Reincidencia en la mala praxis... ¿quién protege a los pacientes?
Por Emiliano Cotelo.
(Emitido a las 09.35)
A comienzos de este mes, un médico anestesista fue procesado con prisión por el Juez Pablo Eguren.
¿Qué delito se le imputó? Homicidio culpable en el caso de la muerte de un niño de seis años, Emiliano Lima, ocurrida el 8 noviembre de 2003 en un sanatorio de Montevideo.
¿Qué fue lo que sucedió aquel día? Por cuenta del BPS, Emiliano era sometido a una operación muy delicada, que duró siete horas, con la que se buscaba que superara los problemas de incontinencia que sufría, producto de una disfunción más general de su sistema nervioso conocida como "espina bífida".
Según concluye la justicia, durante la intervención Emiliano tuvo problemas con la anestesia. Sin embargo, esos inconvenientes no fueron detectados y tratados a tiempo. En particular, se destaca el hecho de que, a la salida del quirófano, el anestesista no permaneció junto al paciente controlándolo de manera continua, ya que se retiró para participar de una operación no urgente, dejando en su lugar a otro colega que lo había acompañado en la operación.
En el auto de procesamiento se hace notar que hubo "un agujero negro" de " dos horas y media" en que los anestesistas "no anotaron nada": "No se sabe qué pasó, describen un niño dormido con máscara de oxígeno y no describen ninguna complicación y dos horas después el paciente se está muriendo; y ahí intervienen los dos médicos anestesiólogos."
¿Resultado? El niño sufrió paro cardíaco y muerte cerebral, según la investigación sumarial del BPS.
Después de la operación, el coma y, 24 horas más tarde, la muerte.
Repito la fecha: 8 de noviembre de 2003.
Más de tres años después....
Ahora, el 6 de marzo de 2007, el médico es finalmente procesado con prisión. "Apenas" tres años y cuatro meses más tarde de los hechos.
Por supuesto que este procesamiento no significa que el profesional sea desde ya culpable del delito que se le imputa. El juicio acaba de empezar y el acusado tiene las garantías del debido proceso.
Pero lo cierto es que hubo méritos objetivos para procesarlo con prisión. Se conformó "semiplena prueba". Y obviamente esos elementos existían ya desde el 8 de noviembre de 2003.
Entonces, yo pregunto: ¿cómo se entiende que este profesional haya seguido desempeñando su tarea tan tranquilamente durante estos tres años y cuatro meses?
Si la Justicia tenía dudas sobre la conducta de este profesional, y el sumario del sanatorio del BPS aportaba más elementos, ¿no había mérito para que esta persona dejara de trabajar en el sistema de salud uruguayo?
¿Es lógico que haya seguido participando en operaciones durante más de tres años?
Para complicar más estas preguntas, la madre de Emiliano dijo al diario El Observador que fueron las propias enfermeras del CTI del sanatorio quienes le recomendaron que hiciera la denuncia porque el anestesista tenía otros antecedentes en este tipo de casos. Por lo visto, entonces, este hombre tenía ya su historia en materia de "negligencia" (como dice la jerga jurídica) o de "irresponsabilidad" (que tal vez sea un término más gráfico y claro).
¿Cómo es posible, entonces, que desde noviembre de 2003 hasta marzo de 2007, este profesional haya seguido anestesiando pacientes y quizás incurriendo en las mismas prácticas irresponsables que llevaron a la muerte de Emiliano?
... de Emiliano y ahora de Rodrigo... Rodrigo Aguirre, un joven de 23 años que el 9 de febrero de este año falleció a raíz de una operación menor, donde participó aquel mismo anestesista y donde todo que incurrió en la misma irresponsabilidad que con Emiliano, a extremo tal que, apenas conocido el hecho la mutualista (Asociación Española) resolvió alejarlo de su cargo.
¿Pudo haberse evitado?
Ciertamente, la familia de Rodrigo Aguirre puede preguntarse si esta segunda muerte no pudo haberse evitado. Hubiese bastado que el anestesista quedase suspendido en el ejercicio de su profesión hasta tanto no se aclararan sus responsabilidades en episodios anteriores.
¿Y eso cómo se lograba?
Rodrigo Aguirre podría estar vivo si la justicia hubiese sido más rápida. Nadie entiende por qué el caso de Emiliano Lima estuvo prácticamente empantanado durante más de dos años. Muchos sentimos que el expediente se despertó de golpe a raíz de aparente reincidencia del médico anestesiólogo, afectando a la familia de un director técnico de fútbol, lo que le dio amplia difusión a esta noticia.
¿Quién protege a los pacientes?
Pero... más allá de la justicia, ¿no existen otros mecanismos para proteger a los pacientes de aquellos profesionales irresponsables?
Por ejemplo: ¿Por qué las conclusiones de la investigación administrativa del BPS no circularon en todas las mutualistas y sanatorios para que cada uno de ellos resolviera si seguía contratando o no al anestesista cuestionado?
O, en otro plano: ¿Por qué médicos, enfermeros y técnicos que tuvieron a su cargo la operación de Emiliano no tomaron la iniciativa de denunciar al anestesista, cuya conducta después sí cuestionaron cuando muchos meses después- fueron citados a declarar en la justicia?
En definitiva, la pregunta es: ¿qué puede hacer la sociedad para, caminando por un equilibrio muy fino, ponerse a cubierto de la mala praxis recurrente, sin que eso implique caer en una caza de brujas ni mucho menos linchar públicamente a médicos y otros profesionales de la medicina?
(Sobre este tema vamos a discutir esta mañana En Perspectiva en una tertulia especial)