Rubio: el gobierno será fuerte pero no arrogante
"Nos estamos acomodando" a un "cambio histórico de mentalidad", dijo el senador Enrique Rubio respecto al momento actual del Frente Amplio. Afirmó que es normal la diversidad de opiniones y vaticinó que eso no será un problema. "Hay un gobierno que tiene respaldo popular, que tiene mayoría parlamentaria, que tiene un programa y tiene un presidente con mucha capacidad de conducción".
(Emitido a las 09.10)
EMILIANO COTELO:
Un mes después de las elecciones y a tres meses del cambio de gobierno, el Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) tiene por delante el desafío de ordenar una interna que se ha mostrado más movida de lo que muchos esperaban: se repiten los reclamos por cargos, no aparecen los consensos en temas muy relevantes y abundan declaraciones que aparecen como disonantes.
Según versiones de prensa, el presidente electo, Tabaré Vázquez, se dispone a dar un golpe de timón esta misma semana. Pero no es el único preocupado. Por ejemplo el senador de Asamblea Uruguay, Alberto Cid, dijo que hay sectores de la izquierda que hacen "planteos peligrosos" que "no le hacen bien" a la transición. Por su parte, el senador reelecto de la Vertiente Artiguista (VA), Enrique Rubio, dijo este fin de semana: "Tendremos que construir una cultura de gobierno con mucha cohesión interna para estar a la altura de las expectativas de la gente".
Para saber en qué está pensando concretamente, dónde sitúa esas expectativas, cuáles son los caminos de salida, vamos a conversar con el presidente de la VA.
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Senador Rubio, estos días hemos tenido que estar atentos a esto que se ha venido mostrando en el mes de transición en el futuro oficialismo porque ahora resulta que el EP será el oficialismo. Algunas propuestas económicas del senador José Mujica bastante alejadas del discurso del futuro ministro Danilo Astori, la polémica sobre la candidatura a la Intendencia [de Montevideo], el alcance de la reforma constitucional del agua, el contrato de interconexión entre Antel y América Móvil... Diferencias internas que estallaron en distintos debates a través de los medios de comunicación. ¿Cómo ha observado usted esta situación?
ENRIQUE RUBIO:
Yo digo, primero, hay un resultado electoral contundente, por primera vez en varias décadas hay un gobierno que tiene respaldo parlamentario, una bancada mayoritaria, es un dato nuevo en Uruguay. Esto nos llenó de responsabilidades y de orgullo. Ésta es una situación inédita en Uruguay en las últimas décadas y ha tenido una repercusión social y en la opinión pública extraordinariamente positiva. Yo he participado en buena parte de la gira que hizo Tabaré Vázquez por el interior del país y me encontré con una situación nueva, hay un estado de expectativa positiva y esperanzada por parte de buena parte de los no votantes de esta fuerza política que concurren a los actos, preguntan, uno conversa con ellos y encuentra que están en ese estado. Esto es un tono y un clima espiritual como yo no conocía. Me parece que es una cosa muy importante a tener en cuenta. Hay mucha expectativa, mucha esperanza y muchas responsabilidades. Esto es nuevo.
Segundo, hay una fuerza política que está... En Uruguay estamos en un momento de transición y dentro de la transición en la transición, o sea en el arranque. Desde este punto de vista, la fuerza política FA tiene una situación nueva y tiene una experiencia acumulada. La experiencia acumulada de cultura de gobierno es la que ha tenido en Montevideo, que es una pequeña parte de las responsabilidades que se tienen ahora. Quiere decir que en este arranque tenemos que habituarnos a la novedad.
EC - Usted está diciendo que la transición también vale para el propio EP hacia dentro como fuerza política.
ER - Sí, yo digo que nos estamos acomodando a la nueva situación. Lo vamos a hacer rápidamente, pero al principio cuesta un poco porque es un cambio histórico de mentalidad. Una cosa es estar un poco habituado a la oposición; ahora tenemos la responsabilidad del gobierno, vamos a asumirla. Creo que decididamente vamos a estar a la altura de las circunstancias, pero tenemos que habituarnos a las nuevas reglas: hay un pueblo que votó, hay un presidente y hay un programa. Y hay una bancada parlamentaria que tiene que respaldar a este Poder Ejecutivo y llevar adelante la implementación de las decisiones que se tomen. Hoy va a ser la primera reunión, recién nos vamos a conocer, porque hay una gran renovación en la bancada, fundamentalmente en la de Diputados, que se amplió, se renovó y hoy va a tener su primera reunión.
Ése es un primer aspecto de la cosa, cómo vamos a trabajar en el Parlamento. Vamos a tener que cambiar todas las reglas, estábamos acostumbrados a ser parlamentarios de la oposición, a muchos cambios internos, de coordinadores, de esto y lo otro, a una flexibilidad demasiado amplia en el sentido de hacer muchas declaraciones los distintos sectores... Tendremos que tener en cuenta que ahora podemos dar señales desordenadas si no admitimos que somos bancada de gobierno, que tenemos que darnos el espacio para discutir pero adoptar decisiones y respaldar al presidente electo, porque somos un conjunto para cambiar este país, para eso la gente nos puso donde vamos a estar.
La otra parte es el Poder Ejecutivo, de la organización del Poder Ejecutivo se está ocupando nuestro compañero Tabaré Vázquez, Supongo que en un plazo razonable en realidad tiene que hacerlo antes del 28 de febrero, pero supongo que lo va a hacer bastante antes asignará las principales responsabilidades en materia de ministerios y otras cuestiones. Eso permitirá armar los equipos desde arriba hacia abajo. En los últimos meses nos ha pedido a los sectores políticos que presentemos nóminas de técnicos, de políticos que podrían integrar equipos. Lo hicimos todos, ahora él va a tomar las decisiones y todos le hemos dado el margen de autonomía para poder adoptarlas. Quiere decir que se está organizando al mismo tiempo el trabajo parlamentario y el trabajo del Poder Ejecutivo.
Y al mismo tiempo tenemos la herencia del gobierno anterior que, claro, trae un conjunto de problemas enorme. Batlle se está portando bien en cuanto a la transición, a dar información, no tenemos problemas desde ese punto de vista; incluso le hemos pedido en alguna oportunidad que difiriera decisiones y creo que lo ha hecho, o lo va a hacer, como en el tema del agua, por ejemplo; me da la impresión de que dijo que no pero era que sí porque se va a tomar un tiempo para informarse, ir viendo los contratos, hay situaciones distintas... Pero, claro, la herencia es muy pesada. Yo estaba mirando los datos de las inversiones de Ancap en Argentina al cierre de setiembre y es un desastre; no es que tenga la obsesión porque el tema ya me tiene harto, pero es un desastre.
EC - Está bien, pero la entrevista buscaba centrar la atención dentro del propio EP, no tanto en lo que ustedes reciben del otro lado. Me estoy refiriendo a lo que, como usted decía, debe ser una nueva cultura que hay que desarrollar en la fuerza política en la medida en que ahora va a ser gobierno. Porque si empezamos a mirar de nuevo...
ER - No, no, es la cultura de la coalición.
EC - ...al gobierno saliente como que el diálogo sigue siendo con un dirigente de oposición, y quiero hablar con un dirigente del nuevo oficialismo.
ER - Sí, acepto el desafío.
EC - Entonces le pregunto, por ejemplo, porque usted mencionó al pasar el tema del agua: allí el Frente tiene su propia responsabilidad, llegó al 31 de octubre sin haber definido algo tan delicado y esencial como si esa reforma implicaba que las concesiones vigentes en materia de agua potable y saneamiento caían. Ése no es un problema del gobierno saliente, es un problema del Frente.
ER - Es un problema de la sociedad, porque en realidad hubo una iniciativa de ciudadanos que presentaron un texto...
EC - Sí, y el Frente lo apoyó.
ER - Sí; ya habían juntado buena parte de las firmas, nosotros los respaldamos, hicimos bien en respaldarlos, pero después para aplicarlo hay que resolver situaciones concretas.
EC - Claro; y llegaron al 31 de octubre propiciando el voto por Sí pero sin conocer exactamente el alcance de una cláusula como ésa. Ahora, eso, ¿cómo se resuelve? Como parte de la cultura de gobierno, ¿cómo se resuelve? Si Vázquez opina que las concesiones no caen, ¿el resto del Frente tiene que avalar, tiene que apoyar? ¿Cómo es? ¿En qué medida el presidente de la República, en este caso presidente electo todavía, tiene esa autoridad?
ER - El presidente de la República tiene toda la autoridad, y los ministros que él designe van a tener su respaldo y el de la bancada parlamentaria, porque los respaldos se concretan en actos, los actos son, por ejemplo, llevar adelante leyes y en el momento de las votaciones votar, y hacerlo homogéneamente. Hay dos cosas que discriminamos perfectamente: tener márgenes de opiniones distintas, y hemos estado y tenemos una cultura del debate que es parte de nuestra riqueza y no la queremos perder. Una cosa es el estado de discusión de los problemas, la libertad de dar opiniones diferentes o coincidentes, y otra es el acto de gobierno. Esto lo aprendimos en el gobierno de Montevideo y creo que muy bien, hemos discutido muchos temas municipales, todos los periodistas y la opinión pública han visto cómo sobre algunos problemas tenemos opiniones distintas, pero a la hora de ir a la Junta Departamental y tener un comportamiento la bancada, salvo alguna excepción, como la que originó el cambio de las reglas, que fue el caso del Hotel Carrasco, la bancada de ediles como bancada de gobierno se comportó homogéneamente. Esto llevado a escala nacional quiere decir que nosotros estamos convencidos, no que aspiramos, creemos que debe ser así y va a ser así: cuando llegue el momento de los actos de gobierno la bancada parlamentaria va a tener un comportamiento homogéneo. ¿Quién tiene que decidir ese problema, por ejemplo...?
EC - Porque estos días ha llamado mucho la atención ver a Vázquez opinando una cosa sobre la reforma del agua y a senadores muy importantes del propio Frente como Gargano, Korzeniak, Marina Arismendi diciendo lo contrario por los medios de comunicación.
ER - Sí, pero nos reunimos y adoptamos una decisión como conjunto que está en la línea de lo que presentó Tabaré Vázquez como presidente y la decisión dice que vamos a respetar el pronunciamiento ciudadano y a la luz de lo que dicen los contratos y de un riguroso examen jurídico, que en algunos aspectos es complejo y se le pidió información complementaria a la Facultad de Derecho, se va a resolver caso por caso. ¿Quién va a decidir? El Poder Ejecutivo a través del directorio del ente del que estamos hablando, que en este caso va a ser el de OSE.
EC - No es exactamente eso lo que había dicho Vázquez.
ER - Hay una fuerza política que ganó las elecciones y que ejecuta eso a través de un cambio de mando que aún no se ha concretado. Lo que Tabaré Vázquez dijo fue que el gobierno actual decida; cuando vimos que el gobierno actual empezaba a decidir, a nuestro juicio con improvisación, dijimos "es preferible que lo decida el nuevo gobierno porque esto debe ser resuelto caso por caso".
EC - Yo me refería a otras declaraciones de Vázquez cuando había señalado que la reforma no tenía efectos retroactivos.
ER - Pero el punto no radica en eso, a mi juicio no radica en eso, en el problema de retroactividad o la no retroactividad. El punto radica en que a la luz de lo que dice la reforma esto no se puede resolver sin ver los contratos caso por caso, porque puede no ser retroactiva, pero eso no quiere decir que algunos contratos no caigan por incumplimiento de una de las partes, en este caso fundamentalmente de la empresa privada. Además hay una diversidad de situaciones desde el punto de vista jurídico que merece un análisis concreto y no se resuelven con afirmaciones generales sobre el tema de retroactividad o no retroactividad, porque uno tiene desde cooperativas de vecinos que dan el servicio de agua en algunas zonas de la costa, hasta grandes empresas que han hecho contratos que en algún caso no han cumplido.
EC - Un capítulo particular dentro de esto que podríamos llamar "desorden" gira en torno al futuro ministro de Economía, Danilo Astori, porque con frecuencia sus pronunciamientos no son aceptados por algunos sectores del Frente, que cada tanto van poniendo en duda si Vázquez piensa lo mismo, si tal o cual posición se aviene a lo que establece el programa de gobierno del EP. ¿Cómo ve este aspecto, es decir el papel y la situación en la que queda más de una vez el contador Astori?
ER - No es desorden tener diversidad de opiniones. Si esto es desorden, entonces la opinión pública uruguaya tiene que acostumbrarse a que va a haber desorden durante todo el período. No es desorden tener diversidad de opiniones. Es desorden si el Poder Ejecutivo, el presidente y el ministro de Economía toman una decisión que requiere respaldo parlamentario y no hay respaldo parlamentario. Ahí sí me preocupo. Diversidad de opiniones me parece normal que haya, el tema es si eso se convierte en un problema para gobernar. Creo que no se va a convertir en un problema para gobernar, me sorprendería mucho, porque no hay ninguna justificación para que ello suceda porque hay un gobierno que tiene respaldo de la opinión pública, que tiene mayoría parlamentaria y que tiene un programa que definió a través de muchas discusión y tiene un presidente de la República con mucha capacidad de conducción.
Ésta es una situación que tenemos en Uruguay y que puede no haber en la región, que coincida un presidente con capacidad de conducción con un programa de una fuerza política y mayoría parlamentaria. O sea, no tenemos ningún pretexto para eludir responsabilidades, esto es una cosa que debemos decir con mucha claridad hacia dentro y hacia fuera: no hay pretexto que nos exima de tomar decisiones de acuerdo con los compromisos que hemos asumido ante la gente, porque tenemos mayoría parlamentaria... Aspiramos a más.
EC - Pero usted sabe que cada tanto Astori dice "A" y dos o tres dirigentes del Frente salen a los medios y dicen: "Bueno, yo no sé si A es lo que está planteado en el programa. Lo que manda acá es el programa, a esto todavía hay que terminar de discutirlo".
ER - Sí, sí, pero...
EC - ¿Qué conclusiones tiene que sacar la gente, qué conclusiones tiene que sacar la población?
ER - Que en algunos matices de algunos problemas, algunos son herencias de situaciones anteriores, hay diversidad de opiniones. Pero yo también le digo a la gente: a la hora de convertir esto en decisión los votos van a estar. O sea, el contador Astori va a hacer una propuesta respaldado por el presidente para que el Parlamento la viabilice. A mi juicio esto se va a dar. De repente, como sucede con otras mayorías parlamentarias en todos los gobiernos del mundo, algunos parlamentarios que digan "en este punto no tengo una convicción última, tengo un matiz en este problema, expreso mi diversidad de punto de vista, pero a la hora de votar voto". Porque si no lo hace tenemos una crisis política, y a mi juicio esto no se va a dar porque ya lo aprendimos.
EC - Una de las especulaciones que han ido surgiendo en estos días es: el doctor Vázquez si bien tiene mayoría parlamentaria propia según el resultado electoral, en la práctica va a encontrarse con más de una situación en la que va a requerir efectivamente el apoyo de blancos o eventualmente colorados para terminar sumando, porque se le van a escapar votos de diputados o senadores.
ER - Sí, es una especulación que se puede hacer. Yo creo que eso no se va a dar. Puede que haya algún punto... no se pueden anticipar todas las situaciones, más en un país donde el punto de partida es muy complicado, es complejo. No podemos anticipar todos los escenarios, creo que en líneas generales eso no se va a producir, pero aspiramos a que el acuerdo sea más amplio que nuestra propia base, y creo que lo vamos a lograr. Creo que lo vamos a lograr.
EC - En esta polémica no participan sólo los sectores del propio EP; hay varios sindicatos que están haciendo oír su voz y también están hablando bastante fuerte en estos días. Por ejemplo, en cuanto al impacto de la reforma del agua sobre las concesiones de servicios de agua y saneamiento, la Federación OSE salió a discrepar rotundamente con la opinión de Vázquez y Astori; en el caso de la telefonía celular Sutel se levantó contra la opinión de Astori de que en el gobierno del FA se respetarán los contratos; y la semana pasada incluso el sindicato de AFE salió al cruce de un anuncio que hizo Vázquez durante la gira en cuanto a que se retomarán los servicios ferroviarios a partir de concesiones a empresas privadas. Entonces, ¿qué importancia le asigna usted a este otro frente, el gremial?
ER - Los actores sindicales, empresariales y otros porque hay una pluralidad muy grande de actores en nuestra sociedad se van a manifestar, van a dar opiniones, a veces encontradas con el gobierno y a veces encontradas entre sí. Y esto es lo normal. El conflicto, la puja de intereses, los puntos de vista distintos no me preocupan, porque son parte de la diversidad de la sociedad y de la diversidad de puntos de vista. Me preocuparía que hubiera un gobierno sin capacidad para actuar, y a mi juicio no hay ningún indicio, absolutamente ningún indicio de que vamos a tener un gobierno débil. Vamos a tener un gobierno muy fuerte, y uno de los problemas es no tener arrogancia de gobierno... No vamos a tener arrogancia de gobierno, pero vamos a tener un gobierno fuerte.
EC - Usted dice que no hay ningún indicio que pueda preocupar en cuanto a cómo reacciona el gobierno frente a planteos como éstos de origen sindical. Sin embargo la historia del Frente en los últimos años ha sido que ha tendido a actuar a demanda de varios sindicatos. Por ejemplo, en todas estas instancias de recolección de firmas y votaciones tanto de referéndum como de plebiscitos constitucionales.
ER - No comparto esa opinión. Ha habido una historia que ha mostrado, por ejemplo, que hemos gobernado a veces de acuerdo y a veces en total desacuerdo con expresiones sindicales. Pero el gobierno ha seguido adelante, incluso con crisis muy fuertes en su vínculo con actores sindicales. O sea que la experiencia de gobierno ha sido contraria, no de seguidismo del planteo de sectores de actividad u organizados socialmente en un sentido u otro, sindical o de otro tipo, sino de cultura de gobierno. Yo le llamo cultura de gobierno a tener la capacidad de concretar un programa que uno defendió ante la opinión pública y un proyecto para un país o un departamento con el que se comprometió. Esto es cultura de gobierno, llevar adelante un programa con respaldo y responsabilidad.
A nivel de las demandas de los actores sociales es cierto, muchos sindicatos plantearon reivindicaciones con las cuales nosotros desde el punto de vista programático en términos generales estábamos de acuerdo, se concretaron en plebiscitos y referéndum que se llevaron adelante, hubo pronunciamientos favorables a la opinión pública o no, han sido una parte de la historia. Pero nosotros decidimos conscientemente asumirlos porque nos pareció que en esas circunstancias eran positivos para la situación que estaba planteada, entonces defendimos esas posturas. Y bueno, hubo resultados. Y hubo varias situaciones de empate, o sea que en realidad Uruguay no fue hacia delante ni hacia atrás, sino que quedó como paralizado, por ejemplo en relación con varias empresas públicas. Ahora tenemos la oportunidad de hacer transformaciones con mayoría, y las vamos a hacer en el caso de Ancap, en el caso de las empresas públicas en líneas generales, y esto va a ser muy benéfico para Uruguay porque vamos a poder salir del marasmo tecnológico en muchos aspectos en que hemos estado y nos vamos a proyectar en el mundo. Pero lo que no vamos a hacer es el seguidismo de las demandas de actores dispersos en la sociedad, sea cual sea su origen. Aquellas demandas que tengan justificación y la mayor parte la tiene, de empresarios o trabajadores, y que sean compatibles con el interés general, las vamos a llevar adelante de acuerdo con un plan de gobierno. Pero no vamos a poder dar respuesta a todas las inquietudes en el momento en que son planteadas, porque eso debe ser compatible con el interés general, con el estado de la economía, de la sociedad, y hay cosas que están primero y cosas que están después. Nuestro principal desafío lo vamos a tener a partir del 1 de marzo, que es ordenar la fila. ¿Qué quiere decir? Establecer las prioridades. Lo hemos dicho durante toda la campaña: primero están los que están peor, o sea los que están en situación de indigencia en Uruguay, eso es el plan de emergencia, eso posterga la respuesta a otras demandas. Esto va a ser una cosa que genera tensiones en la sociedad, creo que tenemos que asumirlo: va a haber tensiones.
EC - Pero las demandas no son necesariamente de aumento de salarios, de dinero o tal o cual beneficio en el bolsillo o en el poder adquisitivo del funcionario. Las demandas pueden ser como éstas que estamos viendo ahora: qué pasa con las concesiones de los servicios de agua potable y saneamiento, qué pasa con un contrato de interconexión con una empresa de telefonía celular, qué pasa con la revitalización del ferrocarril por la vía de la participación de privados. Ese tipo de planteos, que no entran necesariamente en una escala de urgencias entre sectores de la sociedad más o menos postergados.
ER - Claro, puede ser los distintos proyectos sobre el destino de algunas de las empresas públicas. Pero acá hay un programa aprobado, lo vamos a llevar adelante. ¿Eso qué quiere decir? Que en materia de telecomunicaciones queremos una empresa pública fuerte en un mercado no monopólico, salvo algunos aspectos referidos a la telefonía básica que están definidos desde el punto de vista de los marcos legales. Eso lo vamos a llevar adelante. Pero en el caso puntual de no sé qué empresa hay que ver el contrato y el marco jurídico; si ya hay pasos dados que desde el punto de vista legal implicaron que se concedieran determinados derechos, habrá que respetarlos. Hay que respetar los contratos, es una norma que vamos a tener muy en cuenta en todo el período, que creo que es la que les importa a los actores, si se respetan los contratos.
Este gobierno va a ser celoso en el respeto de los contratos. Que eso provoque algún desencuentro a veces con algunos compañeros nuestros o con algún sector... puede ser, pero lo importante es qué decisión se toma. Nosotros vamos a respetar los contratos y somos muy reacios a que haya disposiciones y normas generales que desestabilicen las situaciones. Uruguay ha tenido verdaderos traumas en su historia por esto, pero todos fueron producto de políticas económicas que generaron fricciones, y un día la fricción estalló, la burbuja de 1982 fue la de la tablita, la de 2002 terminó en el desastre que tuvimos. Eso llevó en varios casos a que hubiera leyes de refinanciación de esto, de lo otro, normas generales que resuelven mal casos particulares.
Ahora estamos en el caso por caso, respetamos los contratos y si alguien dice "esto hay que hacerlo de otra manera", miremos lo que dicen los acuerdos logrados, ¿está dentro del marco jurídico o fuera de él? Esta norma de conducta se va a aplicar rigurosamente, esto restableció ya la confianza de los inversores, porque acá parece que hubiera ruido, pero en realidad nadie que tenga peso en el mundo le da importancia, porque en estos días hay gestos de inversores que quieren venir o de capitales uruguayos que quieren retornar. Es el tema de credibilidad básica. Yo diría que estamos muy bien, hay algún ruido, algún desacomodo, como siempre en situaciones nuevas, todos somos en la vida personal y colectiva en el discurso favorables a la novedad y el cambio, pero cuando llega el cambio sentimos que se nos mueve un poco y eso provoca algún desacomodo, pero es lo normal. Eso después es sucedido por una situación de gobierno, hay responsables. El fichero se ordena de arriba hacia abajo.
EC - Claro, pero los ministros demoran.
ER - Sí, demoran unos días. Es lo normal, hay que hacer consultas. Un día de éstos desembarca nuestro compañero Tabaré Vázquez, que es quien tiene la iniciativa, y toma las decisiones, eso permite ordenar los equipos y se va a dar. Lo que pasa es que coincidieron dos tiempos, esto genera un poquito de ruido, pero que se tenga en cuenta que esto es así, y es que estamos en un tiempo también electoral, porque viene mayo y el calendario indica que hay que resolver en diciembre el tema de las candidaturas en las intendencias. Cambiamos de golpe las reglas, en más de un departamento va a haber varios candidatos; esto también provoca desacomodos, pero es el tiempo de estas decisiones. Y por otro lado es el tiempo del cambio de gobierno y de formar los nuevos equipos. Entonces a veces una cosa perturba un poco la otra, pero no me parece que haya nada que sea extremadamente trascendente. Es así, la vida es así.
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EC - Recién hemos empezado a discutir el tema. Están pendientes decisiones en cuanto a cómo va a funcionar orgánicamente el EP en el futuro.
ER - Ésa es otra de las novedades.
EC - Existen el FA, el EP, la NM, da la sensación de que hay que emprolijar la orgánica, como suele decirse en la jerga. También hay que tener claro, por ejemplo, qué tipo de papeles van a poder seguir jugando en sus respectivos grupos quienes sean designados ministros, si un ministro puede seguir siendo el líder de un sector o no.
ER - Tengo una opinión sobre eso: que no.
EC - Que no.
ER - El problema cuando hay situaciones nuevas es que hay que pensar mucho más rápidamente que la evolución de las situaciones, si no se hace uno se queda atrás. Hay que pensar toda la organización política, tenemos una organización cuya ingeniería debe cambiar. La identidad quedó confirmada mil a uno: es el rojo, azul y blanco del FA, pero la superposición de muchas estructuras no es sostenible en el largo plazo; después de mayo esto se va a simplificar y modificar.
EC - Y en cuanto a los ministros...
ER - Yo soy partidario y he emitido mi opinión en varias ocasiones de que no es conveniente ocupar cargos partidarios y asumir responsabilidades en el Poder Ejecutivo u otros ámbitos por el conjunto.
EC - ¿Por qué?
ER - No digo sólo en el Poder Ejecutivo, también en otros ámbitos: si se ocupan determinados lugares de roles para el conjunto no es conveniente mantener los roles en materia sectorial porque una cosa de alguna manera genera problemas para el funcionamiento de la otra. Entonces si uno es presidente de una fuerza política y pasa a ocupar un cargo en un ministerio u otro lugar de desempeño común sería conveniente que deje una cosa y asumir sólo la otra. En la Vertiente lo hemos discutido y tenemos una fuerte convicción.
EC - Hay unos cuantos temas más para seguir conversando con usted y otros dirigentes del Frente en los próximos días en la medida que se vaya construyendo esa cultura de gobierno de la que usted hablaba.
ER - Es una cosa hermosa esto de la cultura de gobierno, no sólo la cultura de oposición, sino la cultura de poder hacer cosas.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Caterina Notargiovanni