Comprueban que embarazo modifica el cerebro de mujeres
Se comprobó por primera vez que el embarazo provoca cambios en la morfología del cerebro de la mujer, que pueden mantenerse hasta dos años después del parto y están asociados a la adaptación de la madre para atender más eficientemente las necesidades del bebé.
Los investigadores sabían que el embarazo implica cambios hormonales radicales y adaptaciones biológicas, pero los efectos detectados en el cerebro, por los científicos del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de España y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), eran todavía desconocidos.
El estudio, que publicó la revista Nature Neuroscience, comparó la estructura del cerebro de las mujeres antes y después de su primer embarazo y demostró, por primera vez, que la gestación implica cambios que se mantienen a largo plazo.
Para hacerlo, los investigadores compararon imágenes de resonancia magnética de 25 mujeres embarazadas antes y después del parto, las parejas hombres de 19 de ellas, y un grupo control formado por 20 mujeres que no estaban embarazadas y las parejas hombres de 17 de ellas. El seguimiento duró cinco años y cuatro meses.
El embarazo tardío podría aumentar el riesgo de cáncer de mama https://t.co/uBO8NZmg8g pic.twitter.com/IEi9goxZ0w
— El Espectador (@espectador810) 7 de octubre de 2016
Algunas regiones se activaron cuando la mujer observaba la imagen de su bebé, por lo que "probablemente los cambios corresponden a una especialización del cerebro para encarar los retos que supone la maternidad", explicó el investigador de la UAB y del IMIM y director del grupo que ha llevado a cabo el estudio, Oscar Vilarroya.
El estudio permitió determinar sin ambigüedad si una mujer de la muestra había estado o no embarazada en función de los cambios en el volumen de estas áreas del cerebro e, incluso, predecir el grado de vínculo con el bebé después del parto según habían sido estos cambios.
El estudio tuvo en cuenta las variaciones tanto en mujeres que habían seguido tratamientos de fertilidad como en las que habían quedado embarazadas de forma natural, y las reducciones observadas en la sustancia gris eran prácticamente idénticas para los dos grupos.
Los investigadores no encontraron que el embarazo provoque ningún cambio ni en la memoria ni en otras funciones intelectuales en las mujeres estudiadas y, por tanto, creen que la pérdida de sustancia gris no implica ningún déficit cognitivo, sino todo lo contrario.
Se trataría de una reestructuración del cerebro con fines adaptativos, para incrementar la sensibilidad de la madre para detectar, por ejemplo, rostros amenazantes o para reconocer más fácilmente el estado emocional de su bebé. EFE