Matriz energética

Las pequeñas centrales hidroeléctricas aprovechan mejor los recursos naturales y facilitan las inversiones en riego

La Dirección Nacional de Energía (DNE) realizó una investigación que enumera varios puntos del país en donde se pueden instalar pequeñas centrales hidroeléctricas que permitirán el mejor aprovechamiento de los recursos naturales de nuestro país. En entrevista con En Perspectiva, Ramón Méndez, director nacional de Energía, reiteró el objetivo de la cartera de querer seguir avanzando hacia las energías renovables. Con la instalación de las pequeñas centrales hidroeléctricas se apelará al aprovechamiento de los recursos naturales y pretenderá reducir los costos. El director también destacó que Uruguay forma parte de un conjunto de países que utiliza "el grueso de su potencial hidráulico" convirtiéndolo en un pionero en América Latina. Asimismo, Méndez estima que para fines de 2015 el 90% de la generación eléctrica será en base a energías renovables.

(emitido a las 8.50 hs.)

EMILIANO COTELO:
La semana pasada la Dirección Nacional de Energía (DNE) presentó, en conjunto con otras oficinas del gobierno, un estudio que investigó cuáles son los puntos concretos, a lo largo del país, en donde podrían instalarse pequeñas centrales hidroeléctricas. Una alternativa más para desarrollar la matriz energética nacional.

El análisis incluyó un estudio de prefactibilidad a nivel técnico, económico y ambiental no solo de sitios nuevos de localización, sino de la eventual reconversión, la reutilización a estos efectos, de embalses ya existentes.

La voluntad de avanzar en esta posibilidad está fundamentada en el objetivo del Poder Ejecutivo de que para el año 2015 se genere, al menos, el 50% de la energía primaria a partir de fuentes renovables.

Para averiguar qué potencial ofrece la instalación de estas pequeñas centrales hidroeléctricas y qué inversiones se vienen en este rubro recibimos al director nacional de Energía, doctor Ramón Méndez.

¿En qué consiste una "pequeña central hidroeléctrica"?

RAMÓN MÉNDEZ:
En el mundo hay un potencial hidráulico inexplotado muy importante. Cuando se habla en general de potencial hidráulico, se piensa en grandes represas como las cuatro que tenemos en nuestro país, con generación superior a 100 megavatios. Pero en muchos lugares del mundo ya no hay posibilidad de utilizar los grandes ríos, porque inundan muchas zonas densamente pobladas, y se ha empezado a utilizar la idea de pequeñas centrales, de 1 megavatio o por debajo de eso. Para tener una idea, son centrales 1000 veces más chicas que Salto Grande, 300 veces más chicas que las represas del río Negro o incluso menores de 1 megavatio. Ocupan menor espacio, inundan menor cantidad de campo, tienen menos impacto ambiental sobre la zona, de cambio del ecosistema, tienen menos costo, pero sumadas pueden llegar a tener un impacto importante.

El líder mundial en esta tecnología es China, donde están instaladas la mitad de las pequeñas centrales hidráulicas del mundo. Tiene miles de pequeñas centrales hidráulicas. En Uruguay queremos seguir avanzando, como toda la política energética lo ha definido, hacia las energías renovables, que son autóctonas, que fomentan la soberanía y que reducen costos, y nosotros formamos parte de ese pequeño conjunto de países, como los europeos, que ya hemos utilizado el grueso de nuestro potencial hidráulico importante.

EC - El estudio que se presentó la semana pasada recuerda que Uruguay fue pionero en América Latina en el aprovechamiento de la energía hidroeléctrica, la represa de Rincón del Bonete Gabriel Terra fue líder.

RM - La primera represa hidroeléctrica de América Latina se instaló en Uruguay a fines del siglo XIX en la mina de oro de Corrales.

EC - Ah, además está ese otro antecedente.

RM - Exactamente. Luego fue abandonada, hace muchas décadas, pero fue la primera represa hidroeléctrica de América Latina.

EC - Según un estudio de la Olade (Organización Latinoamericana de Energía), que se mencionó en la presentación, del potencial hidroeléctrico nacional está en uso el 85% en las cuatro grandes centrales que se encuentran operando, que acumulan una potencia instalada de 1815 megavatios. Queda muy poco jugo para sacarle a esta fuente de energía. ¿Por qué se decide ir por este camino?

RM - Por muchas razones. En primer lugar, cualquier expresión que comience "la solución para el tema energético de un país es…", no importa cómo termine, seguramente es incorrecta. Los temas energéticos involucran una cantidad de factores y por lo tanto una combinación de soluciones. No hay que pensar en una solución única que resuelva todos los problemas, sino en una combinación equilibrada de diferentes instrumentos que permita llegar al óptimo para cada país.

En nuestro caso es una suma de soluciones. Sobre fines del año que viene vamos a tener más del 90% de nuestra generación eléctrica basada en energías renovables y va a ser una combinación. Un poco más del 50% las hidráulicas tradicionales, cerca del 30% la eólica, alrededor del 12% de biomasa, un comienzo tímido, más o menos de 1%, de solar fotovoltaica y el resto del gas de la regasificadora en los momentos de condiciones climáticas menos favorables.

Esta combinación de fuentes renovables nos permite la esencia de lo que queremos hacer: tener un mejor aprovechamiento de nuestros recursos naturales, utilizar nuestra realidad nacional, en este caso el agua, el viento, el sol, la biomasa, para producir la energía que precisamos. De esa forma somos más soberanos, nos independizamos de los commodities que tendríamos que importar y generamos miles de puestos de trabajo, como se están generando con todo esto, y haciendo la relación adecuada terminamos reduciendo costos.

EC - Usted mencionaba recién algunas de las ventajas. Además, ¿es posible que siga bajando la tarifa de UTE por esta vía?

RM - Claro que sí. Todo lo que estamos llevando adelante apunta a la reducción de los costos energéticos del país. En este período de gobierno ya empezamos ese camino, porque la inflación acumulada desde el comienzo del gobierno hasta hoy es de 35%, más o menos, mientras que las tarifas de electricidad aumentaron solamente 21%. Con lo cual hay una reducción real de 14%, una reducción neta del costo de la energía eléctrica en el país. Y cuando se complete toda esta transformación que significa la fuerte introducción de la energía eólica más la regasificadora, que va a implicar que nunca más usemos o que sea absolutamente excepcional el uso de derivados de petróleo para generar electricidad en nuestro país, el costo de generación va a disminuir entre 25 y 30%. Eso no se transfiere directamente a tarifas, porque el costo de la generación es uno de los costos de UTE, pero va a implicar una reducción mayor de las tarifas energéticas en el país.

EC - Para completar el espectro de ventajas, ¿cuál es el impacto positivo para las zonas donde se emplacen estas pequeñas centrales?
    
RM - El impacto natural es la generación de puestos de trabajo durante la construcción, que llevará unos cuantos años, en algunos casos un año o algo por el estilo, y es la esencia de todo lo que está ocurriendo. Solo en el caso de la energía eólica se están invirtiendo en el país cerca de 2000 millones de dólares en un período de un año y medio, dos años. Dos mil millones de dólares es más de lo que fue la inversión de UPM en su momento. Pero a diferencia de UPM o Montes del Plata, que son 3000, 4000 trabajadores concentrados en un único punto del país, esta generación distribuida que se está desarrollando genera puestos de trabajo a lo largo de todo el territorio. En este momento tenemos inversiones energéticas en los 19 departamentos del país. Eso genera trabajo durante un tiempo, mientras las obras se van sucediendo, y luego, menor, en la operación.

EC - Justamente, después de que se inaugura, ¿puede decirse que la instalación de una de estas pequeñas centrales hidroeléctricas le da un nuevo negocio a un emprendimiento agropecuario?

RM - Efectivamente, ese es el segundo aspecto. Hasta ahora estamos hablando del aspecto exclusivamente energético, en el que hay otro elemento central: vamos a tener una fortísima introducción de energía eólica, que se está dando ahora, más de la mitad de las cargas especiales hoy en el país son molinos de viento que van rumbo a los emplazamientos donde están siendo instalados. Pero como la energía eólica es intermitente –no sabemos cuándo va a haber viento–, es necesario un complemento, y la energía hidráulica es el complemento ideal. Se mantiene el agua reservada en la represa y en el momento en que baja el viento se ponen en funcionamiento las turbinas hidráulicas. Complementar la energía eólica con energía hidráulica es fundamental para todo el desarrollo que estamos haciendo por lo menos hasta el año 2035, por tanto tener más lugares de reserva de agua para complementar la energía eólica forma parte de todo el desarrollo que queremos llevar adelante.

Usted me preguntaba más allá del sector energético, y este proyecto claramente va más allá del sector energético. Es un proyecto que lideramos y financiamos nosotros, pero lo realizamos junto con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), el ministro Tabaré Aguerre está firmemente interesado en el tema del riego, como él dice, regar le agrega un nuevo piso al país, porque multiplica la generación de comida, ya sea para los cultivos, directamente para consumo humano o para forraje animal, por tanto el rendimiento de nuestros campos se multiplica de forma importante. Hay regiones enteras donde los cultivos son de secano –no se utiliza riego–, pero si hubiera riego se podría desarrollar de forma más importante la riqueza del lugar, fundamentalmente en muchas zonas el forraje para uso animal, lo que podría aumentar la carga vacuna y lanar en determinadas zonas del país. Entonces este es un proyecto que apunta a utilizar los recursos naturales del país, en este caso el agua, de forma combinada para regar y para generar energía eléctrica. Así lo concebimos, los tres componentes de este estudio tienen que ver con cuál es el mejor maridaje entre los dos objetivos.

EC - El mensaje podría ser: si hay un grupo de productores que están pensando en invertir en una represa a los efectos de la producción agrícola o agropecuaria y no están muy seguros, en la medida en que ese embalse se utilice también a los efectos de generación de energía eléctrica estarán en mejores condiciones de largarse, tendrán más motivos para largarse, porque van a tener por ahí otra fuente de ingresos.

RM - Sí. En el transcurso del estudio analizamos 1331 represas existentes en el país, que ya se utilizan para riego, en su gran mayoría para cultivos de arroz, muchas en el norte y en el este y sureste del país, y se vio la viabilidad de agregarles la generación hidráulica. Se hicieron estudios de todo tipo, técnicos, ambientales, de prefactibilidad, económicos, energéticos, etcétera, y se vio que en varios casos valía la pena.

Pero además analizamos específicamente, junto con el MGAP, la viabilidad de instalar nuevas represas en lugares donde no existen, porque ha habido un cambio legal importante en el país en los últimos años. Tradicionalmente esas 1331 represas que analizamos son monoprediales, es un único productor que tiene el 100% del embalse en su padrón, porque la ley así lo exigía. Pero luego de la reforma constitucional y la forma en que se reglamentó en el gobierno anterior y en el actual, se pueden crear represas multiprediales. Se pueden asociar varios productores, inundar varios padrones al mismo tiempo y hacer un uso compartido de esa agua. Desde la reforma constitucional el agua no es un bien propiedad del propietario del padrón, sino que es un bien público, por lo tanto hay una serie de mecanismos por los cuales se puede compartir para diferentes fines y entre diferentes propietarios.

EC - En ese contexto se identificaron una serie de sitios en el país donde podrían construirse nuevas represas.

RM - Exactamente, y represas grandes, más importantes que las actuales. La más importante hoy en día, que justamente es del "modelo nuevo", es la represa de India Muerta, de Comisaco, en Rocha. Es una represa multipredial que fue realizada hace varias décadas, con un criterio diferente, con una participación fuerte del Estado. Hay varios puntos en el país donde se podrían hacer represas importantes; por supuesto que se analizó que no invadan centros poblados ni infraestructura, carreteras, etcétera.

EC - ¿Cuáles serían algunos de esos lugares, por ejemplo?

EC - Se vieron represas en Artigas, Salto, en la frontera entre Rivera y Tacuarembó, en Colonia, Flores, San José, Florida, Maldonado, Lavalleja. Se analizaron 20 en total, sobre el arroyo Molles, en el arroyo Illescas, en el Potrero, varias en San José, en Mataojo, Sapucay, Arerunguá, Mataojo Grande. Se analizaron unas cuantas en el Arapey, en el arroyo Valentín Grande, en el Ri, en El Salvador, en el Pelado, en Tres Cruces Grande, Cuaró, etcétera. Se estudiaron 20, algunas de ellas de volúmenes muy importantes. En algunos casos se podría llegar, como por ejemplo en la cota 81 del arroyo San José, hasta 26 megavatios. Es un número importante, que ya empieza a ser comparable con las represas más chicas del río Negro, como Baygorria.

Se analizó la viabilidad y se vio que 19 que tendrían una tasa de retorno superior al 10%. Se hicieron una serie de análisis de todo tipo, de prefactibilidad, por supuesto, y en 19 la inversión eléctrica en sí agregaría una tasa de retorno de más del 10% –y por encima de 10% ya se considera que es un negocio interesante–, y 10 el retorno sería superior al 15%, por tanto estamos hablando de una inversión interesante.

Esto es solamente la inversión para generación de electricidad, porque la conveniencia de instalar represas multiprediales de tamaño más importante en estos puntos que se analizaron provino del análisis del MGAP, que dijeron: "En este lugar es interesante por sí mismo instalar una represa con fines de riego. ¿Cuánto le agregaría al negocio, cómo sumaría a la decisión si yo además genero electricidad?". Y se vio que en la gran mayoría de los casos hay un agregado positivo, se generan ingresos extra para quien los desarrolle, sea un conjunto de productores, sea el Estado, sea una asociación público-privada. Ese es otro elemento, ahora hay que empezar a tomar decisiones con la información.

EC - Varios oyentes preguntan cómo se estima el costo de generación.

RM - Hicimos dos cosas al revés. En primer lugar dijimos: en las represas existentes, si instaláramos generación eléctrica, ¿a qué precio se podría vender la energía? El análisis de la cantidad de agua que hay en la represa, la cantidad de agua que hay en la cuenca, el costo de la inversión, el manejo que hay que hacer en función del riego –que obviamente es prioritario, lo energético pasa a ser complementario– dio que en un conjunto interesante, digamos la mitad de las que parecían más interesantes, vendiendo la energía a entre 90 y 100 dólares el megavatio/hora los números cerraban. Y 90 a 100 dólares el megavatio/hora es más o menos el precio al cual hoy se está comprando la energía eléctrica generada por biomasa, o se está empezando a comprar la fotovoltaica. Es un precio que hoy es de conveniencia para el sistema.

EC - ¿Es de conveniencia para UTE también?

RM - Claro, para el sistema eléctrico. Es de conveniencia para el consumidor de energía eléctrica nacional porque no hay otras fuentes de energía más baratas que esas. La más barata es la eólica, 60 dólares, por eso estamos metiendo tanta cantidad de eólica, pero tiene un límite –por la variabilidad a lo largo del día de los vientos en cualquier lugar– y tenemos que complementarla con otras fuentes de energía. Entonces, dejando de lado la eólica, que es la más barata, la generación a partir de estas pequeñas centrales hidráulicas tiene costos comparables con los de otras fuentes, infinitamente inferiores a los costos actuales. Hoy cuando generamos con fueloil, lo más barato, gastamos 180, 190 dólares por megavatio/hora, cuando generamos con gasoil gastamos alrededor de 250-300 dólares el megavatio/hora. Esos precios van a desaparecer de nuestro sistema energético, esperemos que para siempre, y lo más caro, alrededor de 90-100 dólares, con el complemento de fuentes no renovables que se va a dar a partir de la regasificadora, va a andar alrededor de 120-130 dólares, pero no más caro que eso, en el país.

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EC - ¿Una pequeña central hidroeléctrica emplazada en el medio del campo también tendría la ventaja de suministrar energía eléctrica a la zona?

RM - Esa es una fantasía que existe en particular en el interior. Un sistema eléctrico –no en todos los países, en los grandes no es así– está integrado, es una única unidad. Todas las líneas eléctricas están conectadas. Yo puedo llegar al enchufe en un pueblo alejado, en la mitad del campo, donde hay electricidad, en Rivera, a partir de lo que genero en Salto Grande, en Montevideo, en San José o en cualquier otro lugar de la República. La red eléctrica está interconectada. Para que yo pueda tener electricidad en determinado punto del territorio tiene que llegar la línea eléctrica, no tiene que haber generación en ese mismo lugar.

Dicho esto, desde el punto de vista técnico lo más razonable es tener la generación lo más cerca posible de la demanda, porque hay menos pérdida a lo largo de las líneas, porque hay que hacer menos líneas, etcétera. Entonces todo el sistema energético de un país está pensado para tratar de colocar la generación lo más cercana posible a la demanda. En nuestro país en el sistema al que estamos yendo, la demanda está distribuida, más allá de que el 70% está en la zona sur sobre la costa, y la distribución también va a estar distribuida. Estamos teniendo, entre los parques eólicos, las centrales de biomasa –hay 10 funcionando en este momento–, la fotovoltaica –que va a venir y a su vez es complementaria de la eólica– y este agregado de pequeñas centrales hidráulicas, generación distribuida en todos los departamentos.

EC - Tan distribuida que ahora también es posible generar a nivel de un hogar.

RM - Claro, ese es el concepto ideológico –en el sentido profundo de la palabra– que estamos tratando de llevar adelante. Queremos que cada consumidor pueda ser también generador, que desde una casa hasta una industria o cualquier consumidor tengan la posibilidad de generar su propia energía eléctrica y no eléctrica. Fomentamos eso, no quiere decir que cada uno tenga que hacerlo, para eso están las distribuidoras de electricidad, de combustibles, de gas, de lo que sea, pero si lo quiere hacer, lo puede hacer, para eso hay disponibles una serie de instrumentos desde hace ya unos cuantos años.

EC - Tengo una cantidad de preguntas de oyentes a propósito de qué viene después de la difusión de este estudio y este informe. ¿La inversión privada es viable para estos emprendimientos? ¿Las represas serían de particulares? Y en ese caso, ¿quién las controlaría? ¿Cómo se manejaría todo el tema del embalse, de abrir y cerrar compuertas, etcétera?

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EC - Muchas de las represas destinadas al riego que ya existen en nuestro país podrían agregar, de manera rentable, la generación de energía eléctrica. Pero además, existen decenas de lugares aptos para construir nuevas represas que podrían funcionar o con doble propósito o destinarse solamente a la generación de electricidad.

De este estudio que dio a conocer el gobierno la semana pasada, Pequeñas Centrales Hidroeléctricas, estamos conversando con el doctor Ramón Méndez, director nacional de Energía.

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EC - ¿Qué esperan que ocurra ahora, después de la difusión de este estudio?

RM - Podríamos decir que esto arranca en el año 2006. En el 2006 se hizo tímidamente un primer intento de incorporar energías renovables en el país, en el gobierno del doctor Tabaré Vázquez. Se hizo un llamado en el cual se invitaba a inversores a que presentaran proyectos para generar o bien a partir de energía eólica o bien a partir de biomasa o bien a partir de pequeñas centrales hidráulicas. Y mientras que empezó tímidamente a haber interesados en energía eólica y en biomasa, no hubo ni un solo interesado en pequeñas centrales hidráulicas.

Como era promisorio lo de la eólica y lo de la biomasa, comenzamos a desarrollar las condiciones para que eso se multiplicara como se ha multiplicado. Es decir, esto no son ideas que simplemente se tiraron para luego esperar a ver qué pasa. No estamos llegando por casualidad a 2000 millones de inversión en energía eólica, más de 20 proyectos en construcción a lo largo de todo el territorio. Es porque se generaron marcos legales, información, se cotejó esa información internacionalmente, se hicieron una cantidad de reuniones con potenciales inversores interesados, nacionales e internacionales. Aprendimos, se aprendió desde el punto de vista técnico cómo funcionaba. Se generaron las condiciones.

Como nos fue muy bien con la eólica, nos fue muy bien con la biomasa y luego empezó a llegar la fotovoltaica, las pequeñas centrales hidráulicas habían quedado para atrás, de alguna forma no eran necesarias. También nos hacen esa pregunta: si esto es pequeño, ¿para qué preocuparnos por lo pequeño? Pero todo suma, sobre todo en este caso de las pequeñas centrales hidráulicas por el complemento fundamental para el riego.

Entonces en un momento determinado nos pareció que habíamos llegado a la madurez en todo el resto del tema como para hincarle el diente al desarrollo de esto. Y para desarrollarlo lo primero que había que hacer era generar información.

EC - Ustedes esperan que se presenten inversores privados interesados en ir por este camino.

RM - En una primera instancia, como hemos hecho siempre, vamos a tratar de hacer una curva de aprendizaje, generar condiciones, ver si esas condiciones son suficientes, si hay que generar mayor información. Cuando me refiero a condiciones quiero decir dar información, generar los marcos regulatorios claros y transparentes para que se puedan hacer inversiones que son a 20, 30 años. Pero ya hemos empezado por los pilotos, paralelo a este estudio se están haciendo dos cosas.

En una asociación entre OSE y UTE se están instalando pequeñas turbinas en la represa de Paso Severino, que nutre de agua al 70% de los uruguayos en todo el sur del territorio. Es una inversión 100% pública, OSE, propietaria de la represa, y UTE, van a hacer este emprendimiento, ya lo están haciendo.

Por otro lado, en una asociación más público-privada y con participación incluso de los gobiernos locales, con Comisaco, en India Muerta, en el norte del departamento de Rocha, cerca de la frontera con Lavalleja, se va a desarrollar un piloto de una central de 1 megavatio, más o menos, en una represa que fue creada hace algunas décadas para riego de arroceros.

EC - Hace casi dos años entrevistamos aquí en En Perspectiva al intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, y él hablaba de un proyecto en esa zona del país que consistía en dos pequeñas centrales hidroeléctricas ubicadas sobre el río Tacuarí para generar 15 megavatios. Una inversión del orden de 40 millones de dólares en la que la propia Intendencia iba a participar. Creo que después esa parte del proyecto se modificó, pero estaban la empresa constructora Ramón Álvarez y una empresa brasileña, Hidroenergía, interesadas en eso.

RM - En estos últimos tres o cuatro años ha habido varias empresas extranjeras, a veces en asociación con empresarios locales, interesadas en instalar pequeñas centrales hidráulicas, pero faltaba buena información. El intendente Botana impulsó muchísimo estos dos proyectos sobre el río Tacuarí, incluso hay un contrato eventual entre este consorcio que integran la propia Intendencia y la UTE para eventualmente vender energía; está pactado el precio, etcétera. Pero los estudios que se hicieron dentro de este marco que estamos definiendo mostraron que esos dos puntos del río Tacuarí no eran tan promisorios como había señalado la empresa extranjera que estaba interesada en generar ese contrato. Nos parecía más importante proveer a los intendentes de la mejor información posible. Lo primero que hicimos con esta información cuando la tuvimos disponible fue invitar a los intendentes a que vinieran a escuchar la presentación, que mandaran a sus asesores y les mandamos el CD con el informe global para que tengan la mejor información para atraer inversores o eventualmente involucrarse ellos mismos en proyectos locales.

Pero después de 25 minutos de entrevista quiero salvar un error que cometí, que es que no dije quién hizo este estudio, lo que me parece una gran injusticia. Porque tuvo varias fuentes de financiación, pero es un estudio excelente que llevó adelante el Instituto de Mecánica de Fluidos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República liderado por los ingenieros Daniel Schenzer y Rafael Terra, con un equipo de más de una docena de personas que relevaron datos del Instituto Geográfico Militar, trabajaron con la Dirección Nacional de Aguas del Ministerio de de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, con nosotros mismos, con el MGAP. Es decir, fue un trabajo que involucró a técnicos de alto nivel que por suerte tiene nuestro país y que trabajaron durante casi dos años a partir de diferentes fuentes.

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EC - Vamos a las preguntas de los oyentes.

"Estas centrales hidroeléctricas serían de particulares. Entonces, ¿quién las controlaría? Por ejemplo, ¿cómo se manejarían el embalse, la apertura y cierre de compuertas, etcétera?"

RM - Después de la modificación constitucional que indicó que el agua es un bien público en nuestro país, se crearon comisiones de cuenca. Las diferentes cuencas hidrológicas del país tienen comisiones que analizan qué es lo que se puede, qué es lo que no se puede, cómo disponer de ese bien común, y ese es el ámbito legal en el cual se toman las decisiones. Ese ámbito participó por medio de los actores públicos involucrados, y sería el lugar donde se establece dónde se puede hacer una represa, qué cantidad de agua puede represarse, cuándo tiene que dejar pasar agua, cuándo no. Hoy existe un marco legal muy completo en el que todos tenemos participación, porque ahí no solamente está el Estado presente, sino que hay representantes de todas las partes privadas interesadas en la zona.

EC - Hay varios preocupados por el impacto ambiental de estas nuevas represas.

RM - Nosotros entre ellos. Seguramente la política energética es una de las políticas ambientales más importantes de la historia de nuestro país, todo lo que estamos haciendo con esta política para los próximos 20 años busca disminuir la huella ambiental del sector energético con las energías renovables, con el gas natural –que es el menor emisor de los energéticos tradicionales– en lugar de petróleo o carbón, con la planta desulfurizadora para eliminar totalmente el azufre de las naftas y gasoil uruguayos. La preocupación ambiental está en el centro del desarrollo de la política energética.

En el estudio se analizaron todos los aspectos ambientales relacionados con cada uno de los proyectos, cuáles son las características ambientales que hay que analizar, se hizo una guía ambiental que tiene como objetivo proporcionar a los eventuales emprendedores privados las bases para evaluar la prefactibilidad ambiental de un proyecto de pequeñas centrales hidráulicas en Uruguay, y se desarrollaron las bases para estimar la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero asociada a cada una de estas represas. Esa información está en el paquete que generamos y que disponibilizamos a todos los actores públicos y privados.

EC - Más de un oyente, sobre todo de Rivera, preguntan a propósito de la posibilidad de volver a utilizar la represa de Cuñapirú, que construyeron las empresas mineras y que hasta los años 70 funcionó como tal. Destacan lo que ya mencionamos, que fue la primera represa hidroeléctrica de América del Sur.

RM - Comparto absolutamente el interés de ese oyente. Incluso estuve conversando muchas veces con el intendente de Rivera a ver qué posibilidad habría, porque ya sería más que simplemente generar electricidad o riego, tendría que ver más que nada con el desarrollo turístico en esa zona, que es una zona relativamente deprimida. El interés es enorme, pero es una inversión fenomenal, en la década del 70 se dejó destruir completamente esa represa y hoy para retomarla se precisarían millones de dólares. Habría que buscar algún benefactor o un modelo de negocio para hacer rentable eso, todavía no le hemos encontrado la vuelta.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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