La pareja que estuvo en el 'Maracanazo' y el 'Mineirazo'
Gabriel Pereira Da Silva es un brasileño de 89 años que estuvo en la final del Mundial de Brasil 1950, y este martes asistió a la vergonzosa derrota de la selección brasileña de la Copa que, 64 años después, el país norteño organizó.
"Fue más vergonzoso que en la Copa del 50", declaró Pereira Da Silva, quien este martes presenció como la "canarinha" perdió 7-1 en la primera semifinal contra la selección alemana, en lo que fue la goleada histórica más grande que recibieron los brasileños en los Mundiales.
Él, que fue testigo del "Maracanazo" cuando Brasil perdió ante Uruguay 2-1 –en un episodio que se convirtió en leyenda del fútbol mundial tanto para los charrúas como para los norteños- asistió al partido de este martes con su esposa, Marylia Borba da Silva, a quien conoció en dicho encuentro.
Esa noche del 16 de julio de 1950, tras la derrota, se fueron juntos del estadio. Pasaron los días y se pusieron de novios. Dos años después ya estaban casados.
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Este martes, cuando Brasil se llevó el primer gol, Marylia –por cábala- fue a buscar pop para comer durante el partido. Cuando volvió, Alemania ya había marcado otro más.
"No podía creer cada vez que el arquero Julio César perdía cada pelota que entraba en la red", dijo sorprendido Gabriel al diario Folha de Brasil.
"Se habló tanto de Barbosa (el golero de Brasil en el 50) a quien le hicieron dos goles y ahora este (refiriéndose a Julio César) le hicieron siete", se lamentaba Pereira Da Silva.
La prensa brasileña reflejó el sentimiento de los hinchas locales: Vergüenza, humillación, irritación, desilusión, fracaso... no ahorraron en calificativos.
La pareja reconoció que estaban molestos, pero no deprimidos. De hecho, Gabriel hacía chistes: "Ay mi corazón, me tiraré agua en la cara para fingir que estoy llorando", dijo el hombre, quien agregó que sólo lloraría por Botafogo (club de fútbol con sede en Río de Janeiro)
La FIFA les había dado dos boletos a Marylia y Gabriel para la final del Mundial en conmemoración del día en que se conocieron. Gabriel, ya no tan emocionado dijo: "Tuve la oportunidad de ver la final del domingo, pero perdí la voluntad. ¿Para ir a alentar a quién?"
Definitivamente Marylia y Gabriel no tuvieron suerte en el fútbol. Pero sí en el amor.