El bikini tiene un sensor que mide la transmisión ultravioleta y se lo transmite al teléfono móvil o tableta. Una aplicación lo analiza, y junto con los datos sobre el tipo de piel de la persona y el nivel de bronceado que pretende, le emite una "alerta de protector solar";.

La información también puede ser enviada al móvil de otra persona, para que este se encargue de esparcir el protector.

"Pensé que si existían macetas que avisan cuando las plantas tienen sed, también podía inventarse algo que advirtiera cuando el sol golpea muy fuerte", expresó Marie Spinali, directora de la empresa Spinali Design, a quien se le ocurrió la idea en la playa, al ver a alguien quemarse por el sol.

Para el correcto funcionamiento del diseño actual es necesario que la persona se quite el dispositivo mientras se broncea y lo deje en la toalla. "Estamos trabajando con especialistas en nanotecnología del Centro de Energía Atómica de Grenoble para desarrollar sensores miniaturizados, que serán completamente integrados a la tela"; declaró Marie Spinali.

La misma empresa está trabajando en un proyecto de geolocalizadores en las prendas de los niños, para que sus padres puedan ubicarlos en la playa.

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