Entrevistas

"Tregua" Vázquez-Kirchner, una visión desde Argentina

El columnista político del diario Clarín, Eduardo van der Kooy, opinó que "Argentina no puede dejar pasar mucho más de hoy o mañana para dar una respuesta satisfactoria a Uruguay sobre el tema de los cortes de ruta". De lo contrario, afirmó, pondría a Tabaré Vázquez, en una "situación absolutamente incómoda".

(Emitido a las 8.25)

EMILIANO COTELO:
Recordemos cómo presentaba el presidente Tabaré Vázquez el sábado de mañana las conclusiones a las que se había llegado en esas conversaciones con su colega Néstor Kirchner. Así hablaba en el hotel Sheraton de Santiago.

(Audio)

"TABARÉ VÁZQUEZ:
Luego de una conversación y un análisis de la situación que están viviendo nuestros dos países y nuestros dos pueblos hermanos, hemos resuelto en conjunto solicitar, pedir un gesto a las empresas que están construyendo las plantas de producción de pasta de celulosa y a los ciudadanos argentinos que están cortando los puentes que unen a los dos países que las primeras detengan por un tiempo, máximo, máximo de 90 días la construcción de las plantas y que inmediatamente se levanten los cortes de los puentes a efectos de que nos podamos reunir a negociar entre ambos presidentes una solución definitiva para el tema."

(Fin del audio)

EC - "Llegó la tregua, falta la solución". Así tituló ayer su habitual columna de los domingos el periodista Eduardo van der Kooy en el diario Clarín, de Buenos Aires. Justamente, con él estamos en contacto en este momento.

***

Van der Kooy, hay un primer punto a considerar, que es cómo denominamos el resultado de estos contactos Kirchner-Vázquez en Santiago: acuerdo, preacuerdo... Usted prefiere utilizar el término tregua.

EDUARDO VAN DER KOOY:
Se supone que el acuerdo será la etapa posterior, creo que lo que ha habido es la idea de poder distender la situación bilateral. Ha habido la intención, porque en verdad lo que han hablado los presidentes el sábado todavía se tiene que concretar, tanto del lado argentino, con el desbloqueo del puente internacional y de las rutas que comunican con Uruguay, como del lado uruguayo, donde en principio lo que dijo el presidente Tabaré Vázquez fue que se les pedía un gesto a las empresas para hacer una suspensión por 90 días y permitir de esa manera las negociaciones definitivas. Lo concreto es que es cierto, recién ha pasado un día y pico de ese acuerdo, pero todavía no hay señales de hecho consumadas de ninguna de las dos partes, se supone que hoy podría haber, a última hora, alguna definición de los manifestantes que tienen bloqueado el acceso a Gualeguaychú.

EC - ¿Cómo ve usted los términos de ese preacuerdo? Sobre todo poniendo el foco en este aspecto: a las empresas uruguayas que vienen llevando adelante la construcción de las plantas de celulosa el gobierno, según ha dicho reiteradamente el presidente Vázquez, no puede obligarlas a suspender las obras, están desarrollando una actividad legal, cumpliendo con las disposiciones vigentes en nuestro país, quizás por eso se opta por una solicitud de detención temporal de la obras. Pero del lado argentino se está cumpliendo una medida, la del bloqueo de los puentes, absolutamente ilegal, no sólo –creo– con respecto al marco normativo argentino, sino también una medida que afecta la circulación entre dos países del Mercosur y por lo tanto atenta contra el tratado vigente entre los dos países. Entonces, ¿cómo es que el presidente, o los presidentes, a los piqueteros de Entre Ríos les solicitan que levanten el bloqueo?

E van der K - En todo este tiempo, al margen de otras consideraciones de índole política que tienen que ver con las políticas internas de los dos países, ha habido dos discursos claramente diferenciados. Usted marca bien lo de los bloqueos en las rutas, pero también hay que convenir –y esto es materia de "comprensión" sólo para nosotros los argentinos, porque lo que puedo decir no implica de ningún modo una justificación– que el bloqueo de rutas, de calles y de lugares es una cultura argentina pos gran crisis 2001, y es tan ilegal bloquear una ruta de comunicación con otro país como impedir el libre tránsito de los ciudadanos dentro del propio país. Constitucionalmente en Argentina también está garantizado el libre tránsito y sin embargo esto no ocurre en muchas ocasiones desde que pasó en Argentina la gran crisis. Es decir, hay que comprender también que dentro de la ilegalidad –yo comparto eso– esto forma parte de un hábito incorporado luego de la gran crisis política en Argentina.

Lo que ocurre es que el conflicto siempre se ha planteado desde dos miradas distintas, eso quedó muy claro tanto en la carta que envió en su momento el presidente Tabaré, que el presidente Kirchner nunca respondió, como en las contrarréplicas que hacían permanentemente los funcionarios argentinos. Es decir, hay un conflicto, para Uruguay el conflicto es el bloqueo de las rutas y para Argentina es la instalación de las papeleras. Hasta el sábado, cuando se intentó una síntesis, era imposible decir: "está bien, hay un problema de aislamiento o intenciones de aislamiento por el bloqueo de una ruta", pero esa medida de fuerza está orientada en verdad por una decisión del gobierno de Uruguay de instalar unas papeleras que suponemos van a tener un efecto ambiental muy nocivo para una ciudad turística como Gualeguaychú. Esos son los términos.

EC - Claro, pero desde acá se entiende –y los dirigentes de la oposición, blancos y colorados, han sido muy duros en el análisis del fin de semana– que lo que el presidente Vázquez convalidó al hacer este preacuerdo con Kirchner es la equiparación de una medida "ilegal" y "patotera" –esos son los términos que se emplean– con un curso de acción, el de las plantas de celulosa, completamente legal y lícito. ¿Qué dice usted de eso? Porque la contaminación en todo caso es una posibilidad, una eventualidad, no es algo concreto hoy, en cambio los piquetes y los bloqueos son algo concreto desde hace semanas y semanas.

E van der K - A ver si logramos ponernos en un papel neutral, es difícil...

EC - Eso está muy bravo.

E van der K - Lo cierto es que más allá de lo que dice la oposición uruguaya –y más allá de que yo tengo mi consideración, que puede ser acertada o no, sobre esos movimientos que hizo el presidente Tabaré con la oposición–, se mira el conflicto desde dos lugares distintos. Yo no niego –y es difícil negar desde la posición uruguaya– que el bloqueo de rutas es una actitud de prepotencia y no tiene ningún amparo legal, pero parado de este lado digo que según Argentina –y yo estoy siempre reiterando argumentos que expresa el gobierno– a nosotros se nos pretende instalar una papelera con posibilidades de contaminación cuyo trámite fue violatorio de un tratado internacional.

EC - Allí estaría la posible equiparación de las dos situaciones.

E van der K - Es difícil decir "la razón está de un solo lado", me parece que está repartida. Yo, como siempre, creo –como si esto fuera un matrimonio– que en un conflicto de este tipo no hay un solo responsable. Podrá haber un responsable mayor (pero) acá se han cometido errores de ambos lados. El gobierno argentino nunca –y quizás debido a que la atención estuvo puesta a partir de 2001 en otras cuestiones, un poco en la cuestión de la casi subsistencia política– le prestó la debida atención al proceso que tenía el tema de las papeleras en Uruguay, ya no digo el proceso cercano sino lo que fue todo el trámite parlamentario, etcétera.

EC - ¿Y del lado uruguayo?

E van der K - Por la información que uno tiene –que creo que en Uruguay se ha publicado–, la posición que tenían el presidente Tabaré y el Frente Amplio cuando estaban  en la oposición era una y cuando hoy cuando son gobierno es otra, algo que es perfectamente razonable y ocurre acá y en cualquier lugar del planeta.

EC - Volviendo al acuerdo del sábado, ¿usted puede evaluar quién ganó y quién perdió? Mucha gente acá tiene la impresión de que fuimos nosotros los que cedimos demasiado. ¿Qué impresión tiene usted?

E van der K - Acá hay dos cosas... Yo suelo ser un veraneante de las costas uruguayas...

EC - Así que anda a menudo por acá y conversa con la gente de Uruguay.

E van der K - Estuve en enero y no en los lugares más frecuentados por argentinos.

EC - ¿Qué zona elige usted?

E van der K - Estuve en La Paloma. Y la verdad es que uno tenía la sensación, y tuve la percepción hablando con mucha gente, de que verdaderamente el tema de las papeleras ha entrado muy profundamente en la opinión pública en Uruguay, me parece que se ha transformado verdaderamente en una causa nacional. En Argentina esto no ocurre, es un tema que tiene ciertos niveles de discusión en la opinión pública, que está muy metido en la zona, en Entre Ríos, particularmente en Gualeguaychú, pero como somos los argentinos, aquel que no está comprometido directamente lo mira un poquito más a la distancia, sin tanto compromiso.

En cuanto a esta valoración de si alguien gana y alguien pierde, puede ser que en la coyuntura uno haya cedido más que el otro; opinaría igual si los términos estuviesen invertidos. Pensar que Argentina y Uruguay pueden mantener una situación de conflicto permanente por las papeleras o por lo que sea es absolutamente inaceptable en términos bilaterales y regionales.

EC - En definitiva usted dice que algo había que hacer ya porque esto había crecido demasiado y quizás la solución no sea perfecta, pero...

E van der K - Yo también creo –y lo estaba conversando ayer con alguna gente vinculada con la toma de decisiones– que Argentina no puede dejar pasar mucho más de hoy o mañana para dar una respuesta satisfactoria a Uruguay sobre el tema de los cortes de ruta.

EC - Claro, ese es el punto crítico.

E van der K - Va a ocurrir que si el gobierno no se preocupa por esto, más allá de las dificultades que tiene... Que las tiene, esto también hay que comprenderlo, al gobierno no le va a resultar ni fácil ni gratuito en términos políticos terminar con los piquetes en las rutas; uno podrá decir que ellos son responsables, lo son, no hay ninguna duda de que lo son porque se les dio una cuerda excesiva, se estuvo muchísimo tiempo sin iniciativa política para tratar de aflojar o desarticular esos piquetes, y estas cosas son así, una vez que se instalan y tienen vida propia, después cuesta más desarticularlas. Pero una vez celebrado el acuerdo, indudablemente, la primera respuesta, la más contundente y la más rápida tiene que ser la del gobierno argentino, porque si no lo va a poner –y uno ya vio la reacción de la oposición ayer– al presidente Tabaré en una situación absolutamente incómoda.

EC - Sí, aquí se resquebrajó la unidad política de todo el espectro que estaba detrás del presidente en el manejo de esta cuestión.

Allí iba con mi última pregunta: que las empresas Botnia y Ence suspendan las obras es algo bastante factible, se verá en estas horas, pero parece que ya hay disposición manifestada en contactos preliminares que hubo con ellas. Pero los piqueteros son absolutamente imprevisibles, como ya sabemos, y en especial los de Entre Ríos. ¿Qué pasa si dicen que no? ¿Qué hace el gobierno argentino?

E van der K - El gobierno argentino deberá, aun a costa de asumir riesgos, hacer lo que ha hecho en situaciones excepcionales y contadas, que es proceder al desalojo del paso fronterizo. No quedan muchas alternativas.

EC - ¿Estará dispuesto?

E van der K - Si no está dispuesto pasará a ser responsable directo del fracaso del acuerdo, esto es así. Uno puede comprender que es difícil la situación, que esta gente hace mucho tiempo que está instalada en el puente, pero todo tiene un límite. Había una situación de indefinición con dos presidentes que jugaban al oficio mudo, pero se acabó, se reunieron, dijeron esto por un lado y esto por otro, y ahora hay que cumplirlo. Dentro de la devaluación con que uno mira la política me parece que tiene códigos mínimos a ser respetados. Un código mínimo a ser respetado es tomar una decisión para cumplir un pacto que se celebró hace 48 horas.

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Edición: Mauricio Erramuspe