Relaciones diplomáticas

Estados Unidos está agradecido con Uruguay por el recibimiento de los ex reclusos de Guantánamo

Contacto internacional con Silvia Pisani, colaboradora de En Perspectiva en Estados Unidos.

(emitido a las 7.50 hs.)

EMILIANO COTELO:
El arribo a Montevideo de seis personas que estaban recluidas ilegalmente en la cárcel de Guantánamo supuso la mayor liberación de presos de esa base militar desde el año 2009 y la primera que tiene por destino a América del Sur.

Por estas horas, la estrategia de la Casa Blanca está centrada en disminuir al mínimo la población de esa prisión para presionar al Congreso a efectos de que autorice el traslado de los detenidos que queden a suelo estadounidense.

¿Cuánto ayuda el gesto de la administración del presidente José Mujica para que su colega Barack Obama pueda cumplir su promesa de cerrar la cárcel? ¿Otros países de la región podrían seguir los pasos dados por Uruguay, como procura el gobierno de Estados Unidos?

Nicolás Batalla, jefe de producción de En Perspectiva, analiza el tema con Silvia Pisani, corresponsal en Washington del diario La Nación.

NICOLÁS BATALLA:
Primero algo muy general: ¿qué impacto ha tenido allí la noticia del traslado de los presos de Guantánamo a nuestro país?

SILVIA PISANI:
Muchísimo impacto, y hace a algo que yo sé que mirado desde nuestros países importa un poco y es que la prensa de Estados Unidos está hablando mucho y bien de Uruguay, con un enorme reconocimiento y con una sensación de agradecimiento, que son buena forma de que se hable de uno.

NB – ¿Y cuál es la opinión en general de la ciudadanía respecto al tema?

SP – Ahí las cosas ya cambian: una cosa es lo que piensa la ciudadanía y otra es la que está en la prensa. Hay una reacción en la clase política y en la prensa muy favorable, de mucho reconocimiento hacia un avance en la diplomacia estadounidense que se viene complicando. Como ustedes saben, hace tiempo que Estados Unidos está intentando relocalizar a los presos de Guantánamo, no lo consigue, no le es fácil. La verdad es que la disposición y la cuota de Uruguay son dos factores que se han mencionado mucho, se reconocen mucho, y abren una puerta de un cambio en la relación con Uruguay, pese a que todo el mundo dice que no hay contraparte por esto, obviamente la posición diplomática de Uruguay ha cambiado en la mirada del Departamento de Estado.

SP – Aquí mismo lo recordábamos contigo cuando se conoció la noticia de que Uruguay y Estados Unidos habían acordado el traslado de los prisioneros de Guantánamo: la promesa de cerrar esta cárcel fue quizás la primera medida que tomó Obama cuando asumió la Presidencia en enero de 2009. Ahí había firmado un decreto en el que establecía un plazo de un año para darle cierre, y como sabemos esto no ocurrió. Desde ese entonces el presidente estadounidense ha tenido que urdir otras estrategias para cumplir con este objetivo.

¿Cuánto acerca la llegada de los ex presos de Guantánamo a nuestro país a la promesa de Obama de cerrar la cárcel?

SP – La verdad es que la acerca muy poquito, queda mucho. Lo que quiere Obama es irse con la cárcel cerrada, le quedan menos de dos años de gobierno y hay 140 presos más o menos para relocalizar. Y no le está siendo fácil ubicarlos. Eso también destaca el valor del gesto de Uruguay. Lo cierto es que no es solo lo que el presidente saliente, Mujica, ha hecho con esta disposición, que yo sé que es muy controvertida en Uruguay, sino que también es una idea que yo recuerdo que hemos hablado en esta radio que es lo que interpela esta decisión en el resto de los países de la región, que hasta ahora han mostrado una posición muy distinta a la de Uruguay sobre este tema. Concretamente, queda mucho preso por relocalizar todavía. ¿En qué ayuda el gesto de Uruguay? En que sirve de interpelación para otros gobiernos regionales.

NB – ¿Qué significa esto en la relación de Estados Unidos con la región en torno a este tema?

SP – Un "paisito";, como dice el Pepe Mujica, un país pequeño que acepta una cuota muy alta, de seis presos, que lo hace con los argumentos con los que lo hizo, argumentos muy críticos y con mucha razón hacia la generación de la cárcel de Guantánamo, hacia las violaciones de los derechos humanos, y dice: hay que solucionarlo, hay que dar una mano, hay que arremangarse. Este tipo de argumentos son muy bien vistos aquí, se comparten, y son argumentos que también pesan y se manejan en países de la región. Es como una carta para poner sobre la mesa.

Hace poco yo les recuerdo que incluso la Organización de Estados Americanos (OEA) formalmente inició gestiones diplomáticas, se sumó al esfuerzo del Departamento de Estado para tratar de conseguir posibles destinos para los alojados en Guantánamo. Una vez más: el gesto de Uruguay es una baza diplomática ahora para Washington.

NB – ¿Por el momento en qué están las tratativas para que otros gobiernos latinoamericanos puedan dar un paso similar al dado por Uruguay? Por lo que decís, todavía no se ha avanzado.

SP – Hay gobiernos a los que se les ha pedido y han dicho que no, por ejemplo Colombia, Chile. Lo de Colombia fue especialmente notable, porque es un país que recibe todos los años 5.000 millones de dólares de Estados Unidos para ayuda en materia de lucha contra el narcotráfico, existe una colaboración muy intensa. Llamó muchísimo la atención la negativa de Colombia, lo mismo ocurre con México, son países con una relación muy estrecha con Estados Unidos. Ahora se puede insistir y esto a Estados Unidos le da aire en una gestión diplomática, la revitaliza.

NB – Aquí parte de la discusión estuvo dada en el por qué de la demora en concretar este traslado luego de que se conociera que se iba a dar. Las suspicacias locales apuntaban a lo electoral, a un intento del presidente Mujica de que la llegada de los presos no se colara en la campaña electoral. Sin embargo en Estados Unidos se han manejado otro tipo de variables que pueden haber influido en esta situación, por ejemplo que los atrasos se deben a las gestiones del secretario de Defensa, Chuck Hagel. ¿Qué información manejás tú al respecto?

SP – La misma, que el saliente secretario de Defensa Chuck Hagel se había sentado sobre el expediente de salida de estos presos. No todo el mundo dentro de la corriente republicana, sobre todo, está de acuerdo en Estados Unidos con el cierre de Guantánamo. Siendo muy suspicaces Chuck Hagel, el saliente secretario de Estado, era el único republicano en el gabinete de Obama, con lo cual se tornó muy subjetiva la demora que todo el mundo le atribuye aquí al expediente. Al mismo tiempo coincidió con el final del proceso electoral en Uruguay, no cabe duda de que también se esperó eso. Pero a esta altura aquí no hay dudas de que hubo una demora en la Secretaría de Defensa.

NB – ¿Las legislativas de mitad de mandato celebradas hace algunas semanas en Estados Unidos influyeron en este escenario?

SP – No, esto corría por una vía administrativa, no tenía nada que ver con esto.

NB – Tú decías que hay unos 140 presos en Guantánamo, por estas horas se ha hablado mucho sobre la estrategia de Obama de llegar a un número mágico de menos de 100 prisioneros para conseguir que el Congreso le permita cerrar la cárcel y trasladar a los detenidos ilegales a suelo estadounidense. ¿Esto es así, cómo se daría esta estrategia?

SP – Él está, como vos bien decís, buscando herramientas que le permitan cumplir su objetivo del cierre. El gran problema con el que tropieza, y ahí es donde yo veo muchas dificultades, es justamente en conseguir esa relocalización en suelo estadounidense. Esta es la mayor hipocresía de todo el asunto: en Estados Unidos hay enorme resistencia a aceptar estos presos por razones de seguridad, de temor, lo que sea, y la verdad es que esto es lo más paradójico del asunto y lo más difícil de argumentar. Estados Unidos es el que está resistiendo la relocalización en su propio territorio de estos detenidos.

NB – ¿Qué experiencia hay en este momento con respecto a lo que han sido las relocalizaciones ya realizadas en otros países del mundo? Porque esa es otra de las discusiones que empieza a ganar fuerza aquí en estas horas, la pregunta es si hay alguien que controle esta situación.

SP – Esa es una muy buena pregunta y ha habido experiencias de todo tipo. Hay algunos que se han relocalizado muy bien y hay otros que se sabe que han vuelto a la actividad terrorista, o que se los ha detectado en la actividad terrorista, con lo cual los argumentos dan para todos lados. Todavía faltan informes más completos sobre todos los cientos de detenidos que han sido relocalizados. Digamos que los informes que hay hasta ahora dan también algunos signos de alerta sobre la relocalización.

NB – Cuando se conoció esta situación en Uruguay, se había hablado de la condición de Estados Unidos de que los detenidos permanecieran dos años en suelo uruguayo, algo que no fue aceptado por el gobierno de nuestro país. ¿Cómo se ha procesado esta experiencia en otros países?

SP – Digamos que es un caso particular... El caso de Uruguay ha sido diferente, creo que ha sido uno de los casos en los que además más duramente se argumentó y se cuestionó la política estadounidense, y esto hay que reconocérselo al presidente Mujica: impuso condiciones muy firmes y muy fundadas, no tanto en una cuestión de beneficio personal, sino de concepción política. Desde ese punto de vista es un caso diferenciador, todavía no se sabe muy bien cómo va a afectar futuras tratativas, el gesto en sí da oxígeno a nuevas tratativas. Lo que sí me atrevo a decir es que a medida que pase el tiempo planteos como los de Mujica van a existir. En la medida que le corre el tiempo, Estados Unidos está más urgido por conseguir la relocalización y tiene menos opciones para elegir.

NB – A fines de la semana pasada el presidente Mujica publicó una carta abierta al pueblo uruguayo y al presidente de Estados Unidos en la que explicaba las razones humanitarias por las cuales Uruguay decidió recibir a los refugiados de Guantánamo, pero también planteaba algunos reclamos, entre ellos la liberación del embargo a Cuba y de algunos presos políticos que aún hay hoy en suelo estadounidense. ¿Ese tipo de reclamos encuentra alguna repercusión en el gobierno de Obama?

SP – Lamento decirles que no, la verdad es que no, es una parte del mensaje que no ha repercutido mucho aquí, aunque es verdad que estos son planteos que se hacen, se vienen haciendo muy fuertemente. Lo que sí es verdad es que dentro del gobierno y de la sociedad de Estados Unidos, crecientemente hay voces a favor de una flexibilización o eliminación del embargo a Cuba.

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