Tertulia especial

"Una piedrita en el bolsillo para encontrar el camino"

"Una piedrita en el bolsillo para encontrar el camino"

Un coronel retirado le escribió una carta a Mauricio Rosencof en la que, tras reconocer las diferencias del pasado, preguntaba: "¿no te parece que sería bueno que todos lleváramos una piedrita en el bolsillo para encontrar el camino?". Rosencof, junto a Carmen Tornaría, Carlos Maggi y José Claudio Williman debatieron a propósito de la necesidad de estos gestos para comenzar a cerrar las heridas de la sociedad uruguaya.

(Emitido a las 09.30)

EMILIANO COTELO (lee):

"Montevideo, 9 de junio de 2005

Señor Mauricio Rosencof
Presente

Quien le escribe esta carta es un Coronel (R) que fue oficial en la década del ’70. Esta precisión, en forma instintiva nos lleva a ubicarnos a usted ahí y a mí acá. Hoy es éste, nuestro Uruguay.

Hace tiempo lo escuché contar un hecho ocurrido durante su prisión en las unidades militares. Decía usted, que siendo el cumpleaños de su hija, una niña, recibió su visita. Como le estaba prohibido hacerle un regalo como todo padre desea, se le ocurrió arrancar, con mucho sacrificio del muro de la celda, una piedrita que se le obsequió. Y le dijo a la chiquita que: "Cuando Pulgarcito iba por el bosque, para encontrar el camino de regreso, al principio lo señaló con miguitas de pan, pero las aves se la comían. Entonces marcó la senda con piedritas y así podría encontrar el camino. Continuó su relato diciéndole, que quedaban sólo 3 piedritas de las utilizadas por Pulgarcito, 2 estaban en un museo de París y la que usted le regalaba era la tercera. Terminaba su narración, expresando con evidente ternura, que su hija contaba que ella guardaba su piedrita para que el papá encontrara el camino.

Sr. Rosencof, su relato me emocionó muchísimo, aprecié su amor, en este caso por su hija, también la profundidad de su pensamiento, su capacidad para llegar al corazón de aquellos que lo escuchamos o han tomado contacto con sus obras.

El relato también me llevó a vivir de nuevo los años ’70, y en un momento me pregunté: ¿Cómo un hombre con pensamientos tan profundos, sumamente sensible, con una demostrada capacidad para amar, llevó adelante una lucha armada, con todo el dolor, sangre y muerte que implicó? Y antes de buscar respuesta, hice algo, por lo que le pido disculpa por mi atrevimiento, consciente que no estoy a la altura de su nivel intelectual y sensibilidad, me comparé con usted. Ambos somos hombres maduros; pasamos situaciones parecidas; lloramos las muertes violentas de camaradas; vivimos situaciones hondamente traumáticas; en su momento empuñamos las armas en defensa de lo que consideramos era la felicidad de la sociedad; somos padres, quizás usted sea abuelo, yo lo soy y ambos amamos profundamente nuestras familias; me considero un hombre sensible, por supuesto, sin su capacidad para expresarlo. Agrego, no se usted, pero yo muchas veces me cuestioné situaciones que viví en el pasado.

Ante este razonamiento, la pregunta fue otra: ¿Qué pasó para que usted hoy esté ahí y yo acá? Muchas serán las respuestas, muchos los reproches, será casi imposible que nuestra generación llegue a un acuerdo. Pero creo que en esto coincidimos ambos; si yo tuviera confianza con usted le diría: "Ruso, ¿no te parece que sería bueno que todos lleváramos una piedrita en el bolsillo para encontrar el camino?".


***

EC – Ésa era la carta; si bien no estamos dando el nombre, tiene nombre completo, grado y domicilio de la persona que la escribió.

MAURICIO ROSENCOF:
Lo primero que quiero decir es que es un mail que llegó, entre muchos mails dirigidos a mí, lo que da de hecho la autorización para hacerlo público. Yo lo estuve pensando y se la entregué a Emiliano porque me parecía que era una carta muy sensible, muy inteligente, al margen del respeto y la consideración con que me trata, que son recíprocos con respecto a esa carta.

Ese tipo de actitud de un hombre que fue de los días de la década de los setenta está aportando con esa carta lo que quisiéramos que se aportara de todas partes para construir una estabilidad institucional definitiva, una verdad clarificada y dejar en el bolsón de la historia todo aquello que él menciona como posibles reproches, que no están en mi caso.

La primera cuestión que quería decir sobre ese tema es este comentario.

CARLOS MAGGI:
Pienso que está muy bien que haya sido escrita, mandada y ahora dada a publicidad y comentada por nosotros. Porque es una carta constructiva, la historia de las naciones, de los países se hace por pequeños hechos concretos y personales, no hay historia grande con una bocina grande que la vaya dictando, hay la construcción granito a granito de arena que se hace para convivir mejor o peor.

Estamos en un momento en el cual hemos tenido heridas, todos tenemos recuerdos que no vamos a olvidar, ligados a cosas emocionales que nos hacen ir a donde la emoción nos lleva, pero también es cierto que al mismo tiempo todos, la gente de buena voluntad y la gente bien nacida, estamos tratando de podernos entender para vivir mejor.

El hecho de que un militar se dirija a un dirigente de la guerrilla, como Mauricio, implica como siempre una cosa que yo dije aquí, que me importa mucho: los que participan en una lucha de verdad y se juegan la vida en última instancia se tienen respeto recíproco. Casi siempre los que están afuera tienen menos respeto por el otro que los que estuvieron participando en la lucha. Lo presencié en un caso de manera muy emocionante, cuando se reunieron por primera vez Mauricio y el general Medina en mi casa, y para mí fue un hecho inolvidable porque vi a dos hombres fuertes, sanos, puestos en lo suyo y no renunciando a nada que, sin embargo, se podían encontrar. Y así como tuvimos la desgracia de haber tenido una guerra, podemos tener la virtud, la alegría, la maravilla de construir una paz sobre esa guerra.

EC – Teresa, de La Teja, dice que quiere saludar al militar que escribió la carta y a Ronsencof por el derecho que tuvo a recibirla.

CARMEN TORNARÍA:
Es la carta de un uruguayo a otro uruguayo. Siempre pensé –creo que ya lo manejamos en algún momento aquí; siempre tiro para el mismo lado– que la escuela pública uruguaya saca como productos humanos gente de este tipo, con esa voluntad plural que tiene de tomar al diferente como diferente pero no como enemigo. Me parece que es lo que distingue incluso al proceso dictatorial uruguayo de otros procesos de los cuales tenemos cuenta en América Latina y en el mundo. Creo simplemente que esta persona ante el relato de Rosencof se animó, sin mayor problema, a escribirle y decirle lo que dice: que estuvieron en lados distintos. Pero no es la carta de un enemigo a alguien que considera un enemigo, es la carta de alguien que piensa distinto –quizás hoy todavía piensa distinto– y que hace una reflexión serena sobre por qué uno estaba en un lado hace un tiempo y otro estaba en otro lado. Y a su vez muestra que esas dos personas que estaban en lugares distintos tienen suertes parecidas: son padres, son abuelos, tienen familia, quieren a su país y pueden dialogar entre ellos. Me gustó la carta.

JOSÉ CLAUDIO WILLIMAN:
Me pareció una carta muy hermosa, muy hermosa, con conceptos muy nobles. Carmen ha destacado unas observaciones muy atinadas. Además el dirigírsela al Ruso, porque si hay alguien que lleva una piedrita en el bolsillo para encontrar el camino y ayudar al camino de todos, acá entre nosotros, es el Ruso.

EC - ¿Cómo es eso de la piedrita, en este caso?

JCW – Porque es un hombre que contribuye a no dar manija, a tratar de reconstruir el país que en su momento se dividió. Creo que en este grupo nuestro contribuimos todos a que el país vuelva a ser aquello que he dicho tantas veces, de Renán: la nación es un conjunto de hombres que tienen muchas cosas en común y muchas cosas que olvidar. Nosotros no contribuimos a recordar las cosas de las cuales podríamos avergonzarnos, sino que contribuimos precisamente a recordar las cosas que nos unen, que nos acercan, contribuimos a eso permanentemente en esta Tertulia. Por eso digo, si hay alguien que tuvo una actividad del otro lado y lleva ahora piedritas en el bolsillo, ese es el Ruso, porque es un colaborador en reconstruir el país.

EC – Tengo más mensajes de los oyentes. Inocencia, de Solymar Norte, dice: "Esta carta que mandó este militar a Rosencof y la actitud de Rosencof mismo dignifican el tejido social de nuestra sociedad, y a partir de ellos nosotros como ciudadanos tenemos el ejemplo a seguir, tratar de parecernos más a ellos. Tenemos la alegría de pertenecer al punto geográfico que nos tocó en el mundo".

María, del Buceo, dice: "Al Ruso y al coronel: desde hoy voy a llevar una piedrita en el bolsillo".

MR – Gracias.

CM – Es muy importante un detalle que me importa destacar. Acá hay mucha azúcar, mucho encanto: no quiere decir que nadie se olvide, no quiere decir que nadie renuncie a ningún principio. Yo estoy muy acostumbrado con Rosencof a tener diferencias radicales en nuestra manera de pensar y de querer construir el futuro; siempre me he llevado bien, alguna vez he dicho "este polaco es loco", y lo dije por escrito: estaba haciendo un prólogo para su libro porque lo quiero mucho y lo estimo mucho, aún en la diferencia. Me resulta muy fácil tener diferencia sobre la base de una comprensión de fondo, profunda, importante. Eso hay que mantenerlo.

CT – Esa es la cuestión: ver al diferente como diferente pero no como enemigo.

JCW – Y con unidad de fondo, como dice Carlitos,  con una comprensión de fondo.

CT – Es que la democracia es eso, la convivencia entre diferentes, con conflicto, y no anulando la diferencia.

EC – Tengo más mensajes. María José, del Buceo, dice: "Lo más emotivo, lo más maravilloso es la modalidad de Rosencof, que tiene reflexiones únicas".

Mandate una reflexión única.

MR – Primero, pensé que la carta merecía ser de todos porque de alguna manera era para todos, por eso estamos tratando sobre ella, con mucho respeto, y además porque acentúa algo que un escucha dijo: contribuye al entramado que de alguna manera permitirá reconstituir el tejido de las relaciones entre los uruguayos. Lo que no quiere decir, como dice Maggi, que no sigamos manteniendo nuestras demandas, nuestras diferencias, nuestras interpretaciones sobre los acontecimientos de los sesenta, de los setenta y hasta los de hoy.

EC – Hay mensajes de otro tipo. Tito, de La Teja, dice: "Es muy emocionante la carta del coronel, pero sería más emocionante aún que enviara una carta con la información que pueda tener sobre violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura".

MR – Está bien, me parece muy bien esa carta, yo trato de manejar las cosas en distintos planos. Cuando se reconstituye un tejido de esta manera, se está posibilitando, estás entrando al umbral o al zaguán de una casa que te puede conducir a las habitaciones donde se van a esclarecer las cosas, y si no existen estos puentes seguramente no vas a llegar al otro lado. Ésa es la importancia que tiene una actitud de esta naturaleza.

Y quiero agregar que yo me cruzo, me encuentro y recibo llamadas –quiero comentar– para mí y para Ricardo –Ricardo Ehrlich, porque estuvimos juntos en un establecimiento cuartelero pasando unos días– saludándonos. Lo que también es un puente.

EC - ¿Llamadas de qué origen?

MR – Llamadas de esa unidad, por ejemplo, donde estuvimos los dos. Nos llaman que se alegran, nos saludan y que cuándo comemos un asado. Eso no quita que ellos tengan su interpretación de ese período y nosotros tengamos otra.

Tito de la Teja: en todas mis intervenciones –aprovecho para decirlo– sigo militando porque quiero que nos restituyan el resto de los compañeros desaparecidos y todo lo demás. Pero no es el tema a propósito de esta carta. Nos pasó en vivo y en directo con Medina, que fue un hombre clave en el proceso pero que fue un hombre clave en la transición; nos estaría haciendo falta ahora que hay unas convulsiones que están alterando mucho y que requieren interpretaciones, aclaraciones y reuniones.

Un buen día con Medina nos dijimos: ¿cuándo encaramos el otro problema? Él entendió clarito y nos dejaron solos en la sede de Infancia, Patrimonio Nacional; atrás quedaron las muchachas que trabajaban con nosotros. Estuvimos a un tris y no prosperó, pero contribuimos de los lados a establecer un puente para que se resolviera este problema que todavía sigue pendiente y sigue creando conflictividad. Bertolotti también es un hombre que estuvo en esos años y en esas actividades, y no hay general o coronel que en este momento esté en actividad que no haya pasado por aquel período. Con ellos hay que hablar.

EC – Tengo un mensaje de Javier Miranda, del Grupo de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos: "Tres cosas. Primero, me parece una muy buena carta, muy digna; está muy bien que haya circulado. Segundo, creo que en la conversación sigue hablándose de una guerra, y aunque el coronel y el Ruso entiendan que participaron en una guerra, hay gente que sufrió y desapareció y no era parte de una guerra. Tercero, sería muy bueno que se facilitaran muchas piedritas para que aquellos que se perdieron y desaparecieron puedan encontrar de vuelta el camino".

¿Qué le contestás a Javier?

MR – Primero que nada le mando un entrañable abrazo. Yo no hablé de guerra –ya que estás sintonizando, botija, escuchá bien–, y separo una cosa de la otra...

EC – Quizás Carlos sí dijo algo de eso a propósito de cómo se respetaban quienes habían sido combatientes.

MR – Javier, si vos tenés un hecho importante que contribuye a un clima que facilita el diálogo, tenés que afirmarte y rescatarlo.

JCW - ¡Muy bien!

MR – Lo que estamos rescatando acá en este momento es ese puentecito sobre la cañada que se ha tendido, que es muy pequeño, pero que contribuye a un clima porque esto lo van a escuchar otros coroneles también, y lo van a escuchar capitanes y generales y tenientes coroneles. Eso es muy bueno. Y una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Por supuesto, si largamos la programación queremos una respuesta de los que no están incluidos en la ley de caducidad punitiva, queremos respuestas sobre el Toba y sobre Zelmar, queremos respuestas sobre Elena Quinteros y la nuera de Gelman, queremos absolutamente todo, pero todo de un golpe te atora. Para poder construir eso necesitás este tipo de puente que es un mensaje fundamentalmente para los pares del coronel que tuvo la dignidad, que tuvo la sensibilidad de enviar un texto de esta naturaleza. Eso es lo que yo rescato en esta audición, coincidiendo plenamente con los tres puntos de mi entrañable hermano –hermano no, hermanito viene a ser– Javier Miranda.

CM – Yo estimo mucho a Miranda, lo he tratado poco pero lo estimo mucho, y estimé mucho a su padre, que era profesor de la Facultad de Derecho, el escribano Miranda. Creo que tiene razón en lo que dice, pero hay también razones de oportunidad, así como en la guerra hay que jugar la guerra con sus reglas, en la paz hay que jugar la paz con sus reglas. Es decir, los que cumplieron el trabajo de jugarse la vida en ese momento tienen el respeto, y los que construyen la paz para que todo pueda correr mejor también merecen mucho respeto. Creo que lo que está diciendo Rosencof es perfecto, como siempre. Me alegro de ser su amigo.

JCW – Esto ha demostrado, de nuevo, quién es Rosencof.

EC – Vamos a cerrar con algo más a propósito de este tema, porque hay algunos otros mensajes que hacen observaciones cercanas al punto dos de Javier Miranda.

Dice Jorge, por ejemplo: "Muy linda la carta, pero tiene quizás una consecuencia no buscada, que es la de fortalecer como eje de análisis de un período histórico el binomio guerrilla-Fuerzas Armadas. Creo que existen otras claves para interpretar ese período histórico. La mayoría de los uruguayos no vivimos ese enfrentamiento y la mayoría tampoco lo compartíamos".

MR – Voy a dar una respuesta como político como punto final. En este momento quienes tienen la información son los militares, para rescatar los restos de los compañeros desaparecidos y todo lo que hemos mencionado, la información la tienen los militares. Los militares que son capaces de escribir una carta así, en este tono, están creando de alguna manera un senderito de piedras para llegar a lo que estamos buscando. Fijate que en este momento hay conflagraciones entre las propias Fuerzas Armadas entre los que quieren avanzar y los que quieren congelar el proceso de las investigaciones. Una actitud de esta naturaleza seguramente va a incidir en sus pares, o en muchos de sus pares, para que de alguna manera se contribuya a bajar el telón final a esta historia tristísima por la que seguimos militando.

***

EC – Claro, los oyentes escuchan, porque esto es radio; alguno capaz que ve a través de la cámara web de Espectador.com, pero la mayoría no ve lo que ocurre acá. Les cuento que después de que terminó Mauricio su intervención, Williman, que estaba al lado, se le acercó, lo abrazó y le dijo: "Dame un beso". Muy emocionante. Y le dijo: "Estuviste bárbaro".

Notas asociadas:
Carta del Coronel (R) a Mauricio Rosencof
Mensajes de la audiencia durante la emisión de esta tertulia

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Transcripción: María Lila Ltaif
Edición: Mauricio Erramuspe