Patrimonio

La demolición del edificio Assimakos pone bajo la lupa "el posicionamiento de la cultura arquitectónica en nuestro país"

Los montevideanos han demostrado su descontento con la demolición del edificio Assimakos, en Av. Italia y Mataojo. El debate sobre el cuidado del patrimonio arquitectónico se instaló luego de que este edificio de estilo moderno, con toques expresionistas y art decó fuera derribado. En Perspectiva trató este tema con el arquitecto Andrés Mazzini, integrante del Comité del Patrimonio, grupo que está tratando de "elaborar una serie de criterios que permitan identificar los edificios y propuestas de la arquitectura moderna uruguaya que deberían ser protegidos", según declaró. También es partidario de "mejorar la formación" de los arquitectos para que sus herramientas "permitan entender" cuándo se está frente a una obra calificada.

(emitido a las 8.52 hs.)

ROMINA ANDRIOLI:
La demolición del emblemático edificio de Assimakos no dejó a nadie indiferente. Tanto especialistas como simples transeúntes expresaron su desaprobación por la desaparición de la simbólica obra de avenida Italia y Mataojo el pasado fin de semana. Y el hecho volvió a abrir el debate sobre cómo Montevideo cuida su patrimonio arquitectónico.

El edificio poseía características únicas. Era una referencia para la ciudad. Extranjeros venían especialmente a sacarle fotos y ante su fachada incluso se filmaron varios comerciales. Pero no estaba protegido como un bien cultural ni poseía una declaración de interés departamental.

Para hablar de este tema en particular, sobre qué significado tenía este edificio para Montevideo y, en general, cuál es la situación de protección que la ciudad ofrece a obras de este tipo, estamos en comunicación con el arquitecto Andrés Mazzini, profesor agregado de Historia de la Arquitectura en la Universidad de la República (Udelar).

Estamos también con Rosario Castellanos.

ROSARIO CASTELLANOS:
Andrés Mazzini es arquitecto, egresado de la Facultad de Arquitectura de la Udelar. Hoy es profesor agregado del Instituto de Historia de la Arquitectura de esa facultad e integrante del Comité de Patrimonio que se formó allí. Trabajó como arquitecto para las facultades de Psicología y de Ciencias Económicas entre los años 1992 y 2006, fue proyectista y director de obras en Estudio Ciudadela. Fue delegado de la Udelar en la Comisión del Patrimonio entre 2003 y 2009, y antes integró el Grupo de Estudios Urbanos liderado por el arquitecto Mariano Arana, que fue uno de los primeros en poner el tema de la preservación de la ciudad desde la academia.

ANDRÉS MAZZINI:
Es cierto, sí.

RC - Estás en ese tema y te preocupa.

AM - Sí, es un tema que plantea problemas permanentemente.

RC - Comencemos hablando del edificio en sí. ¿Qué valores tenía este edificio de Assimakos para la arquitectura? ¿En qué medida podía considerarse un patrimonio de la buena arquitectura o de la arquitectura más original de Montevideo?

AM - Particularmente el edificio tenía una impronta realmente singular. Era un edificio "original". Pocos edificios en Montevideo tenían las características que tenía este en cuanto a su buena respuesta a una función específica. Incluía una especial atención a la imagen del edificio en cuanto a trasmitir su función. Era una fábrica de alfombras, un comercio, que mostraba en su fachada una decoración muy impactante, que además tenía un sistema de iluminación que lo transformaba en un cartel nocturno de promoción de su producción. Eso lo hacía singular, y además tenía una volumetría interesante, con una llamativa cúpula. Tenía algunas características de la arquitectura moderna en un sentido ecléctico, con cuestiones expresionistas, con algún acento art decó. Y sobre todo por su singularidad era realmente atractivo, lo ha demostrado el hecho de que mucha gente -más allá de los arquitectos- esté hoy disgustada con lo que pasó.

RC - Ese recurso original se refería a una especie de doble pared en una de las fachadas, la más exterior estaba calada con un dibujo, que creo que era un indio, y las letras de "Assimakos", el nombre del comercio, entonces se colocaba luz entre una y otra capa, eso era lo que se iluminaba de noche. Afortunadamente existe otro ejemplo que está todavía en pie, en la calle Leyenda Patria, en la zona de Villa Biarritz, que es un indio a caballo en una especie de ataque que ocupa una enorme fachada de un edificio de altura, con el mismo procedimiento, que no sé si se ilumina de noche, pero sigue en pie y puede llegar a volverse a iluminar.

¿Por qué este edificio fue demolido? Se habla de que carecía de protección. Entonces, ¿en qué medida hay una responsabilidad si debió tener determinado grado de protección y no lo tuvo?

AM - Es un tema realmente difícil. En el tema del patrimonio hay una gran dificultad para determinar el repertorio que se va a proteger. Es una de las cuestiones más delicadas, porque de hecho al afectar con protección patrimonial se limita el derecho de propiedad. Eso es algo que se tiene claro desde hace mucho tiempo e implica que estas cosas tengan que estar regladas, tiene que haber normas, en el sentido de que hay conflicto entre el interés privado y el interés común. Si una obra es de interés general y debe protegerse, deben generarse mecanismos que contrarresten las limitaciones que se le imponen al propietario. Algunos de estos mecanismos están previstos, hoy los consideramos insuficientes en algunos aspectos, pero existen posibilidades de mejorarlos. Creo que es necesario mejorar nuestras normativas y encontrar mecanismos para que frente a una situación de estas las autoridades puedan realizar consultas y estar mejor asesoradas. Por eso se creó el Comité de Patrimonio en la facultad, para ofrecer un ámbito en el cual dirimir algunas cuestiones o al menos dar asesoramiento calificado con relación al valor de algunas construcciones o de algunos sectores de la ciudad.

RC - Ya existe por un lado la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, que declara monumentos históricos, pero tiene la contrapartida a la limitación de la propiedad de que la ley prevé que el propietario del bien puede exigirle al Estado que lo compre en caso de que él no pueda hacerse cargo. Y también la Intendencia tiene una declaración de interés departamental, que establece con mayor graduación ciertas limitaciones. Lo ha hecho en la Ciudad Vieja, donde estableció cuatro grados de protección, que de alguna forma es limitante pero no tanto, de hecho hay ejemplos notables de cosas que se han hecho a partir de excelentes edificios, como la reforma de la Casa Mojana para convertirla en el Centro Cultural de España, o Pablo Ferrando, que dejó de ser un comercio para convertirse por un lado en comercio pero también en lofts. Hay situaciones intermedias que han ido paliando ese inconveniente.

Pero además hay un aspecto cultural. En este caso en particular me pregunto si había necesidad de demolerlo todo y cómo incide ese aspecto cultural en la propia firma, que es Tiendas Montevideo, que se ha renovado en una cantidad de aspectos hasta modernizarse en su rubro, en su línea comercial, y no se dio cuenta de que podía ser un insumo a favor conservar y predisponer a los vecinos conservando aunque más no fuera la pequeña cúpula, tal cual lo ofrecía el proyecto original.

RA - Sí, porque en un primer proyecto una iniciativa de un arquitecto lo contemplaba.

RC - Claro, conservaba solo eso y transformaba el resto en un edificio absolutamente adecuado a las funciones de hoy. Me pregunto cómo no existe una conciencia de que de pronto un gesto de ese tipo habría predispuesto al barrio y a los posibles clientes a favor de la firma, si aquí no hay una carencia cultural. ¿Qué opinas?

AM - Sí, sin conocer el proyecto que estaba en juego –sabía de su existencia pero no de su formalización–, pienso que habría sido muy positivo en varios aspectos. Hay un problema de cultura, que tiene que ver también con el posicionamiento de la cultura arquitectónica en nuestro país, que no es solo una cuestión referida a lo patrimonial. En ese sentido creo que los esfuerzos de nuestra facultad por reposicionar el tema de la arquitectura y de la ciudad dentro de la cultura del país están bien dirigidos. De todas maneras son procesos que, como todos los procesos en la sociedad, son lentos y los distintos sectores van asumiendo tomando conciencia de las cosas en distintos momentos.

También se podría pensar que si desde el 80 estamos trabajando estos temas en este momento ya no deberían darse estas situaciones. Pero los procesos no siempre se dan como uno quiere. Esto demuestra que las cuestiones respecto al patrimonio son cambiantes, hay que discutirlas permanentemente y hay que seguir buscando mecanismos para mejorar la difusión y la protección. Lo que tú planteás de los distintos grados que hay a nivel de la Intendencia es cierto, pero se aplica en las zonas que tienen comisiones especiales y que tienen inventarios hechos. El resto de la ciudad, y en este caso avenida Italia, no tiene un inventario hecho. Podría proponérsele a la Intendencia que catalogue esos edificios singulares con grados de protección más allá de que tengan la figura de Bien de Interés Departamental, que exige su pasaje por la Junta, que es un tema más complejo y que lleva más tiempo.

RC - Hay un mensaje de Marga que dice: "Somos un país nuevo. ¿Qué memoria queremos tener?". Aquí aparece el primer malentendido, el de creer que únicamente se debe proteger aquello que tiene valor histórico. Esa es una de las cosas que en una entrevista que hiciéramos con el arquitecto Conrado Pintos habían quedado claras: se puede estar haciendo arquitectura hoy cuyo valor debiera ser protegido de aquí en adelante, que algún día será historia o no. No es solamente la historia de la arquitectura lo que se preserva, son los valores que permanecen y que aún hoy afortunadamente se siguen preservando o se siguen construyendo.

AM - Sí, cada vez más los actores que estamos implicados en estas cosas tenemos conciencia de que lo que hoy construimos se está constituyendo en patrimonio posible. Es una realidad –no sé si es un equívoco– que siempre se asocia lo patrimonial a un tema que tiene que ver con el tiempo, con la edad o con cosas que son anteriores. Cada vez más predomina el criterio de que las cosas son patrimonio en la medida en que alguien las reconoce como tal. El tiempo puede ser un factor, pero hay otros factores determinantes: la significación, el vínculo con hechos relevantes y otra cantidad de cosas, por ejemplo una buena factura puede hacer que se desee que las cosas permanezcan.

Uno de los temas que estamos conversando en el Comité del Patrimonio con la Comisión del Patrimonio Nacional es elaborar una serie de criterios que permitan identificar los edificios y propuestas de la arquitectura moderna uruguaya que deberían ser protegidos. Incluimos la arquitectura del siglo XX de nuestro país desde el 1940 hasta nuestros días como posible patrimonio. Eso indica un cambio de mirada respecto a otros momentos y afirma lo que tú decías, que no necesariamente lo más viejo es lo que constituye el patrimonio.

RA - Otro mensaje, Pancho plantea: "¿Por qué ahora se rasgan las vestiduras si el edifico de Assimakos estuvo durante años vacío sin que nadie le diera pelota?".

AM - Esas cosas pasan. Hay muchos actores en estas cosas y no todo el mundo está pendiente de lo que pasa en cada edificio del país. Hay gente que está más cercana a esos temas y habría sido interesante que alguien planteara la protección de este edificio. En lo que me concierne, quizás fui ingenuo, nunca pensé que a alguien se le pudiera ocurrir demoler un edificio de esa magnitud y con esas características. Pero esas cosas evidentemente suceden.

RA - Ahí también estamos hablando de actores sociales que de repente no miraron para allí al momento de establecer cierta protección, pero también hay un profesional atrás, un arquitecto que seguramente no le dio esa valoración.

AM - El tema de cómo actúan los arquitectos a nivel personal es delicado. Apuntando a eso y sin dirigirse a nadie en particular, es necesario mejorar la formación de nosotros mismos como actores para que nuestras herramientas como arquitectos nos permitan entender cuándo estamos frente a una obra muy calificada y ser capaces de plantear opciones que viabilicen que un edificio de estas características permanezca, ya sea en una reconversión que incluya una nueva función o una visión arquitectónica distinta, pero manteniendo las características particulares del edificio. Eso tiene mucho que ver con la formación y también está tratando de ser atendido por la facultad.

RC - Con un nuevo curso, por lo pronto, porque hoy se están dictando cursos con relación a la valoración patrimonial. Hace relativamente poco que ese aspecto se incluyó en la formación del arquitecto.

AM - Se ha ido abordando de a poco en forma puntual en distintas cátedras, pero hace cinco o seis años que existe un opcional en la carrera de grado referido a patrimonio, y además se instrumentó el diploma que este año empieza su tercera edición, que es un curso de posgrado dirigido a aumentar las capacidades en el diseño de intervenciones en el patrimonio arquitectónico.

RC - En la Intendencia hay otra iniciativa bien interesante que esperemos que en algún momento se concrete. Tiene que ver con empezar a declarar una fórmula diferente: de interés barrial. Sería interesante porque hay obras que de pronto tienen un especial significado para los vecinos y estos podrían hacer la propuesta. Podría ser una buena fórmula para cuando un edificio tiene un gran arraigo en determinado vecindario.

AM - Sí; muchas veces se ha dicho que algo es realmente patrimonio cuando tiene quien lo defienda. Quizás ese sea un caso muy concreto, a escala barrial la participación de la gente o cómo siente una obra o un lugar determinado puede incidir mucho más que otra cantidad de cosas en que ese bien se conserve. También es cierto que los valores patrimoniales tienen distinta significación y lo que puede ser valioso en un barrio no tiene por qué serlo en otro. Esa figura atendería realmente un patrimonio que es débil por naturaleza, que es más frágil porque no es significativo a nivel general.

RC - De todos modos, esto no es más que el desencadenante de esta conversación, el de Assimakos no es el único edificio. Tratamos este tema cuando fueron demolidas las casas gemelas de Fernando Siri, cuando se tiraron algunas en bulevar Artigas y cuando se intervinieron edificios notables sin respetar el proyecto original.

RA - El edificio de Assimakos era obra del arquitecto uruguayo Jorge Caprario, que vivió entre 1896 y 1997. Manuel Assimakos era un fabricante de alfombras que al ver que su negocio prosperaba decidió construir un edificio para su empresa y después para residencia familiar.

RC - El problema es que además es posterior al año 1940. En algún momento, cuando era intendente el arquitecto Arana, se estableció ese año como límite: toda construcción anterior a ese año que se pensara demoler indefectiblemente debía pasar por una consulta. Pero hasta ese límite debería ser movible, en la medida en que la historia avanza, de pronto ya no es a partir 1940, podríamos adelantarlo un poco más, entre otras cosas porque habría salvado este edificio que es de los años 1950.

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RA - Gran enojo, sorpresa e indignación tuvieron muchos montevideanos al ver en los últimos días la demolición del edificio sede de Assimakos, en avenida Italia y Mataojo.

Como en otras ocasiones, la movilización llegó tarde, la emblemática obra del arquitecto Jorge Caprario, que reunía particularidades y aspectos arquitectónicos destacados, ya no existe. En su lugar habrá un nuevo local comercial de Tiendas Montevideo.

Sobre este tema, por qué se llegó a esta situación y cómo se hace para proteger un bien arquitectónico, estamos conversando esta mañana con el arquitecto Andrés Mazzini.
 
RC - Dice Estela del Cordón: "Pero quienes hemos protestado no tenemos formación arquitectónica y apreciamos su originalidad". Tiene todo el derecho, no hay que tener formación arquitectónica, si uno siente que algo debe permanecer por lo menos debe intentar mantenerlo.

Alguien pregunta quién era el propietario. Poco importa, el propietario vendió en su ley y quien compró y demolió también. Justamente, de eso se trata, aquí no hay otra ilegalidad que el hecho de que se hizo una demolición sin permiso y se va a pagar una multa y punto. El permiso de construcción lo tenía, lo aclaró Eleonora Bianchi, es un permiso que se saca en la Intendencia en el piso 5 y lo tenía. Paralelamente cuando hay algo en el terreno se debe gestionar el permiso de demolición en el centro comunal. Eso es lo que no se hizo, por lo que va a tener que pagar una multa antes de continuar con la obra. Pero el problema está planteado desde el momento en que pudo haberse evitado si hubiera integrado alguna lista de protección, ya sea en la Comisión del Patrimonio o en la Intendencia, y no estaba.

Hay una iniciativa de la propia facultad, que es la creación del Comité de Patrimonio que Mazzini integra en su calidad de profesor agregado del Instituto de Historia de la Arquitectura, que está haciendo un listado más general. ¿Es así?

AM - Sí.

RC - Porque hay zonas de la ciudad que tienen comisiones especiales permanentes que se encargan, pero no era el caso. La tienen Ciudad Vieja, Pocitos, Punta Carretas, el Prado, Carrasco y Punta Gorda; esta no la tenía. Entonces ¿qué se está haciendo en la Facultad de Arquitectura para proteger o tratar de identificar edificios en el resto de la ciudad que pudieran requerir algún grado de protección?

AM - En principio, el comité se crea para tener un ámbito de coordinación, reflexión e investigación sobre la temática del patrimonio, que era algo que no existía en la facultad de forma orgánica. La primera propuesta que se está trabajando es la referida a la arquitectura moderna en el Uruguay a partir del 40 del siglo XX. De todas maneras en el año 2007 en la facultad se había hecho una lista tentativa de bienes que merecían protección, que fue revisada en el año 2011 y aportada a la Intendencia y a la Comisión del Patrimonio, integrada por edificios sobre los cuales debía llamarse la atención. Algunos de esos edificios, muy pocos, han tenido protección a raíz de eso. Un caso es la vivienda Terra, que está frente a la Facultad de Arquitectura, obra del arquitecto Arostegui, que fue protegida recientemente. Es solo un comienzo, el tema merece estudio. A raíz de estas cosas uno piensa que quizás una lista o un repertorio, que se sabe que siempre es incompleto, quizás debieran contener más ejemplos de los que uno en primera instancia piensa. Este es un caso claro, porque a Assimakos no lo habíamos incluido en ese listado.

RC - ¿Qué se está haciendo en la Comisión del Patrimonio? ¿Ya se está trabajando sobre el listado? ¿Se sigue? Supongo que debe ser necesaria una actualización permanente, todos los días se está construyendo algo e intentando destruir alguna cosa en momentos en que afortunadamente tenemos un pico alto de construcción.

AM - Es cierto. También aportamos desde el punto de vista de la extensión y el asesoramiento la realización de los inventarios que otorgan los grados de protección. Lo hicimos con Ciudad Vieja, está en línea, se puede consultar en la página de la Intendencia, y estamos conversando con la Intendencia para hacer el inventario del Prado con las mismas características. También con respecto al área protegida de Maldonado se está firmando un convenio este año para hacer un trabajo similar.

De todas maneras, no estamos hablando de las cuestiones que ya tienen una cierta instrumentación, sino de lo que podría tender a prevenir situaciones de este tipo. En ese sentido tenemos que repensar y revisar las listas y aportar con un ojo más amplio y más crítico para ser más inclusivos, para prevenir en todas las áreas de la arquitectura, cubriendo todos los períodos y cubriendo geográficamente mayores áreas, aportar en el sentido de decir "estas cosas hay que mirarlas con atención". No podemos reclamar una protección inmediata, pero sí al menos que cuando se va a plantear una obra en un edificio que está incluido en un listado se pida un informe técnico con su valoración, de manera que quien va a decidir si se demuele o no tenga más elementos para no actuar simplemente por la vía de "si no tiene protección, se puede demoler".

RC - Hay otro aspecto interesante: por un lado arquitectos dispuestos en la Facultad de Arquitectura a dar una mano en ese sentido, una apertura de la Intendencia a que los vecinos puedan proponer, pero además, en la medida en que de antemano se conozca la situación de un determinado edificio, se está contemplando el derecho de quien va comprar a saber que puede consultar sobre algunas condiciones de manera que no lo sorprenda luego el hecho de que no puede demoler tal o cual cosa. Porque también se nos ha dicho en muchos casos que estamos afectando el derecho de propiedad de quien vende y el derecho de hacer de quien compra.

AM - Sí, esa es la idea, que era algo que antes no se pensaba que fuera necesario, el hecho tener un inventario con el grado de protección y con la consecuencia de que se pueden hacer o no determinadas cosas que sea consultable por cualquiera. Si tú vas a comprar un bien en Ciudad Vieja, consultás la página y ahí dice qué altura podés hacer, si tenés que conservar todo el edifico, si lo podés demoler, que no son todos los casos. De alguna manera tenés explícitamente las posibilidades de intervenir más o menos en cada lugar. Tendría que extenderse a todas las áreas patrimoniales y abarcar edificios relevantes aun fuera de esas áreas.

RC - Un aspecto no menos importante es el burocrático. Porque más allá de todas estas buenas intenciones, hay pasos que dar. Por lo pronto, si la Facultad de Arquitectura confeccionara esa lista y la Intendencia estuviera dispuesta a aceptarla, tiene que pasar por la Junta Departamental para su aprobación. Entonces, ¿qué esperanza se tiene con relación a que efectivamente pueda ser una herramienta de peso, que obligue a la consulta al menos? ¿Han consultado algo respecto a la predisposición de la Junta a aprobar un listado en el cual se establezcan limitaciones para ciertas obras en Montevideo?

AM - Creo que la posibilidad existe porque ya se ha hecho. La Intendencia ya ha aprobado listados de bienes de interés municipal, como se llamaban antes, hoy bienes de interés departamental. Eso exige consensos, acuerdos y una cantidad de cosas; quizás lo que podría ser más fácil de instrumentar es el tema de la consulta. Las comisiones permanentes han funcionado o siguen funcionando muchas veces por la validez que les da la norma en el sentido de ser quienes deciden en una cantidad de casos en los cuales no está dicho taxativamente "esto se puede, esto no se puede". Son ámbitos de consenso, de coordinación, donde están representados los constructores, los arquitectos, la facultad, la Intendencia misma, la Sociedad de Arquitectos, los vecinos. Creo que ese mecanismo, que ya existe, debería poderse instrumentar como un mecanismo de consulta; en ese caso se está apelando a la buena voluntad o a la voluntad política de atender un tema que no es fácil de resolver y que no se resuelve con una norma que diga "esto sí, esto no".

RA - ¿Qué experiencia hay en otros países para proteger estos bienes arquitectónicos?

AM - Hay experiencias muy similares a la nuestra. El caso más significativo para mí en particular es el de Nueva York. Ahí estamos frente a un país donde el capitalismo es una cuestión fuerte, y uno podría pensar que los derechos privados son lo primero que se contempla. Pero de hecho la oficina de protección de Nueva York es una oficina muy potente, muy grande, con un bufete de técnicos y de asesores muy calificados y abundantes, y lo que allí se estudia y se aprueba o no tiene fuerza de ley. Uno podría pensar que Nueva York es un lugar donde estas cosas no pasarían, pero sí pasan, y están muy bien estructuradas. Desde ahí hasta otros países como Italia, que tiene un Ministerio de Bienes Culturales, las posibilidades son muchas.

RC - Creo que Brasil también protege mejor que Uruguay, y está más cerca.

AM - Brasil tiene una historia de protección que arranca en la década del 1930, que es más o menos cuando arrancan los grandes movimientos, sobre todo en Italia, por tanto nos lleva muchos años de ventaja.

RC - Justo es decir que todos esos países tienen una contrapartida de beneficios para ofrecer a quienes se afecta en su propiedad que todavía acá estamos reticentes a aplicar.

AM - En el tiempo que estuvimos en la Comisión de Patrimonio, con William Rey iniciamos conversaciones con el Banco República para que se otorgaran préstamos blandos a propietarios de monumentos históricos. Vimos que era posible por la voluntad del banco, pero después le perdimos la pista al no seguir en la comisión. Por ahí puede haber una posibilidad. Se está haciendo a través de unos programas en el Reus Norte y se ha hecho en parte en la Ciudad Vieja con préstamos del exterior, pero debería haber un sistema que posibilitara eso a nivel nacional.

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Transcripción: María Lila Ltaif