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La carta de los ex comandantes en jefe del Ejército y sus motivaciones

Diez ex comandantes en jefes del Ejército remitieron una carta en la que asumen la responsabilidad de las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por la dictadura. De quienes han ocupado ese puesto desde el retorno a la democracia no la firmaron Daniel García y Angel Bertolotti. De los firmantes, el único que ocupó ese cargo en el período de facto fue el ex dictador, Gregorio Álvarez. Informe de En Perspectiva.

(Emitido a las 7.35)

EMILIANO COTELO:
Coincidiendo con el Día del Ejército es que se está publicando hoy en algunos medios de prensa esta "carta abierta a los poderes del Estado y a al opinión pública".

Algo de su contenido se había filtrado anoche y ahora está disponible completa esta carta firmada por 10 ex comandantes en jefe de la fuerza de tierra.

"Quienes suscriben el presente documento, ex Comandantes en Jefe del Ejército Nacional, sienten la necesidad de dirigirse a los Poderes del Estado de la República y a la opinión pública para expresar que:

En diferentes momentos hemos ejercido la conducción de la Fuerza manteniendo unidad de criterio en lo referente a su esencia, honor, valores y tradición. Esta valoración incluyó la defensa de sus integrantes, a quienes se atribuían violaciones a los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo. Sustentaba esta posición, el principio que aquellos que actuaron en cumplimiento de órdenes de su Mando y más aún en esta especial situación, lo hacían bajo la responsabilidad de la propia Fuerza, en la persona de su Comandante.

En ese contexto se debe considerar que en marzo de 1985 se otorgó una amnistía por ley a quienes habían cometido delitos vinculados con el terrorismo sedicioso, que alcanzó incluso a detenidos y requeridos aún prófugos, muchos de ellos vinculados a hechos de sangre. Esta Ley de Amnistía inicialmente y posteriormente la Ley de la Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, procuraron aunque a la fecha sin éxito, establecer la convivencia pacífica y la armonía entre los diferentes segmentos de la sociedad, reparando injusticias y excesos ocurridos, como única solución y con la mirada siempre puesta en el futuro de la Nación.

Por otra parte, los Comandos de las Fuerzas Armadas emiten en el año 1986, una declaración que expresaba textualmente: ‘ ... cuando se producen desencuentros entre los sectores que componen una sociedad, de magnitud tal que no se logre conciliar un punto de entendimiento y la crisis trae como consecuencia el quebrantamiento de la legalidad vigente, como la que culminara en junio de 1973, con ella también se pierden los puntos de referencia a que se deben ajustar la conducta y la conducción misma y que los hechos derivados de tal situación, cometidos por integrantes de las Fuerzas Armadas, son de su responsabilidad, por acción u omisión, por lo que no puede ésta recaer en sus subalternos sin crear una situación de grave lesión al ascendiente moral que sustenta el principio de autoridad, rector de la subordinación, disciplina e integridad de la Institución Militar’. ‘Por lo expuesto expresan al Señor Presidente y ante el país, la firme determinación y el compromiso de continuar velando por la conducta y el comportamiento de todos y cada uno de sus integrantes y por el afianzamiento de las instituciones democráticas para forjar un futuro sin odios, de entendimiento, paz y esperanza’.

Luego sobrevino la instancia del Referéndum promovido por un sector de la población, quedando laudado democrática y definitivamente el sentir colectivo de un pasado de intolerancia, conflictividad, sufrimiento y dolor, con lo que pareció haberse dado vuelta la página con una solución a la uruguaya.

En los tres períodos de gobierno subsiguientes, hasta el 28 de febrero de 2005, quienes
como integrantes del Poder Ejecutivo, ejercieron el Mando Superior de las Fuerzas Armadas, mantuvieron el espíritu de la citada ley por encima de toda otra interpretación, ante diferentes demandas planteadas tanto en nuestro país como desde el exterior.

Funcionó en el período anterior de gobierno la llamada "Comisión para la Paz" que tuvo, a expresa determinación del Poder Ejecutivo de entonces, una intención humanitaria superior para con los familiares de ciudadanos detenidos - desaparecidos, sin efectos en el plano jurídico. A partir del 1º de marzo de 2005, diversos actos de gobierno han pautado una interpretación diferente de la Ley de la Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, cuyos efectos se hacen sentir en nuestra Fuerza poniendo a su Mando frente a situaciones no vividas por quienes suscriben.

Como consecuencia, varios camaradas en actividad y retiro han debido concurrir a Juzgados por citaciones en distinta calidad, relacionadas con hechos del pasado contemplados por la Ley de la Caducidad, referidos a situaciones de enfrentamiento armado con muertos en ambas partes, lo que nunca antes había sido considerado. Todo lo actuado se había mantenido en el plano interno de la Nación, en el que más allá de posiciones y controversias por fuertes que fueran, continuaba primando el criterio ancestral de que los problemas de los uruguayos se arreglan entre los uruguayos, postura que se ha fortalecido con conflictos actuales de pública notoriedad. Pero en casos recientes y en algunos otros en trámite, se ha variado radicalmente, tanto en la interpretación que se le pretende dar a la norma legal referida, como a la posibilidad de legislar al respecto, aspecto este último desactivado ante la evolución de acontecimientos afines, abriendo el paso a la Justicia de otros países para que actúen sobre camaradas nuestros, ciudadanos de esta Nación, por los hechos ya mencionados.

Se refuerza entonces, nuestra convicción en el sentido que si es responsable el Ejército y su Mando por hechos del servicio o como consecuencia del mismo, cumplidos en el país, ello vale con mayor énfasis para lo que eventualmente sea fuera de él. Finalmente y complementando lo enunciado precedentemente, hemos considerado los siguientes aspectos que constituyen los fundamentos básicos de nuestra declaración.

-La primera y más vieja consigna del Mando Militar a la que nos aferramos de por vida, establece que el Jefe es responsable de lo que hacen sus subordinados.

-La adhesión que les inspira el dolor de todos los compatriotas que han perdido a seres queridos en los enfrentamientos del pasado reciente.

-El apoyo incondicional que mantienen al Ejército y su Mando natural, respetando la lealtad a que está obligado por su encuadramiento constitucional y legal.

-El compromiso con el Ejército y con la Nación que les es propio por su condición militar y por el cargo que ejercieron y el que deriva de la herencia institucional expresada en la declaración de los Mandos Militares de 1986. Por lo expuesto, quienes suscriben la presente declaran que comparten y asumen plenamente las responsabilidades institucionales y sus eventuales consecuencias, por los actos del servicio cumplidos por los integrantes del Ejército, como un compromiso solidario e intransferible".

¿Quiénes son los firmantes de la carta? Todos ex comandantes del Ejército: Gregorio Álvarez (1978-79), (1978-79) Guillermo de Nava (1990-1992), Juan Curuchet (1995-96), Fernán Amado (1998-99), Carlos Daners (2001-2004), Carlos Berois (1987-90), Juan Rebollo (1992-93), Raúl Mermot (1996-98), Juan Geymonat (1999-2001) y Santiago Pomoli (2004-2005).

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A propósito de esta carta abierta, uno de los oficiales retirados firmantes dijo, en diálogo con la producción de EN PERSPECTIVA que la intención que está detrás de este reconocimiento es que "ante las circunstancias actuales, demostrar que nosotros – que tuvimos el privilegio de comandar el Ejército – no estamos tirados en nuestras casas ajenos a todo".

Este militar agregó: "Tenemos sensibilidad; y esa sensibilidad nos lleva a decir de una vez – aunque de hecho ya se sabe – que fuimos comandantes y por ello somos responsables de lo que ocurrió. Y bueno, que nos juzgue entonces quien quiera juzgarnos, y que entienda quién tiene más responsabilidad que quién, y bueno, ahí estaremos. La idea era esa, porque es un principio del mando, ¿verdad?".

Consultado sobre el efecto que esperaba de la divulgación de la carta, el militar dijo que simplemente pretenden "que la situación sea escuchada, que sea atendida, y que – si creen que es una instancia que amerita conversar con nosotros, o mandarnos citar – bueno, todo eso está abierto". 

O sea que no hay solo una aceptación explícita de que existe la posibilidad de que sean citados por la Justicia a partir de esta jugada sino también, y parece más importante aún, la manifestación de que están dispuestos a ir a declarar a los juzgados en caso de que sea necesario.

Al momento de explicar el por qué de esta actitud de los mandos en este momento, esta fuente dijo: "era algo que entendimos que no debíamos ocultar, que no debimos callar, porque ya las circunstancias están desbordando". Y fue más preciso en cuanto a lo qué significa esto, y cuáles son "las circunstancias que se están desbordando", al decir: "No nos gusta ver a los subordinados en situaciones como las que están pasando". Aclaró que "si pudiera haber algo que se hizo por fuera del servicio, ahí la cosa será distinta". Allí se introduce un matiz que será necesario analizar respecto a qué alcance tiene porque recuerden que en esta carta los ex comandantes asumen plenamente las responsabilidades institucionales y sus eventuales consecuencias por los actos del servicio cumplidos por los integrantes del Ejército.

Otras fuentes militares consultadas por EN PERSPECTIVA señalaron que de este tema – el de la responsabilidad de los altos mandos durante la Dictadura – se viene hablando desde hace ya tiempo en la interna militar, y que una carta de esta naturaleza es simplemente reconocer públicamente algo que en la interna es un hecho asumido, una situación aceptada cabalmente.

En este sentido, el militar firmante cerró sus declaraciones con esta sentencia: "Las circunstancias se estaban dando, y bueno, entendimos que ya era momento de no esperar más y decir lo que pensamos. Y creímos además que, estando todos de acuerdo, demostramos unidad de criterio. Tenemos derecho a hacer algo así".

La filtración y un juramento

En otro orden, los militares consultados mostraron su sorpresa ante la filtración de la información, en la medida que los firmantes se habían "juramentado" que no iban a hacer declaraciones de ningún tipo hasta el Día del Ejército, o sea hasta  tanto se publicara la carta.

Ausencias llamativas

Un dato que llama la atención es la ausencia entre los firmantes de militares que fueron comandantes en Jefe del Ejército durante la etapa democrática, esto es,   del teniente general Daniel García, que dirigió la fuerza durante la Presidencia del doctor Luis Alberto Lacalle, y el teniente general Angel Bertolotti, que fuera el último comandante en jefe antes de la asunción del actual, Carlos Díaz.

Consultado por EN PERSPECTIVA a propósito de su ausencia, el general Bertolotti dijo haberse enterado a través de la radio – concretamente de El Espectador – cuando volvía a su casa en su auto, sobre las 21:30 horas. "No tengo la más mínima idea del tema, nadie me ha consultado, no he hablado con nadie", dijo Bertolotti. Además agregó no tener idea tampoco de por qué no se le convocó. "Podría hacer interpretaciones, pero prefiero no hacerlo". Al mismo tiempo, sobre su opinión acerca de la conveniencia o no de la carta en este momento, dijo que "depende qué es lo que se haya firmado, cómo se diga y para qué se diga". En cuanto a la motivación para este movimiento, dijo que seguramente sea una reacción de "descontento" con la situación actual, "el mismo descontento que tengo yo".

Sobre por qué Bertolotti no aparece en la carta, hoy aparecen algunas puntualizaciones. El semanario Búsqueda menciona que la conducta que el general Bertolotti mantuvo durante el primer período del gobierno de Tabaré Vázquez está detrás del hecho de que no haya sido convocado. "Bertolotti encabezó las investigaciones del propio Ejército sobre personas desaparecidas durante la dictadura e incluso elaboró un informe en el cual la fuerza de tierra reconoció por primera vez de manera oficial en la desaparición de personas", informa Búsqueda.

Al mismo tiempo, fuentes cercanas al otro "ausente", al general García confiaron a EN PERSPECTIVA que el ex comandante no fue contactado en ningún momento por este tema. "Él hace tiempo, desde que se retiró, que agarró por otro camino; y hace tiempo que, por ejemplo, no concurre a reuniones de militares". No hay que olvidar alguna de las posición que García ha asumido en esta materia. En su momento se mostró  partidario de un pedido de perdón por parte de los militares.

Un aspecto interesante es que de los firmantes, el único que fue comandante en jefe del Ejército durante los años de la dictadura fue Gregorio Álvarez, ya que el resto de los comandantes en jefe de la época ya están fallecidos. Repasemos: Medina, Hontou (que falleció ésta misma semana) Queirolo, Aranco, Vadora, Chiappe Pose.

Entonces, todos los firmantes a excepción de Gregorio Alvarez, fueron subalternos durante la dictadura.

Para terminar, vale aclarar que el actual comandante en Jefe del Ejercito, Teniente General Carlos Díaz, no sólo no aparece firmando la carta, sino que no hace responsable al Ejercito por su contenido, según confiaron fuentes de su entorno.

Notas asociadas:
Mermot: "salimos a decir de lo que somos responsables". Entrevista con el ex comandante del Ejército.
Fernández Huidobro: bastaba la firma de Gregorio Álvarez. Entrevista con el senador tupamaro.
Para Ramela la carta tiene repercusiones políticas pero no jurídicas. Entrevista con el ex integrante de la Comisión para la paz.
Serpaj asigna "importancia relativa" a la carta de ex comandantes. Entrevista con el abogado Guillermo Paysée.