Entrevistas

Jorge Torres (CMU): "No se puede imputar una falta ética" al médico si no están dadas las condiciones para la asistencia

El Colegio Médico del Uruguay (CMU) emitió ayer un comunicado que sostiene que, en caso de no estar "cubiertas las condiciones de seguridad mínima" en zonas de alta inseguridad ciudadana, "no podrá reprocharse éticamente la conducta de un médico que se niegue a acudir a un llamado domiciliario". El texto agrega que en dichas zonas la respuesta de urgencia y emergencia "deberá contar con apoyo de un vehículo policial". El presidente del Colegio Médico, Jorge Torres, aseguró a En Perspectiva que es "de sana lógica" que haya un escenario adecuado para poder consumar el acto médico. "Queremos que las cosas se den de forma tal que podamos cumplir con ese acto", dijo, aclarando que la resolución no implica "una recomendación de no concurrir" a llamados en estas condiciones, sino que es una respuesta a las reiteradas consultas sobre si hay falta ética o legal en dichos casos. "Al no poder realizar el acto médico en las condiciones en las que se debe, no se puede imputar una falta ética", indicó.


(emitido a las 7.51 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Ante consultas realizadas por profesionales médicos con relación a episodios de violencia en zonas de alta inseguridad ciudadana, el Colegio Médico del Uruguay emitió ayer un comunicado a todos los colegiados. La nota argumenta que "en áreas de reconocido riesgo ciudadano, la respuesta a llamados domiciliarios de urgencia y emergencia deberá contar con apoyo de un vehículo policial". Se agrega que "en aquellos casos en que no estén cubiertas las condiciones de seguridad mínimas aconsejadas, no podrá reprocharse éticamente la conducta de un médico que se niega a acudir a un llamado domiciliario".

El comunicado aprobado por el Consejo Nacional del Colegio Médico establece que "no procedería configurar omisión de asistencia si no estuvieran dadas las condiciones mínimas de seguridad para el personal sanitario de la ambulancia solicitada, tras haberse intentado infructuosamente la cobertura de seguridad requerida". El texto agrega que "en esta coyuntura no existiría negligencia, ya que el médico dejaría de concurrir debido a una decisión fundamentada en la tutela de la vida e integridad física propia y de los integrantes del equipo".

Es bastante impresionante el comunicado por la situación que está de fondo, y además interesante por la forma en la que analiza la conducta de los médicos en esas circunstancias. Ya habíamos hablado más de una vez de los problemas que están teniendo otros trabajadores para ingresar a lo que algunos denominan "zonas rojas". El lunes, sin ir más lejos, el tema a esta hora en En Perspectiva era lo que ocurre con los trabajadores del transporte, pero ha habido otras situaciones también, repartidores de supergás, por ejemplo, por citar nada más que un caso. Vale la pena profundizar entonces en este comunicado.

ROMINA ANDRIOLI:
Para eso estamos en línea con el profesor Jorge Torres, presidente del Colegio Médico del Uruguay.

¿Cuál es la situación que están viviendo los médicos en estos barrios, que los llevó a emitir este comunicado?

JORGE TORRES:
Desde ya hace un tiempo la violencia se ha instalado en algunas áreas como un fenómeno más de la violencia global que afecta a las poblaciones. Este es un hecho que entró a afectar particularmente situaciones diversas, entre otras la prestación de salud en esas áreas. Eso motivó consultas de los médicos, particularmente porque partimos de la base de que los códigos de ética médica refrendan la elección de la medicina como profesión implica asumir determinados riesgos en la salud individual. Pero eso, que es lo de todos los días, dado que los médicos están en contacto con enfermos con enfermedades trasmisibles y por lo tanto es muy habitual que puedan padecerlas, no puede extenderse sanamente a otras situaciones como esta. Es de sana lógica, y además corroborado por organismos internacionales que se han ocupado de la materia, que tiene que haber un escenario para que se pueda consumar el acto médico.

RA - ¿Cuáles son concretamente las situaciones que se les han planteado? Por ejemplo, ¿los médicos están entrando siempre a estos barrios considerados peligrosos con asistencia de la policía?

JT - Es lo que todos han recogido, la prensa misma. Las ambulancias tienen que pagar peaje, esos vehículos no están exentos de ser agredidos, de que sean agredidos sus integrantes, de ser robados, a veces los instrumentales, de que sean lesionados algunos integrantes del personal sanitario. Esta situación se da en un contexto en el cual el acto médico no se puede realizar, por lo que hay que separar la escena en la cual se realiza el acto médico del acto médico en sí. Al no poder realizar el acto médico en las condiciones en las que se debe realizar, no se le puede imputar [al médico] una falta ética, dado que él está propenso a realizar el acto médico, quiere realizarlo, es procedente el llamado para concurrir a ver a un enfermo en domicilio que no puede trasladarse, pero si no están dadas las condiciones para que pueda hacerlo, no puede hacerlo.

RA - ¿En qué se basan desde el punto de vista normativo para considerar que si no están dadas las condiciones no sería una omisión de asistencia?

JT - Esto es muy claro. Usted tiene por ejemplo las guías difundidas internacionalmente aprobadas por organizaciones mundiales sobre la asistencia del politraumatizado grave. Allí se establece que si usted llega a la escena como médico y un individuo está atrapado en su auto, usted no puede hacer nada hasta que lleguen los bomberos y saquen al individuo que está accidentado, allí comienza el acto médico. Quiere decir que el acto médico no comienza con la llegada del médico si la escena no está preparada, dado que puede tomar una actitud de una actividad distinta de la suya, como rescatista, y provocar más lesiones, explosión del vehículo, etcétera. Por tanto el acto médico comienza cuando está preparada la escena para poder actuar efectivamente, habiendo actuado otros que condicionan esa situación. Es decir que allí tampoco se considera omisión de asistencia o negligencia, dado que el médico está predispuesto a realizar el acto médico, y muy a menudo se da la situación y lo realiza.

EC - Ese es un ejemplo de normas que existen a nivel internacional, pero ¿cuáles aluden específicamente al hecho de que el médico debe contar con una protección policial o de seguridad para desarrollar su tarea?

JT - No, eso es una extensión. Seguramente en todas las sociedades hay toda una movilización de todos los actores tratando de a mediano o largo plazo resolver ese tipo de problemas de violencia. Pero estas situaciones inmediatas no pueden esperar esas modificaciones, que llevan sus tiempos. En este caso, en nuestro país fueron abordadas no hace mucho tiempo –y están siendo abordadas por los gremios médicos, las autoridades policiales, etcétera– medidas diversas que podrían mitigar esa situación. Naturalmente, una de ellas, que no es muy ocurrente, es que la entidad prestadora le brinde al médico protección policial para concurrir, lo que a veces se hace.

El tema es que nosotros no recomendamos que la unidad no vaya; si están dadas las condiciones, perfecto, y si no están dadas las condiciones él decidirá, pero lo que lo preocupa es no caer en una situación en la que esté doblemente enfrentado a la justicia. Por un lado a la justicia médica, ya que por los códigos de ética médica podría pasar a un tribunal de ética médica si se considerara no ir como un tema ético. Y por otro lado a la justicia penal, que se le dijera que está omitiendo la asistencia. En una palabra, esa podría ser una de las medidas preventivas, no tiene mucho de original y se está apelando a ella en muchos casos para resolver esa problemática.

EC - Ustedes anticipan que en el caso de que un profesional médico decida no acudir a un llamado proveniente de una de estas zonas conflictivas porque no cuenta con los resguardos de seguridad correspondientes no va a haber una condena desde el punto de vista ético, que no hay en esa respuesta, en esa decisión, una omisión de asistencia.

JT - El análisis que hemos hecho nos permite concluir de esa manera. Algún individuo puede interpretar que aquello que leí del código de ética médica en un sentido muy amplio comprende que el individuo asuma cualquier tipo de riesgo, que vaya a las tres de la mañana a un área donde haya un tiroteo, porque hay un llamado, y entre porque hay algún principio general que ampararía al usuario y [obligara] a que el médico y el resto del personal sanitario corra ese riesgo. Nosotros interpretamos que no.

EC - Hay oyentes que reaccionan sorprendidos. Dice uno: "Vaya colaboración que hacen a la integración social, qué patético. ¿Y los maestros? ¿No van todos los días a Casavalle, al barrio Borro y Marconi? ¿Cómo se entiende?".

JT - Es verdad que se lo puede leer en el sentido de recomendación, que hay una recomendación de no concurrir, pero aquí no se hace una recomendación de no concurrir, sino que es una respuesta a una pregunta concreta de si hay falta ética o legal, que es lo que no observamos. Creemos que una buena contribución a la sociedad es buscar todos los medios para asistir a ese paciente que necesita ser asistido, no hacemos otra cosa que agregar un elemento que le gravita a ese médico en esa situación y coloca a la entidad prestadora de servicios, sea pública o privada... en estos días quizás gatilló un poquito el comunicado una situación en una institución privada en la que hubo dudas sobre cómo se debía proceder. De modo que de ninguna manera esto puede entenderse como una actitud prescindente, sino todo lo contrario, se trata de que se pueda cumplir el acto médico. Los médicos en este caso queremos que las cosas se den de forma tal que podamos cumplir con ese acto médico.

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EC - Los dilemas a los que se están enfrentando los profesionales médicos en esas zonas, por lo visto, son incluso más complejos que estos que comentábamos en la entrevista con el profesor Torres. Hoy el diario El Observador cuenta algunas anécdotas, algunas situaciones más extremas aún. Un profesional que pidió no ser nombrado relató que al atender a una señora que se encontraba grave en la casa, el hijo, con un arma en la mano, le apuntó y lo amenazó con que si no la curaba no salía de ahí. Y ha habido situaciones en el sentido contrario, otro profesional contó que asistió a un hombre que estaba herido de bala a raíz de un enfrentamiento entre dos personas con armas de fuego, y el agresor le dijo que si salvaba al herido no salía del barrio.

Transcripción: María Lila Ltaif

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Foto: web del Colegio Médico del Uruguay