Entrevistas

Arq. Mariana Mandressi: restauración del Hotel Carrasco requirió un equilibrio entre aspecto clásico e instalaciones contemporáneas

Arq. Mariana Mandressi: restauración del Hotel Carrasco requirió un equilibrio entre aspecto clásico e instalaciones contemporáneas

Desde su inauguración el jueves pasado, el Hotel Carrasco volvió a mostrarse en todo su esplendor, ahora convertido en un cinco estrellas de la cadena Sofitel. En una nueva edición de En Perspectiva En Movimiento desde la Tea Gallery del Sofitel Montevideo Casino Carrasco y Spa, la arquitecta Mariana Mandressi, asesora en la restauración del Hotel Carrasco, explicó cuáles fueron las líneas de acción adoptadas para el proyecto. "Todo el proceso fue muy consensuado", aseguró, refiriéndose al intercambio "fluido" que hubo entre los actores implicados. Destacó que la restauración estuvo regida por las normas internacionales para la intervención de monumentos históricos y explicó que el criterio para su "lectura" fue que a distancia se respetara el aspecto clásico pero que en la proximidad se reconociera la "adición contemporánea". Agregó que, cumpliendo las exigencias de la firma Sofitel, se debió agregar "una serie de acondicionamientos" necesarios para un hotel "de esta época".


(emitido a las 9.05 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Es un viejo vecino ilustre de Carrasco, pero desde hace 25 años venía barranca abajo, sumido en la decadencia y el abandono. A todos nos tenía muy tristes ese deterioro, por eso es toda una satisfacción venir a visitarlo hoy y encontrar que, pese a sus 92 años, luce de nuevo todo su esplendor.

La semana pasada se inauguró el Sofitel Montevideo Casino Carrasco & Spa, un complejo cinco estrellas que surge de la restauración y actualización del viejo Hotel Carrasco, aquel que fuera construido a comienzos del siglo pasado.

Con Rosario tuvimos el gusto de participar en la fiesta de apertura, ya algo les contamos al día siguiente, pero hoy hemos vuelto al Hotel Carrasco y estamos instalados en lo que se llama Tea Gallery, una ubicación magnífica, que en la última etapa del hotel se había perdido.

ROSARIO CASTELLANOS:
Al menos yo no la conocí. Debo aclarar además que ni tú ni yo conocimos el hotel en su esplendor, ya lo conocimos absolutamente decadente, si es que alguna vez habíamos entrado. Por lo tanto yo ni siquiera puedo compararlo con lo que fue en su primer momento, pero me lo imagino, creo que lo que estaba en pie daba cuenta de aquella grandeza.

EC - En esta galería, a pocos metros de la entrada principal, es donde se va a servir el té: sobre la rambla y mirando al Río de la Plata. Lo cierto es que entre ayer y hoy hemos podido recorrer el edificio en condiciones diferentes de las del día de la apertura, sin aquella multitud de la primera noche, con las instalaciones funcionando normalmente como hotel y como casino.

Rosario, para empezar, ¿qué podemos decir?

RC - Podemos decir las cosas que fuimos descubriendo. Lo primero que planteamos fue esta galería, que es como el lugar de acceso anterior al lobby, que es clásico de todos los edificios de hotel de esa época, es donde se sentaba la gente, más tratándose de un hotel de balneario, como originalmente fue este, para ver el mar. Y allí ingresamos al lobby, que tampoco conocimos como tal. Creo que era un salón realmente espectacular, y el resultado da cuenta de ello, es una gran superficie que recibe al visitante.

Luego pasamos a una especie de gran corredor, que es el que utiliza el resto del piso noble para la conexión con los restantes servicios que se brindan. Tenemos a la derecha un gran salón comedor, a la izquierda el bar –ambos van a tener su servicio independiente a la persona que está alojada en el hotel– y hacia el fondo, ya sobre la calle Rostand, el salón de fiestas, el salón de eventos, el "salón oval", como lo llamaban, todo ello en un estado de recuperación de su grandilocuencia, el elemento más decorado de toda la arquitectura.

En el subsuelo tenemos lo que originalmente era un piso absolutamente de servicios, que hoy por hoy está utilizado a los efectos de agregar uno de los servicios que aquel hotel no tenía: el spa, la sala de musculación, las piscinas. Tenemos una piscina que se parte en dos, una interior vinculada al spa y otra que luego continúa hacia la parte de la fachada que da más hacia Carrasco, hacia el exterior, por ahora bastante vinculado al espacio exterior, porque este hotel no lo preveía, pero va a tener un seto, así que seguramente va a asegurar la privacidad de ese ambiente para tomar sol.

Luego, también ingresando desde Rostand al subsuelo, está el ingreso al casino, otra novedad agregada como espacio que se ubica delante de esa gran terraza frontal, ahora plaza (era terraza originalmente), donde está el acceso desde la rambla por una gran rampa; esa plaza elevada viene a ser el techo de ese casino. El casino no tiene vista, como no la tiene ninguno de ellos, y se ha ubicado en una jugada bien interesante de esta propuesta nueva del hotel.

Y luego las cuatro o cinco plantas de habitaciones.

EC - Pero si miramos hacia abajo de donde estamos en este momento, te olvidaste de mencionar por ejemplo el estacionamiento. La superficie edificada del hotel creció mucho y buena parte de ella está escondida.

RC - Con una propuesta que además era parte del desafío, porque debajo del hotel hay agua a muy escasa distancia. Se hizo una gran caja de muros de contención que aseguraban poder ir hacia abajo sin encontrar agua e instalar el estacionamiento, que tampoco tenía este hotel, al que seguramente no se llegaba en auto cuando se inauguró en 1921.

EC - ¿Y en cuanto al aspecto del hotel, una consideración global?

RC - Yo ya he expresado mi admiración, creo que el hotel ha recuperado los mejores aspectos de su arquitectura, tanto en lo exterior como en lo interior, para lo cual ha tenido que revertir algunas situaciones. Ha perdido algunos agregados nefastos que se le habían hecho, muy bastardeados por cierto en sucesivas ampliaciones, como aquel cuerpo que se le colocó al frente hacia la rambla sobre la terraza, que creo que era el ambiente del casino, y por otro lado a las dos torres circulares (no la torreta) se les sacó un nivel para lucir la altura de la torreta. Por supuesto, más de uno va a objetar algunas cosas que se le agregaron sobre la azotea a los efectos de ponerlo a punto en lo que tiene que ver con las tecnologías y equipamientos necesarios para que este hotel hoy tenga las comodidades que se le exigen a un cinco estrellas.

EC - Con nosotros se encuentra la arquitecta Mariana Mandressi, máster en Conservación y Restauración del Patrimonio Arquitectónico y Urbano por la Universidad Politécnica de Madrid, asesora en esta restauración contratada por la empresa Carrasco Nobile, la concesionaria del Hotel Carrasco. Trabajó desde el inicio mismo en el proyecto, en el año 2009.

MARIANA MANDRESSI:
Exactamente, en el 2009 me convocó Carrasco Nobile, en primera instancia para hacer todo el estudio previo, que culminó en el proyecto de restauración. Este fue presentado a la Comisión de Patrimonio, que lo aprobó, y luego seguí en la supervisión de las obras de restauración.

EC - ¿Habías intervenido en proyectos de este tipo antes?

MM - No en proyectos de esta envergadura, pero sí en proyectos de intervención en el patrimonio acá en Uruguay en lo que es hoy la sede del BID [Banco Interamericano de Desarrollo], lo que era el viejo Hotel Colón o Palacio Gandós, en la Ciudad Vieja, en los años 2003 y 2004.

EC - Acá cerca, en el Río de la Plata, Buenos Aires es una ciudad donde se han llevado adelante varios proyectos de estas características.

MM - Exactamente. Tenemos Buenos Aires como el lugar más próximo donde hay abundantes ejemplos de intervención de esta naturaleza.

RC - En la comparación con algunos de los emblemáticos edificios de Buenos Aires se ha dicho que esto es comparable con la restauración del Colón, pero aquello fue un teatro que siguió siendo un teatro. Me gustaría hablar de lo que significó para ti el desafío de transformar un edificio que por un lado es patrimonio histórico y por otro lado es una empresa comercial que pretende hacer funcionar un hotel cinco estrellas con las condiciones que no tenía originalmente, y en lo que por supuesto hay una serie de intereses que pueden haber estado encontrados. ¿Cómo te manejaste en esos tironeos, en cuanto a lo que significó como desafío, para contemplar unos y otros intereses?

MM - No fueron tironeos en particular, todo el proceso fue muy consensuado, tuvimos un apoyo muy importante del estudio de arquitectos IAG, que es el responsable del proyecto arquitectónico de renovación del hotel, que confió en nuestra propuesta para intervenir en la parte de restauración. También tuvimos un apoyo constante del concesionario, es decir, libertad en todo lo que tenía que ver con nuestra propuesta, con la metodología que presentamos y con la visión que teníamos de cómo se debía intervenir. Hubo también un intercambio muy fluido con la Comisión de Patrimonio y con la Intendencia de Montevideo.

RC - Que sigue siendo la propietaria del bien.

MM - Que sigue siendo la propietaria del bien, y que por medio de la Comisión Especial Permanente de Carrasco y Punta Gorda tuvo una intervención permanente, fluida y de intercambio de opiniones y criterios.

RC - De cualquier modo, tú planteaste que habían tenido que consensuar o que estuvieron de acuerdo en lo que tú entendías como líneas de acción. ¿Cuáles fueron esas líneas de acción?

MM - Las líneas de acción son en primer lugar las que marcan los documentos internacionales al respecto para cualquier intervención en un monumento histórico. En líneas generales: el carácter de autenticidad en la intervención, de legibilidad de las adiciones o de las modificaciones que uno hace, de reversibilidad de la intervención en lo que sea posible. Esto está pautado por documentos internacionales desde la Carta de Venecia, la Carta de Restauro, que indican una serie de pautas y criterios que se tienen que tener en cuenta.

RC - Y aplicados al hotel concretamente, ¿qué ejemplos puedes mencionar de cada una de las tres líneas que planteaste?

MM - Por ejemplo, los ornamentos premoldeados que se repusieron en el exterior, que fueron miles, cientos.

EC - ¿Qué son "ornamentos premoldeados"?

MM - Por ejemplo, acá podemos ver los capiteles de las columnas, elementos decorativos de los balcones, de las cornisas. Los elementos nuevos, las reposiciones, se dejan marcados.

RC - ¿Cómo?

MM - Se dejan marcados en la pieza con una inscripción. Por ejemplo, en nuestro caso, como la empresa de exteriores era Rol Ingeniería, de Argentina, se marcaba R011 o R012, según el año en el que se hacía la reposición.

EC - ¿El aspecto es igual al de las piezas originales? ¿Cuando uno mira el conjunto se nota? ¿Cuál fue el criterio?

MM - El criterio es que la lectura a distancia tiene que ser unitaria, homogénea, pero en la proximidad se debe reconocer la adición contemporánea. Si tú mirás con atención es muy probable que distingas las piezas nuevas de las piezas antes existentes. En los revoques es lo mismo.

EC - Había alguna otra duda a propósito de la terminación de los revoques, la pintura, etcétera.

RC - Sí, lo vemos. Esta pared, que es interior, no es pareja, no es exactamente lo que uno piensa de un revoque recién terminado. ¿Cómo se trabajó sobre una superficie como esta?

MM - Es una superficie interior que estaba absolutamente tapada por muchas capas de pintura. Lo que se hizo fue un decapado mecánico de la superficie, se sacaron las capas de pintura con distintos instrumentos hasta llegar al acabado original. A partir de ahí lo que era necesario consolidar se consolidó, las partes grandes faltantes se repusieron y posteriormente se aplicó un acabado de protección basado en ceras naturales: cera de carnauba, cera de abeja, una mezcla de ceras diluidas en trementina en un proceso especial.

RC - En este caso estás hablando de la primera regla, que lo que se agregara nuevo pero imitando lo anterior de alguna forma fuera documentado. Pero además hay cosas que son francamente agregados contemporáneos, como la marquesina (que muchos discuten) o el equipamiento que está en la azotea.

MM - Sí, como toda obra de arquitectura, siempre es discutible. Me imagino que fue discutible cuando se hizo el hotel en 1921. Es cierto que es una intervención contemporánea, para que el hotel funcione en esta época necesita una serie de acondicionamientos, de instalaciones, que la marca Sofitel además exige que sean de primer nivel. Es impensable un hotel en el 2013 sin aire acondicionado, sin calefacción, sin detectores de humo, sin instalaciones de audio, sin las instalaciones que requieren los tiempos de hoy.

EC - Eso explica todo este cielorraso que tenemos en la Tea Gallery, que evidentemente no es el original, que está bien separado y destacado con respecto a las molduras. Incluso el techo original está desplazado hacia abajo, es en otro color, más blanco. Allí están ubicadas todas esas tecnologías que mencionabas: la luz, el aire acondicionado, los sensores de humo, los sistemas de agua para el caso de incendio, etcétera. Ese es un buen ejemplo.

MM - Sí, es un muy buen ejemplo. Aquí se intentó separar la intervención contemporánea de los muros y de las molduras históricas. Por eso se generó esa garganta que separa una cosa de la otra, e incluso se profundiza con esa iluminación indirecta que ilumina todas las molduras, y el plano de cielorraso nuevo simplemente aparece como algo minimizado.

EC - En esta misma materia llega una de las preguntas de los oyentes. Carlos, que además es carpintero, pregunta por qué las ventanas no son de madera como las originales, "la madera da otra calidez, y a ese edificio mucho más".

MM - Ese fue un punto que se discutió mucho al principio, en la etapa del proyecto de restauración. Lo cierto es que las exigencias del control acústico y térmico necesario para las habitaciones impedían conservar las hojas de la carpintería original, porque no cumplían con ninguna de las normas que exigía Sofitel.

EC - Hay mucha carpintería original en el interior del hotel.

MM - En el interior se conservaron las carpinterías originales. No pudo hacerse hacia el exterior por un tema de aislación acústica y térmica. Lo que sí se conservó, a pesar de que no se ve, son los marcos originales de madera. Los marcos de todas las aberturas exteriores de todas las habitaciones se conservaron, sobre todo para evitar lo que habría sido una "carnicería" de todas las mochetas, de todos los muros perimetrales a esa carpintería.

EC - Por lo que tengo entendido, ese es un criterio que se sigue en todo el mundo en este tipo de restauraciones y actualizaciones. Acá en el Teatro Solís ocurrió otro tanto, las aberturas exteriores no son las originales. Pasa en hoteles, en teatros de otros países, es casi obligatorio. De todos modos, el aspecto de lejos no es chocante, se asimila a lo que era el aspecto original.

MM - Se asimila porque lo importante, que es la conservación en este caso de la lectura de vanos y llenos, del ritmo, de la composición de fachada, permanece inalterada, lo único que hay es un cambio de materialidad.

***

EC – Respecto al caso de los techos del bar y del restaurante, teóricamente tendrían que haber sido iguales, en el original eran iguales; el plafón que estaba ubicado en el centro del techo en el caso del bar existe, en el caso del restaurante no, se sustituyó por otro tipo de luminaria. ¿Cómo es eso?

MM - En el caso del bar los vitrales existían desde la concepción original del hotel. En lo que hoy es el restaurante, que era la sala de juegos, el casino en el hotel original, nunca existieron vitrales, el plafón era únicamente yesería. Hay quizás una confusión en eso, en principio. Además, creemos que tampoco era necesaria tanta iluminación natural, porque era una sala de juegos. Entonces en ese salón nunca existió.

Pero tampoco conocimos la yesería original, porque había sido totalmente desmantelada en la intervención de los años 2001 y 2002, lo único que quedaba era la perfilería, que nos permitió imaginar y luego comprobar en las fotos determinada geometría del diseño de la cual se hizo una abstracción, que es lo que vemos hoy. Es una abstracción de la yesería original.

RC - Tengo entendido que Sofitel también impone una cantidad de condiciones, sobre todo cuando pretende que este sea uno de sus mejores hoteles en el mundo. ¿Cuáles fueron esas condiciones de Sofitel en cuanto al equipamiento interior, en cuanto a las calidades que debía agregar el hotel para estar dentro de esa categoría?

MM - Es cierto que las exigencias de Sofitel son de alto estándar. Eran de todo tipo: de control de ruidos, control de aislación térmica y también del equipamiento interior. Yo no participé en el diseño de interiores, fueron una diseñadora francesa y un arquitecto argentino, Francisco López Bustos, siempre en comunicación con la empresa Sofitel.

RC - Tengo entendido que hasta en la elección de determinados materiales Sofitel proponía cosas que no sé en qué medida se encontraron aquí en el Uruguay –tanto mano de obra como tipo de materiales– y en qué medida hubo que salir a buscarlos afuera.

MM - Supongo que muchas cosas hubo que salir a buscarlas afuera, como ocurrió en la restauración. Algunas cosas que se propusieron se lograron revertir, afortunadamente.

EC - ¿Por ejemplo?

MM - Por ejemplo en el lobby, que era el antiguo salón comedor del hotel, la propuesta implicaba colores plateados, cuando en todos los análisis que se hicieron se verificó que la mayoría de las decoraciones, de los ornamentos, eran dorados a la hoja. Ahí hubo también un proceso de negociación y a la larga logramos obtener el apoyo incluso del concesionario para llevar adelante la restauración como nos indicaba el edificio.

EC - Una última pregunta de la audiencia. Miriam de Carrasco pregunta por "la gran terraza que daba a la rambla, a la que se salía cuando ibas a una fiesta. ¿Qué pasó con ella?".

MM - Esa terraza ya había sido modificada. En los años 1930 el hotel amplió su salón comedor. Esta Tea Gallery, como se llama ahora, era la galería del salón comedor, que es el lobby. Esto necesitó ampliarse y se hizo hacia la playa, que era la ampliación del salón comedor.

Después el casino fue ganando espacio en el hotel y ocupó tanto esta Tea Gallery como la ampliación de lo que fue el salón comedor. Lo que nosotros hicimos fue revertir esa situación y volver atrás eliminando esa adición de los años 1930, como también se eliminaron los cuerpos que se habían sumado en los hemiciclos del oeste y del este en la intervención del 2001 y 2002.

***

EC - Continuamos en En Perspectiva, instalados en la Tea Gallery del nuevo Sofitel Montevideo Casino Carrasco & Spa o, si prefieren, el nuevo Hotel Carrasco, el Hotel Carrasco restaurado y aggiornado que acaba de inaugurarse, que desde la semana pasada forma parte otra vez del patrimonio de los montevideanos y fortalece la infraestructura de servicios turísticos, dando un salto alto hacia arriba en materia de calidad.

Estamos viendo con nuestros propios ojos cómo funciona esto, charlando con la arquitecta Mariana Mandressi, que tuvo a cargo del trabajo de restauración, pero estamos también con los integrantes de la Tertulia de los Viernes.

Saludos para los integrantes de la mesa: Mauricio Rosencof, Matilde Rodríguez Larreta, Carlos Maggi y Juan Grompone.

Empecemos con rápidas primeras impresiones de ustedes ahora que han visto el hotel con calma y con tiempo.

CARLOS MAGGI:
Yo había estado en la obra hace unos cuantos meses y lo encontré bastante cambiado. La terminación final es la más espectacular. La reconstrucción es buena, a mi entender, fiel, lo que no quiere decir que el origen sea absolutamente hermoso. Los hoteles siempre son un poco recargados, y este tiene oro por todos lados. Pero en el lugar donde se juega es lógico que se hable de oro. La impresión general, lo que importa, es que es un pedazo del 900 incrustado de nuevo en la ciudad, traído a nuevo y metido aquí. Es una cosa espectacular en el tiempo, la recuperación de una cosa muy hermosa.

EC - Vamos a volver sobre eso.

MATILDE RODRÍGUEZ LARRETA:
Yo estoy encantada, tenemos que felicitarnos todos por que se haya podido hacer. Miro esta foto divina del hotel prendido, pienso en cualquier turista que entra, que viene del este y lo primero que ve de Montevideo es esta joya. Creo que se ha hecho una obra maravillosa, creo que el Uruguay y Montevideo se merecen este hotel divino que fue hecho con tanto cuidado y buen gusto en su momento, que representa una época también, y cuya restauración hizo eso, conservar los valores de esa época. Me parece divino.

Tendría alguna pregunta que hacer, porque yo no conocí la famosa terraza adonde se iba a bailar, la conocí por mentas de la generación de mi madre. Pero sí recuerdo en los años 60 alguna recalada viniendo de un baile del este a las seis de la mañana en lo que todavía quedaba de aquella terraza. No sé cuál es, me desorienté.

EC - Mariana comentaba eso, fue un agregado, no estaba en el original.

MM - Había una terraza en el original, que después fue casi eliminada por la ampliación del salón comedor. Y cada vez fue quedando más chica, porque después, cuando el casino se muda a esa ampliación, también el casino se amplía, entonces al final ya no quedaba nada de la terraza.

MRL - ¿Qué es lo que yo recuerdo, entonces, del año 60?

MM - Era una terraza menor, pero no la gran terraza original del hotel.

MAURICIO ROSENCOF:
Matilde, vos podés dar testimonio del mundo exterior de este magnífico hotel, porque ha mejorado notablemente lo que hoy se llama conectividad, el 104 te deja en la puerta. ¿Es verdad o no es verdad?

MRL - Es verdad, vine como Francisco I en colectivo, en el 104.

EC - Te sumaste a la filosofía del nuevo papa.

MRL - Sí, señor.

JUAN GROMPONE:
Yo soy viejo cliente de la cadena Sofitel. En particular cuando iba a Estados Unidos, los hoteles en Estados Unidos son muy eficientes pero horribles, de modo que sistemáticamente, si había un Sofitel en la ciudad adonde iba, iba ahí, porque era otra cosa.

EC - Van a grabar esto y lo van a usar para las promociones.

MR - Está arreglado previamente.

JG - Incluso en algunos hoteles Sofitel de Estados Unidos a uno lo despedían con una baguette, porque la baguette era una cosa exótica en Estados Unidos. También he estado en los Sofitel en Europa por seguir esa tradición. De modo que me siento muy contento de que Uruguay tenga un hotel Sofitel, y un hotel Sofitel de gran categoría. Esa es la primera cosa.

La segunda cosa es que me saqué el gusto de visitar el casino y no perder nada, eso es una experiencia interesante. Pero la más interesante de todas y en la que tenía todas mis expectativas de madrugar a las ocho de la mañana era ver el menú del restaurante. Ya lo estuve mirando e incluso elegí, tengo mi menú elegido para el día que haga mi reserva y venga a cenar.

EC - En la tertulia hemos ido conociendo esta faceta de Juan que creo que mucha gente directamente ignora: Juan es un gourmet, y no solo eso, él en sí mismo es un cocinero.

JG - Sí, me encanta cocinar. Pero más bien soy de lo opuesto.

MRL - Le gusta comer.

JG - Me gusta la comida italiana. Pero igual acepto un menú francés de buena calidad.

MR - Fijate qué sutileza, porque al principio estábamos invitados todos, y ahora "voy a reservar para venir", hizo una puntualización. Quedamos excluidos. No importa, ahora levantamos el menú nosotros.

MRL - Yo quería hacer otra pregunta que me parece interesante: si consiguieron en Uruguay todos los artesanos para toda la reconstrucción.

MM - No todos, la restauración exterior estuvo a cargo de una empresa argentina que trajo gran parte del personal argentino y contrató personal uruguayo al que fue adiestrando, porque aquí no hay mucha costumbre de intervenir en monumentos históricos con la metodología que nosotros proponíamos y que queríamos seguir, entonces se fue adiestrando al personal uruguayo. En el caso de los salones interiores no se trajo personal de la Argentina, pero la encargada de los trabajos era argentina y contrató estudiantes de la Escuela de Bellas Artes, a los cuales les fue enseñando las técnicas, los oficios, las maneras de preparar los materiales, las mezclas.

MRL - ¿Los vitrales se hicieron acá?

MM - Sí, el vitralista es Ruben Freire, es uruguayo.

EC - Carlos, vuelvo contigo, porque ya la semana pasada algo habíamos hablado –fuera de micrófonos, creo– a propósito de la sensación que te produjo venir el día de la inauguración y recorrer el hotel: alegría por un lado, pero al mismo tiempo una especie de estremecimiento raro. ¿Por qué?

CM - Porque la presencia de este hotel es una especie de anzuelo de lo que fue el 900. Este es un lugar placentero, es un lugar para gente alegre, confiada, que viene a divertirse, a sacarse los gustos, es un instrumento extraordinario. Y trae el aura de su época, volver atrás hasta antes de uno y después más atrás todavía. Nunca pensamos para atrás, casi siempre pensamos para adelante, sobre la muerte y yo qué sé del futuro, pero también está, qué cosa rara, lo que sucedió antes de que naciéramos. De repente se presenta ese tiempo renovado, y hay que verlo y hay que meterse en un tiempo que no es el de uno, que es anterior, un tiempo maravilloso, muy superior a este en el que estamos viviendo. La convivencia en el 900 era una convivencia alegre, confiada y realizadora. Yo tuve una experiencia curiosa cuando, de viejo ya, estudié economía, no tuve más remedio, y comprobé que los años dorados fueron una época de grandes problemas financieros y económicos, no era un tiempo rico, era gente capaz de hacer riqueza, de crear cosas. Este hotel es un ejemplo, lo hicieron a lo largo de 10 o 12 años.

MM - Sí, la obra empezó en el 1913 y se inauguró en 1921, tuvo un proceso largo.

EC - Recordemos que el hotel se impulsa como locomotora de un nuevo barrio o, mejor dicho, de un balneario, que eso era Carrasco tal cual se lo estaba proyectando e instalando.

CM - Sí, se sustituye a los que lo hacen, una empresa no puede y viene otra. Se hizo con penuria, porque no había bonanza, había problemas económicos graves atrás, e igual lo hicieron. Entonces todo eso de repente a uno se le viene y es un efecto cronológico, no estético.

EC - Yo estaba repasando algunos datos que quizás vale la pena mencionar ahora a propósito del contexto. Este no fue el primer hotel de playa que tuvo Montevideo, estuvo primero el Hotel del Parque Urbano, el que conocemos como Parque Hotel, que se inauguró en 1910. Estuvo el legendario y mítico Hotel de los Pocitos del año 1912, que después se demolió en 1935. El Carrasco se proyecta y empieza a construirse en esos años, y se inaugura finalmente en 1921. Viene diseñado por un arquitecto francés, Gaston Mallet, y un francosuizo, Jacques Dunant, que fueron los ganadores del concurso. Mallet ya andaba por acá, desde el año 1907 estaba trabajando en la modernización de Buenos Aires con ese modelo urbanístico aplicado en París como referencia. Por ahí vienen las marcas, las coordenadas.

JG - Quiero hacer una observación que no he visto en ninguna de las historias ni se ha dicho acá: que entre 1914 y 1918 hubo una guerra mundial, es decir que entre el comienzo de los planes de hacer este hotel y la finalización hubo cuatro años de guerra, y eso fue una alteración muy importante en todo, cambió todo, toda la economía. Cambió todo lo que había que traer de Europa, por ejemplo, que no se podía traer. No hay que olvidarse de ese detalle, no fue una casualidad que durante cuatro años estuviera interrumpido. Era un mundo convulsionado donde por ejemplo la carpintería, los dorados a la hoja, nada de esas cosas podía venir. Es un detalle que no está, no aparece.

CM - Un agregado en la misma línea: un poco antes de la guerra y durante la guerra se fundió dos veces el Banco de la República y entramos en default. Así que al Uruguay le pasó de todo. Todo pensamos que las guerras enriquecían al Uruguay; la guerra del 14 al 18 fue una guerra terrible para el Uruguay, le pasó de todo malo.

JG - Porque no pagaban, básicamente.

EC - Sin embargo este proyecto lo termina sacando a flote el Estado, la Intendencia de Montevideo, que no era el promotor original.

CM - Lo extraordinario es que no los paraba nadie, porque cuando un barrio los incomodaba y les parecía inconveniente, sacaban la gente, demolían el barrio, echaban el escombro en la vereda, le ganaron 100 metros al mar e hicieron la rambla Sur. Es un caso que después lo he visto repetido nada más que en Shanghái: esta gente que está viviendo acá hay que sacarla, la ponemos en otro lado, le demolemos las casas y hacemos jardines. No es una propuesta que se pueda pensar en este momento, y la hicieron con toda naturalidad.

EC - Lo hicieron muy rápido además.

MM - Lo hicieron muy rápido. Hay un documental de Luciano Álvarez que es espectacular, hicieron máquinas especiales para mover los bloques de granito y hacer las veredas. Inventaron las máquinas.

EC - Conviene recordar el contexto también un poco hacia delante. Después de la inauguración del Hotel Carrasco vienen otros edificios maravillosos de Montevideo: el Palacio Legislativo, es la época del Palacio Salvo, del Palacio Díaz, del Estadio Centenario.

CM - Del Banco República.

EC - De la sede central del Banco República. ¿Eso fue lo que te conmovió cuando entraste y caminaste la semana pasada por acá?

CM - Claro. Esto tiene una belleza especial, una belleza nostálgica, es una cosa versallesca, a mí me hace pensar en Versalles este hotel después de ver cómo está hecho, después que sacaron las ocho capas de pintura y encontraron las láminas de oro 24 abajo. Es emocionante, porque lo sacaron de su fosa mortuoria a este hotel. Con todo, tengo una pregunta muy incómoda para hacerte (a Mariana Mandressi): ¿quién inventó el piso de arriba, ese que tiene muy poco que ver con el hotel?

MM - Ese piso data de la intervención de los años 2001 y 2002, no es del proyecto actual. Fue imposible demolerlo como sí se demolieron los de los hemiciclos este y oeste, que también eran una obra de los años 2001 y 2002. El número de habitaciones que exigía el pliego era tal que no se podían eliminar esas habitaciones del cuarto piso.

CM - ¿Y no tuvieron manera de unificarlo con el resto?

MM - No, porque de última siempre fue un agregado. El hotel tuvo un cuarto piso ya a partir de los años 40, que estaba sí retranqueado con relación al plomo de la fachada principal, es decir, habían tenido la delicadeza al menos de tirarlo unos metros más atrás, pero existía desde esa época, y después fue demolido en los años 2001 y 2002 y sustituido por esa visera de hormigón que vemos hoy, con ese cerramiento vidriado, al que se le intentó dar un lenguaje contemporáneo que marcara claramente que era una intervención nueva y que no tenía que ver con el edificio histórico.

EC - Juan, ¿volvías a lo que decía Carlos?

JG - Sí, quiero volver a ese punto: este hotel, la rambla Sur, los grandes palacios. Las cosas no ocurren porque sí, este hotel, si tuviera decirlo de una manera de las que a mí me gustan y que son bastante incómodas, es un monumento al frigorífico. Porque no tenemos que olvidar que durante muchos años el Uruguay fue un productor de extracto de carne, de tasajo, y luego, precisamente porque este país era un productor de tasajo y de carne, las primeras fábricas de carne enfriada fueron a la Argentina. De modo que Argentina tuvo frigoríficos unos 20 años antes que el Uruguay. En cambio a Uruguay el frigorífico llegó en el momento en que el mercado de tasajo empezaba a decaer, y fue hacia 1913, 1914, durante la segunda presidencia de Batlle, que entra el frigorífico al Uruguay.

Yo siempre me imagino dos cosas. Primero, este experimento: ¿qué habría pasado en el país si el frigorífico, en lugar de entrar antes de la primera guerra mundial y convertirnos en exportadores de carne hacia Europa, para la guerra, hubiera llegado después? Habría cambiado completamente el país, la historia del Uruguay habría sido totalmente distinta. Pero por esa increíble coincidencia de que entró antes, ocurrió eso de que el Uruguay acumuló al final de la guerra un enorme crédito contra los países beligerantes. Es decir, es cierto, el Uruguay tuvo dificultades durante la guerra, pero cuando terminó la guerra tenía una deuda de guerra inmensa para cobrar. Y esa deuda de la primera guerra fue la que hizo ese Uruguay esplendoroso, no tenemos que olvidarlo. Por eso este hotel es un monumento al frigorífico y al dinero que generaron el frigorífico y todas las exportaciones de carne durante cuatro años. Lo mismo la rambla Sur, el Palacio Salvo y todas esas cosas. El mismo fenómeno se repitió en la segunda guerra mundial, exactamente el mismo mecanismo. De modo que no hay que olvidarse de las bases materiales por las cuales ocurren las cosas. Todo tiene una explicación, hasta por qué se demoró en construir este hotel.

EC - Lo interesante sería discutir por qué, para aprovechar esa caja, se recurre a este estilo arquitectónico, por ejemplo, por qué Francia como referencia, que no era una idea solo nuestra, ya mencioné el antecedente muy cercano de Buenos Aires.

JG - En Buenos Aires era lo mismo.

EC - El día de la inauguración, hablando con el embajador de Francia, Jean-Christophe Potton, él decía: "En este hotel hay mucho más de París que en muchos edificios de la propia París". Es impresionante, porque es como una sublimación.

CM - El afrancesamiento del 900 es absoluto. Hoy vimos la carta del restaurante y está redactada en francés.

MRL - Cuando estuvimos en la Alianza recordamos la influencia brutal de Francia en el país.

CM - El hotel mantiene su tradición perfecta.

MR - Después de la intervención de Juan uno piensa que la gente pasa por acá y va a ver entre dos salas dos costillares, una cosa así. Esto se parece más bien a un Palacio Salvo horizontal. Pero me parece que hay algo más en el editorial que te mandaste que hay que tener presente: el esfuerzo de hombres como Natalio Michelici, Piria, Lussich en aquel período de empezar a conquistar la costa. Porque si bien este país tiene en sus raíces su carácter de ganadero –las guerras son grandes consumidoras de carne y lana, en las películas aparecía el cornedbeef de Fray Bentos–, pienso que participan acá otros elementos, en un Uruguay que era capaz. Ya que lo nombramos, el Salvo se construyó en seis años, y el Estadio Centenario... lo menciono hoy y siento que es de triste memoria.

EC - Sobre todo de memoria corta. Triste, ¿no?

MR - Sí; no abundes, por favor. Pienso que hay una conjunción de un país que colectivamente empieza a marchar en distintos frentes.

CM - Yo tengo recuerdos de la época en que este hotel se hizo, nací en el mismo año, el hotel es del 21 y yo soy del 22. En la década del 20 yo tuve cinco, seis, siete años, y me acuerdo todavía. Uno de los recuerdos patentes que tengo es que los domingos toda la gente que tenía auto venía a Carrasco. Yo vivía en Malvín, en la rambla, y de siete de la tarde, ocho, hasta las diez u once de la noche había embotellamiento, todos los domingos sin faltar ninguno, porque la única unión por tierra que había entre el Hotel Carrasco y Montevideo era el puente de la rambla a la altura de Concepción del Uruguay, donde Mauricio vive ahora.

No había ninguna otra conexión que pasara por arriba del arroyo, así que ahí se embotellaba el tránsito, y tardaban cuatro, cinco, seis horas en pasar los autos del Hotel Carrasco.

MR - Y en la arena firme de Carrasco los autos transitaban.

JG - Nada nuevo bajo el sol, lo mismo que pasa ahora.

MRL - Yo tengo el recuerdo de Carrasco balneario. En la década del 50 yo era adolescente y tenía amigas que vivían en el Centro y en el Prado, pero en verano venían a Carrasco.

EC - Es que ese fue el origen del proyecto.

MRL - Yo venía a sus casas de verano como quien viene a un balneario. Eso es interesantísimo. Y luego seguramente alguna gente se quedó a vivir para siempre acá en Carrasco.

JG - Sí, yo también tenía compañeros que tenían su casa en el centro de Montevideo y que cuando llegaba alguna fecha de diciembre se mudaban a Carrasco hasta los primeros días de marzo, cuando había que regresar por la escuela, el liceo y esas cosas. Tenía compañeros que hacían eso, y yo también venía.

MR - A la barra nuestra le resultaba más cómodo ir al Buceo, teníamos también unos ranchos en el Buceo. Claro que después se extiende todo. Pero se va poblando, esto originariamente fue un asentamiento, y mirá cómo levantó.

EC - Este momento de la tertulia es particularmente peligroso: destapar el baúl de la memoria y empezar a sacar recuerdos asociados al Hotel Carrasco, a Carrasco, a aquellos primeros años del siglo pasado. Cuántas memorias, cuántas anécdotas, cuántas vivencias hay en la vuelta, ¿no?

JG - Los mejores recuerdos son de las cosas que nunca existieron.

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EC - Apretaron ese acelerador y los oyentes empezaron a sumarse por ese lado. Por ejemplo, dice uno de los mensajes: "En un baile del 6 de enero en el hotel me ennovié con mi marido. Gratos recuerdos."

Pero hay otros, por ejemplo el de Nicolás, que dice que su abuelo, Antonio Ruso, fue uno de los escultores de los interiores del hotel. ¿Qué hacemos con todo este tipo de recuerdos? Vamos a darles algún cauce.

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Volvemos al Concurso de Cuentos Breves de la Tertulia de los Viernes. Las reglas básicas: buscamos relatos de hasta 1.000 caracteres, sin contar el título, para que participen en este certamen que en esta primera edición del año 2013 va a tener a este edificio como protagonista. Lo habíamos charlado con ustedes, lo charlamos con la gente de Sofitel y de Carrasco Nobile, la idea es que escriban a propósito de algo que sucedió una noche en el Hotel Carrasco. Eso es lo que planteó el jurado, después de mucho pensar.

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EC - Para los oyentes que nos preguntan cómo luce el Hotel Carrasco por dentro, más allá de las descripciones que ya hemos hecho, ya hay fotos disponibles. Rosario las tomó y están publicadas en el muro de En Perspectiva en Facebook. Allí hay una galería, hay unas cuantas imágenes, que al menos una primera idea dan.

A propósito del concurso de cuentos, esta vez con el tema "Sucedió una noche en el Hotel Carrasco", las bases están publicadas en Espectador.com y en Facebook.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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Fotos Hotel Carrasco: Rosario Castellanos