Llegó Paul y se desató la locura en el estadio Centenario

A primeras horas de la tarde comenzaron los rumores: McCartney iba a ir al Centenario a probar sonido y verificar cómo estaba la puesta a punto del show. La visita oficial indicaba que el sábado al mediodÃa serÃa la prueba de sonido que el exbeatle acostumbra hacer para los que compraron las entradas VIP.
Poco a poco la gente comenzó a llegar a las afueras del estadio. El boca a boca tuvo su efecto. "Creo que es a las seis, espero poder verlo por tercera vez en el dÃa", comentó una chica que llevaba una remera de los Beatles con la portada del disco "Let it be" y que habÃa ido desde el aeropuerto de Carrasco hasta el hotel detrás del músico.
Trascendió que Paul pidió "mucha tranquilidad" al llegar al hotel ya que lo hizo "muy cansado" tras el viaje, por lo cual el primer servicio que solicitó fue una sesión de spa.
Mientras descansaba, su banda hizo acto de presencia en el estadio. Verificaron cómo habÃan llegado sus instrumentos tras el largo viaje desde los Estados Unidos y probaron la comida vegetariana que la producción tenÃa preparada.
Vea la llegada de Paul McCartney al Centenario
Por los parlantes sonaban los ecos de la baterÃa que era probada por un técnico de sonido. Los operarios trabajaban en el escenario levadizo que usará McCartney durante el tema "Blackbird" y en el cual la plataforma se eleva aproximadamente tres metros.
A los costados de la cancha, los puestos de bebidas y comida terminaban de armarse. Finalmente se venderá carne durante su show, cosa que en un principio fue vedada por el propio artista.
Afuera del estadio, la noche empezaba a caer. La seguridad del evento valló la entrada al Centenario para organizar a los fans que querÃan saludar al exbeatle. "Acaba de salir del hotel", grito un joven paraguayo que habÃa venido a ver el concierto con un grupo de amigos desde Asunción. Todos alerta. Su llegada era cuestión de minutos. A lo lejos la silueta de un coche comenzó a aparecer. "¡Es él, es Paul!". Falsa alarma, era un taxi.
Al final, el jefe de seguridad de McCartney dio la noticia: "two minutes". Dos minutos. Comenzaron los griterÃos. Y llegó. Muy despacio en su auto con la ventanilla baja saludó a todos y entró al estadio. Enseguida la música comenzó a sonar de nuevo.