad de tender los puentes y buscar los entendimientos para que el país camine.
EC - Desde el FA por ejemplo se destaca que a usted blancos y colorados no lo cuestionan, no lo critican, que la única línea de conflicto ha quedado planteada con el FA mismo.
PM - (Se ríe.) Es un problema de ellos. Me he reído del planteo del candidato del Partido Colorado (PC) hablando de que hay que volver a la austeridad de los gobiernos de blancos y colorados. ¡Por favor! Hablar de austeridad de gobiernos que hicieron las mismas cosas que hoy hace el FA… la Torre de las Telecomunicaciones, la publicidad escandalosa de Antel, que poco menos que hacía un spot por cada teléfono de telefonía fija que inauguraba. Hay que acordarse de aquellos tiempos. ¡Austeridad nada! Déficit fiscal elevado… No en el final del gobierno de Batlle, el único momento en que se puede decir que hubo un equilibrio de cuentas, entre otras cosas porque la necesidad tiene cara de hereje y no había posibilidad de gastar nada. Pero en la época de blancos y colorados… por algo la gente fue perdiendo confianza en los partidos tradicionales y terminó sustituyéndolos en el ejercicio del poder.
Hemos dicho cosas parejo para todos lados, porque tenemos diferencias. Hemos dicho –lo acabo de decir– que de las intendencias que gobiernan blancos y colorados se escucha información sobre un manejo discrecional del poder. La misma discusión cabe para las intendencias de blancos y colorados sobre el uso de la publicidad oficial. Yo he escuchado publicidad de los gobiernos departamentales paga con plata de los gobiernos departamentales para glorificar gestiones de tal o de cual intendente. Esas son cosas que no corresponden.
EC - ¿Cómo ejercería el PI ese papel de "llave de la gobernabilidad"? Por ejemplo, ¿procuraría un acuerdo de fondo para integrar una coalición de gobierno o iría negociando acuerdos puntuales según los temas?
PM - Primero eso depende de la actitud con la que asuma el próximo presidente y de la actitud con la que vaya al diálogo el próximo presidente. El presidente se va a elegir el 30 de noviembre, los primeros días de diciembre tomará contacto, supongo, con los distintos partidos, y allí, como en el truco, el que ganó es mano y arranca. Es el presidente electo el que tiene que marcar el tono. Si es un tono de búsqueda de acuerdos amplios iremos a ese diálogo con apertura. Sabiendo también que el acuerdo de una coalición de gobierno es muy exigente, muy abarcativo y por lo tanto también más difícil. Pero vamos de mano tendida, porque si se logran esos niveles de entendimiento no veo a priori por qué rechazar la eventualidad.
Hay dos cursos de acción, el camino del acuerdo caso a caso, un rol más enfatizado en el Parlamento, más de control pero al mismo tiempo de cooperación puntual, y el rol de coparticipación en un grado de coalición que implica un nivel de consustanciación con el gobierno. En este caso no basta un acuerdo en un área determinada en la que eventualmente un partido socio menor de una coalición va a colaborar o asumir responsabilidades, implica asumir solidaridad por el conjunto del gobierno, esa es la lógica de una coalición. El alcance tiene que ser más amplio.
EC - Da la impresión de que en cualquiera de las dos posibilidades, en cualquiera de las dos formas de participación en la gobernabilidad, el presidente que negocie con el PI requiere que asegure determinada cantidad de votos. Sin embargo, en la historia del PI en este período de gobierno ha habido algunas luces amarillas en ese sentido. Por ejemplo, en proyectos claves, en que pudo tener incidencia en la definición porque faltaba alguno de los votos del FA, el PI se mostró dividido. La ley de despenalización del aborto fue el caso más claro, aunque también en el proyecto sobre la marihuana hubo diferencias: el PI demoró en tomar posición mientras sus votos parecían decisivos, porque el FA todavía no tenía la mayoría asegurada. Uno de sus diputados había trabajado y defendido la seriedad del proyecto y desde adentro del PI se planteaban discrepancias con esa postura. Entonces, ¿cómo defiende usted al PI como una fuerza homogénea, coherente?
PM - El único caso en que la bancada votó dividida fue el del aborto. Era un tema que el partido había definido hacía más de 10 años por la lógica de la libertad de acción por la peculiaridad del asunto. Por otra parte, les pasó a todos los partidos. Probablemente sea el único caso en que el FA no aplicó la férrea disciplina partidaria y tuvo un diputado rebelde, Andrés Lima, de Salto, eso dio pie al diálogo con Iván Posada. Pero ese tema fue el único en que el partido votó dividido, y fue expresamente en función de un acuerdo que asumió en el 2003 por la peculiaridad del asunto. Lo que ha quedado demostrado porque cruzó a todos los partidos, no hay un solo partido que no haya tenido divisiones en el comportamiento parlamentario sobre este asunto.
EC - ¿Y en el tema de la marihuana?
PM - En el otro tema votaron juntos los dos diputados del PI. La posición del PI fue: estamos de acuerdo con el autocultivo y con los clubes de membresía, y los votamos a favor, pero nos parece que la fórmula propuesta para la comercialización de la marihuana no es correcta y creo que nos va a llevar a grandes líos, y votamos todos en la misma dirección.
Aparte, los dos diputados votaron el presupuesto de este gobierno, cosa que nadie recuerda. El primer año, el 2010, el PI mandó una señal fuerte, votamos la ley principal, la que define el programa de un gobierno, que es la ley de presupuesto. No era necesario nuestro voto, porque el Frente lo aprobó con sus votos, pero estuvieron los dos votos del PI. O sea que el PI es un partido que funciona coherentemente, con una lógica de bancada parlamentaria, dialogando con el partido, con la organización política y tomando decisiones. Salvo el caso de la despenalización del aborto, que tiene esa peculiaridad, que además es común a todos los partidos.
EC - La ley de despenalización del aborto es la excepción que confirma la regla.
PM - Sí, absolutamente. Incluso en la primera época, cuando se votó por primera vez el tema de la despenalización del aborto. En ese momento éramos tres diputados, porque cuando nos dividimos con el Nuevo Espacio y fundamos el PI, tres de los diputados que habían sido elegidos bajo el lema Nuevo Espacio quedamos el lado del PI, el diputado Ricardo Fallero, de Canelones, Iván Posada y quien habla. Cuando se votó en el Parlamento el primer proyecto de despenalización del aborto ya ejercimos esa libertad de acción. Y de hecho Iván Posada y yo votamos en contra –porque Iván entendía que el proyecto correcto era el que él presentó en aquella época– y Fallero votó a favor.
¡En el período pasado Sanguinetti votó a favor! Y en este período Bordaberry obligó a los legisladores que estaban a favor, como Pasquet y Fernando Amado, a que votaran en contra. En tema la diferencia de posiciones tiene relación con que son cosas muy de adentro de cada uno, de convicciones muy íntimas que cruzan transversalmente a los partidos.
Sacado ese ejemplo, no hay otro. El partido ha sido coherente, serio, ha actuado colectivamente discutiendo mucho, analizando los temas. Obviamente, en el punto de partida de una discusión puede haber posiciones más cercanas o más alejadas, eso le pasa a cualquier colectividad, pero al final terminamos buscando un entendimiento y encontrándolo. Es un partido confiable, un partido con responsabilidad política.
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Transcripción: María Lila Ltaif