Petit: la explotación sexual en Paysandú tiene una visibilidad mayor y señala que "algo grave está pasando"
El caso de la "Casita del Parque" en Paysandú dejó al descubierto una problemática alarmante en nuestro país pero particularmente en ese departamento: la explotación sexual de adolescentes. En Perspectiva conversó sobre de este tema con Juan Miguel Petit, asesor de derechos humanos de Naciones Unidas y coordinador del primer estudio exploratorio sobre trata de personas en Uruguay, publicado en 2006, que ya en esa fecha había advertido sobre la problemática de explotación sexual adolescente en ese departamento. Según dijo, lo que sucede en Paysandú "no es muy diferente al que ocurre en otros lugares" pero allí el problema tiene una visibilidad mayor. "Cuando es así de visible, es señal de que algo muy grave está pasando", advirtió, destacando que este fenómeno no es tan lejano como a veces parece. Para Petit "es algo que les puede pasar a muchas familias" en las cuales la falta de oportunidades y las rupturas en la socialización "generan condiciones aptas para que haya aprovechadores".
(emitido a las 9.01 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Las menores que participaron de la fiesta en la "Casita del Parque" en Paysandú dieron su testimonio a la Justicia y reconocieron la explotación sexual de que eran víctimas.
La jueza Karen Ramos procesó a un hombre por prostitución de menores y suministro de estupefacientes, pero además marcharon a la cárcel, por abuso innominado de funciones, la funcionaria que tenía a su cargo la casa y quien entonces era secretario general de la Intendencia de Paysandú.
Seguramente por esto último, el caso dio mucho que hablar. Pero no fue un hecho aislado en la historia reciente de Paysandú.
El diario local "El Telégrafo" recordó que algunas de estas adolescentes ejercieron en más de una oportunidad la prostitución en pleno centro de la ciudad, en las calles Florida y Uruguay.
Pero además, según advirtió El Observador, este fue el tercer episodio de explotación sexual de menores en el que intervino la justicia de Paysandú en menos de un año.
En realidad, los antecedentes hay que buscarlos más atrás. En 2006, una investigación exploratoria de la Organización Internacional de Migraciones sobre trata de personas, ya había llamado la atención sobre lo que sucedía con este problema en ese departamento del litoral.
Incluso, esa investigación mostró que el problema de la explotación sexual, principalmente en menores, en nuestro país está mucho más extendido y visible de lo que a veces creemos y de lo que se habla.
Vamos a conversar con Juan Miguel Petit, abogado y periodista, hoy asesor en Derechos Humanos de Naciones Unidas, a quien muchos de nuestros oyentes recuerdan, porque co-condujo Asuntos Pendientes en la tarde de El Espectador y también supo integrar nuestras tertulias.
Lo hemos convocado esta mañana porque él fue quien coordinó aquel estudio sobre trata de personas en Uruguay.
JUAN MIGUEL PETIT:
Sí; aquel trabajo no tiene que ver con mi trabajo actual, en aquella época todavía no trabajaba en forma estable para Naciones Unidas, fue una consultoría que yo coordiné pero que hicimos con un grupo de colegas; estaban la educadora Pilar Urraburu, el educador Luis Parodi, la socióloga Gimena Fernández, Claudia Pivel, José Luis Castagnola, el abogado Martín Prats.
Fue un estudio exploratorio sobre trata de personas. Estudio exploratorio quería significar que era una primera mirada en terreno sobre el fenómeno de la trata, un fenómeno no nuevo en la realidad, pero nuevo en la conceptualización. A partir del año 2000 existe una Convención Internacional contra el Crimen Organizado y luego un protocolo, el Protocolo de Palermo, muy conocido en el mundo de los derechos humanos y las normas internacionales, que son los que establecen normas internacionales para el combate de la trata. Esas normas obligan a los estados a combatir la trata con leyes efectivas que prevengan, castiguen y que también asistan a las víctimas.
A partir de ahí empieza un fenómeno en todo el mundo de investigar la trata. En Uruguay todavía no se había hecho un estudio exploratorio y este estudio apuntó a eso. Fuimos a varios departamentos, Montevideo, Colonia, Paysandú, Cerro Largo, Rivera y Maldonado, se aplicó una especie de protocolo de investigación, una grilla de pasos; se buscaban fuentes primarias de información, fuentes judiciales, informantes calificados, fuentes secundarias, observaciones, recorrimos todo lo que pudimos en materia de lugares donde se podía encontrar la trata.
Una pequeña definición, porque hay conceptos que confunden.
EC - Estaba pensando en eso, primero estaba escuchando los antecedentes de la investigación pero luego iba a preguntarte qué es trata, qué diferencia tiene con el proxenetismo, con la explotación sexual de menores o de adolescentes. Distingamos esos términos.
JMP - Son términos diferentes pero que muchas veces se juntan y una cosa se transforma en la otra. Trata es la captación de personas, su traslado y luego su explotación; se capta a alguien, se lo manipula, se le miente, se lo engaña, se lo traslada o se lo invita a trasladarse y en el lugar de destino esa persona es explotada.
EC - ¿Y eso puede ocurrir de un país a otro o dentro de un país? ¿También hay trata dentro de un país?
JMP - Exactamente, puede haber trata interna. Ejemplos de trata: jóvenes en Paraguay que son captados, se les ofrece un trabajo en Buenos Aires, son trasladados en ómnibus por sus propios medios o con un acompañante y cuando llegan ese trabajo resulta ser un trabajo de explotación, del que no pueden salir, en el que son engañados, con distintos grados de violencia. Eso es trata.
Otra cosa que se confunde es el tráfico de inmigrantes, que es diferente. En el tráfico hay una organización que traslada a una persona pero no la explota; el típico botero, alguien que cruza a alguien la frontera, le cobra y lo deja. A veces se mezclan las dos cosas. Nuestro país es de pequeñas dimensiones, pero en México, por ejemplo, ese que empieza siendo un traficante muchas veces también es un tratante. Eso es la trata: captación, traslado, explotación.
Después tenemos el proxenetismo, una figura tristemente célebre en nuestro medio, el proxeneta, fiolo o cafisho, que es el empresario generalmente una mujer, pero también empieza a haber hombres de alguien que trabaja en la prostitución. La prostitución en el Uruguay es legal, está reglamentada, los lugares donde se ejerce no solo están reglamentados sino que están reglamentados por varios organismos, requieren permiso municipal, permiso del Cuerpo de Bomberos, las personas que la ejercen deben estar registradas en la Policía, en Orden Público, y a su vez deben tener un carné de salud. De allí a que esos controles se ejerzan es otro cantar, pero existen.
El proxeneta es el empresario de esa figura. Es una figura muy gris, muy oscura, en el sentido de que muchas veces no es perseguida o rara vez es perseguida, porque el proxeneta figura como una especie de amigo protector de esa persona, que no lo denuncia porque es el que la protege, le consigue clientes, le consigue local, le sugiere "mejor vamos a tal ciudad", "mejor vamos a tal otro lado", pero muchas veces su manipulación es una forma de coacción, que surge a la luz por ejemplo cuando hay un conflicto, porque esas relaciones a veces se vuelven relaciones afectivas o de pareja, o existe a veces violencia, y ahí salta la denuncia a la Policía o al juzgado. Pero normalmente el proxenetismo es un delito casi invisible, son muy pocos los casos de procesamiento por proxenetismo. En aquel estudio del 2006, que incluía también una revisión de todos los casos judiciales, nos encontramos con eso, en diálogo con jueces, fiscales y policías, se indicaba que el proxenetismo era un delito que no se tipificaba.
Y después está la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes, que es el abuso, la explotación a través de distintas formas de sujeción, de engaño o de manipulación de personas menores de edad, que por tanto deberían estar bajo el cuidado, la tutela, la protección de su familia o del Estado, y sin embargo, por agujeros negros que ocurren en el tejido social, terminan siendo explotadas, a veces tristemente dentro de su propia familia o por allegados que aprovechan esa situación o situaciones que se van dando. Parte del estudio que hicimos en el interior y que saltó mucho en Paysandú apuntó a buscar cómo se va dando esa ruptura en los vasos capilares del tejido social, que empieza de manera silenciosa, callada, y que muchas veces después termina, años después, en una situación de trata o de proxenetismo.
ROMINA ANDRIOLI:
Lo decía más temprano Emiliano, en aquella ocasión relevaron un montón de departamentos, pero Paysandú concretamente les llamó la atención. ¿Por qué?
JMP - Cuando empezamos la investigación había una cantidad de preconceptos que uno podía tener y que tenía mucha gente. Estaba la idea de que Maldonado, en la medida en que era un balneario internacional, con movimientos, con puerto, con aeropuerto, etcétera, podía ser un lugar de trata de personas o de mayor explotación. Y la zona limítrofe con Brasil, porque había una frontera seca, había mucho movimiento, etcétera.
La aplicación de esa matriz de investigación incluía toda la cantidad de fuentes de información que mencioné, sobre todo recorrer y hablar con fuentes secundarias, por ejemplo con gente que de pronto no es juez, no es policía, no es encargada de un organismo social, pero que conoce mucho lo que está pasando en una ciudad: taxistas, encargados de bares, bolicheros, conductores, remiseros, farmacias, policlínicas. Básicamente se encontraba una situación bastante parecida en todos los departamentos, salvo en Paysandú.
En Paysandú encontramos una situación que "explotaba", en el sentido de que era totalmente diversa. Ya había antecedentes históricos, había habido incluso policías procesados por casos de falsificación de documentos. En esos tiempos está en la investigación, es una investigación pública, la pueden difundir hubo un caso de unas 20 mujeres que habían sido tratadas a Italia y la gran mayoría eran de Paysandú. Después aparece una rara noticia en un diario desmintiendo esa noticia, mientras por otro lado la agencia ANSA de Italia confirmaba que efectivamente eran uruguayas y de Paysandú.
Por otra parte algo que rompía los ojos, algo muy, muy llamativo, fue que en esos diálogos con fuentes informales, con maestras, con asistentes sociales, nos decían: "Aquí este fenómeno se ve en la calle". Recuerdo por ejemplo un pastor evangelista que tenía un programa de radio al cual le llegaban muchas historias, porque estos fenómenos lo que tienen es que a veces uno los ve si los busca, cuando se ven es porque ya están en un estado generalizado. Pudimos detectar una cantidad de puntos en la noche, en lugares donde efectivamente tú encontrabas chicas de 14, 15 años ejerciendo la prostitución. Cuando eso ocurre, cuando es así de visible, es señal de que algo muy grave está pasando.
Allí conocimos a través de los expedientes judiciales un caso de una chica que había muerto en circunstancias extrañas. Fue un caso muy conmovedor, porque era una chica de una familia de clase media de Paysandú. Pasó en la época de la crisis del 2002, era una familia de tres hermanos, iban todos a la escuela, los padres trabajaban, etcétera, y con la crisis la madre y los hermanos se fueron a Estados Unidos y ella quedó en Paysandú. (Es lo que tiene el caso individual, una cosa es cuando uno habla de "la niñez" y otra cosa es cuando uno habla de una niña en concreto.) Recuerdo haber hablado con la madre de esta chica, y tenía en su casa la foto del cumpleaños de 15 de la chiquilina. Muy poco tiempo después esa chiquilina, a partir de una serie de rupturas del tejido social, de las condiciones de crianza, de las condiciones de vida, terminó vinculada con un oscuro personaje que era un proxeneta de la zona y terminó ejerciendo la prostitución en una esquina a muy pocas cuadras del juzgado y de la seccional policial, a vista y paciencia de todo el mundo, en eso que es como un agujero negro: ¿de quién era la competencia en eso: del juzgado, del INAU, de los organismos de bienestar social, de las ONG...?
EC - ¿Por qué le diste tanta importancia a la foto del cumpleaños de 15, por qué destacabas eso?
JMP - Porque muestra que esto no es un fenómeno para gente que vive cosas raras, no es un fenómeno que esté allá lejos, no es una cosa que les ocurra a personas que estén condenadas a que les pase este tipo de tragedias. Es algo que les puede pasar a muchas familias.
EC - ¿En este caso por qué había ocurrido? ¿Cómo se había dado la vinculación de esta chica con ese personaje?
JMP - Esta chica iba al liceo, llevaba una vida normal, en la que en algún momento empiezan a competir ese mundo de la socialización normal y el otro mundo que le ofrece otra cantidad de cosas: dinero, viajes, posibilidades. Y por algún motivo que es difícil de detectar y de prever muchas veces, termina siendo captada, termina ejerciendo la prostitución. A los organismos de detección a veces les resulta muy difícil detectar esas situaciones, ese es el gran desafío, y del 2006 a la fecha ha habido muchos avances o acciones en ese sentido. Pero hay una parte invisible del fenómeno que se está gestando y que es muy difícil detectar. Esa foto es como el caso individual con nombre y apellido que te resume todos los casos. Lo ves con toda la dramaticidad, decís "esto le puede pasar a cualquiera", esto requiere protección, requiere cuidado y requiere políticas muy inteligentes y capaces de llegar a las condiciones de crianza de la gente.
***
EC - "Pero ¿por qué en Paysandú?, ¿por qué en Paysandú se da con la intensidad que ustedes mismos comprobaron hace ya años? ¿Tiene algo que ver la complacencia de la policía de ese departamento?", consulta un oyente, Óscar. ¿Hay algún tipo de trabajos que estén especialmente desarrollados allí y las personas que se dedican a eso demandan prostitución de tipo infantil o adolescente?
Enseguida retomamos la entrevista con Juan Miguel Petit.
***
EC - El caso de la Casita del Parque en Paysandú, este que llamó mucho la atención porque involucró al secretario general de la Intendencia, Horacio de los Santos, ese caso que desató un escándalo político, también dejó al descubierto una problemática que en nuestro país, pero sobre todo en Paysandú, resulta alarmante: la explotación sexual de adolescentes.
De eso estamos conversando esta mañana con Juan Miguel Petit, abogado y periodista, a partir de una investigación que él mismo encabezó y que ya había encendido una luz roja a propósito de Paysandú en el año 2006.
RA - Dejamos planteada la pregunta en el bloque anterior: ¿hay alguna explicación de por qué se da este fenómeno en Paysandú?
JMP - Ya nos planteamos eso en el 2006, porque nos llamó la atención la diferencia con otros lugares, sobre todo la visibilidad. Esto, de nuevo, era un estudio exploratorio, no era un censo, no era un estudio en profundidad, fue hecho con mucho cuidado, en el sentido de que tratamos de recorrer mucho, recorrimos los locales nocturnos, salimos a la calle, verificamos que efectivamente esas chicas estaban, hablamos con ellas. Lo constatamos, no era "nos dijeron que había".
Creo que no es muy diferente de lo que pasa en otros lugares, es exactamente igual a lo que pasa en otros lugares. Este caso nos deja ver por eso lo desafiante que resulta cómo es el proceso, cómo se va dando este proceso y los factores que entran en juego. Quizás haya algunas peculiaridades en el departamento. Paysandú fue de los primeros departamentos que empezaron a vivir la crisis antes de la crisis, estaba aquel movimiento Paysandú entre Todos, se cerraron muchas industrias, había mucho desempleo. Agregado a eso, los movimientos por las inundaciones, barrios que eran trasladados, barrios de emergencia que se creaban. Creo que fue el primer lugar del interior donde se empezó a dar esa cultura de pequeños guetos de barrios adonde no se podía entrar, donde había lugares donde circulaba la droga, donde se notaba una desigualdad, porque por otro lado era un departamento muy pujante vinculado al agro y después el agro empieza a reactivarse, vinculado al turismo. Es un lugar de conexión, un lugar de conexión con el litoral argentino y con el norte argentino, en Entre Ríos hay muchos problemas también de trata de personas. Hay elementos que lo aumentan, que lo agravan, pero el proceso no es muy diferente de lo que ocurre en otros lugares. Lo peor que podríamos hacer sería pensar que hay una rara patología que afecta a esa zona del país. El proceso es muy parecido al que se da en todos lados, donde justamente, la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades, rupturas en la socialización, en el mundo afectivo, el abandono de algún tipo generan condiciones aptas para que haya aprovechadores.
RA - ¿Te sorprendió enterarte de esta noticia de la Casita del Parque? ¿Tenés algún indicio de qué ha pasado entre el 2006, cuando ustedes realizaron esa investigación, y hoy?
JMP - He seguido trabajando con el tema, en una época con una ONG, a título individual, como consultor y con mi trabajo ahora sigo en el tema. Ha habido algunos avances importantes a nivel nacional, se aprobó una ley que tipifica el delito de trata de personas, hay un Grupo de Trabajo sobre Explotación Sexual Comercial Infantil, existe una Mesa Interinstitucional sobre Trata de Personas que unió partes que antes no se vinculaban, por ejemplo los consulados, la Cancillería que no tenían una formación en lo que eran estos fenómenos, que son la etapa final de este viaje, las fiscalías, los organismos sociales.
Uno de los problemas que sigue habiendo es la centralización que tiene el Uruguay. Yo seguí yendo a Paysandú y tuve muchas reuniones con gente que trabajaba en la Intendencia, en las escuelas, en los liceos, y vi la dificultad de tener políticas locales para problemas nacionales. El modelo de políticas sociales uruguayo viene del Uruguay de otras épocas, del Uruguay donde se pensaba que la población que más las requería era la población pobre, pero era una población pobre que trabajaba y que tenía una pertenencia formal al mercado de trabajo. Hoy tenemos una población pobre diferente, excluida, que está fuera de los sistemas, no accede, no tiene información, no tiene recursos sociales, no va a pedir auxilio. Entonces si no va el Estado o no van las organizaciones sociales hacia allí, el problema sigue en estado latente.
He seguido en contacto con Paysandú y con la zona, y la gran demanda sigue siendo cómo desarrollar mecanismos para trabajar en aquellos barrios y achicando el foco, en aquellas zonas, en aquellas familias, en aquellos núcleos donde se detectan zonas de riesgo, zonas de problemas. Los detectan la escuela, la plaza de deportes, y cuanto más actividades de convivencia educación y convivencia son las palabras claves, políticas de educación y políticas de convivencia, cuantos más elementos se trabajen para fortalecer el desarrollo sano de la personalidad, más prevención se va a estar haciendo.
EC - Yo agregaría otro frente: ¿cómo se desarrollan sensores o, mejor dicho, incentivos a la sensibilidad ante este problema? Tú mismo lo decías, el fenómeno se veía en la calle cuando ustedes hicieron aquella recorrida, estaba en las esquinas, en un club, en un establecimiento público. Ahora resulta que esto estalla porque se da una fiesta en la que participa el propio secretario general de la Intendencia. Y ahí las dos hipótesis que uno puede manejar son igualmente graves: o el secretario general de la Intendencia, nada menos, sabía adónde iba, sabía que iba a una fiesta en la que iba a haber menores ejerciendo la prostitución, o peor, su amigo porque era teóricamente el amigo quien lo invitaba se dedicaba a eso y no tenía ningún problema en invitar a una fiesta nada menos que a una autoridad departamental. Las dos hipótesis son complicadas y hablan de una cierta indiferencia, de un dejar pasar.
JMP - Sin duda. Esto tiene varios frentes, y una dificultad desde el punto de vista institucional es que no hay un organismo nacional para la lucha contra este fenómeno, porque abarca aspectos muy distintos, por eso la dificultad de aunar esfuerzos. Por otro lado, dentro de este espantoso caso lo positivo puede ser decir: hubo una actuación policial que logró desbaratar esto, estaban detrás de esta situación. Todo indica que no fue una fiesta aislada, que había un movimiento y que había incluso responsables de chicas que estaban siendo preparadas para luego ser enviadas al exterior.
EC - Había una investigación en curso, se habían desarrollado escuchas telefónicas, etcétera.
JMP - Exacto. Tú hablabas de desarrollar sensores.
EC - Desarrollar sensores, desarrollar en la gente alarmas, capacidad para reaccionar.
JMP - Ahí sin duda hay una parte de educación, de formación, de respetar al otro, porque evidentemente hay clientes, hay gente que va a recurrir a estas chicas o a estos chicos, hay valores que no están presentes. Muchas veces se banalizan estos temas, hay un acostumbramiento y el tema se vuelve invisible, lamentablemente ante ciertos dramas la gente no sabe qué hacer y como que se entrega y no sabe a quién denunciar o tiene miedo, tiene miedo de que haya alguien vinculado a eso, tiene miedo de que la perjudiquen o no sabe cuál es el timbre que hay que tocar. Ahí se requiere información, hablar de estos temas, educar, formar, hablar a nivel liceal, a nivel escolar, no tenerles miedo a las palabras.
RA - También se ha complejizado el tema. Lo hablábamos hace unos días fuera de micrófono, tú me planteabas que hoy es más difícil detectarlo por los mecanismos que hay. Primero, la banalización del acto sexual, y después por la tecnología incluso, por Facebook, por el mensaje de texto. ¿Cómo está operando eso?
JMP - Sin duda, hoy hay una cantidad de mecanismos por los cuales existe la oferta de sexo a cambio de algo. El proceso empieza en general de una manera muy rústica en barrios donde hay carencias, donde hay gente que se aprovecha de las carencias de algunas familias, donde algunas familias como estrategia de supervivencia, o familias disfuncionales o desbordadas por sus problemas, permiten y a veces hasta empujan a algunos de sus integrantes a que intercambien favores sexuales por dinero, beneficios, pago de alquileres, etcétera, lo que fuera. El problema es que muchas veces, en esa espiral creciente, esas chicas o esos chicos van rompiendo con sus vínculos naturales, se empiezan a alejar de sus compañeros de escuela, empiezan a salir de la barrita del barrio, del grupo del barrio, se van de a poquito como profesionalizando, hasta que van enganchando en una espiral de la cual no salen. Pero se les ofrece un mundo al cual les parece imposible llegar por otras vías. Eso es la desigualdad, eso es la pobreza, eso es a veces la discriminación. Entonces todo lo que sea trabajar sobre eso es prevención.
Lo que tú decís es así, hoy hay muchísimos más mecanismos sutiles de captación y luego de que se hace intercambio es mucho más difícil encontrarlo, por eso se requiere que las políticas, ya sea de prevención, de asistencia, de rescate directamente, sean muy inteligentes. Como decís tú: mensajes de texto, Facebook, páginas, contactos, redes informales, todo eso que ha crecido muy vertiginosamente requiere que las políticas se muevan también vertiginosamente.
RA - Hay un dato en una crónica de El Telégrafo que me llamó la atención que se refería a las dificultades que hay para atacar el problema. Una de las cosas que mencionaba era algo similar a lo que ocurre con los menores infractores: se les da la captura, pero luego se los devuelve a la familia y vuelven a reincidir. Decían que en este caso de la explotación sexual de adolescentes hay un factor similar: se las ve en esta situación, se las devuelve a las familias y vuelven a lo mismo.
EC - ¿No fue eso lo que pasó en este caso?
RA - Sí, comenzábamos diciéndolo, no era la primera vez que ejercían la prostitución, se sabía que lo hacían en el centro de la ciudad.
EC - ¿El procedimiento de actuación judicial con los menores o las menores involucrados en caso de explotación sexual adolescente no debería ser otro?
JMP - Es muy delicado, y a veces es muy difícil juzgar cada caso. Se requiere mucha fineza en el manejo y contar con herramientas diversas que a veces no existen. La decisión de si internar en una institución o devolver a la familia a veces puede ser evidente, en una familia patológica, una familia criminógena; otras veces hay dudas, porque internar en una institución también puede ser negativo. Ahí hay mucho trabajo para hacer para desarrollar nuevos mecanismos de cuidado y de atención. En el fondo hay un tema de protección, en este caso de protección a la mujer.
Una cosa que no está en la investigación es una encuesta que hicimos al final en las policlínicas de Salud Pública adonde van las mujeres. Eran policlínicas médicas, se les daba un carné médico a personas mayores de 18 años. Pero constatamos la falta de respuestas que hay para personas que están en estas situaciones, ha caído muchísimo eso. Hay que incentivar, el Estado puede jugar un rol de incentivar a personas u organizaciones que tengan vocación para trabajar en esto, para efectivamente hacer ese trabajo fino de cuadra a cuadra, cara a cara, persona a persona, para que se pueda atender a esas alarmas que decía Emiliano, que son muy suaves, muy sensibles, no se detectan fácilmente, y que si no se detectan cuando apenas están sonando, las encontramos cuando ya es tarde, ya el daño está hecho.
***
Transcripción: María Lila Ltaif
***
Contenidos relacionados:
Documentos: Estudio exploratorio sobre la trata de personas con fines de explotación sexual en Argentina, Chile y Uruguay - Organización Internacional para las Migraciones