Jorge Gandini: "Estoy dolido por el fracaso del proyecto" para ser candidato a la Intendencia, pero " no tengo un solo reproche"
La campaña electoral todavía no terminó. Si bien los uruguayos ya elegimos presidente, todavía falta el último tramo, en el que se elegirá intendentes y alcaldes. En Montevideo se conformó el Partido de la Concertación, y la nominación de sus candidatos ha generado disputa en la interna del Partido Nacional. Jorge Gandini, quien hasta hace un tiempo era el candidato blanco para la comuna capitalina, ya se bajó de la carrera electoral. En diálogo con En Perspectiva, Gandini explicó que su "mejor contribución" era "dar un paso al costado lo antes posible" para que el partido "promoviera otra figura" que irrumpiera en el escenario electoral.
(emitido a las 7.49 hs.)
EMILIANO COTELO:
Ahora que pasaron las elecciones nacionales, incluyendo la segunda vuelta, el Partido Nacional (PN) debe definir a su candidato en el Partido de la Concertación, ese lema nuevo creado junto al Partido Colorado (PC), para disputar, dentro de cinco meses, la Intendencia de Montevideo.
Para ese lugar Luis Lacalle Pou maneja varios postulantes, pero ninguno de ellos es Jorge Gandini. El diputado de Alianza Nacional había lanzado hace más de dos años su precandidatura, pero el mes pasado informó a través de Twitter que abandonaba ese proyecto.
Se ha hablado mucho sobre este tema, sobre todo con trascendidos o con pequeñas frases. Ayer Gandini decidió hablar formalmente, dio una conferencia de prensa para explicar las razones de su resolución.
Por eso es que estamos en comunicación con él esta mañana.
¿Por qué salió a hablar ahora, por qué eligió este momento?
JORGE GANDINI:
Precisamente porque había trascendidos, comentarios, y tenía la necesidad de explicarle a una cantidad de compañeros y ciudadanos que nos acompañaron durante todo este largo período, y ante la imposibilidad, que me autoimpuse, de hablar durante el proceso electoral. Entendí que no era conveniente para los intereses del partido introducir un tema que podía resultar, en plena campaña electoral nacional, inconveniente, innecesario además. De esta decisión se enteraron quienes se tenían que enterar en el mes de setiembre, pero yo me autoimpuse como aporte al partido el silencio. Más allá de que ese silencio podía afectarme con malos entendidos respecto a cuáles habían sido los motivos, y más allá de que corría el riesgo de que un resultado electoral nacional adverso podría hacer suponer, al conocerse mi decisión después de los resultados, que ésta estaba atada a ese resultado electoral.
Pasados algunos días del balotaje entendí conveniente dar a conocer mi posición y además la carta en la que oficialicé esa decisión ante el presidente del Directorio del PN, el senador Luis Alberto Heber, ante Jorge Larrañaga y ante el propio Luis Lacalle Pou, cosa que había hecho verbalmente algunos días antes de ese 17 de setiembre.
EC – Usted dice que prefirió no hablar del asunto públicamente en la previa de las elecciones nacionales y el balotaje para no generarle inconvenientes al partido. Si entiendo bien, está de fondo un choque, una diferencia fuerte, entre Alianza Nacional y Todos.
JG – No sé si es un choque ni una diferencia fuerte, es una realidad que en política hay que asumir. Después de las elecciones internas el doctor Lacalle Pou, con quien tengo un diálogo fluido, cordial, que hemos construido desde nuestra posición común en la Cámara de Diputados, me visitó un día intempestivamente y me dijo: "Vengo a darte la mala noticia de que no sos mi candidato a la Intendencia de Montevideo y que tengo otro nombre en mente". A partir de allí empezó un diálogo muy respetuoso, muy franco, por suerte, muy cara a cara, porque al primero que se lo dijo fue a mí, en el que yo al principio resistí esa idea. Pero al avanzar el tiempo me di cuenta de que si bien es cierto que las elecciones internas no eligieron candidato a intendente, los ciudadanos se pronunciaron en torno a quién podría ser el mejor candidato del partido para las elecciones presidenciales, también es cierto que ahí se eligió una convención y es la que tiene que elegir al candidato a intendente.
Era evidente lo que iba a pasar, y no hay nada más fuerte que la realidad, y uno tiene que terminar aceptándola. Yo la acepté, presentando la carta, pero sobre todo para dejar el camino libre, porque yo empecé hace casi tres años porque estoy absolutamente convencido, y el partido también lo está, de que hay que empezar con tiempo en Montevideo. Me pareció que mi mejor contribución, si la realidad era que yo no iba a ser el candidato, era dar un paso al costado lo antes posible para que el partido promoviera otra figura que en el momento más importante de la campaña electoral irrumpiera en el escenario y pudiera hacer un aporte a la elección nacional desde lo montevideano y ya se posicionara en el escenario mirando hacia las municipales. Es decir, que hiciera rodaje durante algunos meses de campaña nacional para que ahora ya estuviera instalado en la gente con equipo formado, con avance en la Concertación, y pudiera seguir adelante. Esa era mi visión, muy humilde. No se compartió. Yo di ese paso al costado pero quedó Montevideo sin definir, se hará en las próximas semanas o meses.
EC – Esta semana entrevistamos al doctor Luis Lacalle Pou, la primera nota después del balotaje, y éste fue uno de los temas. En determinado momento del reportaje Lacalle Pou dijo: "hubo una elección interna que claramente dejó dicho quiénes son los que tienen peso político real dentro del departamento de Montevideo. Hay un orden, y yo entiendo que el candidato debe ser una persona que concite la mayor adhesión entre los convencionales que de alguna manera van a impulsar a ese candidato". Es más o menos lo que usted estaba contando que el propio Lacalle Pou le dijo a usted días después de las internas, ¿no?
¿Cómo fueron los números? En Montevideo la proporción entre las listas de Lacalle Pou y las de Larrañaga fue de tres a dos, aproximadamente. Pero además hubo otra cosa: dentro de Alianza Nacional su lista no fue la mayoritaria, la diputada Verónica Alonso en esos mismos días salió a reivindicar el hecho de que había logrado algo que muchos entendían casi imposible, triunfar ampliamente sobre 2014-250 encabezada por Jorge Gandini. ¿Usted ha tenido tiempo de analizar con más cuidado y profundidad Aquellos números?
JG – Sí, yo creo que el tiempo ayuda a mirar las cosas con más distancia, pero más allá de los comentarios que uno pueda hacer en relación a esos números, reitero que están vinculados a las preferencias de los nacionalistas que fueron a votar en relación a la candidatura presidencial. Dentro de eso, claro, hubo listas. Lo claro acá es que el sector de Lacalle Pou sacó en el entorno de 150 convencionales y el de Larrañaga 100. Esa mayoría, aplicada a la elección mecánica de un candidato a intendente lleva a que el candidato a intendente lo tiene que elegir el herrerismo, lo tiene que poner el herrerismo. Esa fría mayoría se aplicó, por eso tomé una decisión, se me aplicó a mí, punto. Ahora, ¿cuál es el candidato? Eso lo definirá la mayoría, yo lo único que tengo que lamentar acá es que el partido perdió otra vez en el mismo punto de siempre: llegando a las tradicionales fiestas, presionado por un enero donde todo el mundo tiene el derecho a salir a descansar, y sin haber decidido a quién le cargamos la cruz, porque no hay nadie que haya hecho un recorrido en el departamento que lo legitime para poder surgir como un candidato representativo para enfrentar a una fuerza política que en Montevideo lleva 25 años de gobierno, acaba de ganar el gobierno nacional, y que hay que enfrentar con una batería de propuestas creíbles que se construyen con el tiempo.
EC – Implícitamente usted lo que está diciendo es: está bien, se puede razonar así; se puede resolver a qué grupo le corresponde nombrar al candidato a intendente según cómo haya votado su grupo en la elección interna de Montevideo, pero entonces lo que faltó acá fue que Todos trabajara previamente y tuviera desde hace tiempo otro nombre, que contara con el mismo trabajo de largo plazo, el mismo estudio que usted ha hecho de los temas de Montevideo; y que llegado el momento, en junio pasado, estuviera usted por el lado de Alianza Nacional y otro nombre por Todos y que en función de la votación se eligiera uno u otro.
JG – Eso es lo que yo quería. Siempre en política existe un enorme riesgo de avisar con mucha antelación hacia dónde va uno porque se transforma en el objeto en la mira de mucha gente. Eso fue lo que yo quise: empezar con tiempo para detonar la competencia partidaria, como sucede en el partido en el interior del país: larga uno e inmediatamente hay que poner a otro. Eso pasó incluso con el Partido Colorado, cuando yo empecé a caminar fuerte en Montevideo se vio obligado a presentar, también con mucha antelación, a su figura, para no dejar un espacio vacío. La figura de Ney Castillo se comenzó a proyectar nuevamente mucho tiempo antes de la elección. Pensé que eso iba a pasar en el partido y que entonces iba a haber otras figuras que saldrían a disputar al mismo escenario. Ese, para mí, era el escenario ideal: el de la competencia que pusiera en el interés del partido Montevideo como objetivo y nos obligara a muchos a prepararnos, a encontrar soluciones, a conocer los problemas más de cerca, a aprender, para de ese modo acercarnos mucho más a la gente y hacernos más creíbles cuando llegara el tiempo electoral. Yo pensé que eso era lo que iba a pasar, pero no pasó. No solo del sector Todos, podrían haber aparecido otros candidatos incluso de mi propio sector porque yo no había acordado en mi sector el apoyo a mi candidatura, yo había iniciado un camino muy solo, le había dado conocimiento del tema solo a Larrañaga una semana antes de aquella convención de junio de 2012. Me pareció que ese era el camino, pero además era el camino lógico que los diputados de Montevideo habían planeado después de finalizar la elección departamental anterior: empezar mucho antes porque si no se transforma en un objetivo muy difícil.
Lamentablemente eso no pasó, pero yo no tengo un solo reproche, estas son las reglas del juego.
EC – No tiene un solo reproche pero se lo escucha dolido.
JG – Ah, sí, pero no con nadie: dolido por el fracaso de un proyecto, con la frustración de una fuerte vocación que yo tengo. No tengo reproche a Lacalle Pou, lo he dicho y él lo sabe, porque estas son las reglas: el que gana tiene derecho a mover primero, tiene el respaldo. Insisto que en este caso en la interna no se puso a consideración una candidatura a la intendencia, pero sí se eligieron convencionales departamentales. A pesar de que en el movimiento MVD se Puede había figuras y compañeros también del herrerismo, yo creo que logré mucho apoyo y simpatía en la militancia del grupo Todos, por ese rodaje de mucho tiempo, por ese encuentro en la realidad de Montevideo. El dolor es con eso, me da lástima no poder estar ya habiendo desarrollado durante la propia campaña electoral nacional un camino que hoy nos estaría permitiendo tener la primacía en Montevideo, estaríamos parados ya en el trabajo, aprovechando estos últimos días de diciembre para hacer cosas. Ahora estamos en la etapa de siempre: viendo quién será el candidato y apurando las instancias formales sin mucha participación de la gente, sin trabajo programático.
EC – Ahí voy a otro de los puntos, dice uno de nuestros oyentes: "Se está haciendo hincapié en quién elige al candidato pero ¿el programa dónde está?".
JG – Y claro, ahora el desvelo es resolver el candidato, pero ¿qué va a hacer ese candidato con Montevideo, qué ha pensado, cuáles son sus propuestas para enfrentar las dificultades del departamento, para con los recursos que hay enfrentar el tránsito, el transporte, la seguridad, la limpieza, cada uno de esos temas? ¿Cuál va a ser el relacionamiento con una fuerza política que tiene peso real en la sociedad del departamento? ¿Y con Adeom? No sé, esas cosas tienen que estar puestas en un papel, y además acordadas con el Partido Colorado, que tiene su propio candidato y con el cual no sabemos hasta dónde coincidimos. Esas cosas requieren un tiempo de madurez…
EC – Lo que usted está diciendo implícitamente es: ya es tarde, el PN va a llegar (a la elección departamental de Montevideo) en malas condiciones.
JG – No, tómelo como una opinión subjetiva, es mía, yo no le hago una crítica a nadie, es mi posición, obviamente no es la mayoritaria y tengo que ser muy respetuoso. Probablemente yo me equivoque, porque las mayorías suelen tener razón, hay quien piensa diferente y cree que, seguramente, por este camino se puede encontrar soluciones para enfrentar ese desafío electoral, está bien. Mi opinión, que he construido durante mucho tiempo y he tratado de cimentar en los hechos, es que hay que empezar con tiempo, porque entre otras cosas lo que hay que ganar es legitimidad con la gente, la gente tiene que creer que ese candidato quiere a su ciudad, la conoce, conoce sus problemas, y ha pensado, trabajado y elaborado soluciones anclado en la realidad de esos problemas. Esa es mi visión, pero es la mía y no tuvo mayoría. Yo tengo que someterme a la realidad, la realidad dice que otros piensan diferentes y yo tengo que aceptar que eso es así. No me sublevo contra eso, en todo caso hago la autocrítica de que no fui capaz de convencer de que mis ideas son mejores.
EC – Teniendo en cuenta que la realidad marca el otro rumbo, el PN va a terminar eligiendo un candidato en los próximos días, ¿qué actitud tendrá usted con respecto a ese candidato? Por ejemplo, la elaboración programática, donde evidentemente hay atraso, el trabajo que usted hizo con el movimiento MVD Se Puede, ¿lo va a aportar a ese candidato? ¿Va a trabajar con él?
JG – Esa carta que yo le mando a las principales autoridades del PN en setiembre dice exactamente eso, allí vamos a estar nosotros trabajando donde nos toque estar y aportando, confío en que por lo menos parte del equipo que nos ha acompañado hasta ahora en MVD se Puede va a estar a disposición. Nuestras ideas, nuestra elaboración, por supuesto que las vamos a aportar, ojalá sean aceptadas, porque si el candidato no es el mejor probablemente sus ideas tampoco. También es cierto que buena parte de las ideas tiene que ver con el candidato, porque el candidato es un líder y tiene un equipo a su medida, que elabora y trabaja en función de lo que el candidato se siente fuerte para hacer y lo que en sus ideas son sus prioridades. Más allá de eso, la sede de MVD se Puede está abierta, los papeles están, creo que una parte de los técnicos y del equipo está, veremos la motivación, pero la disposición toda, porque yo voy a estar trabajando y voy a sacar listas a ediles, a concejales, a alcaldes, de eso hemos estado hablando estos días con los compañeros, y vamos a estar dando la lucha. Yo soy un buen blanco y creo en el proyecto, si el partido dice que hay alguien mejor que yo, yo con absoluta humildad tengo que someterme a esa visión del partido, yo no puedo decir que soy el mejor, sí estoy orgulloso de haber iniciado un proceso mucho tiempo antes y de haber sido coherente con lo que el partido dice: hay que empezar antes, yo empecé antes, no me fue bien en la visión de la principal dirigencia del partido, habrá alguien que sea mejor que yo, y allí estaré. Conmigo, así como se contó en el trabajo electoral nacional, y en la segunda vuelta, eso es lo que demuestra que no hay un solo reproche: mi trabajo fue el máximo que pude dar para la elección nacional, donde estaba en juego mi cargo, pero para la segunda vuelta, donde ya mi cargo no estaba en juego, del mismo modo, si hay que trabajar en diciembre, en enero, los compañeros del partido saben que a Gandini y a su equipo lo van a encontrar.
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